—Elikai… —La escuche…escuchaba a Dalila susurrando mi nombre. Aquella voz maravillosa, me conmovió, y mis sentidos, parecieron nublarse por completo. En aquel momento, la tomé entre mis brazos, sintiendo como ella acariciaba mi masculinidad dolorida y hambrienta, con la torpeza de una hermosa virgen.El amor, era un sentimiento complicado, medité, mientras sentía las pequeñas y delicadas manos de Dalila acariciándome entero. En lo seres humanos, aquel sentimiento solía durar un instante, pues cambiaban de amores como los árboles cambiaban sus envestiduras durante las temporadas del año…pues así de cortas, así de pasajeras, eran sus vidas.Para nosotros, los inmortales y semi inmortales, el amor no era pasajero; solo ocurría una vez en nuestra longeva existencia, y, por ende, no entregamos jamás nuestros afectos a cualquiera. En aquel momento, lo entendí.Aquel aroma que emanaba del cuerpo de Dalila, aquella belleza sublime que irradiaba mientras era bañada por la luz de la luna que s
Narra Cyrus:Aquella mañana el cielo estaba nublado. Los lobos de la manada se dirigían hacia el granero en busca de comida y de leña para la abrumadora noche que se esperaba; una tormenta invernal se avecinaba, el instinto nos lo decía. Había despertado junto a Antonia, que seguía durmiendo profundamente, pues seguramente se había quedado esperándome en vela una vez más. El aroma a humedad impregnaba el ambiente, llegando desde el bosque hasta nuestro asentamiento, y había salido de la cama tan pronto como me había despertado, esperanzado a no tener que enfrentarme a la boca suelta de mi Luna una vez más.Ya no toleraba a Antonia; desde la partida de Dalila junto al Rey Kingsley, la presencia de mi Luna elegida me parecía intolerable. Todo el tiempo me encontraba pensando en Dalila, y mi ser entero tan solo anhelaba volver a verla de nuevo, y forzarla a ser mía como debía de haber hecho desde hacía mucho tiempo atrás.Caminando entre las callejuelas de mi asentamiento, observé con de
Narra Aisha, la bruja de Muniellos:El tiempo, había llegado.Hacía ya tantas lunas, desde que perdí a mi madre, la bruja roja, y a mis hermanas ante el rey Artem y su sequito. La reina Génesis, y el rey Artem, cumplieron la profecía que para ellos dos estaba destinada, y su unión trajo al mundo al hijo del sol y de la luna, para poner fin a la larga existencia de los maldecidos de la eterna noche.Los vampiros, verían su final en está era…pero no podía permitirlo.Miré al Alfa Cyrus regocijarse en la mentira que le he dicho, para manipular su frágil mente a mi conveniencia. Aquello, era risible, pero anticipado. El Alfa Cyrus y su Luna Antonia, servirían a mi propósito…acabar con el Rey Artem, la reina Génesis, y, más aun, con su hijo, el Rey Elikai Kingsley, no debía sobrevivir para enfrentar a mi señor, el primer maldecido debía prevalecer, para traer al mundo su larga noche.En el pasado, manipulé todo según los deseos de mi madre, y los deseos de mi señor que aun duerme entre las
Narra Artem: El momento de que aquella profecía finalmente se cumpliera, se estaba acercando. Mirando a la luna desde el balcón en mi habitación, sentí aquella pesadez en el pecho. Desde que supimos que mi Génesis estaba embarazada, mil veces se nos dijo que nuestro pequeño Elikai, llevaría el peso del mundo sobre sus pequeños hombros…y aunque intentamos huir de ese destino, para que el ganara el derecho a ser libre y feliz, no pudimos lograrlo.No se puede escapar del destino. Hacía años que habíamos librado aquella batalla en la que buscaban separarme de Génesis, para evitar que Elikai naciera. Desde hacía ya tanto tiempo, que me enfrentaba a los príncipes vampiros Dragos y Nicholas para descubrir el mausoleo del primer maldecido, y evitar que despertara…había hecho tanto para lograr anular aquella profecía…pero todo se estaba cumpliendo según su palabra, y aquella guerra que hacía ya tiempo había pasado su punto de no retorno tan solo se había encrudecido.Elikai tendría que enfre
