En la empresa.
―Jandé, llegas un poco tarde. El jefe ha llamado y ha dicho que no vendrá hasta unas horas después, creo que están preparando una sorpresa para la mejor empleada del año. ―murmuró la recepcionista de la primera planta.
―Está bien, gracias por avisarme, aunque no entiendo por qué no me lo informó directamente a mí el jefe, yo soy su asistente. ―Dijo, Jandé.
―No lo sé, quizá se le haya pasado por alto tu contacto, espero ser yo la afortunada de ser galardonada este año, por algo es que él se comunicó conmigo, es decir, me tiene en su mente. ― Comentó la chica, mostrando su brillante dentadura.
Esta recepcionista siempre le ha tenido envidia a Jandé desde que llegó a trabajar por primera vez, ella alega en su interior que quien merecía el puesto de asistente de presidencia debió ser ella y no una recién llegada.
Jandé corrió a su escritorio, está asustada por los acontecimientos de esta mañana. Sin embargo, se ha metido en su mente que estas son horas de trabajo y lo de su casa debe quedar afuera de la empresa y enfocarse en sus asuntos laborales.
Pero eso no ha sido posible, pues su esposo no la deja tranquila pidiéndole que se comunique con cualquier abogado para que comience a llevar el caso del divorcio. Ella se siente hostigada y prefirió apagar su celular.
A las tres de la tarde todos los empleados fueron llamados a la sala de juntas. Allí se ha preparado el evento de premiación que se realiza cada año. Con la diferencia de que hoy se ha adelantado la fecha, pero nadie sabe el motivo por el cual el presidente ha tomado esa decisión.
― Este año he tomado a bien premiar a la mejor empleada de la empresa, esa chica que es muy ruda y a la vez apasionada en lo que hace. Ella es Jandé Marroquín. ― anunció Imanol Volkover, el presidente y dueño de dicha empresa.
Con humildad y agradecimiento, Jandé recibió su reconocimiento y, al finalizar el evento, todos volvieron a sus puestos de trabajo.
―Jefe, le agradezco que haya sido tan bondadoso conmigo al elegirme. —expresa la chica, llena de emoción y humildad a pesar de los problemas que están sucediendo en su vida personal.
―No te equivoques, no se trata de bondad. Ese premio te lo has ganado por tu arduo esfuerzo y dedicación para sacar adelante esta empresa, sabes que sois mi mano derecha y esta es la mejor forma de agradecértelo. —expresó el hombre que viste un traje apto para tallar sus músculos.
Tienes libre el resto del día, te lo mereces y no te niegues a aceptarlo. Es más, para que veas que soy un buen jefe, te llevaré a donde tú quieras ir. ―Propuso Imanol de forma muy amable y sonriente.
―A mi casa, quiero ir a mi casa, pero no quiero que usted me lleve, eso sería un demás. —responde tímidamente.
―A tu casa te llevaré y no se diga más.
Jandé rodó sus ojos, nunca ha visto comportarse de esa forma tan amable a su jefe. Él siempre ha sido frío y arrogante, es como si algo lo atormentase cada día y se lo desquite con ella por el simple hecho de ser su asistente.
― Si gustas, podemos ir a cenar, aún tenemos tiempo. ―Propuso Imanol ya cuando iban de camino.
― No es necesario, en la empresa hemos comido algo y es suficiente para mí. ―Respondió la joven.― Esta es mi casa, por favor, vuelva pronto a la empresa.
Disculpe por no hacerlo pasar, lo que pasa es que no estoy en un buen momento.
¡Nos vemos mañana, jefe!
Jandé bajó con prisa del auto, ni siquiera le dirigió una mirada a su jefe que la observa correr como loca. Quiso preguntarle si le pasa algo, pero luego se marchó asumiendo que le ha dado vergüenza que él la haya venido a dejar después de comportarse como un idiota desde que ella se convirtió en su asistente.
― ¿Quién es ese imbécil que te ha traído a casa y por qué vienes tan temprano? —Le interroga su esposo, que está detrás de la puerta recibiéndola, no como se merece.— Vienes de acostarte con tu amante y me has hecho creer que estás en la empresa, ¿verdad? ―Le reclama Darío. Y es que desde el auto ella se percató de que él estaba observando por una ventana y supo que si no bajaba de inmediato se armaría la guerra.
― Darío, mi jefe, es quien me ha traído, mira, me han elegido como la mejor empleada del año y…
Jandé no terminó su frase, pues se ha percatado de que en sus manos no trae el reconocimiento que le han entregado, ni siquiera su cartera la trae consigo. Fue hasta entonces que recordó haberla dejado olvidada en el asiento del auto de Imanol. Se llevó las manos a su cabeza en señal de angustia, pues hasta su celular se ha quedado en el bolso y no tiene cómo llamarle a su jefe para que le devuelva sus cosas.
