Christian
— ¿Y la dejaste en su departamento? —preguntó atónito, Charles. Arrugué mi ceño, confundido a su reacción, siento como si fuese un gran sarcasmo.
—Sí. Lo hice. ¿Qué tiene de malo? Simplemente...—su mirada me incomodó, me levanté de mi silla e introduje mis manos a los bolsillos de mi pantalón de vestir, miré hacia el panorama que tiene mi piso, luego solté un largo suspiro. —...fui caballeroso. Tengo modales, Charles. Aunque no creas, tengo ese lado aun...
—Lo sé, pero ¿Christian Haggard? ¿Quieres decir que tú escoltaste a esa hermosa dama a su departamento? ¿No tu seguridad? ¿Tú? —sé a dónde se estaba dirigiendo. Me giré hacia él y negué divertido.
—Bien, bien, no suelo hacer este tipo de acciones, por qué no acostumbro a perseguir a una mujer, ellas lo hacen. Bien, lo acepto, no tiene nada de malo poder hacer de vez en cuando el otro papel.
— ¿De ser una dama hermosa y ser perseguida? —Ruedo mis ojos y niego, parece ser que a Charles le parece divertido lo que le he contado.
—Me refiero a…—me aburrió y tajo el tema. —Déjalo, olvídalo, no te he contado nada, por cierto, ¿Cómo te va en el rol de hombre casado? —Charles se tensa, desvió su mirada hacia otro lugar. — ¿Problemas en el paraíso tan rápido? —Él no dice nada por unos segundos.
—Dominica y yo andamos bien, es solo que es una maniática como tú. —arqueé una ceja, me crucé de brazos y esperé a que siguiera hablando. —Me refiero en lo de tener todo controlado, en el orden y.… no sé, he sentido que está más concentrada en las cosas de la casa, nuestra economía, salidas planeadas, sus días de ovulación, me siento... —tuerce sus labios—...me siento usado de cierta manera, siento que la mujer con la que me casé, solo está casada conmigo para darle una familia, ¿Dónde quedó el romance? ¿El sexo no planeado? ¿Las caminatas de la mano? ¿Las idas al cine? ¿El solo sentarnos a leer en silencio en la estancia? Son muchas cosas, solo llevamos dos meses de casados y…bueno. No me hagas caso. —me observó en espera a que le dijera algo.
—Diré lo que siempre he dicho, "Hablando se entiende a la gente" aplícalo hoy. —él sonríe, creo que sabía que diría algo así.
— ¿Y la vas a volver a ver? —por un momento olvido a lo que se refiere, al ver mi rostro de confusión me ayuda. —Me refiero a la señorita de pelo rojo. ¿Cómo es que se llama? —pregunta, curioso.
No sé por qué mierdas se me escapa una sonrisa como tonto.
—Se llama Blake Harper. —en un momento de ocio había buscado en el internet el significado de "Blake" ya que es la segunda vez que he escuchado ese nombre desde que tengo uso de razón, me sorprendió descubrir: "Le gusta saltarse las reglas y dejarse guiar por su instinto" una sonrisa había escapado de mis labios.
—Vaya, hasta corazones te han salido de los ojos y la boca al decir su nombre.
—No es nada de eso, es solo que se siente extraño buscarla, no sé qué es lo que me pasa con ella, ¡Por Dios santo, apenas nos vimos hace unos días y ya ando investigando su pasado, su presente y sus trabajos!
—Bueno, podría ser que al final conociste a la horma de tu zapato. Podría ser que ella fuese la próxima señora Haggard. —niego en silencio.
—Calma el drama, el que estés casado no quiere decir que tienes que casarnos a todos.
—Bueno, —suelta una risa—...tuve que intentarlo.
***
—Hijo, que bien que has llegado, tu hermana se está instalando en su antigua habitación—me sorprendió escuchar eso.
— ¿Qué? ¿Qué ha pasado? ¿No tenía que estar en París en su rutina después de mi cumpleaños? —mi madre cerró la puerta, alcanzó mi brazo y comenzó a susurrar.
—Su marido le ha pedido tiempo...es lo que me ha dicho. —abrí mis ojos con mucha sorpresa.
— ¿Tiempo? —ella asintió.
