Oaxaca - México. Mientras Samantha y Norita se encargaban de instalar a María Dolores y Emma en su antiguo apartamento. Óscar se dirigió al palenque, necesitaba firmar unos documentos importantes, y no podía retrasar más esa gestión. Una vez que llegó a su oficina, su secretaria le entregó la correspondencia. Óscar agradeció, y enseguida se puso a revisar los pendientes. Tomó asiento y comenzó a verificar qué era lo que le habían entregado. Al observar un sobre distinto a los demás, pero referido al palenque, lo abrió, entonces comenzó a leer la nota que contenía sintiendo como su sangre se helaba: «No comprendo cómo alguien como Sam, sigue al lado de alguien tan insignificante como vos. No descansaré hasta que Samantha esté conmigo, mi mujer debe tener vida de reina. Más bien deberías invertir tu tiempo en investigar con cuántos políticos y hombres millonarios tu madre se revolcó, la gente como ustedes vuela muy alto, y ya que la zorra de tu mamá no pudo amarrar a su amante, vo
Óscar presionó sus puños con fuerza. —No sé qué decir, aunque causó mucho daño a mi familia, no le deseo la muerte a nadie y menos de esa forma. —Abrazó a Sam. Samantha sintió su piel erizarse ante la noticia, aunque Teresita actuó muy mal con ellos, jamás le deseó la muerte, tan solo deseaba que la justicia se hiciera cargo de ella. —¿Tienen idea de quién la asesinó? —cuestionó aclarándose la voz. —Creemos que fue la misma gente que emboscó a los oficiales, el motivo aún lo desconocemos —manifestó. En ese momento doña Perita apareció, al verlos tan serios con el agente, se acercó. —¿Qué está ocurriendo? —cuestionó. Yesi se puso de pie, sosteniendo a su hijo y miró a su mamá con el rostro desencajado. —Será mejor que te sientas —solicitó y miró a Sam y a Óscar—, se trata de tu ahijada —refirió. —La asesinaron —Óscar informó—, lo lamento, abuela. Doña Perita se llevó las manos a la boca y las cubrió con fuerza. —No puede ser. —Sollozó. — ¿En qué momento perdiste el camino,
Óscar se aclaró la garganta. —Pregúntaselo a ella —solicitó—. No me siento cómodo hablando de ellos —explicó—, no sabía que vendría, estoy algo abrumado —refirió mientras se servía un trago de mezcal. Sam lo observó con atención. —Con tu actitud y cómo me la encontré a ella, no necesito hacer más preguntas, todo me queda claro —indicó y respiró profundo—. Yesi estaba muy alterada, me la encontré afuera —comentó. Óscar resopló. —Hace tanto que no venía a visitarnos —dijo—. Espero que después de esto, quiera volver —refirió—. La última vez que la vi con mi abuela solo estuvo el fin de semana y… la extraño mucho. —Frunció los labios. Samantha suspiró profundo. —No fue nuestra culpa, no lo sabíamos, mi papá jamás dijo que lo había contactado a él —explicó Sam—, debemos hablar con ella, cuando esté más tranquila, si deseas voy a buscarla —indicó. —No tengo problema por eso, quizás se sienta en confianza al poder hablar entre mujeres —expresó y sonrió con ternura—. Ojalá lo haga.
