OBRA ORIGINAL TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS LA HISTORIA QUEDA ESTRICTAMENTE SUJETADA POR DERECHOS DE AUTORÍA BAJO EL NOMBRE DE © Laura Machado Garcia
Este libro es un trabajo de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son productos de la imaginación del autor o han sido usados de manera ficticia y no deben ser interpretados como eventos reales. Cualquier parecido con personas, vivas o muertas, eventos actuales, locales u organizaciones es coincidencia. Bajo las sanciones establecidas en las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público.
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Este libro está destinado a personas mayores de 18 años, ya que contiene escenas sexualmente explícitas. Todos los personajes en esta obra son mayores de 18 años.
Todos los eventos que tienen lugar en este relato son ficticios, por lo que embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual no ocurren, a menos que formen parte de la historia. En la vida real, tener sexo sin protección puede tener graves consecuencias permanentes; por favor, recuerden esto y siempre usen protección adecuada y hagan pruebas necesarias para asegurar que su pareja o ustedes mismos no sufran los estragos que pueden surgir de una enfermedad venérea o un embarazo no planificado.
Codigo:©1709073465714 Registro Safe creative
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Un hechizo contra el Amor (#1)
INS*TA*GRAM: Dearlaumg
INTRODUCCIÓN
Julio 31, 2017
Para mi pobre corazón, hoy era un día triste, el día donde me iba a tener que ver a mi primer amor Alan, se iba a la universidad, aunque pudiese llegar a escucharme como un tonto disco rayado... me dolía un montón el hecho de ver como el único hijo de los jefes de mi mamá se iba a la universidad.
¿Por qué me dolía tanto?
Tal vez la respuesta era que lo amaba con locura, además de ser mi primer amor, no tenía ojos para más nadie, a pesar de que él y yo habíamos crecido juntos, nunca fui nada especial para él, siempre fui la hija de la mujer de limpieza.
Aunque gracias a ese trabajo, del cual era un orgullo para nosotras, había estudiado y ahora iba a estudiar e intentar continuar con mi vida.
—¿Usha? —escucho la voz de mi madre frente a mí, mientras ella organiza la cama de Alan por última vez—, No sé por qué sigues sufriendo por ese amor no correspondido cariño —susurra mi madre para que solo yo escuche, con dulzura.
—Tú no lo entiendes —tomo una de las almohadas y le quito la funda anterior.
—Claro que te entiendo, yo también tuve tu edad, y sé que no importa la cantidad de veces que te diga y te implore que abandones ese amor, por qué no lo harás, aunque te lo implore o te lo ordene, lo harás cuando te sientas lista; un día te darás cuenta de que necesitas pasar la página, que esa sensación de no poder tener lo que tanto deseas, no es lo que realmente quieres para tu vida y habrá terminado ese sentimiento, pero jamás podrás olvidarlo. Ya sabes, el primer amor nunca se olvida.
—Me duele, mamá —intento que las lágrimas no se salgan de mis ojos, pero me es imposible.
—Lo sé cariño, lo sé. ¿Por qué no vas y caminas un poco y despejas tu mente? Yo ordenaré la casa.
—¿Estás segura? Todavía tenemos trabajo...
—¡Que sí! Vete.
Yo asiento saliendo de la habitación, en este lado de la casa predominaba el color verde menta, figuras de madera y algunos que fueron heredadas por la familia Elgoft, cuando bajo las escaleras me encuentro a Marta, la encargada de la limpieza.
—¡Usha! —grita a penas, me ve—, Ven —hace una seña con sus dedos para que vaya hacia donde ella se encontraba—, Hice galletas, si te gustan a ti, sé que le van a gustar al joven Elgoft, debe ser porque ustedes crecieron juntos, antes ustedes eran como uña y mugre, no sé qué les ha pasado.
Marta es una mujer mayor, con pelo blanco recogido en un elegante moño, estatura baja y encordaba por la edad y su uniforme.
Frunzo los labios sin saber que decir, porque ni siquiera yo sabía esa respuesta mientras continúo caminando hacia la mesa donde hay un plato para meter al horno y encima de este están las galletitas de chocolate con trocitos de oreo, tomo una sintiendo como todavía están algo calientes para después darle un leve mordisco.
—¡Qué delicia! —admito sintiendo como mis papilas gustativas disfrutan de esto—, Te quedaron deliciosas.
