Narra Elikai:Aquella noche había dado comienzo, y el disgusto de una acalorada discusión reciente, me había hecho hervir la sangre.“Tienes que aceptar cuál es tu destino…no huir de él.”Mi padre me había dicho aquellas palabras que me habían enfurecido. Aquella profecía, lo que rezaba sobre mí, marcando “mi destino”, como si no tuviese opción de escoger nada mas en mi camino.Artem Kingsley, el primero en nombrarse Rey Licántropo, el lobo negro quien se enfrentó a un aquelarre inmenso de vampiros, tan solo para defender a mi madre…vivir bajo su sombra, y bajo la de aquella profecía que decía como comenzaría mi vida y como se le pondría fin, era una pesada carga que llevar a cuestas…jamás me había permitido soñar, ni imaginar un futuro, temiendo y sabiendo siempre que aquello no iba a existir.Pero desde el momento en que la había visto a ella, a Dalila, surgió por primera vez algo dentro de mí:El anhelo, y la esperanza.Aquella guerra en contra de esos non muertos, solo traería mi
Narra Dalila:Esa noche, sentí como el frio desaparecía, mientras las manos fuertes y firmes del Rey Elikai Kingsley, acariciaban la desnudez de mi espalda…la desnudez de mi cuerpo. Susurré su nombre una vez, y sentí como un escalofrió recorrió mi piel, erizando cada poro, cada sutil vello, mientras las yemas de ese hombre me recorrían entera en un toque suave, pasmoso y lento, como si no quisiera perder detalle de cada relieve y surco de mi existencia.—Tu…Dalila…eres todo para mi…así que jamás vuelvas a decir que no eres hermosa… —Elikai me susurró aquello…y al menos por ese momento, no quise pensar nada más, no quise sentir nada más, ni vivir nada más que en ese instante en donde las manos del Alfa que me tomaría, seguían recorriendo cada sendero de mi piel desnuda haciéndome dejar de lado la natural timidez.—Elikai… — lo nombré en un débil susurró que me brotó del alma mientras me estremecía ante su sutil y casi pecaminoso toque.Me miré en el espejo que me devolvía mi reflejo s
Narra Elikai: El sonido de dos golpes en la puerta interrumpieron aquel momento tan sublime…tan intimo. Gruñí por lo bajo, enormemente molesto con quien fuera que estuviese del otro lado de la puerta. Entonces, sentí cada vello de mi piel erizarse por completo ante aquella presencia que había invadido mis tierras, y el ventanal principal de mis aposentos, se abrió de par de par por la fuerza del viento, y aquel aroma repugnante llegó hasta mi…un vampiro.—¿Que es eso? — escuche que Dalila cuestionó con voz trémula, y la vi cubrirse su delicada desnudez con las sabanas. Instintivamente me posé delante de ella, esperando que aquel intruso mostrara su rostro. Los golpes en la puerta se volvieron mas insistentes, y en un santiamén la misma había quedado derribada dejando ver la figura pálida y casi fantasmal de mi tío, Giles Levana. —Maldito monstruo…dime, ¿Que es lo que estas haciendo tan lejos de casa, Nehemías Sallow? — Giles cuestionó mirando fijamente hacia los ventanales.Una ris
Narra Dalila:Vi como el Rey Kingsley me observó confundido, como si mi pregunta lo hubiese tomado por sorpresa. Aquel ser…aquel vampiro, ya estaba dentro de la mansión, podía olerlo, pues su estela de acónito me estaba mareando, tal y como sus palabras me habían mareado. Aquel ser, Nehemías Sallow, había dicho algo sobre mi que me resultaba desconocido, que me resultaba inquietante. No tenia muchos recuerdos sobre mi padre, en realidad, no recordaría ni siquiera su rostro a no ser por aquella vieja fotografía…sin embargo, algo en mi mente parecía haberse desbloqueado, y algunos recuerdos que ya había olvidado, brotaban como lo hacían las margaritas en la nieve. Aquella vieja mansion de color gris, sus blancas paredes al interior con remaches dorados y los viejos cuadros de personajes ilustres que alguna vez habían pertenecido a la familia Alcalá, decoraban cada muro en ella…y yo, corría de un lado a otro mientras jugaba con mi padre al calor del fuego en la chimenea. Esos recuerdos