—Capturen a Santillán —gruñó Rafael esquivando un par de balas, hizo unos disparos y logró neutralizar a varios hombres de Franco—. Cúbranme —ordenó, para así ingresar a la agencia de viajes y verificar si había alguna persona herida. Cuando el agente logró entrar se encontró con la imagen de una mujer hecha un ovillo en el suelo, escuchó como tosió un par de veces intentando normalizar su respiración, se tocaba el cuello, y al escuchar disparos se metió bajo el escritorio. —Señora —dijo Rafa. —¡No me toque! —exclamó Lolita—, no me haga daño. La mujer se hallaba en un estado de shock. Rafael intentó aproximarse para brindarle ayuda, pero ella retrocedía como un animal asustado. Afuera los hombres de Franco lo cubrieron y se subió al auto blindado, mientras el agente a cargo ordenó seguirlos. —Quiero vivo o muerto a Santillán —rugió. Instantes después cuando toda esa balacera, paró. Rafael sacó su móvil y se comunicó con Óscar. María Dolores con las piernas temblorosas y el co
Óscar inhaló profundo, se quedó pensativo, entonces supo que había que poner manos a la obra y hacer algo especial, para su esposa.Samantha colocó su mano en la cerradura, estaba por salir de la alcoba, inhaló profundo y giró para regresar hacia donde estaba Óscar, entonces lo abrazó con fuerza. —Lo lamento, sé qué haces todo porque estemos bien, y te lo agradezco —susurró—, antes de arreglar la habitación de nuestro bebé, debemos enterarnos si será niño o niña —propuso, y le acarició la mejilla—. Sos el amor de mi vida —declaró sin dejar de reflejarse en los ojos de él. Óscar ladeó los labios y sonrió.—No hay nada que disculpar —expresó—. Somos un equipo y estamos para apoyarnos —indicó— y la cubrió con sus brazos—. Hagamos una apuesta con Gabo y Pau para ver que opinan sobre lo que será. También con Lolita y Emma—, cuando lo sepamos nos reuniremos para comunicarles el sexo de nuestro hijo —sugirió intentando animarla, un poco.Sam inhaló profundo, ladeó los labios. —Es una buen
Sam esbozó una amplia sonrisa, y su corazón palpitó con fuerza. —Un Oscarito —susurró. Un par de lágrimas corrieron por las mejillas de Óscar.—Un niño —expresó lleno de ilusión y se acercó besando a su esposa—. Muchas gracias por este regalo—. Norita y nuestro pequeño serán nuestro mayor tesoro —refirió con la voz fragmentada.Sam lo miró con ternura, correspondió con calidez a su beso. —Nosotros te amamos tanto —aseveró—, seremos la familia que siempre soñamos —comentó con la mirada iluminada—, solo nos falta un perro, y un gato —bromeó divertida. Óscar carcajeó—Tendremos todo lo que deseen —expresó con cariño—, soy el hombre más feliz de la tierra —indicó con sinceridad.Luego de recibir las indicaciones del médico, enseguida salieron para el edificio donde vivía Pau y Lolita. Muy emocionados se dirigieron hacia ella, además anhelaban darle la noticia a Norita. Cuando llegaron al apartamento de Lolita, saludaron con Alex. —Lamento mucho lo que ocurrió con el loco de Franco,
Emma se asustó al ver que Norita estaba lista para agredirla, parpadeó un par de veces. —Yo soy muy grande para él, Gabito es chiquito, a mí no me interesa —aseguró. Gabito abrió los ojos de par en par al ver a Norita actuar así. —Pero no le he pedido que se case conmigo —refirió—. ¡No le pegues! —expresó colocándose frente a Emma. —¿Te vas a casar conmigo? —cuestionó Norita frunciendo los labios en una línea a punto de llorar. Gabito se llevó las manos a su rizada cabellera. —Pero no quiero limpiar la casa, ni cocinar, soy muy chiquito —respondió—. además, tú me engañas con el niño de la escuela —expresó—, dijiste que te pidió que fueras su novia —recordó. Emma presionó sus labios para no soltar una risotada. —Arreglen sus diferencias —dijo bromeando, y con lentitud se retiró para evitar que Norita la fuera a golpear. —Tú le haces dibujos a Emma, le llevas obsequios —reclamó Norita a Angelito. —Porque Emma es mi nueva maestra —señaló—, es muy bonita —dijo sonriendo—, e
Angelito miró hacia la cama.—¡Santa cachucha! —exclamó reflejando en su mirada el fuego. —¿Qué hacemos? —indagó asustado.Norita agitó sus manos, espantada. —Me van a castigar —expresó con miedo.—Desátenme —dijo Emma—, hay que tirar agua encima, pero ustedes son pequeños, se van a quemar. —Ya sé vamos a hablarle a la abuela. —Miró a Norita—, ella puede soplar como el lobo de la caperuza y apagarlo —sugirió mientras se acercaba a Emma para intentar soltarla.—Sí, solo la abuela nos puede salvar —comentó Norita. —¡Abuela hermosa, aparece por favor! —exclamó presionando sus párpados con fuerza—. Eres el ángel más bello de todos, pero ven por favor —suplicó. —Doña Ofe —Angelito grito—. Abuela querida que estás en el cielo, puedes bajar a apagar la cama de Norita, por favorcito. —Juntó sus manitas—. Nos van a castigar, necesitamos que nos ayudes —suplicó.Emma arrugó el ceño, miró a ambos niños, parpadeando. —Ve a buscar a tus papás Norita —recomendó—, parecen loquitos llamando a una