—Llévate algunas... ¿Para dónde ibas? Parecías desanimada.
—Voy a salir a caminar un rato antes de tomar mis maletas e irme a donde mi tía, ya sabes para lo de estudiar para ser asistente ejecutiva —Le digo mostrándole una sonrisa.
—Está bien.
Tomo un par de galletas entre mis manos y salgo de la casa.
El clima era cálido y un poco frío, al mismo tiempo, avisando la llegada del otoño, empecé a caminar en dirección al parque.
—¡Tss! ¡Niña! — escuché como alguien decía detrás de mí—, Te hablo a ti rubia.
En ese momento me doy la vuelta y me encuentro a una mujer que se encontraba en sentada en el suelo y frente a ella había una mesa y unas cartas.
—¿No te gustaría que te leyese las cartas? —me pregunta la señora revolviendo las cartas en sus manos.
—No, muchas gracias.
—¡No te cobraré mucho! Pasa.
Yo acepto frunciendo el ceño sentándome frente a ella, aquella mujer vestida de negro me ofrece la baraja.
—Pon tu mano derecha sobre ella.
Yo lo hago.
Cuando alejo la mano de las cartas, ella las empieza a barajar y mover para después ponerla sobre la mesa.
—Selecciona tres de estas cartas, concéntrate muy bien.
—Está bien... —hago una pequeña pausa—, Esta, esta y esta.
—Perfecto... primero —ella voltea una de las cartas que se encontraban bocabajo—, Oro, esta carta está relacionada con temas económicos como pueden ser gastos, deudas, herencias, inversiones... Vas a recibir bastante dinero o tendrás. Ahora vamos con esta —voltea otra carta—, Vas a tener un nuevo amor, ese que tanto esperabas... pero no todo va a ser color de rosas; la última dice que debes tener cuidado con las decisiones que tomes.
—Vaya...
—Sé que tienes a una persona de la cual estás perdidamente enamorada, ¿no te gustaría adelantar el proceso?
—Creo que no.
—Tengo esta posición para despertar el amor, solo necesitas echarle un par de gota y ¡guala! Verás la magia.
Frunzo el ceño tomando la extraña sustancia.
Cuando regreso a casa, me siento como una estúpida por haberme dejado convencer por aquella señora, cuando entro a la casa me encuentro con el ajetreo de la despedida de Alan, el primogénito de los Elgoft: Carolina de Elgoft y Enrique Elgoft, el cual tiene un bufete de abogados.
—¡Pequeña que bueno que regresas! —me saluda mi madre cuando cierro la puerta, ella tiene una bandeja en las manos—, ¿Le podrías llevar el café que está en la cocina a Alan por favor?
—Claro que sí.
En ese momento me encamino a paso apresurado a la cocina, el café se encontraba en una bandeja, justo en el momento en el que estoy a punto de tomarlo recuerdo aquella poción que me había dado aquella mujer.
En ese momento la detallo, es una botellita de vidrio en forma de corazón y el líquido tiene una mezcla entre café y rojiza, en ese momento abro la botellita y la posicionó en el vaso.
«¿Qué estoy haciendo? ¿Estoy tan desesperada?»
Cuando estoy a punto de alejar aquellíquido,o una voz detrás de mí hace que me asuste y sin querer eche todo el líquido en el café.
M****a.
—Usha, ¿por qué no le has llevado el café a señorito Alan?
—Mamá... creo que hay que cambiar el café.
—Pues no hay tiempo, quiere el café ahora mismo, así que llevárselo.
—Pero mamá...
—Ahora.
En ese momento bajo la mirada y tomo la bandeja entre mis manos y me encamino hacia el comedor, me pongo al lado de Alan y dejo el café.
—Que lo disfrute.
—Gracias.
Su colonia cara a la que siempre huele me embriaga, su cabello chocolate el cual se encontraba algo largo, barba, cejas pobladas, labios delgados, sus ojos verdes y su cuerpo atlético. Aún recuerdo aquellas veces que me tocaba estar con él en el gimnasio de la mansión sosteniendo su toalla para el sudor o le pasara la botella de agua.
En ese momento me desconcentro admirando su belleza, que solo salgo de mis pensamientos cuando acerca sus labios al café y le da un sorbo.
Él hace una mueca.