― Ves, te he atrapado en tus mentiras, ni para eso eres buena, tanto que fingí amor y ha sido en vano estar casado con una buena para nada. —escupió con odio el malvado esposo.
― No, Darío, por favor, no me lastimes. ―Suplica ahora que el hombre la tiene tomada del cuello y la ha pegado contra la pared, exigiendo que le dé un puñado de dinero.
―¡Suéltala! ¡Que la sueltes, imbécil! ―Se oye la voz ronca de un hombre que resuena con autoridad por toda la pequeña casa.
― ¡Qué haces aquí! ―exclamó con rabia Darío al ver al hombre que ha llegado y en sus manos trae las pertenencias de Jandé. ―Lárgate de mi casa, mendigo callejero. ―Exigió al reconocer que es el mismo hombre al que le pagó una noche para estar con Jandé y acusarla de infidelidad, no le ha importado verle ahora vestido con traje muy fino, total, en la basura lo puede encontrar y aparentar ser la persona que no es.
El malvado esposo ríe a carcajadas al escuchar las amenazas vanas del indigente que ahora viste de traje. —Lárgate de mi vista y vuelve a la calle a recoger basura para que te alimentes. —arrojó con los dientes apretados. Jandé se quedó con la boca abierta por la forma en que su esposo se dirige hacia su jefe Imanol. Ella está temblando de miedo y no se atreve a decir una palabra para evitar la batalla de miradas entre ambos hombres, bueno, en sí no puede pronunciar palabra alguna porque su garganta está presionada con los dedos del esposo. —¿Qué esperas? ¡Vete antes de que te eche a patadas! —volvió a ordenar con autoridad. Imanol no se detuvo y le soltó un puñetazo en el rostro. El hombre malvado alejó sus manos de la chica y quiso acercarse a Imanol para agarrarlo a golpes, sin embargo, este otro fue más listo y lo detuvo a tiempo, logrando lanzarlo al suelo y estabilizarlo. ―Escúchame bien, cabrón de m****a. Si tú le vuelves a poner un dedo encima a esta chica, te vas a arrepe
Imanol se quedó en silencio por un momento, está perturbado, pues su madre se veía en perfectas condiciones esta mañana y ahora le dan esa lamentable noticia. Luego de unos segundos que su mente se quedó en blanco, le dijo a la empleada que enseguida llegará a la clínica para estar a su lado. Su mundo se ha desmoronado, su madre es todo lo que él tiene y ahora se encuentra mal de salud y teme perderla. En sus manos se nota el miedo, estas tiemblan mientras presiona con mucha fuerza el timón. ―¿Qué ha pasado, jefe?—preguntó la chica que lo acompaña en el asiento de copiloto. ―Discúlpame, Jandé, sé que solo eres mi asistente en el trabajo. Pero ahora necesito desviarme porque mi madre me necesita, aunque si te sientes capaz de reunirte con los inversionistas, dímelo y te doy dinero para que te vayas en un taxi y al rato envío un chofer para que te traslade hacia el lugar de la reunión. ―No, señor, bueno, sé que soy capaz de dialogar con ellos sin ningún problema. Pero en este momento
Imanol está consciente de que se está metiendo en terreno peligroso y también está orillando a su asistente, que ha sido muy educada durante el periodo que ha trabajado en la empresa y ahora él mismo la ha metido en serios aprietos al presentarla como su novia. Esa acción lo hace sentir un perdedor, pero en realidad la situación grave de su madre lo obligó a tomar esa decisión precipitada. —Jandé, responde si estás dispuesta a darme un hijo, por favor. —pregunta con mucha desesperación porque teme que ella no esté de acuerdo con sus locuras de hombre inestable. ―Jefe, está loco si cree que aceptaré acostarme con usted solo para darle un hijo y engañar a su madre, eso no es correcto. Además, es la primera vez que interactuamos con escenas que no sean de trabajo, ¿no cree usted que es muy absurdo hacer lo que propone? ―Entiendo tu preocupación. Y precisamente a ese punto quiero llegar, no será necesario que siquiera nos toquemos en privado. Lo que necesito es alquilar tu vientre para
El hombre que acaba de entrar los observa con mucho interés, muestra una sonrisa de burla, mientras que Imanol lo fulmina con la mirada. —¿Qué haces en mi empresa? —Cuestiona acercándose a él y colocando a la chica detrás de su espalda. —¿No me vas a presentar a esta belleza? —dice el hombre con tono de picardía sin despegar la mirada que ha puesto con interés en Jandé. —Vete, sal de mi oficina en este momento y no vuelvas a poner un pie en mis empresas. Luego de una fuerte disputa entre Imanol y el hombre que llegó sin invitación, finalmente y gracias a la intervención de Jandé, los aires se calmaron. Ese es uno de los contrincantes de Imanol. Desde que estaban en la universidad estudiando, se convirtieron en rivales y todo por problemas entre los padres de ambos. —He regresado al país, me haré cargo de las empresas de mi padre y créeme que te haré pedazos en los negocios. —le advirtió el hombre antes de marcharse. Imanol le explicó a la chica el motivo de su enemistad, también