Narra Elikai: El ambiente en aquella habitación, se sentía tenso, lúgubre y pesado; nada extraño ante el inesperado visitante, quien se había quedado en completo silencio. Aquella guerra entre lobos y vampiros que dio comienzo con mis padres, aun perduraba y ambos lados de la moneda habíamos perdido mucho en las décadas en conflicto que ya habían transcurrido. Nehemías Sallow no era un non muerto común y corriente; en vida había nacido como un descendiente de la familia del cuarto principe vampiro: el temible Nicholas Sallow, quien entre los cuatro príncipes, destacaba por su fiereza y crueldad, así como por su inocente y hermosa apariencia que se mantuvo intacta ante el paso de los siglos desde que fue convertido cuando era apenas un niño. No podría confiar en Nehemías…en realidad, no confiaba en ningún non muerto. — Veo que este lugar se ha revitalizado…la vieja mansión entre las montañas que perteneció a los Kingsley…es un buen lugar para esconderse, lo admito, de difícil acces
Narra Dalila:Está noche, he decidido morir.Miré hacia abajo, y vi como algunas personas caminaban distraídas está madrugada, sin prestar atención a lo que estoy a punto de hacer.Las lágrimas caen y resbalan de mis mejillas. Ya no tiene ningún sentido vivir, pues ya perdí lo único que me mantenía atada a este mundo cruel que solo me ha dado miserias y dolor. Así que, ahora en lo alto de ese edificio de poco más de cuarenta pisos, sé que voy a morir al caer sin importar el hecho de que soy una mestiza, y a nadie en el mundo le va a importar que yo deje de existir, después de todo, estoy maldita.Abrí mis brazos, mientras siento como me tambaleó y el viento frío de esta noche me empuja hacia adelante, aún y cuando mi viejo vestido de novia me mantiene anclada en el suelo, y me impide caer al vacío, quiero morir, pero el remordimiento de una vida de sufrimiento, me golpea la mente sin piedad...quizás, esa es mi última tortura, que mis últimos pensamientos estén dirigidos a todos ellos.
Narra Dalila:Los recuerdos de aquella tarde, nuevamente me golpearon, mientras aquel Alfa...el Rey Alfa, me sostenía sin soltarme. Aquella tarde de mi ruina, mirando a Antonia, la miré tan altiva, cruel y orgullosa, como había sido desde que éramos niñas. Su sonrisa de suficiencia y satisfacción, me hacia ver que ella, al igual que siempre, estaba disfrutando con mi sufrimiento.— Considera esto como un último acto de piedad, Cyrus ahora es el nuevo Alfa y tu solo eres una mestiza, ahora, arrodíllate ante mí, la Luna del Alfa, y besa mis pies, niégate a hacerlo y haré que te azoten como castigo. Mira esto y entiéndelo, solo fuiste un juego para mí hombre. —Vi como Antonia sonreía diciéndome aquello, mientras orgullosa me mostraba en su cuello la marca que Cyrus le había hecho para que todos supieran que ella era su compañera...aquella marca que me prometió a mí.Detrás de mí, escuchaba las risas de todos; la manada Raksha, nuevamente, se estaba burlando de mi…de mi miseria.— ¿Qué
Narra Elikai:Ella era diferente. Dalila Alcalá, era diferente.Lo supe de inmediato al sentir su olor y ver sus extraños ojos color rosado. Su cabello negro era tan oscuro como el ébano, y su piel blanca parecía la de una figurilla de porcelana: fría y despojada de color.Era hermosa, pensé para mí mismo, y aun usando aquellos tristes trapos viejos y desgastados que simulaban un intento de vestido, y que parecían una burla intencionada a su hermosura, resaltaba del resto de las mujeres que había en esa habitación.— La manada Raksha no va a involucrarse en una guerra sin sentido, Rey Kingsley, ya hemos perdido mucho por apoyar a su causa, y su padre prometió que no nos involucraría más en esta pelea sin cuartel. —Me dijo el Alfa Calixto aquella tarde hacía ya dos años atrás, mientras su mimado hijo, Cyrus, me miraba con desprecio. Tenía que visitar nuevamente a aquella manada, ahora que Calixto había muerto, y que Cyrus era el nuevo Alfa, debía de hacer un nuevo intento, aunque tamb