Jandé está sensible con la parte del divorcio con Darío, ahora que Imanol le ha dado a entender que ella no es agradable. Justo entonces es cuando recuerda las veces que su esposo le mencionó que no valía nada para él ni para sus padres que la borraron de su vida. Ahora se siente mucho peor porque cree que a los ojos de todos los hombres no es la indicada. Con sus últimas palabras, se puso de pie y se dirigió a la puerta. Solo faltan unos minutos para que la hora de salida se llegue y a ella no le importa incumplir en ese detalle. Tampoco se detuvo cuando su jefe le gritaba que dejara de actuar como una niña. ―¡Jandé, he dicho que te detengas! ―exclamó Imanol y corrió tras de ella para detenerla, sin imaginar lo que sucedería. ―¡Ah! ¡Pendejo, mira bien por dónde te vas a pisar! ―rezongó Jandé, sosteniendo una parte de la blusa que ha dejado sus pechos al descubierto. ―Lo siento, Jandé, no ha sido mi intención de … ―Cierra los ojos y voltéate, me has arruinado mi blusa. ¡Maldito, p
Sentado en el sillón, cerró sus ojos y aprovechó a descansar por mientras las damas regresan. Justo en ese momento los recuerdos del pasado volvieron a su mente, siendo un niño encerrado en una oscura y tenebrosa habitación en donde se mantiene encadenado al lado del cuerpo inerte de su padre. Una mujer le sigue apuntando con el arma y amenaza con dispararle a él también si no deja de pedir ayuda para rescatar al hombre. ―¡Hijo! ―Escuchó en medio de su sueño. ―¡No! ―Grita con fuerza —. ¡No le hagas daño! —súplica. ―Hijo, estoy aquí, soy tu mamá. La anciana se acercó a él y lo abrazó para que despertara de su mundo, pues ella sabe su pasado y los ataques de ansiedad que sufre en ocasiones. ―Perdón, mamá, creo que me quedé dormido y tuve una pesadilla. ―Se disculpó de inmediato y dedicó una sonrisa al ver el rostro pálido de Jandé que lo observa asustada. ―Pasemos a la mesa, no esperemos a que la comida se nos enfríe. ―Ordenó la anciana. Imanol prefirió ir al baño a lavarse el r
Imanol sonríe y se siente satisfecho, aunque un tanto avergonzado por lo que la chica deduce sobre su sexualidad debido a su actitud en contra de las mujeres. Él mintió, sí, mintió porque reconoce que no se puede enamorar y menos de una persona tan bella como Jandé. —Ahora que ya sabes mi secreto, te pido que lo guardes en lo más profundo de tu corazón, será terrible si mamá se entera. ―Pidió Imanol. La falsa pareja regresó al comedor y mostrándose muy contentos, le anunciaron a la anciana que han acordado celebrar la boda antes del fin de semana. Jandé sigue muy triste, ahora se le nota el cambio frente a Imanol. Ella anhelaba que su jefe se fijara en ella como mujer y se diera una oportunidad en el amor. Ahora está convencida de que eso es imposible y lo justifica con que durante los años que ella lleva trabajando a su lado jamás le ha visto una novia o quizá sepa esconder muy bien sus relaciones amorosas. «¡Qué desperdicio con el jefe, él es tan guapo!» ―piensa para sí misma
Para la hermosa Jandé ha sido de gran sorpresa encontrarse con Esteban. Hace unos días Imanol los presentó, pero jamás le comentó que su amigo es ginecólogo y precisamente quien hará la inseminación. ―Ah, bienvenida, mi preciosa bambi, pero ¿dónde está el idiota de tu pareja? Pensé que te acompañaría en este momento y por eso le estaba informando que todo estaba listo ya. — Entiendo — responde—. Él… él está afuera, yo… yo ahora vuelvo. —Agregó la chica muy avergonzada y, en medio de tartamudeos, de inmediato se escapó del consultorio. ―Uf, qué susto. ―Dijo finalmente al sentirse liberada lejos del médico. ―¿Qué ha pasado, Jandé? Estás pálida, ¿has visto un cadáver allí dentro? Bromea Imanol. Imaginándose la causa. ―Imbécil, dime que es una m*****a broma lo de tu amigo. ―Reclama entre dientes y dándole un golpe en el pecho. ―No lo es. ―Se disculpó Imanol muy apenado y nervioso. Cuando le comentó a su amigo sobre esa decisión, aquel le dijo que ambos deben estar muy seguros de l
