Blake
Manejo un poco desorientada, había cruzado la autopista incorrecta, hasta llegar a las afueras del centro de la ciudad. Me detuve a un lado de la carretera. El corazón no dejaba de latir a toda prisa, mi mente me recreaba una y otra vez lo sucedido. Sus labios, sus caricias, y sus gruñidos. Me bajé del auto azotando la puerta furiosa.
— ¡No Blake! ¡Es trabajo! ¡Piensa! ¡Detén esto! —caminé unos cuantos pasos, e intenté respirar calmada. Comencé a reír sin sentido. Recordé cuando escupí sin querer sobre su ropa y rostro. Reí más fuerte. — ¡Eres una tonta! —la risa, fue acompañada después de unas lágrimas al reír mucho. El tráfico era escaso. El móvil comenzó a sonar, atrayendo mi atención. Al sacarlo de mi abrigo, me sorprendió ver las casi veinte llamadas de Christian y mensajes “¿Dónde estás? ¿Qué fue lo que hice?” “Contesta por favor.”
Sentí emoción al ver que se preocupaba. Nadie lo hacía, ni mis compañeras, ellas solo por cumplir el trabajo y el maldito bono al terminar cada uno.
Apagué el móvil, necesitaba restablecer mis prioridades y estaba decidida a renunciar. Que otra mujer lo hiciera, pero el solo pensar que otra lo besara… mi estómago ardía. Y me enfurecía.
¡Esta no eres tu Blake! ¡Solo tienes dos días de conocerlo físicamente! ¡Meses estudiando su perfil! Esto es imposible…
Me senté sobre la cajuela y comencé a distraerme en el tráfico de la noche. Necesitaba aclarar esto. Autos pasaban a gran velocidad, solté un suspiro de cansancio. ¿Por qué seguía en esto? ¿Por qué no podía conocer a alguien de forma normal? Me inundé con mis propios pensamientos una y otra vez perdiendo la noción del tiempo.
— ¿Por qué apagas el móvil? —la voz de Christian me pinchó mi burbuja haciendo saltar de mi lugar, al girarme vi el Bentley estacionado en la parte delantera de mi auto. No sé en qué momento llegó.
No pude moverme de mi lugar. Se acercó con sus manos en sus bolsillos y se notaba la tensión en su cuerpo.
— ¿Qué haces aquí? —dije en un tono demasiado acusador.
—Me preocupé en la forma que saliste, en la que patinaste llanta en el estacionamiento y como te metiste en el tráfico. Eso es imprudente con el alcohol que tienes aún en la sangre—Bajó la mirada a sus pies—y hasta mi jefe de seguridad quedó igual de inquieto que yo…me ayudaron a localizarte, pero solo fue en esta ocasión. Realmente me preocupé.
Tragué saliva y se acercó a mí hasta quedar frente a frente y podía decir que estaba casi a su altura sentada desde aquí. Su rostro estaba cansado, mostraba unas ojeras y un poco de barba de días.
— ¿Por qué te preocupaste? ¡Apenas nos conocemos! Soy una extraña para ti y tú para mí. Tengo que parar esto—dije sin filtro. El corazón se me aceleró cuando se acercó más a mí.
—No tienes por qué parar nada, Blake—dijo posando sus manos en mis rodillas. Bajé la mirada y podía él sentir como mi cuerpo empezaba a temblar.
—Christian, no me conoces…—dije negando lentamente, el nudo en mi garganta se estacionó. Él asintió.
—Eras una niña de sangre española y americana, que abandonaron cuando solo tenía tres años en las puertas de un orfanato, sufrías de maltrato de tus compañeras hasta que descubriste como defenderte, eras la primera en clases, pero la peor de todas por tu actitud rebelde, pero, aun así, las monjas del orfanato te adoraban e hiciste de todo para no ser adoptada. Tu familia era ellas y con ellas te ibas a quedar—se terminó de acercar a mí y yo era un total desastre. Sus pulgares acariciaron mis mejillas y a la vez limpiaban las lágrimas que salían de mí, como recordatorio de mi vida pasada, nadie sabía de eso solo George cuando me investigó antes de empezar a trabajar.
— ¿Cómo…? —no podía terminar de preguntar, cuando su dedo se posó en mis labios para callar.
