CUATRO

Agosto 15, 2025

Esa noche ni siquiera pude dormir por hacer las estúpidas diapositivas, aunque aquello me había servido para dejar de pensar en Alan y en sus palabras, ¿y si todo lo que me estaba diciendo era producto de la extraña pócima que le había dado?

Cuando llego al bufé, preparo el café para Alan.

—Buenos días… ¿Usha? —Me saluda una chica de cabello negro y un poco más alta que yo—. Quería conocer a la nueva secretaria del demonio.

—Ya veo.

—No me he presentado, soy Mackenzie Will.

—Un placer —Entrelazo las manos con ella—, espero que dures más de lo que duro la anterior.

—Igual yo… Bueno, voy a llevarle el café al señor Elgoft.

Sin esperar su respuesta me encamino a la oficina de Alan, toco la puerta antes de entrar encontrándome a Alan leyendo un papel, con sus gafas a punto de caerle del tabique de su nariz.

—Buenos días, señorita Gonz.

Me aclaro la garganta.

—Buenos días, señor Elgoft, le he traído su café. —Camino con el café entre mis manos y los dejo frente a él en su escritorio.

Sus ojos azules me examinan, siento como mis movimientos se vuelven torpes al sentir como su mirada están sobre mí.

—Veo que no has olvidado el café que me gusta.

—Claro que no, señor —Me aclaro sintiendo como las palabras frente a él parecían inexistentes—. Ese es mi trabajo.

Me sorprendía lo mucho que había cambiado, pero también que lo que sentía por él a pesar del tiempo no había cambiado, todavía lograba hacer que mi piel se erizase.

—¿Cómo te fue con las diapositivas?

—Muy bien, señor, está listo para cuando usted me lo pida.

—Perfecto —En ese momento Alan se acerca a mí, y no puedo evitar encogerme—. ¿Debería exigirte que te pongas una coleta alta todos los días? Te ves realmente hermosa.

Me quedo en silencio.

—¿Qué tenemos para hoy, Usha?

—Pues —Me aclaro la garganta y bajo mi vista a la Tablet—, una reunión con un cliente, un almuerzo con un cliente y tiene un correo del señor Smith y papeleo.

—Okey.

—Me retiro señor.

Salgo de la oficina cerrando la puerta detrás de mí, siento que las cosas han estado algo diferentes desde que Alan me dijo aquello… debería alejarme de él, a pesar de que crea que es una locura creer en «pociones de amor», debería dejar de quedármelo mirando cuando creo que no lo notara, enciendo la computadora y empiezo a trabajar; prefiero mil veces tener la mente ocupada a tener que estar pensado en toda esta locura.

Mando la encuesta de la reunión del día anterior junto con la invitación a la siguiente, la cual es anónima, me intento controlar para no escribir que deberían prohibir que el señor Elgoft camine en la reunión, por qué su precioso culito me desconcentraba.

A la hora del almuerzo en la cafetería pido un café con leche y frutos secos, sonrió cuando veo a Mackenzie mover su mano enérgicamente para que me acerque a ella y me siente a su lado.

—¿Qué tal primor? ¿Cómo va tu día con el jefazo?

—Por ahora, bien —murmuro dándole un mordisco.

—Hoy vamos a ir al Casino de Gina por tu bienvenida —Frunzo el ceño—, y no hay forma de que la anfitriona no vaya.

—Está bien, pero no me puedo quedar mucho tiempo, mañana tengo que madrugar.

—Sí, sí. Es a las 9:30, mándame tu dirección, al correo, te recogeré.

No encontraba que ponerme para la “fiesta de bienvenida” creo que era por qué difícilmente iba a alguna fiesta, ni siquiera en la universidad, creo que era la amiga antisocial que prefería quedarse en casa haciendo los deberes.

Estaba intentando tener una lista de las cosas positivas de ir a aquella fiesta ya que de igual manera mañana tenía que madrugar y la idea de «trasnocharme» y «tener que madrugar al día siguiente» no parecía agradarme.

Interrumpiendo mis pensamientos, escucho mi celular sonar y sonrió al ver que se trata de mi madre.

—Hola mamá.

—Hola cariño, ¿Cómo has estado?

—Muy bien, ¿y tú? —respondo mientras apoyo el celular contra mi hombro y mi oreja, y observo y vestido entre mis manos.

—Muy bien…, ¿y qué tal tu primer día de trabajo con Alancito?

—Mamá, deja de llamarlo así —ruedo los ojos.

—¡Por qué! No vas a empezar Usha Alexandra Gonz por favor.

—¡Voy a renunciar!

—Ni se te ocurra, ¿Qué tiene de malo trabajar junto a tu amigo de la infancia?

—Él nunca fue mi amigo.

—Amor, son cosas de adolescentes.

—En fin.

—¿Entonces… como te fue?

—Bien, mi jefe es un idiota, ególatra.

—¡Usha!

—¡Ay, mamá! Voy a salir con mis amigas del trabajo, hablamos luego, bye.

—¿Va a estar Alancito allí?

—Mamá, adiós.

Mi madre y su extraña obsesión con Alan.

«Alan Elgoft»

Guau parecía que fuera ayer, que recordaba lo loca que me ponía, estaba superenamorada de él, “estaba” o todavía lo estoy. Ese era el dilema.

El idiota al cual admiraba en secreto, sintiéndome siempre inferior a él, un chico educado, guapo, trabajador… sexi, candente y moja bragas. A veces solo quería hacerme la tonta y arrodillarme frente a él, por qué sé que esa m****a me encantaría, pero me siento como una m****a por haber sido una loca que cree que cuentos de hadas dándole un “hechizo”. Debía ser la virgen más morbosa del mundo.

No podía imaginarme casada y que de un momento a otro ese hechizo se desvaneciera y él me odiase, eso me destruiría, pero habían pasado 5 años desde aquello. Tendría que buscar a aquella mujer de aquella noche.

A las 9 en punto Mackenzie me recoge en su auto, y no dejo de acariciar mi blusa de medio lado negra con brillo del mismo color, y un pantalón de tela suelto con unos tacones no muy altos, creo que este era el look perfecto para la ocasión.

—Estás hermosa.

—Gracias.

El flash de mi celular me ayuda a verme en la oscuridad, en el espejo del asiento de copiloto del auto de Mackenzie, mi maquillaje es tranquilo, de hecho, lo único que llevo es base, rubor, pestañita que adornaban mis ojos azules y labial rojo pasión, mi cabello rubio tinturado resalta con unas hermosas ondas.

 El casino es un lugar algo excéntrico a mi parecer, lleno de sonidos de máquinas y gente gritando eufórica tanto por ganar o perder.

—Chicos, esta es Usha, la nueva asistente del endemoniado… digo del señor Elgoft. —Mackenzie me presenta junto a los otros de la empresa, quienes podían estar en otro sector

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