—Parece ser que Bruno viaja mucho últimamente, dice Keira que la ha dejado muy sola últimamente, llegó anoche de París y es un desastre...
— ¿Por qué no me avisaron? —me irrité. —Subiré a hablar con ella.
—Espera, no digas que te he contado, tú no sabes nada. —afirmé, subí los escalones pensando en que le iba a decir, quizás un "¿Lo desaparezco?" sonreí discretamente. Toqué la puerta y escuché un "Quiero estar sola" ignoré sus palabras, entré a su antigua habitación, Keira estaba sentada en un sillón individual estilo victoriano a lado de una gran ventana. Estaba hecha un ovillo, con los pies en la orilla, mirando hacia el exterior.
— ¿Sabes que tengo influencias para investigar que se trae entre manos? ¿Verdad? —ella se giró bruscamente hacia a mí, sus ojos estaban rojos por tanto llorar, eso me conmovió, ya que ella no suele hacerlo, Keira era igual a mí en ciertos aspectos, no solemos vernos vulnerables.
—No es necesario, sabes que yo tengo las mías... —se limpió las lágrimas de ambas mejillas con sus manos. — El hijo de puta embarazó a una italiana que solo tiene veintitrés años y es pasante en la empresa de él, ¿Sabes que es lo que más me duele de todo esto? —esperó a que dijera algo.
—Tú querías tener familia. —ella asintió.
—Me costó mucho pensar en que podría ser buena madre, criar a alguien, dar mi tiempo a un pequeño ser humano, de mis entrañas, llenarlo de amor, de cariño...—se le quiebra la voz—pero lamentablemente tantos intentos, me hizo declinar la idea de ser madre, pero algo en mí, lo anhelaba en silencio, él lo sabía, no perdió el tiempo el muy cabrón y embarazó a la primera que se le cruzó.
Me acerqué a la cama, me senté en la orilla y la miré en silencio.
—Levántate. —digo en un tono serio. — ¿Dónde quedó la Keira que siempre tenía la cabeza en lo alto a pesar de lo malo a su alrededor?
—Hoy solo soy una simple mortal, Chris. —sonreí.
—Keira, sé qué esperas escuchar algo que te levante el ánimo por un momento, pero solo te diré algo: Hay millones de hombres en el mundo, divórciate, déjalo en la calle y sigue tu vida, quizás y.…—Keira apenas estiró sus labios en señal de una sonrisa...muy pero muy discreta. —Eres hermosa, estás joven, tienes dinero, tienes una línea de cosméticos que podría mantener generaciones, ¿Entonces?
—Yo quería a Bruno, no a los millones de hombres que dices que hay en el mundo. —me crucé de brazos y le lancé una mirada de irritación. —Ya entendí a dónde quieres llegar. —ella se quedó en silencio como si estuviese recordando algo. —Por cierto, —me tensé al ver a dónde iba. —... ¿Quién era la mujer con la que bailaste en tu cumpleaños? —me tensé.
— ¿Te sientes mejor? veo que ya andas de investigadora en mi vida privada—ella sonrió.
—Te ha pillado, ¿No? —arrugué mi ceño, confundido.
— ¿Pillado? —ella asintió.
—Fui testigo de cómo la seguiste a los servicios con tu guarura. —arqueé una ceja.
—Detente.
— ¿Por qué? Se ve que el chisme está bueno, además, a los minutos ella salió disparada a su mesa con sus amigas, se marcharon a toda prisa. ¿Qué pasó en los servicios?
—No suelo hablar con nadie de mi vida privada. —corto de tajo.
—Christian Makai Haggard. —hago un gesto de terror.
— ¿Por qué tienes que sacar a relucir cuando puedes mi segundo nombre? Sabes que lo odio.
—No podrás esquivar el tema, anda—me guiñó el ojo, divertida. —Suelta prenda, quiero saber.
Nos quedamos en silencio observándonos detenidamente.
—Es una mujer que me llamó la atención, la investigué y quiero conocerla.
Sus cejas fueron alzadas por muy alto.
— ¿Tú quieres conocer a una mujer? ¿Conocer para una relación...normal? —torcí mis labios en desaprobación.
—No es por ese lado.
