Bogotá - Colombia.
Por los pasillos de la casa de Nariño, los tacones de la secretaria de relaciones públicas sonaban por la reluciente baldosa, la chica corría sosteniendo su iPad, agitada, una vez que llegó al despacho presidencial, tomó una gran bocanada de aire, y golpeó la puerta.
—Adelante —escuchó en voz del presidente.
—Señor, tenemos graves problemas —expuso la chica intentando recuperar su respiración—. Su popularidad ha descendido gracias a las declaraciones que hace minutos su hija expresó en un video que se hizo viral.
Francisco arrugó el ceño, negó con la cabeza, entonces miró en esa Tablet las declaraciones de Sam, palideció por completo, y presionó sus puños con fuerza.
<Francisco Mondragón enfocó su oscurecida mirada en el novio de su hija. No dijo una sola palabra, no podía protagonizar un nuevo escándalo, cuando intentaba limpiar su imagen, entonces solicitó a los miembros de su gabinete suspender la sesión, y hablar a solas con los jóvenes. —¿Cómo fuiste capaz de humillar a Óscar? —reclamó Samantha observando a su padre con decepción. —¿Te olvidaste de dónde vienes? Francisco se aclaró la garganta. —Jamás —expresó—; sin embargo, nunca me he aprovechado de la culpa para obtener beneficios, todo lo que tengo y soy, lo he ganado con base en mucho esfuerzo —aseveró y miró al novio de su hija. —¿Si no fuera por los Alvarado crees que hubieras salido de aquel pueblo? —indagó. Óscar pasó saliva con dificultad al escuchar aquellas duras palabras en boca del padre de la mujer a la que tanto amaba, en el instante se sintió ofendido.
Quince días después. San Andrés Islas - Colombia. Por pedido de Angélica, Samantha no tuvo otro remedio que asistir a aquel evento, puesto que todo lo recaudado en boletería iba a ser destinado a la creación de un comedor comunitario para indigentes. Flavio Santander salió de su avión privado enfundado en una elegante camisa blanca y unos pantalones beige. Estiró su mano para ayudar a Samantha a descender. Cuando tomó la mano de la chica, la miró a los ojos, y contempló su particular belleza. Sus oscuros ojos se ensombrecieron, y la recorrió de pies a cabeza. Samantha lucía un vestido corto, acampanado, lila, que le llegaba más arriba de la rodilla, el escote era discreto, pero se podía apreciar sus firmes senos, y sus pies calzaban unas sandalias de plataforma. —Vas a pasar el mejor fin d
Manizales - Colombia. Un mes después. Joaquín Duque, el dueño de la Momposina, llegó esbozando su amplia sonrisa, al coffee lodge. Observó a Paula María, y de inmediato su azulada mirada contempló a la chica con cariño. —Bienvenida, es un honor que seas vos la que trabajes con nosotros acá —expresó y besó con calidez a la joven en la mejilla. Pau sonrió con ternura al escuchar sus palabras. —Muchas gracias, espero que les agrade mi trabajo —refirió—. Estoy encantada de venir a aprender. —Suspiró con emoción. —Y nosotros de tenerte por acá —respondió Joaquín, de inmediato la llevó hasta la cocina y la presentó con el chef principal—. Al medio día llegan los turistas por el almuerzo, en este instante se encuentran con Samantha recorriendo la hacienda y todo el proceso de producción del café —explicó. —Grac
Manizales- Colombia. Un mes después. Gabo y Pau se encontraban decorando el apartamento de ella. Gabriel acomodó un arco de globos rosas y blancos en la terraza, con flores entre ellos. Colocó algunas sillas y una mesa con un mantel beige con un hermoso arreglo floral. En el interior del lugar, Pau dejó preparada la mesa del comedor para la celebración que tendrían después. Una hora más tarde, Óscar salió de su habitación, enfundado en un traje negro que le quedaba justo a la medida, acomodó su reluciente camisa blanca y su corbata en tono rojo. Su corazón latía agitado, lleno de emoción. Después de un momento, el juez que llevaría a cabo la ceremonia acudió al domicilio de ellos, saludó a los presentes. Samantha salió de la habitación de Pau en donde se arregló alistándose para aquel momento.
Tlaxcala, México. Angélica había despedido con profundo pesar a su hija; sin embargo, comprendió que era lo mejor para los jóvenes alejarse de Francisco. Les brindó su apoyo, tal como lo prometió. Cuando la pareja llegó a Tlaxcala se dirigieron directo a un hotel, ahí tuvieron una larga conversación con respecto a la relación que Óscar sostuvo con Teresita. Sam acarició la mejilla del joven, lo miró con ternura, colocó su cabeza en el pecho de él. —Yo creo en vos; sin embargo, tengo miedo, parece que tenemos varios enemigos al asecho —mencionó con pensar sintiendo un ligero escalofrío. —Deseo que empecemos de cero, sin la ayuda de nuestros padres, no quiero que tu papá siga pensando que me aprovecho de la buena voluntad de mi familia —expresó y acarició con ternura el rostro de esposa. —¿Estás de acuerdo? —Por supuesto, som
Días después. Samantha finalizaba de limpiar su casa, y se dirigió a la cocina para preparar el almuerzo, justo cuando sacaba algunas verduras del refrigerador, varios golpes en la puerta de su vivienda la sobresaltaron. Antes de abrir miró por la ventana y observó a un joven con un enorme arreglo floral, sus ojos se iluminaron pensando que era un regalo de su esposo, disculpándose por la discusión que tuvieron días antes. Enseguida recibió el obsequio, el enorme arreglo a más de flores, tenía exquisitos chocolates, suspiró profundo y lo colocó en la mesa del comedor, miró la tarjeta y parpadeó. «Esto y más es lo que te mereces; sin embargo, preferiste cambiar el caviar por frijoles. Aunque estoy seguro de que muy pronto te tendré en mis brazos, no resistirás mucho tiempo viviendo en esa pocilga» Sam sintió un escalofrío recorrer por su cuerpo. C
Bogotá- Colombia. Francisco se retiró el saco, y lo colgó en el perchero, en el momento que giró sus ojos se clavaron en uno de los portarretratos que reposaban en el buró de su elegante alcoba. Suspiró profundo y su mirada se cubrió de tristeza, tomó la fotografía entre sus manos y de pronto recordó la promesa que le hizo a su hija cuando ella perdió a su madre. «Siempre estaré con vos, nunca te abandonaré» Esas palabras calaron hasta lo más profundo de su alma, hacía meses que no sabía de su hija, rememoró la forma en la que la abofeteó por casarse con aquel joven a quién no aprobaba. En ese instante la voz de su esposa lo sacó de sus cavilaciones. —¿Recordando? —indagó y se acercó a él, colocó su mano en el hombro de él. —No sé en qué momento me perdí —resopló y observó a su esposa. &
Cinco años después. Luego de aquel encuentro inesperado con el padre de su hija: Samantha subió al auto con el rostro empañado de lágrimas y sin dejar de temblar, colocó el cinturón de seguridad a Norita. La niña observaba a su madre con tristeza. —Yo solo quería conseguirte un novio —susurró sollozando—, no deseo que pelees con Óscar, es mi amigo, se llama igual que mi papá —expresó la niña. — ¿No te gusta, te parece feo como Renato? Sam negó con la cabeza, liberó un largo suspiro. —Vamos a casa —solicitó y evitó hablar de él, con las manos trémulas se aferró al volante, intentaba no llorar para mirar con claridad la carretera; sin embargo, aquel encuentro removió en ella muchos sentimientos, en especial miedo y resentimiento. Norita parpadeó y recordó que olvidó algo ahí. <