Narra Dalila:Vi como el Rey Kingsley me observó confundido, como si mi pregunta lo hubiese tomado por sorpresa. Aquel ser…aquel vampiro, ya estaba dentro de la mansión, podía olerlo, pues su estela de acónito me estaba mareando, tal y como sus palabras me habían mareado. Aquel ser, Nehemías Sallow, había dicho algo sobre mi que me resultaba desconocido, que me resultaba inquietante. No tenia muchos recuerdos sobre mi padre, en realidad, no recordaría ni siquiera su rostro a no ser por aquella vieja fotografía…sin embargo, algo en mi mente parecía haberse desbloqueado, y algunos recuerdos que ya había olvidado, brotaban como lo hacían las margaritas en la nieve. Aquella vieja mansion de color gris, sus blancas paredes al interior con remaches dorados y los viejos cuadros de personajes ilustres que alguna vez habían pertenecido a la familia Alcalá, decoraban cada muro en ella…y yo, corría de un lado a otro mientras jugaba con mi padre al calor del fuego en la chimenea. Esos recuerdos
Narra Elikai: El ambiente en aquella habitación, se sentía tenso, lúgubre y pesado; nada extraño ante el inesperado visitante, quien se había quedado en completo silencio. Aquella guerra entre lobos y vampiros que dio comienzo con mis padres, aun perduraba y ambos lados de la moneda habíamos perdido mucho en las décadas en conflicto que ya habían transcurrido. Nehemías Sallow no era un non muerto común y corriente; en vida había nacido como un descendiente de la familia del cuarto principe vampiro: el temible Nicholas Sallow, quien entre los cuatro príncipes, destacaba por su fiereza y crueldad, así como por su inocente y hermosa apariencia que se mantuvo intacta ante el paso de los siglos desde que fue convertido cuando era apenas un niño. No podría confiar en Nehemías…en realidad, no confiaba en ningún non muerto. — Veo que este lugar se ha revitalizado…la vieja mansión entre las montañas que perteneció a los Kingsley…es un buen lugar para esconderse, lo admito, de difícil acces
Narra Dalila:Está noche, he decidido morir.Miré hacia abajo, y vi como algunas personas caminaban distraídas está madrugada, sin prestar atención a lo que estoy a punto de hacer.Las lágrimas caen y resbalan de mis mejillas. Ya no tiene ningún sentido vivir, pues ya perdí lo único que me mantenía atada a este mundo cruel que solo me ha dado miserias y dolor. Así que, ahora en lo alto de ese edificio de poco más de cuarenta pisos, sé que voy a morir al caer sin importar el hecho de que soy una mestiza, y a nadie en el mundo le va a importar que yo deje de existir, después de todo, estoy maldita.Abrí mis brazos, mientras siento como me tambaleó y el viento frío de esta noche me empuja hacia adelante, aún y cuando mi viejo vestido de novia me mantiene anclada en el suelo, y me impide caer al vacío, quiero morir, pero el remordimiento de una vida de sufrimiento, me golpea la mente sin piedad...quizás, esa es mi última tortura, que mis últimos pensamientos estén dirigidos a todos ellos.