Narra Dalila:El corazón me latía con tanta rapidez, que sentí que se me saldría corriendo del pecho. El, se había derramado por mi toque, y sentí mi cuerpo estremecerse al mismo tiempo que el suyo lo hizo…y aquel tipo de placer, quizás, morboso, quizás, diferente, aquella era la primera vez en toda mi vida experimentaba…era la primera vez en toda mi vida que tocaba a un hombre de tal manera…y lo había disfrutado, no podía negarlo.Entre sus brazos, irónicamente me sentí completamente segura; no habían pasado más que tan solo un corto tiempo desde que Elikai Kingsley me había tomado como su futura y única compañera, y yo, con mi firme decisión de no hacer nada más que cumplir mi parte del trato no deseaba involucrarme más allá que hacer lo acordado, pero en aquel momento, me sentía tan reconfortada…tan protegida entre los brazos de Elikai, que no quise saber nada más ni sentir nada más que lo que estaba experimentando en ese momento.Cerrando mis ojos, paulatinamente y al igual que él
Narra Dalila:Está noche, he decidido morir.Miré hacia abajo, y vi como algunas personas caminaban distraídas está madrugada, sin prestar atención a lo que estoy a punto de hacer.Las lágrimas caen y resbalan de mis mejillas. Ya no tiene ningún sentido vivir, pues ya perdí lo único que me mantenía atada a este mundo cruel que solo me ha dado miserias y dolor. Así que, ahora en lo alto de ese edificio de poco más de cuarenta pisos, sé que voy a morir al caer sin importar el hecho de que soy una mestiza, y a nadie en el mundo le va a importar que yo deje de existir, después de todo, estoy maldita.Abrí mis brazos, mientras siento como me tambaleó y el viento frío de esta noche me empuja hacia adelante, aún y cuando mi viejo vestido de novia me mantiene anclada en el suelo, y me impide caer al vacío, quiero morir, pero el remordimiento de una vida de sufrimiento, me golpea la mente sin piedad...quizás, esa es mi última tortura, que mis últimos pensamientos estén dirigidos a todos ellos.
Narra Dalila:Los recuerdos de aquella tarde, nuevamente me golpearon, mientras aquel Alfa...el Rey Alfa, me sostenía sin soltarme. Aquella tarde de mi ruina, mirando a Antonia, la miré tan altiva, cruel y orgullosa, como había sido desde que éramos niñas. Su sonrisa de suficiencia y satisfacción, me hacia ver que ella, al igual que siempre, estaba disfrutando con mi sufrimiento.— Considera esto como un último acto de piedad, Cyrus ahora es el nuevo Alfa y tu solo eres una mestiza, ahora, arrodíllate ante mí, la Luna del Alfa, y besa mis pies, niégate a hacerlo y haré que te azoten como castigo. Mira esto y entiéndelo, solo fuiste un juego para mí hombre. —Vi como Antonia sonreía diciéndome aquello, mientras orgullosa me mostraba en su cuello la marca que Cyrus le había hecho para que todos supieran que ella era su compañera...aquella marca que me prometió a mí.Detrás de mí, escuchaba las risas de todos; la manada Raksha, nuevamente, se estaba burlando de mi…de mi miseria.— ¿Qué
Narra Elikai:Ella era diferente. Dalila Alcalá, era diferente.Lo supe de inmediato al sentir su olor y ver sus extraños ojos color rosado. Su cabello negro era tan oscuro como el ébano, y su piel blanca parecía la de una figurilla de porcelana: fría y despojada de color.Era hermosa, pensé para mí mismo, y aun usando aquellos tristes trapos viejos y desgastados que simulaban un intento de vestido, y que parecían una burla intencionada a su hermosura, resaltaba del resto de las mujeres que había en esa habitación.— La manada Raksha no va a involucrarse en una guerra sin sentido, Rey Kingsley, ya hemos perdido mucho por apoyar a su causa, y su padre prometió que no nos involucraría más en esta pelea sin cuartel. —Me dijo el Alfa Calixto aquella tarde hacía ya dos años atrás, mientras su mimado hijo, Cyrus, me miraba con desprecio. Tenía que visitar nuevamente a aquella manada, ahora que Calixto había muerto, y que Cyrus era el nuevo Alfa, debía de hacer un nuevo intento, aunque tamb