A Imanol le duele escuchar que Jandé habla muy bien de su persona, aun cuando él la trata mal en ocasiones y la mantiene confundida. ―El señor Volkover es muy guapo, señorita Jandé. Y usted también lo es, seguro por eso la eligió a usted para compartir su vida. ―Comenta una de las chicas que la están consintiendo en peinados y maquillaje por órdenes de la anciana. ―Sí, sé que soy muy afortunada de convertirme en su esposa y lo mejor es que ambos estamos muy enamorados. ―Respondió Jandé. —Les deseo que un día encuentren a un hombre que las ame como Imanol me ama a mí—agregó con una sonrisa. Imanol las escucha en silencio hasta que una de las chicas se percató de su presencia y haciendo una reverencia de inmediato los dejaron a solas. ―Gracias por lo que estás haciendo, Jandé, solo espero que lo que acabas de decir no sea cierto. Te juro que esto es muy importante para mí y prometo en un futuro cercano recompensarte, no con amor, pero sí, dándote el puesto de vicepresidencia en la em
El tiempo transcurrió entre saludos y felicitaciones hacia la pareja que se muestra muy contenta. Muchos hombres del mundo empresarial estaban presentes y embobados por la belleza que posee la nueva esposa. ―Me muero de curiosidad por saber a dónde te vas a llevar de luna de miel a mi nuera. ―dijo la señora Melisa al acercarse a ellos para felicitarlos por milésima ocasión. ―Ah, mamá, tú siempre estás pendiente de que nada se nos pase por alto. —reclama su hijo con una sonrisa. —Iremos a navegar durante este fin de semana y luego volveremos al trabajo. Sabes que no nos podemos dar el lujo de perdernos por muchos días porque ambos somos importantes en la empresa. —comenta con un buen pretexto que su madre cree de inmediato. ―Está bien, hijo, te ves muy feliz este día, entonces yo también lo soy. Esa misma noche, la madre le dio un abrazo de despedida a ambos para que emprendieran su viaje de luna de miel. ―¿Por qué tenemos que viajar? —reclama con molestia. —Hubiese preferido queda
Jandé está impaciente, sabe que están en peligro en dicho lugar, a pesar de ello se muestra como si eso no le afecta su estado emocional. Decidió relajarse y tomarlo con paciencia, puesto que le consuela el saber que su esposo es un hombre adinerado y lo buscarán hasta por debajo de las piedras. ―¿Te estás divirtiendo en tu luna de miel, amor mío? ―pregunta la adorable esposa con evidente sarcasmo. ―Ah, ya veo que estás de buen humor, querida, y para responder a tu consulta, créeme que yo no tengo ningún problema. Aquí la única que está preocupada es una chica que es probable que esta noche sea la cena de un oso que seguramente vendrá a hacernos una visita de cortesía. ―Sé que estás bromeando, jefe. ―Estamos en medio de la nada, querida, que no te extrañe, si en cualquier momento aparece un animal salvaje y trata de hacernos daño. Imagínate, el pobre animal no encontrará carne en ti para alimentarse, estás tan delgada que solo los huesos comerá. —continúa molestándola para hacerla
Ella desapareció en cuestión de segundos, mientras que sentado en la playa ha quedado el hombre, quien lamenta las palabras tan duras para la chica en un momento tan preocupante como el que están atravesando. «Vamos, Imanol, eres un completo idiota, cómo le has hablado de esa forma a la chica, acaso no ves que ella ha sufrido con su anterior pareja y ahora te ha confesado que tú eres su refugio, deberías de sentirte orgulloso y comprometido a protegerla de todo mal». Se reprocha en voz baja. Imanol no soportó la culpa y fue en busca de la chica. Ella está recostada sobre el colchón y con una sábana cubierta por completo. La escuchó sollozar y se sintió aún peor por ser tan indiferente con ella, pero es que en realidad desde hace unos años él prometió que no le abrirá más su corazón a una mujer. En realidad él no es gay, pero como a Jandé se le ocurrió decir eso, entonces él le está siguiendo la corriente para que ella tenga claro que en ningún momento lo tiene que ver a él como mari