—Entonces, ¿Sexual? ¿Y todas las mujeres que siempre te buscan? Y he escuchado, que son de buen ver, modelos y famosas del medio artístico... ¿No te basta con las que siempre te rondan? Por cierto, ¿Por qué no te he visto en revistas? —me quedé pensando en el tiempo que he estado fuera del juego, estaba demasiado concentrado en mi empresa, en mi familia y en expandirme a España. Luego pienso en mi círculo de amistades, muchos divorcios, infidelidades, muchas crisis de pareja, personas en depresión, terapeutas, psicólogos, dinero mal gastado. Me había prometido no enamorarme, solo disfrutar del momento sin ataduras...
—Tengo mucho trabajo. Tengo que irme—me levanté de un movimiento, no solía hablar de mi vida privada con nadie y mucho menos con ella. Aunque muchos especulaban acerca de con quien salía en el momento, siempre fallaban.
—Señor hermético. —suelta en burla, camino hasta la puerta de la habitación. Me vuelvo hacia a ella.
—Puedes llorar por hoy, pero mañana...es otro día...
—...Y otra Keira. —terminó la oración por mí.
—Exacto. Cuídate, te veo luego...—salí de la habitación, pensando en la sensación que provocó Harper en mí esa noche que tuvimos contacto físico, sé qué lo sintió, ese cosquilleo recorrerte de pies a cabeza, erizando tu piel hasta provocar un poco de esa sensación de placer.
Bajé las escaleras y busqué a mi madre en la cocina, dónde suele estar. Crucé el arco de la entrada a la cocina y la encuentro, sentada en la isla de granito, dio un sorbo a su té humeante, sus ojos me buscaron.
— ¿Está mejor? —asentí mientras me acerqué a paso lento.
—Tengo que marcharme. —dejé un beso en su frente, al separarme, ella levantó una de sus mano y caricia mi mejilla.
—Se acerca el día en el que me sorprenderás con una noticia. —dijo muy segura de las palabras que salieron de su boca. —Veo ese brillo en tus ojos, son buenas noticias. —niego.
—Ah no, señora Haggard. No use su "magia" en mí. —ella sonrió más.
—Nunca fallo, Chris. Creo que tu mundo…ya está patas arriba.
BlakeRepasé lo de anoche una y otra vez. Eso se sintió extraño. Se sintió como cuando subes a la rueda de la fortuna y antes de bajar, cierras los ojos, el hueco que se hace en el centro de tu estómago se expande, provocando esa sensación de...—El jefe quiere verte—anunció uno de los hombres de George. Me levanté de un modo tranquilo, que el que me haya hablado a muy temprana hora, no me había alertado. Pasé por un lado de la persona de seguridad, otro me abrió la puerta, no puedo ver nada con esos lentes polarizados. George está de pie frente a su gran estante de libros, todo es en color negro y blanco, muebles minimalistas, una mesa de billar en el centro de la estancia a lado de su oficina, un bar muy bien equipado, él se giró al notar que había llegado.—Reporte. —exigió con
Christian—Primera vez que una mujer ha rechazado mi invitación. —murmuré, miré de nuevo el mensaje y efectivamente lo ha hecho. Dejé el móvil en la superficie de mi escritorio, lo contemplé aún atónito. ¿Está bromeando? ¿Acaso la he intimidado? ¿He sido brusco? ¿Acaso he perdido el encanto para las invitaciones? Vaya, estoy realmente sorprendido.—¿Señor Haggard? —desvié la mirada hacia mi jefe de seguridad que está frente a mí, sentado.—¿Sí? —él arrugó su ceño.—¿Quiere que cancele la reservación en el restaurante? —dudé, pero decido hacerlo.—Sí, hazlo. Gracias. —le hago señas de que me deje solo, decido salir por l
