Óscar ayudó a cambiarse de ropa a su pequeña. Estuvo a punto de retirarse, si no es porque su hija salió, lo hubiera hecho. Entonces decidió esperar a que Sam se calmara y decirle que iba a investigar sobre el asunto para dar con el responsable; sin embargo, tenía que ir a una reunión con su papá, para arreglar algunas cosas sobre su negocio.
Samantha sirvió el desayuno en la mesa, estuvo en silencio mientras se alimentaban, casi no probó bocado, angustiada, aunque no quería sugestionarse, le era imposible.
—Ve a cepillarte los dientes, no demores, que vamos a llegar tarde a la escuela —advirtió Sam a Norita.
La pequeña asintió con la cabeza, y obedeció. Sam empezó a recoger la vajilla para llevar los platos a la cocina.
—Voy a tomar cartas en el asunto —informó—. No pararé hasta saber quien demonios nos quiere separar —refirió con firmeza—, espero que se prepare porque no v
¿Quién querrá sacar del camino a Óscar? ¿Cómo se encontrará de salud? dejen las reseñas.
Horas más tarde.Samantha fue autorizada por el médico a ingresar a visitar a Óscar, caminaba detrás de una enfermera por los oscuros pasillos, su corazón palpitaba con gran fuerza, entrelazaba sus manos con ansiedad.—Aquí es —dijo la enfermera.—Gracias —respondió Sam, entonces giró la perrilla, y su mirada cristalina se enfocó en la camilla.Se aproximó deglutiendo la saliva con dificultad. Notó que tenía un yeso en el brazo izquierdo, un collarín en el cuello, y una venda en la cabeza, se aproximó a la cama, y deslizó su mano con delicadeza en el rostro de él, mientras liberaba las lágrimas que estaba conteniendo.—Debes despertar —susurró—, recuperarte, Norita te necesita, no pod&
Sam presionó sus párpados, y aquel sentimiento de resentimiento en contra de su verdadera madre, apareció quemándole el pecho, ya que ella fue la que trajo a Franco a sus vidas, también pensó en Renato, y en el odio que sentía por Óscar, gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas. —Quizás Óscar no correría peligro, si no nos hubiéramos reencontrado —expresó con la voz temblorosa. Gaby sacudió su rostro al escucharla. —Qué cosas dices. —La tomó por los hombros—. No es vida vivir alejada del hombre que amas, no puedes culparte por las acciones de otros, si no es Flavio es Renato, siempre alguien ahí —expresó—. Depende de ustedes como los enfrenten y se cuiden, no permitas que nada te robe la felicidad, lucha y quítate culpas que no te corresponden, eso dice la terapeuta ¿Ya lo olvidaste? —sonrió con cariño. Sam abrazó a Gaby y sollozó en el hombro de su amiga, inhaló profundo. 
Matatlán, Oaxaca.Dos semanas después.Samantha se encontraba dando un recorrido por los grandes sembradíos de maguey, explicando el proceso de la elaboración de mezcal, a un grupo de extranjeros. Dialogaban a la perfección en el idioma inglés. Atenta respondía a cada una de las preguntas de los turistas que mostraban mucho interés en el tour que les daba.La azulada mirada de la joven se llenó de orgullo al ver al grupo de turistas satisfechos en cada uno de los segmentos por lo que la guiaba. Sonrió emocionada al llegar a la prueba de las distintas denominaciones que tenían de mezcal, acompañado de botanas típicas del estado.Por su parte, mientras Samantha hacía promoción del palenque Óscar se encontraba haciendo un presupuesto para la próxima inauguración. Una vez que se r
Samantha ingresó después de finalizar su tour entonces río con las contagiosas carcajadas de Norita, la miró con extrañeza.—El que solo se ríe, de sus maldades se acuerda —externó y se acercó a su hija, quien no dejaba de carcajear.Óscar se incorporó con ellas y miró a Sam sin comprender qué ocurría.—¿De qué se ríe? —cuestionó, se escuchan sus risas en la sala de juntas.Samantha observó a la pequeña.—No tengo ni la menor idea —respondió uniéndose al concierto de risillas de su hija.—Están por llegar unos prospectos para proveedores de insumos —indicó—. En media hora los veremos en el bar, además de algunos de nuestros colab