—Estuviste hasta los dieciocho años con ellas, trabajaste en una tienda de supermercado de medio tiempo y otros para seguir estudiando y así terminar tus dos carreras, Mercadotecnia y Especialista en Negocios Internacionales. Sabes 5 idiomas: español, italiano, ruso, alemán y el inglés. Eres la mejor negociando, pero no has querido ser ascendida. Y no entiendo el porqué. Lo demás, es que entraste a trabajar a empresas Frederc hace dos días al aplicar en línea y solo eres la asistente ejecutiva de David Loster. Eres también asistente en Wellington hace tres años, tu jefa, Leonora Ducketsy que ha intentado ascenderte, pero por algo que aún no encuentro el verdadero motivo… no has querido. Eres soltera, no has tenido una relación, pero has salido con varios de mis colegas de negocios, has estado en las sombras, solo saliendo, cenas, espectáculos, opera, cine…pero ahí termina. Sin alguien que te respalde, que te cuide como te lo mereces. Y lo más extraño… es que los terminas sin decir más. Sí, he investigado, en mi posición como él único heredero de la familia Haggard, tengo que saber todo de la gente que me interesa y me rodea. Me interesas Blake y mucho…—dijo fijamente sin parpadear por segundos.
—Yo…—no supe que decir en ese momento.
—Creo que… te preocupa el nivel económico de la persona. Pero déjame decirte que puedo adaptarme. Si quieres solo sentarte en las escaleras de tu departamento en la noche a tomar una copa de vino blanco, puedo sentarme a tu lado a tomarla. No quiero que te intimides por mí vida y mi alrededor. Si el restaurante fue mucho… podemos ir a comer unos tacos en la esquina, o ir a un café. Nunca lo he hecho, pero podría hacerlo contigo—eso me hizo mostrar una sonrisa.
— ¿Lo harías? —dije sonriendo mientras limpiaba mis lágrimas.
—Puedo hacerlo, pero solo si tú… lo quieres—se me cortó la respiración.
Nos quedamos en silencio… no sabía que decir, el tenerlo cerca no me dejaba pensar con claridad.
—Blake…—no lo dejé hablar. Mis labios atraparon ansiosamente los suyos. No pensé, solo deseaba besarlo. Él me correspondió posesivamente y me rodeó para acercarme a su cuerpo.
Blake, estás jugando con fuego.
Christian— ¿Y la dejaste en su departamento? —preguntó atónito, Charles. Arrugué mi ceño, confundido a su reacción, siento como si fuese un gran sarcasmo.—Sí. Lo hice. ¿Qué tiene de malo? Simplemente...—su mirada me incomodó, me levanté de mi silla e introduje mis manos a los bolsillos de mi pantalón de vestir, miré hacia el panorama que tiene mi piso, luego solté un largo suspiro. —...fui caballeroso. Tengo modales, Charles. Aunque no creas, tengo ese lado aun...—Lo sé, pero ¿Christian Haggard? ¿Quieres decir que tú escoltaste a esa hermosa dama a su departamento? ¿No tu seguridad? ¿Tú? —sé a dónde se estaba dirigiendo. Me giré hacia él y negué divertido.—Bien, bien, no
BlakeRepasé lo de anoche una y otra vez. Eso se sintió extraño. Se sintió como cuando subes a la rueda de la fortuna y antes de bajar, cierras los ojos, el hueco que se hace en el centro de tu estómago se expande, provocando esa sensación de...—El jefe quiere verte—anunció uno de los hombres de George. Me levanté de un modo tranquilo, que el que me haya hablado a muy temprana hora, no me había alertado. Pasé por un lado de la persona de seguridad, otro me abrió la puerta, no puedo ver nada con esos lentes polarizados. George está de pie frente a su gran estante de libros, todo es en color negro y blanco, muebles minimalistas, una mesa de billar en el centro de la estancia a lado de su oficina, un bar muy bien equipado, él se giró al notar que había llegado.—Reporte. —exigió con