BlakeTenía nervios, era la primera vez en que no estaba segura de poder terminar este trabajo, no quería verme involucrada sentimentalmente con mi objetivo, pero parecía ser que lo había jodido por completo. La cita de hoy en la mañana con George fue el recordatorio de que es mi trabajo y más me valía que lo hiciera bien. ¿Qué haré? Hacer que Christian Haggard, se harte de mí, me termine o se desilusione. Que crea que soy una loca amargada o algo así. Miré mi móvil en mi mano con su número en la pantalla, lista para llamar.— ¿Que tienes? —Charlize, mi compañera del trabajo con George me mira curiosa, bloqueo la pantalla y lo bajo a mi regazo, debajo de la mesa.—Nada. —contesté distraída, ella puso un vaso de café frente a mí.&nbs
ChristianAnudé mi corbata favorita frente al espejo, ya estaba a diez minutos de salir de casa para encontrarme con Blake. Sentía algo extraño el solo pensar que la vería.—Señor Haggard, tenemos un problema. —escuché a mi jefe de seguridad a la entrada de mi habitación. Me giré sobre mis talones hacia a él.— ¿Qué problema? —sentí un nudo en mi estómago, quería pensar que no tenía que ver con Blake.—Es la señorita Harper. —cerré mis ojos y solté un suspiro, abrí mis ojos y le hice una seña con mi barbilla para que hablara. — Tiene un vuelo comprado a Italia para dentro de siete meses.—Bueno, puede ser que vaya de vacaciones—él se tensó.—Solo tiene un vuel
Blake—No. —fue la único que dije, podría notar que estaba muy sorprendido, incluso sus mejillas se colorearon de un rosa discreto. —Bueno, parece ser que es la primera vez que alguien lo rechaza. —él sonrió.— ¿Y puedo saber siquiera por qué me ha rechazado tan fácilmente? —me recordó a aquella escena de "Orgullo y prejuicio" Dónde el señor y amado por todas, Mr. Darcy se le declara a Elizabeth Bennett, pide su mano y ella sutilmente le da las gracias, sonreí dentro de mí.—Bueno, hay varios factores, Christian. —él arqueó una ceja y esperó a que siguiera hablando. —Me gustaría conocernos más, quizás podríamos empezar como amigos...—Pero ya nos hemos besado...—noté su confusión.
Christian—Y Arthur solo sonrió al ver que sus comentarios no me afectaban en lo más mínimo...—Mi madre le contó a mi padre quien solo negó en silencio.—Así debe de ser, mostrar lo más mínimo...—respondió mi padre antes de meter un pedazo de filete a su boca, miró en mi dirección, intrigado a mi silencio, supongo, terminó de masticar, dio un trago a su copa de vino, luego me miró. —Dime que estas así por trabajo.Keira levantó su mirada de su plato y plantó sus ojos grises en los míos.—Estoy cansado. —seguí cortando mi carne, pretexto para evadir la mirada de mi hermana que estaba sentada frente a mí.—Por cierto…—no pude evitar tensarme. —... ¿Con quién cenaste hace un par de
Blake—Se acerca el aniversario de los Haggard, ¿No te lo ha mencionado? —negué, George caminó de un lado a otro por su oficina, estaba ansioso.—Quizás cuando lo vea… me lo dice. —George se detuvo, se veía impecable en su traje gris claro.— ¿Cuándo será eso? —preguntó inquieto.—Hoy por la noche—George hace un movimiento de barbilla.—Perfecto—lo veo de nuevo moverse de un lado a otro. — ¿Puedo preguntarte algo, Blake? —asentí, crucé la pierna sobre la otra, y esperé a que hablara, sus ojos me miraron de una manera fija que me sentí incomoda.— ¿Pasa algo? —arrugué mi ceño.— ¿Sientes algo por Haggard? —intenté no mostrar tensió
ChristianMiré el perfil de Blake por unos segundos, estaba mirando a nuestro alrededor mientras se llevó su copa a sus labios, lucía tremendamente hermosa, entonces recuerdo el comentario de Howard, "Demasiado joven" solo son unos años más, no soy un rabo verde. "Tranquilo, Haggard." La forma en que la miró, me enfureció, intenté no soltarle un golpe, lo que había provocado en mí, era nuevo.— ¿Qué piensas? —preguntó Blake, salí de mis pensamientos.—En que estás hermosa—ella se sonrojó, intentó esquivar mi mirada hacia otro lado. —Veo que no estás acostumbrada a que te elogien. —ella giró su rostro hacia a mí y me sonrió.—No es eso. —pero no dijo nada más.— ¿Qu&