Narra Dalila:Los recuerdos de aquella tarde, nuevamente me golpearon, mientras aquel Alfa...el Rey Alfa, me sostenía sin soltarme. Aquella tarde de mi ruina, mirando a Antonia, la miré tan altiva, cruel y orgullosa, como había sido desde que éramos niñas. Su sonrisa de suficiencia y satisfacción, me hacia ver que ella, al igual que siempre, estaba disfrutando con mi sufrimiento.— Considera esto como un último acto de piedad, Cyrus ahora es el nuevo Alfa y tu solo eres una mestiza, ahora, arrodíllate ante mí, la Luna del Alfa, y besa mis pies, niégate a hacerlo y haré que te azoten como castigo. Mira esto y entiéndelo, solo fuiste un juego para mí hombre. —Vi como Antonia sonreía diciéndome aquello, mientras orgullosa me mostraba en su cuello la marca que Cyrus le había hecho para que todos supieran que ella era su compañera...aquella marca que me prometió a mí.Detrás de mí, escuchaba las risas de todos; la manada Raksha, nuevamente, se estaba burlando de mi…de mi miseria.— ¿Qué
Narra Elikai:Ella era diferente. Dalila Alcalá, era diferente.Lo supe de inmediato al sentir su olor y ver sus extraños ojos color rosado. Su cabello negro era tan oscuro como el ébano, y su piel blanca parecía la de una figurilla de porcelana: fría y despojada de color.Era hermosa, pensé para mí mismo, y aun usando aquellos tristes trapos viejos y desgastados que simulaban un intento de vestido, y que parecían una burla intencionada a su hermosura, resaltaba del resto de las mujeres que había en esa habitación.— La manada Raksha no va a involucrarse en una guerra sin sentido, Rey Kingsley, ya hemos perdido mucho por apoyar a su causa, y su padre prometió que no nos involucraría más en esta pelea sin cuartel. —Me dijo el Alfa Calixto aquella tarde hacía ya dos años atrás, mientras su mimado hijo, Cyrus, me miraba con desprecio. Tenía que visitar nuevamente a aquella manada, ahora que Calixto había muerto, y que Cyrus era el nuevo Alfa, debía de hacer un nuevo intento, aunque tamb
Narra Dalila.El Alfa Kingsley me sostenía, mientras yo colgaba hacia el precipicio, y no pude evitar sentir como la calidez de su mano, reconfortaba a la mía helada y maltrecha. Yo, realmente, no entendí que era lo que ese poderoso hombre estaba haciendo allí sobre el mismo tejado del que me había tirado, a tan altas horas de la ya bien entrada madrugada. —¿Lo que me ofrece? — pregunté incrédula, porque de ninguna manera aquel hombre podría querer algo de mí.El Alfa Kingsley, sin embargo, me miró a los ojos con tanta seriedad, que no pude evitar enmudecer. Él era hermoso, el hombre lobo más hermoso y poderoso que jamás antes vi, y eso lo había sabido desde aquella visita que él había hecho a la manada dos años atrás, cuando pude verlo por primera vez. Por eso, no podía creer que alguien tan bello, poderoso e importante, pudiera querer algo de una mestiza sucia, rechazada y golpeada como era yo.—Si, mujer, te ofrezco ser mía, te ofrezco convertirte en mi única Luna, y yo te daré a
Narra Elikai:—Esta noche yo voy a morir Alfa Kingsley. —Dalila me dijo aquello, y sus ojos rosados, tan hermosos, me mostraron una determinación como nunca antes la vi en ella. En ese momento, la deje caer.Un grito aterrado y desgarrador, brotó de los labios de Dalila. La vi caer mientras cerraba los ojos, y entonces, dejó de gritar, ella abrió sus brazos nuevamente, aceptando su fatal momento, y entonces, lo comprendí…ella quería elegir, ella quería ser libre para escoger su propio destino…tal y como yo deseaba hacerlo.Yo también quería ser libre de elegir, yo también desee escoger mi propio camino y no solo resignarme al que la profecía y mi maldición me dictaban, yo quería vivir, quería vivir una larga e intensa vida y no solo resignarme a lo que mis padres y el mundo me dijeron toda mi vida. En ese momento, extendí mis brazos, y salté tras ella.No la dejaría morir, ambos teníamos derecho de elegir, y la forzaría a entender que, si podía escoger su propio camino lejos de los b
Narra Dalila: Una nueva humillación. Toda mi vida, no habían sido nada más que humillaciones.—¿Qué estas esperando Dalila?, termina de desnudarte. Quítate el abrigo que amablemente el Rey Alfa ha puesto sobre tus hombros sucios e indignos. — Antonia dijo aquello, exigiéndome el desnudarme nuevamente.¿De eso iba a tratarse el resto de mi vida?No pude evitar preguntarme aquello. Golpe tras golpe, maltrato tras maltrato, mi dignidad la habían pisoteado, y ni siquiera me dejaban morir por mi propia mano. Si no tenía elección, si no tenía nada más que hacer que seguir viviendo, entonces, viviría, pero bajo mis propios términos. Miré al Alfa Kingsley, aquel poderoso Rey que no tenía igual en poder y en belleza. Hijo de la Luna Genesis Levana, la loba de plata, y de Artem Kingsley, el lobo dorado del sol. Si lo utilizaba, si seguía su juego, entonces yo sería libre de vivir mi vida a mi manera…y podría vengarme de la manada Raksha.Esa era, mi mejor opción.Acercándome al Rey Alfa, besé