Blake
—Se acerca el aniversario de los Haggard, ¿No te lo ha mencionado? —negué, George caminó de un lado a otro por su oficina, estaba ansioso.
—Quizás cuando lo vea… me lo dice. —George se detuvo, se veía impecable en su traje gris claro.
— ¿Cuándo será eso? —preguntó inquieto.
—Hoy por la noche—George hace un movimiento de barbilla.
—Perfecto—lo veo de nuevo moverse de un lado a otro. — ¿Puedo preguntarte algo, Blake? —asentí, crucé la pierna sobre la otra, y esperé a que hablara, sus ojos me miraron de una manera fija que me sentí incomoda.
— ¿Pasa algo? —arrugué mi ceño.
— ¿Sientes algo por Haggard? —intenté no mostrar tensió
ChristianMiré el perfil de Blake por unos segundos, estaba mirando a nuestro alrededor mientras se llevó su copa a sus labios, lucía tremendamente hermosa, entonces recuerdo el comentario de Howard, "Demasiado joven" solo son unos años más, no soy un rabo verde. "Tranquilo, Haggard." La forma en que la miró, me enfureció, intenté no soltarle un golpe, lo que había provocado en mí, era nuevo.— ¿Qué piensas? —preguntó Blake, salí de mis pensamientos.—En que estás hermosa—ella se sonrojó, intentó esquivar mi mirada hacia otro lado. —Veo que no estás acostumbrada a que te elogien. —ella giró su rostro hacia a mí y me sonrió.—No es eso. —pero no dijo nada más.— ¿Qu&
BlakeHabía repasado una y otra vez la noche anterior, estaba empezando a preocuparme, Charles me había seguido hasta los servicios, había esperado afuera y me había intentado disque a seducir, arrinconándome contra la pared, comenzó a decirme que no creía que estuviera con Christian por mera coincidencia, pensaba que Georges estaba detrás de todo eso, y no se equivocaba, pero no se lo diría, o estaría acabada.La alarma de mi reloj sonó, sacándome de mis pensamientos, era mi turno de salir a comer, estaba en Wellington, Leonora, mi jefa, salió de su oficina, llegó a mi escritorio, y dejó una revista sobre mi escritorio.—Veo que te codeas con lo mejor de la ciudad. —levanté mi mirada hacia a ella cuando escuché esas palabras, regresé a la revista, entonces veo a que se refiere.<
ChristianEstaba enrabiado al ver los motes oscuros en la muñeca de Blake. Intenté controlarme, por primera vez sentía que mis entrañas ardían de ira, no podía evitar no mostrar mi furia.—Estoy bien, Christian. —susurró Blake sacándome de mis pensamientos. Sé que lo dice para evitar problemas, pero Charles, había cruzado la línea. Una línea que no iba a tolerar. Miré a Blake que daba un sorbo a su bebida, luego se me quedó mirando en espera a que dijera algo.— ¿Qué tal tu día? —ella arrugó su ceño, se veía hermosa con su moño rojizo y recogido a la perfección, la camisa blanca salía de su traje, tenía dos botones abiertos, desde aquí pude ver el comienzo de la línea de sus pechos, desvié la mirada hacia
Blake— ¿Ya terminaste? —preguntó George cuando se puso frente a mi escritorio, levanté la mirada y noté su rostro cargado de ira, la vena de su cuello resaltó.—Acabo de terminar, ¿Pasó algo? —lanza una mirada hacia el elevador.—Vamos. —arrugué mi ceño y no me moví, sentí como el escalofrío me recorrió de pies a cabeza al escucharlo, el tono era de exigencia cargada de frialdad.— ¿A dónde? —su rostro enrojeció.—Vamos. —repitió esa palabra, me levanté, miré la superficie del escritorio para no olvidar nada, alcancé mi bolso y luego mi gabardina color café oscuro.— ¿Puedes decir que pasó? ¿Por qué luces molesto?
Christian—Señor Haggard, aquí tiene los últimos informes que me ha pedido—acepté la documentación cuando extendí mi mano hacia mi secretaria. Le agradecí con un movimiento de barbilla, miré la pantalla de mi computadora por unos segundos, perdido en mis pensamientos. — ¿Señor Haggard, se encuentra bien? —salí de mi trance y miré a mi secretaria.—Sí, claro, —intenté despabilarme—Cuando llegue Charles, no quiero que nadie me interrumpa, no quiero ni llamadas.—Sí, señor. ¿Necesita algo más? —negué, le di las gracias, luego ella se retiró, me dejé caer en el respaldo de mi silla, estaba esperando el momento en que tenía que enfrentar a Charles, exigirle una explicación por el acoso hacia Blake. Después
BlakeCaminé hacia al lobby al terminar mi turno en Wellington, era mi último trabajo del día, escuché mis tacones golpear el mármol negro del lugar, me ajusté mi gabardina negra, llevaba mi traje ejecutivo en azul marino de dos piezas, mi cabello rojo, suelto. Agité mi mano en despedida a la chica de recepción, solté un largo suspiro pensando concentrada en desempacar las cajas de mudanza en mi nuevo y pequeño departamento a media hora de Wellington, empujé la puerta de cristal para salir del edificio, me detuve casi en seco al ver la camioneta blindada de Christian, su guardaespaldas tenía la puerta abierta para que subiese, pero no lo hice.—Buenas noches, señorita Harper.—Buenas noches. —Se asomó Christian al ver que no subí.—Hola, hermosa—sonreí a medias, era l
Christian—Acepto—susurró Blake sin dejar de mirarme, mi corazón se agitó como un loco desenfrenado, mis labios se acercaron a los suyos, atrapándolos, había ansiaba volverlos a besar, a probar, escuché un gemido, me separé, miré a nuestro alrededor, la gente que pasaba a nuestro lado nos miraba, pero por primera vez, no me importaba, inclusive si había fotógrafos a nuestro alrededor. Regresé mi mirada hacia a ella.—Gracias, es nuestro comienzo...—ella sonrió, sus mejillas estaban coloradas, se mordió el labio, volví a besarla, la abracé a mi cuerpo, sentí como sus brazos me rodearon por mi cintura, debajo de mi americana, se sentía su cuerpo tan cálido, tan…tan…no tenía palabras. Besé su mejilla, luego la otra, ella sonrió. —Bueno, hace
Blake— ¿Qué? —dije para mí misma al ver el periódico en el puesto de revistas, iba camino a mi trabajo con George. Sentí como mi corazón se agitó cuando leí las letras en mayúsculas en la primera plana: “Corazón de HAGGARD atrapado finalmente” Christian sostiene mi rostro, pero no puedo verme del todo ya que su cuerpo alto casi me cubre la mitad de mí, es de anoche. Vaya, sí que le persiguen cuando menos uno lo piensa. No recuerdo haber visto a alguien rondándonos. Le entregué el pago al hombre del puesto para pagarle el periódico. Caminé a toda prisa hacia la oficina, cuando entré al elevador, me giré para presionar el botón, pero me detuve cuando un hombre en traje negro y elegante, iba a entrar, entonces reconocí que era de seguridad de George, me hice a un lado, entonces en