Eran las 5:00 am, cuando Óscar se finalizaba de cambiar, colocándose unos pantalones de algodón en color kaki y una camisa de cuello y manga corta en tono beige, se colocó los mocasines cafés y aplicó su loción favorita, después de arreglarse el cabello.Desde el mueble con espejo en donde tenía sus objetos personales, espiaba atento como Sam, se retiraba la bata de baño. Inhaló profundo al revivir la forma en la que hicieron el amor en aquella ducha, hacía apenas unos minutos. El solo recordar la manera en la que su mujer jadeaba entre sus brazos lo ponían una vez más duro.Samantha, por su parte, tomó su crema con olor exquisito aroma a vainilla y comenzó a aplicarla sobre toda su sedosa piel, presionó sus labios, divertida, al saber que Óscar la miraba, segura de que él estaba atento a sus movimientos, pues no dudaba que estaba perdidamente enamorado de ella.Entonces empezó a deslizar sus manos en suaves caricias por su cuerpo, imaginando que eran los dedos de Óscar, sonreía al sa
Instantes después llegaron a la Laguna de Manialtepec. — Qué misterioso andas —comentó mientras se sostenía de él para no tropezar—. No me vayas a dejar caer —solicitó. —Jamás permitiría que te lastimaras, ten confianza en mí, que te espera un momento mágico —expresó. —Sabes que siempre confió en vos —respondió. —¿Qué tan especial? —cuestionó mordiéndose sus labios. —¿Me harás ver las estrellas otra vez? —indagó. —Ya verás que tanta magia tiene. No solo te haré ver las estrellas, sino toda una constelación. —Elevó una ceja, al tiempo que ladeaba sus labios. Sam sonrió y se abrazó a su esposo. Óscar caminó un par de metros, sosteniéndola por la cintura, cuidando de que no se fuera a tropezar con nada. La cálida brisa y el suave viento hicieron que algunas de las hojas de los árboles se agitaran. Al llegar al punto donde Óscar deseaba descubrió los ojos de Sam, apreciando aquella expresión de su azulada mirada al percatarse del hermoso empastado que había y al centro un camino de
Semanas después. Luego del llamado de atención que Samantha le hizo a Kim, aquella mujer se esmeró en la organización de la inauguración del palenque. Los empleados corrían de un lado a otro, ultimando detalles. Sam había pedido que todo fuera perfecto. Dentro del hotel Samantha recibía a sus invitados, entre ellos sus padres: Francisco y Angélica, sus suegros: Álvaro y Alondra, sus padrinos: Carlos Duque y su esposa Elizabeth, luego de darles la cordial bienvenida, les mostró las impecables habitaciones dispuestas para ellos. Instantes después sus labios formaron una gran O al mirar a su amigo y casi hermano Alex Vidal tomado de la mano de una mujer distinta a las que acostumbraba a salir. —Buenas tardes —saludó Alejandro con una amplia sonrisa, abrazó a Sam con cariño. —Hola, bienvenidos —contestó Sam y estrechó a Alex. —María Dolores, ella es Samantha Mondragón, una de mis mejores amigas, es la madre de la pequeña con la que suelo comunicarme por videollamada —informó
Justo cuando los invitados veían un promocional sobre el palenque mostrando las amenidades del lugar, las puertas del gran salón se abrieron. A continuación, el Licenciado Héctor Escandón, candidato a la presidencia del país hizo su llegada, en compañía de esposa Emilia y su hijo Renato actual encargado de la secretaría de turismo, acompañado de una comitiva, además de su seguridad personal.—Lamentamos la interrupción —habló el hombre que dirigía la campaña de don Héctor—, llegamos de manera inesperada, porque este evento es muy sonado y quisimos conocer sobre él—refirió—. Sigan disfrutando del momento —expresó guiándolos como si fuesen los anfitriones a una mesa desocupada.La proyección se detuvo en ese instante, Óscar presionó los puños con fuerza y su respiración se agitó.—¿Quién demonios los invitó? —cuestionó a Gabo y a Sam, entonces desde donde se encontraba observó a su padre Álvaro, mirarlo a los ojos con serenidad.—Yo no fui —respondió arrugando el ceño, enseguida se diri