—¿Pasa algo joven Elgoft?
—No nada, por un momento me sentí mareado.
—¿Gusta que le cambie el café?
—¿Te sientes mejor bebé? —le pregunta su madre preocupada.
M****a.
M****a.
Mi-er-da.
—Ya me siento mejor mamá, Usha ya te puedes retirar.
Yo asiento para después salir corriendo de aquel lugar... ¡Que hice! ¡Debo ser una tonta!
Pero es aquí como para mi felicidad aquella baratija de aquella señora no dio resultada alguno y Alan no dijo ni actuó de forma extraña. Debí parecer una tonta por esperar alguna solución mágica.
Y fue así como al día siguiente Alan y yo nos separamos.
Él se iba a Francia a continuar con sus estudios como abogado y yo iba un instituto profesional de secretariado donde hacían énfasis para trabajar con personajes importante, como actuar, vestir y hablar...
Creo que ha llegado el momento de renunciar a este amor.
Febrero 19, 2020Error.En eso se había resumido estos tres años desde que hice aquella locura, literalmente corté relaciones con la familia Elgoft y evitaba preguntarle a mi madre sobre él. El sentimiento de culpa que sentía por aquel “incidente” era lo peor que podía sentir.Al menos, podía decir que había olvidado de cierto modo el sentimiento por Alan, lo que había pasado ese día fue la copa que rebaso el vaso y me prometí olvidar el amor que sentía por Alan.Me había graduado en un secretariado profesional, pero ahora estaba desempleada, en su momento hice una capacitación en una empresa donde no me renovaron el contrato…—Toma —mi madre pone frente a mí un vaso de té—, ¿Todavía no tienes propuestas de trabajo?—Al parecer, las empresas prefieren emplear secretarias comunes, que no hayan estudiado todo lo que yo estudie en el curso; como el idioma, clases de etiqueta, vestimenta, para hablar… todo eso.—Yo te conseguí un trabajo —murmura mi madre dándole un sorbo a su té.—¿Dónde
—¡Bueno! —aplaude el señor Elgoft captando la atención de todos—, Gracias a todas las personas que han estado en esta empresa apoyándonos, pero como ya sabrán llego el momento de irme a casa junto con mi esposa dejando a cargo a mi hijo Alan Elgoft —en ese momento Alan se pone al lado de su padre quien pasa una mano por encima del hombro de Alan—, No saben lo feliz que estoy de haber compartido todos estos años con ustedes, tanto en los buenos momentos como en los malos, que nos ayudaron a aprender y crecer; este bufé lo fundo mi bisabuelo y ha sido heredado generación a generación… no crean que me olvidaré de ustedes, saben que pueden contar conmigo siempre. Mi hijo ha ganado grandes casos y sé graduó con honores de su universidad. Espero que lo ayuden en este proceso, así que recibamos a mi hijo con un fuerte aplauso.En ese momento la sala se inunda de aplausos, y yo también aplaudo.Mi vista se fija en Alan, quien me mira fijamente como si estuviese encantado por lo que ve.—Mucha
—¿Una oportunidad? ¿Está usted loco? Eso de «crecimos juntos» tan bonito que lo pintas nunca existió; toda nuestra infancia como dices se basó en tú tratándome como una mierda, la mitad de nuestra “infancia” ni siquiera me hablabas; era como si fuese de otro planeta, si crees que, por haber crecido en la pequeña casa de empleados junto a mi madre, crees que estás en todo tu derecho de tratarme como te pegue en gana, permíteme sacarte de tu error, no soy una putilla de la calle.Alan frunce el ceño.—Si tan amigo mío fuiste dime cuál es mi color favorito… ¡Ni siquiera sabes mi color favorito! —espeto—, Eso es lo más tonto y trivial que se sabe de una persona.—¡Hablas como si me conocieras! Apuesto que tú no sabes tampoco nada de mí.—¿¡Que no se nada de ti!? —Me acerco más a él—, Alan Daniel Elgoft, te gusta de postre las galletas que hacía Marta, tu comida favorita es la lasaña, tu color favorito es el negro, tu deporte favorito es el voleibol, amas acampar… amas ir a bares ¿algo más