Christian—Primera vez que una mujer ha rechazado mi invitación. —murmuré, miré de nuevo el mensaje y efectivamente lo ha hecho. Dejé el móvil en la superficie de mi escritorio, lo contemplé aún atónito. ¿Está bromeando? ¿Acaso la he intimidado? ¿He sido brusco? ¿Acaso he perdido el encanto para las invitaciones? Vaya, estoy realmente sorprendido.—¿Señor Haggard? —desvié la mirada hacia mi jefe de seguridad que está frente a mí, sentado.—¿Sí? —él arrugó su ceño.—¿Quiere que cancele la reservación en el restaurante? —dudé, pero decido hacerlo.—Sí, hazlo. Gracias. —le hago señas de que me deje solo, decido salir por l
BlakeTenía nervios, era la primera vez en que no estaba segura de poder terminar este trabajo, no quería verme involucrada sentimentalmente con mi objetivo, pero parecía ser que lo había jodido por completo. La cita de hoy en la mañana con George fue el recordatorio de que es mi trabajo y más me valía que lo hiciera bien. ¿Qué haré? Hacer que Christian Haggard, se harte de mí, me termine o se desilusione. Que crea que soy una loca amargada o algo así. Miré mi móvil en mi mano con su número en la pantalla, lista para llamar.— ¿Que tienes? —Charlize, mi compañera del trabajo con George me mira curiosa, bloqueo la pantalla y lo bajo a mi regazo, debajo de la mesa.—Nada. —contesté distraída, ella puso un vaso de café frente a mí.&nbs
ChristianAnudé mi corbata favorita frente al espejo, ya estaba a diez minutos de salir de casa para encontrarme con Blake. Sentía algo extraño el solo pensar que la vería.—Señor Haggard, tenemos un problema. —escuché a mi jefe de seguridad a la entrada de mi habitación. Me giré sobre mis talones hacia a él.— ¿Qué problema? —sentí un nudo en mi estómago, quería pensar que no tenía que ver con Blake.—Es la señorita Harper. —cerré mis ojos y solté un suspiro, abrí mis ojos y le hice una seña con mi barbilla para que hablara. — Tiene un vuelo comprado a Italia para dentro de siete meses.—Bueno, puede ser que vaya de vacaciones—él se tensó.—Solo tiene un vuel
Blake—No. —fue la único que dije, podría notar que estaba muy sorprendido, incluso sus mejillas se colorearon de un rosa discreto. —Bueno, parece ser que es la primera vez que alguien lo rechaza. —él sonrió.— ¿Y puedo saber siquiera por qué me ha rechazado tan fácilmente? —me recordó a aquella escena de "Orgullo y prejuicio" Dónde el señor y amado por todas, Mr. Darcy se le declara a Elizabeth Bennett, pide su mano y ella sutilmente le da las gracias, sonreí dentro de mí.—Bueno, hay varios factores, Christian. —él arqueó una ceja y esperó a que siguiera hablando. —Me gustaría conocernos más, quizás podríamos empezar como amigos...—Pero ya nos hemos besado...—noté su confusión.
Christian—Y Arthur solo sonrió al ver que sus comentarios no me afectaban en lo más mínimo...—Mi madre le contó a mi padre quien solo negó en silencio.—Así debe de ser, mostrar lo más mínimo...—respondió mi padre antes de meter un pedazo de filete a su boca, miró en mi dirección, intrigado a mi silencio, supongo, terminó de masticar, dio un trago a su copa de vino, luego me miró. —Dime que estas así por trabajo.Keira levantó su mirada de su plato y plantó sus ojos grises en los míos.—Estoy cansado. —seguí cortando mi carne, pretexto para evadir la mirada de mi hermana que estaba sentada frente a mí.—Por cierto…—no pude evitar tensarme. —... ¿Con quién cenaste hace un par de
Blake—Se acerca el aniversario de los Haggard, ¿No te lo ha mencionado? —negué, George caminó de un lado a otro por su oficina, estaba ansioso.—Quizás cuando lo vea… me lo dice. —George se detuvo, se veía impecable en su traje gris claro.— ¿Cuándo será eso? —preguntó inquieto.—Hoy por la noche—George hace un movimiento de barbilla.—Perfecto—lo veo de nuevo moverse de un lado a otro. — ¿Puedo preguntarte algo, Blake? —asentí, crucé la pierna sobre la otra, y esperé a que hablara, sus ojos me miraron de una manera fija que me sentí incomoda.— ¿Pasa algo? —arrugué mi ceño.— ¿Sientes algo por Haggard? —intenté no mostrar tensió