Blake
—No. —fue la único que dije, podría notar que estaba muy sorprendido, incluso sus mejillas se colorearon de un rosa discreto. —Bueno, parece ser que es la primera vez que alguien lo rechaza. —él sonrió.
— ¿Y puedo saber siquiera por qué me ha rechazado tan fácilmente? —me recordó a aquella escena de "Orgullo y prejuicio" Dónde el señor y amado por todas, Mr. Darcy se le declara a Elizabeth Bennett, pide su mano y ella sutilmente le da las gracias, sonreí dentro de mí.
—Bueno, hay varios factores, Christian. —él arqueó una ceja y esperó a que siguiera hablando. —Me gustaría conocernos más, quizás podríamos empezar como amigos...
—Pero ya nos hemos besado...—noté su confusión.
Christian—Y Arthur solo sonrió al ver que sus comentarios no me afectaban en lo más mínimo...—Mi madre le contó a mi padre quien solo negó en silencio.—Así debe de ser, mostrar lo más mínimo...—respondió mi padre antes de meter un pedazo de filete a su boca, miró en mi dirección, intrigado a mi silencio, supongo, terminó de masticar, dio un trago a su copa de vino, luego me miró. —Dime que estas así por trabajo.Keira levantó su mirada de su plato y plantó sus ojos grises en los míos.—Estoy cansado. —seguí cortando mi carne, pretexto para evadir la mirada de mi hermana que estaba sentada frente a mí.—Por cierto…—no pude evitar tensarme. —... ¿Con quién cenaste hace un par de
Blake—Se acerca el aniversario de los Haggard, ¿No te lo ha mencionado? —negué, George caminó de un lado a otro por su oficina, estaba ansioso.—Quizás cuando lo vea… me lo dice. —George se detuvo, se veía impecable en su traje gris claro.— ¿Cuándo será eso? —preguntó inquieto.—Hoy por la noche—George hace un movimiento de barbilla.—Perfecto—lo veo de nuevo moverse de un lado a otro. — ¿Puedo preguntarte algo, Blake? —asentí, crucé la pierna sobre la otra, y esperé a que hablara, sus ojos me miraron de una manera fija que me sentí incomoda.— ¿Pasa algo? —arrugué mi ceño.— ¿Sientes algo por Haggard? —intenté no mostrar tensió
ChristianMiré el perfil de Blake por unos segundos, estaba mirando a nuestro alrededor mientras se llevó su copa a sus labios, lucía tremendamente hermosa, entonces recuerdo el comentario de Howard, "Demasiado joven" solo son unos años más, no soy un rabo verde. "Tranquilo, Haggard." La forma en que la miró, me enfureció, intenté no soltarle un golpe, lo que había provocado en mí, era nuevo.— ¿Qué piensas? —preguntó Blake, salí de mis pensamientos.—En que estás hermosa—ella se sonrojó, intentó esquivar mi mirada hacia otro lado. —Veo que no estás acostumbrada a que te elogien. —ella giró su rostro hacia a mí y me sonrió.—No es eso. —pero no dijo nada más.— ¿Qu&
BlakeHabía repasado una y otra vez la noche anterior, estaba empezando a preocuparme, Charles me había seguido hasta los servicios, había esperado afuera y me había intentado disque a seducir, arrinconándome contra la pared, comenzó a decirme que no creía que estuviera con Christian por mera coincidencia, pensaba que Georges estaba detrás de todo eso, y no se equivocaba, pero no se lo diría, o estaría acabada.La alarma de mi reloj sonó, sacándome de mis pensamientos, era mi turno de salir a comer, estaba en Wellington, Leonora, mi jefa, salió de su oficina, llegó a mi escritorio, y dejó una revista sobre mi escritorio.—Veo que te codeas con lo mejor de la ciudad. —levanté mi mirada hacia a ella cuando escuché esas palabras, regresé a la revista, entonces veo a que se refiere.<
ChristianEstaba enrabiado al ver los motes oscuros en la muñeca de Blake. Intenté controlarme, por primera vez sentía que mis entrañas ardían de ira, no podía evitar no mostrar mi furia.—Estoy bien, Christian. —susurró Blake sacándome de mis pensamientos. Sé que lo dice para evitar problemas, pero Charles, había cruzado la línea. Una línea que no iba a tolerar. Miré a Blake que daba un sorbo a su bebida, luego se me quedó mirando en espera a que dijera algo.— ¿Qué tal tu día? —ella arrugó su ceño, se veía hermosa con su moño rojizo y recogido a la perfección, la camisa blanca salía de su traje, tenía dos botones abiertos, desde aquí pude ver el comienzo de la línea de sus pechos, desvié la mirada hacia
Blake— ¿Ya terminaste? —preguntó George cuando se puso frente a mi escritorio, levanté la mirada y noté su rostro cargado de ira, la vena de su cuello resaltó.—Acabo de terminar, ¿Pasó algo? —lanza una mirada hacia el elevador.—Vamos. —arrugué mi ceño y no me moví, sentí como el escalofrío me recorrió de pies a cabeza al escucharlo, el tono era de exigencia cargada de frialdad.— ¿A dónde? —su rostro enrojeció.—Vamos. —repitió esa palabra, me levanté, miré la superficie del escritorio para no olvidar nada, alcancé mi bolso y luego mi gabardina color café oscuro.— ¿Puedes decir que pasó? ¿Por qué luces molesto?
Christian—Señor Haggard, aquí tiene los últimos informes que me ha pedido—acepté la documentación cuando extendí mi mano hacia mi secretaria. Le agradecí con un movimiento de barbilla, miré la pantalla de mi computadora por unos segundos, perdido en mis pensamientos. — ¿Señor Haggard, se encuentra bien? —salí de mi trance y miré a mi secretaria.—Sí, claro, —intenté despabilarme—Cuando llegue Charles, no quiero que nadie me interrumpa, no quiero ni llamadas.—Sí, señor. ¿Necesita algo más? —negué, le di las gracias, luego ella se retiró, me dejé caer en el respaldo de mi silla, estaba esperando el momento en que tenía que enfrentar a Charles, exigirle una explicación por el acoso hacia Blake. Después
BlakeCaminé hacia al lobby al terminar mi turno en Wellington, era mi último trabajo del día, escuché mis tacones golpear el mármol negro del lugar, me ajusté mi gabardina negra, llevaba mi traje ejecutivo en azul marino de dos piezas, mi cabello rojo, suelto. Agité mi mano en despedida a la chica de recepción, solté un largo suspiro pensando concentrada en desempacar las cajas de mudanza en mi nuevo y pequeño departamento a media hora de Wellington, empujé la puerta de cristal para salir del edificio, me detuve casi en seco al ver la camioneta blindada de Christian, su guardaespaldas tenía la puerta abierta para que subiese, pero no lo hice.—Buenas noches, señorita Harper.—Buenas noches. —Se asomó Christian al ver que no subí.—Hola, hermosa—sonreí a medias, era l