Agosto 15, 2025Esa noche ni siquiera pude dormir por hacer las estúpidas diapositivas, aunque aquello me había servido para dejar de pensar en Alan y en sus palabras, ¿y si todo lo que me estaba diciendo era producto de la extraña pócima que le había dado?Cuando llego al bufé, preparo el café para Alan.—Buenos días… ¿Usha? —Me saluda una chica de cabello negro y un poco más alta que yo—. Quería conocer a la nueva secretaria del demonio.—Ya veo.—No me he presentado, soy Mackenzie Will.—Un placer —Entrelazo las manos con ella—, espero que dures más de lo que duro la anterior.—Igual yo… Bueno, voy a llevarle el café al señor Elgoft.Sin esperar su respuesta me encamino a la oficina de Alan, toco la puerta antes de entrar encontrándome a Alan leyendo un papel, con sus gafas a punto de caerle del tabique de su nariz.—Buenos días, señorita Gonz.Me aclaro la garganta.—Buenos días, señor Elgoft, le he traído su café. —Camino con el café entre mis manos y los dejo frente a él en su e
—Hola Usha, un placer conocerte soy Ángel.Él extiende su mano con nerviosismo y me limito a estrecharla y brindarle una cálida sonrisa.Cada uno se fue presentando, un total de 15 personas. —¡Que empiece la diversión! —grita eufórico Jaime corriendo hacia una máquina de azar.—Como regalo de nosotros, tienes derecho a una bebida.—¡Oh!, gracias.Sigo a Mackenzie, quien se sienta en una de las sillas donde unas personas jugaban al póquer.—¡Hola, chicos! —Saluda Mackenzie a los cuatro hombres y dos mujeres, cada uno, de diferentes edades, pero en ellos se les veía el dinero.—¡Hola Mack! ¿Vas a acompañarnos en la partida? —Le pregunta una mujer alta, con un precioso vestido color esmeralda.—No, la otra vez casi me dejan en la calle.—¿Y tú sabes jugar, nena? —Me pregunta uno de los chicos, este es un pelinegro, fornido de ojos miel y traje.—Sí, ¿de cuánto es la apuesta?—5.000—¡Mierda! —espeto.—¡Anda juega con nosotros! ¿o no confías en tus habilidades?Mientras me entregaban las
Frunzo los labios sin saber qué decir, por un momento me distraigo y no noto cuando está mucho más cerca de mí, sus manos se posan en mis mejillas y tiemblo cuando siento cuando me da un casto beso. Instintivamente, cierro los labios, mis mejillas debían de estar a punto de explotar.—No sabes cuanto desee esto, Usha, no soy el mismo crio que conociste.No sé qué decirle, de hecho, creo que en eso se resumen mis pensamientos cuando estoy frente a él y me suelta sus tontas frases y siento que me derrito a sus pies.¿Qué quieres lograr Alan Elgoft? ¿Volverme loca?—Ven —Alan entrelaza nuestras manos—, déjame llevarte a tu casa, mañana tenemos que trabajar y después hablaremos de esto.—¿De esto?—Dame una oportunidad para decirte todo lo que siento, si decides que no quieres nada conmigo, pues te dejare en paz… te enviare a otro buffet para evitar que mi corazón duela al verte.—Está bien, después hablaremos de esto, déjame despedirme de mis colegas.—¿Para dónde vamos? —Pregunta Alan c
Alan me hacía sentir sexi en este momento, a pesar de vestir un tonto pijama, decido dejar de pensar en esto y dormir tan siquiera 5 minutos antes de tener que ir al trabajo, ahora todo estaba empezando a ser tan raro. Estaba en la casa de mi jefe.Me limité a sentarme en su sofá, organicé una almohada y me acosté allí.—¿Qué estás haciendo?—Dormir.—Duerme conmigo, en mi cama.—¿Qué? ¿Estás loco? ¿Por qué dormiría contigo teniendo una cama en perfecto estado donde podría estar durmiendo ahora mismo? Si tanto problema te da que viva allí, entonces me mudaré, pero no quiero que creas que tienes voz y voto en mi vida, señor Elgoft.Mi alarma me despierta, y agradezco que al momento que tocaron mi puerta lo hubiese guardado en mi túnica de dormir.Creo que la mejor forma de asumir mi situación actual era, ignorándola un poco, después de haber tenido que pedir ropa, bragas y cosas para mí.—Buenos días, señor Elgoft. —Exclamo mientras entro a su habitación y él se encontraba visitándose.