OBRA ORIGINAL TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS LA HISTORIA QUEDA ESTRICTAMENTE SUJETADA POR DERECHOS DE AUTORÍA BAJO EL NOMBRE DE © Laura Machado GarciaEste libro es un trabajo de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son productos de la imaginación del autor o han sido usados de manera ficticia y no deben ser interpretados como eventos reales. Cualquier parecido con personas, vivas o muertas, eventos actuales, locales u organizaciones es coincidencia. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público.Todos los derechos reservados.Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, copiada o distribuida de ninguna manera sin permiso expreso del autor, salvo en casos d
Febrero 19, 2020Error.En eso se había resumido estos tres años desde que hice aquella locura, literalmente corté relaciones con la familia Elgoft y evitaba preguntarle a mi madre sobre él. El sentimiento de culpa que sentía por aquel “incidente” era lo peor que podía sentir.Al menos, podía decir que había olvidado de cierto modo el sentimiento por Alan, lo que había pasado ese día fue la copa que rebaso el vaso y me prometí olvidar el amor que sentía por Alan.Me había graduado en un secretariado profesional, pero ahora estaba desempleada, en su momento hice una capacitación en una empresa donde no me renovaron el contrato…—Toma —mi madre pone frente a mí un vaso de té—, ¿Todavía no tienes propuestas de trabajo?—Al parecer, las empresas prefieren emplear secretarias comunes, que no hayan estudiado todo lo que yo estudie en el curso; como el idioma, clases de etiqueta, vestimenta, para hablar… todo eso.—Yo te conseguí un trabajo —murmura mi madre dándole un sorbo a su té.—¿Dónde
—¡Bueno! —aplaude el señor Elgoft captando la atención de todos—, Gracias a todas las personas que han estado en esta empresa apoyándonos, pero como ya sabrán llego el momento de irme a casa junto con mi esposa dejando a cargo a mi hijo Alan Elgoft —en ese momento Alan se pone al lado de su padre quien pasa una mano por encima del hombro de Alan—, No saben lo feliz que estoy de haber compartido todos estos años con ustedes, tanto en los buenos momentos como en los malos, que nos ayudaron a aprender y crecer; este bufé lo fundo mi bisabuelo y ha sido heredado generación a generación… no crean que me olvidaré de ustedes, saben que pueden contar conmigo siempre. Mi hijo ha ganado grandes casos y sé graduó con honores de su universidad. Espero que lo ayuden en este proceso, así que recibamos a mi hijo con un fuerte aplauso.En ese momento la sala se inunda de aplausos, y yo también aplaudo.Mi vista se fija en Alan, quien me mira fijamente como si estuviese encantado por lo que ve.—Mucha
—¿Una oportunidad? ¿Está usted loco? Eso de «crecimos juntos» tan bonito que lo pintas nunca existió; toda nuestra infancia como dices se basó en tú tratándome como una mierda, la mitad de nuestra “infancia” ni siquiera me hablabas; era como si fuese de otro planeta, si crees que, por haber crecido en la pequeña casa de empleados junto a mi madre, crees que estás en todo tu derecho de tratarme como te pegue en gana, permíteme sacarte de tu error, no soy una putilla de la calle.Alan frunce el ceño.—Si tan amigo mío fuiste dime cuál es mi color favorito… ¡Ni siquiera sabes mi color favorito! —espeto—, Eso es lo más tonto y trivial que se sabe de una persona.—¡Hablas como si me conocieras! Apuesto que tú no sabes tampoco nada de mí.—¿¡Que no se nada de ti!? —Me acerco más a él—, Alan Daniel Elgoft, te gusta de postre las galletas que hacía Marta, tu comida favorita es la lasaña, tu color favorito es el negro, tu deporte favorito es el voleibol, amas acampar… amas ir a bares ¿algo más
Agosto 15, 2025Esa noche ni siquiera pude dormir por hacer las estúpidas diapositivas, aunque aquello me había servido para dejar de pensar en Alan y en sus palabras, ¿y si todo lo que me estaba diciendo era producto de la extraña pócima que le había dado?Cuando llego al bufé, preparo el café para Alan.—Buenos días… ¿Usha? —Me saluda una chica de cabello negro y un poco más alta que yo—. Quería conocer a la nueva secretaria del demonio.—Ya veo.—No me he presentado, soy Mackenzie Will.—Un placer —Entrelazo las manos con ella—, espero que dures más de lo que duro la anterior.—Igual yo… Bueno, voy a llevarle el café al señor Elgoft.Sin esperar su respuesta me encamino a la oficina de Alan, toco la puerta antes de entrar encontrándome a Alan leyendo un papel, con sus gafas a punto de caerle del tabique de su nariz.—Buenos días, señorita Gonz.Me aclaro la garganta.—Buenos días, señor Elgoft, le he traído su café. —Camino con el café entre mis manos y los dejo frente a él en su e
—Hola Usha, un placer conocerte soy Ángel.Él extiende su mano con nerviosismo y me limito a estrecharla y brindarle una cálida sonrisa.Cada uno se fue presentando, un total de 15 personas. —¡Que empiece la diversión! —grita eufórico Jaime corriendo hacia una máquina de azar.—Como regalo de nosotros, tienes derecho a una bebida.—¡Oh!, gracias.Sigo a Mackenzie, quien se sienta en una de las sillas donde unas personas jugaban al póquer.—¡Hola, chicos! —Saluda Mackenzie a los cuatro hombres y dos mujeres, cada uno, de diferentes edades, pero en ellos se les veía el dinero.—¡Hola Mack! ¿Vas a acompañarnos en la partida? —Le pregunta una mujer alta, con un precioso vestido color esmeralda.—No, la otra vez casi me dejan en la calle.—¿Y tú sabes jugar, nena? —Me pregunta uno de los chicos, este es un pelinegro, fornido de ojos miel y traje.—Sí, ¿de cuánto es la apuesta?—5.000—¡Mierda! —espeto.—¡Anda juega con nosotros! ¿o no confías en tus habilidades?Mientras me entregaban las
Frunzo los labios sin saber qué decir, por un momento me distraigo y no noto cuando está mucho más cerca de mí, sus manos se posan en mis mejillas y tiemblo cuando siento cuando me da un casto beso. Instintivamente, cierro los labios, mis mejillas debían de estar a punto de explotar.—No sabes cuanto desee esto, Usha, no soy el mismo crio que conociste.No sé qué decirle, de hecho, creo que en eso se resumen mis pensamientos cuando estoy frente a él y me suelta sus tontas frases y siento que me derrito a sus pies.¿Qué quieres lograr Alan Elgoft? ¿Volverme loca?—Ven —Alan entrelaza nuestras manos—, déjame llevarte a tu casa, mañana tenemos que trabajar y después hablaremos de esto.—¿De esto?—Dame una oportunidad para decirte todo lo que siento, si decides que no quieres nada conmigo, pues te dejare en paz… te enviare a otro buffet para evitar que mi corazón duela al verte.—Está bien, después hablaremos de esto, déjame despedirme de mis colegas.—¿Para dónde vamos? —Pregunta Alan c