Jandé está sensible con la parte del divorcio con Darío, ahora que Imanol le ha dado a entender que ella no es agradable. Justo entonces es cuando recuerda las veces que su esposo le mencionó que no valía nada para él ni para sus padres que la borraron de su vida. Ahora se siente mucho peor porque cree que a los ojos de todos los hombres no es la indicada. Con sus últimas palabras, se puso de pie y se dirigió a la puerta. Solo faltan unos minutos para que la hora de salida se llegue y a ella no le importa incumplir en ese detalle. Tampoco se detuvo cuando su jefe le gritaba que dejara de actuar como una niña. ―¡Jandé, he dicho que te detengas! ―exclamó Imanol y corrió tras de ella para detenerla, sin imaginar lo que sucedería. ―¡Ah! ¡Pendejo, mira bien por dónde te vas a pisar! ―rezongó Jandé, sosteniendo una parte de la blusa que ha dejado sus pechos al descubierto. ―Lo siento, Jandé, no ha sido mi intención de … ―Cierra los ojos y voltéate, me has arruinado mi blusa. ¡Maldito, p
Sentado en el sillón, cerró sus ojos y aprovechó a descansar por mientras las damas regresan. Justo en ese momento los recuerdos del pasado volvieron a su mente, siendo un niño encerrado en una oscura y tenebrosa habitación en donde se mantiene encadenado al lado del cuerpo inerte de su padre. Una mujer le sigue apuntando con el arma y amenaza con dispararle a él también si no deja de pedir ayuda para rescatar al hombre. ―¡Hijo! ―Escuchó en medio de su sueño. ―¡No! ―Grita con fuerza —. ¡No le hagas daño! —súplica. ―Hijo, estoy aquí, soy tu mamá. La anciana se acercó a él y lo abrazó para que despertara de su mundo, pues ella sabe su pasado y los ataques de ansiedad que sufre en ocasiones. ―Perdón, mamá, creo que me quedé dormido y tuve una pesadilla. ―Se disculpó de inmediato y dedicó una sonrisa al ver el rostro pálido de Jandé que lo observa asustada. ―Pasemos a la mesa, no esperemos a que la comida se nos enfríe. ―Ordenó la anciana. Imanol prefirió ir al baño a lavarse el r
Imanol sonríe y se siente satisfecho, aunque un tanto avergonzado por lo que la chica deduce sobre su sexualidad debido a su actitud en contra de las mujeres. Él mintió, sí, mintió porque reconoce que no se puede enamorar y menos de una persona tan bella como Jandé. —Ahora que ya sabes mi secreto, te pido que lo guardes en lo más profundo de tu corazón, será terrible si mamá se entera. ―Pidió Imanol. La falsa pareja regresó al comedor y mostrándose muy contentos, le anunciaron a la anciana que han acordado celebrar la boda antes del fin de semana. Jandé sigue muy triste, ahora se le nota el cambio frente a Imanol. Ella anhelaba que su jefe se fijara en ella como mujer y se diera una oportunidad en el amor. Ahora está convencida de que eso es imposible y lo justifica con que durante los años que ella lleva trabajando a su lado jamás le ha visto una novia o quizá sepa esconder muy bien sus relaciones amorosas. «¡Qué desperdicio con el jefe, él es tan guapo!» ―piensa para sí misma
Para la hermosa Jandé ha sido de gran sorpresa encontrarse con Esteban. Hace unos días Imanol los presentó, pero jamás le comentó que su amigo es ginecólogo y precisamente quien hará la inseminación. ―Ah, bienvenida, mi preciosa bambi, pero ¿dónde está el idiota de tu pareja? Pensé que te acompañaría en este momento y por eso le estaba informando que todo estaba listo ya. — Entiendo — responde—. Él… él está afuera, yo… yo ahora vuelvo. —Agregó la chica muy avergonzada y, en medio de tartamudeos, de inmediato se escapó del consultorio. ―Uf, qué susto. ―Dijo finalmente al sentirse liberada lejos del médico. ―¿Qué ha pasado, Jandé? Estás pálida, ¿has visto un cadáver allí dentro? Bromea Imanol. Imaginándose la causa. ―Imbécil, dime que es una m*****a broma lo de tu amigo. ―Reclama entre dientes y dándole un golpe en el pecho. ―No lo es. ―Se disculpó Imanol muy apenado y nervioso. Cuando le comentó a su amigo sobre esa decisión, aquel le dijo que ambos deben estar muy seguros de l