Capítulo 1

Samantha había escogido un vestido bastante sencillo ya que al ser talla grande no tenía muchas opciones, era de mangas largas, el busto entallado y de corte recto. Su madre no la había acompañado para elección de lo que usaría un día tan importante como lo era su boda sin embargo lo hizo con Liah.

_ Te miras hermosa _ ella le sonrió _ aunque para ser sincera creo que un vestido tuyo te hubiera quedado genial, tienes talento para el diseño y lo sabes pero por estar escuchando a la bruja de tu madre es que no pudiste hacerlo.

_ Liah, mi mamá es una mujer complicada pero me quiere, además ya tengo muchos pendientes encima como para sumar uno más.

_ Así ponle, te conozco Sam y sé que quieres diseñar tu vestido pero no lo hiciste por esa bruja además del poco hombre de tu prometido, no puedo creerlo, es increíble que ellos cuentan contigo y tú no cuentas en absoluto con su apoyo.

_ Hay que enfocarse en el vestido, ¿Te parece bien este? A mi me parece lindo pero no tengo buen gusto para ser sincera.

_ Si tienes buen gusto y el vestido te queda muy bien, sin embargo ocultas esas curvas que te hacen ver tan hermosa, creo que un vestido sirena se te vería wow.

_ Un vestido sirena definitivamente no es mi estilo, quiero usar algo especial el día de mi boda y ese diseño se puede usar en el matrimonio de otra persona.

_ Entonces quiero que escojas un vestido que te guste a ti, deja de pensar en tu madre, en Abel, en tus curvas, solamente busca en la boutique algo que te guste.

Samantha buscó por la tienda, ella miró un vestido con una falda baja pero amplia, pegado al cuerpo y sin riendas. Fue a verlo más de cerca y quedó prendada de él, la vendedora lo quitó del maniquí y fue con Sam para que se lo probara.

En el momento que Samantha salió enfundada en el vestido fue la sensación de la boutique, muchas personas la miraban con éxtasis y Liah no fue la excepción.

_ Te miras hermosa, definitivamente este es tu vestido, no compres el primero que usaste _ ella miró a la vendedora _ señorita por favor pongale todos los accesorios, quiero ver que tal le queda.

La vendedora amablemente colocó un velo estilo catedral, una corona muy alta, aretes y collar a juego. Samantha al verse en el espejo quedó embelesada, su corazón palpitó al saber que ese en definitiva era su vestido.

_ Tenemos todas las tallas disponibles en ese vestido _ dijo la vendedora _ ¿Ese es el que escoge para llevar?

_ Déjeme ver el precio para ver si se ajusta con lo que tengo planeado _ ella lo miró y por poco le da algo _ no, definitivamente no, se sale del presupuesto por mucho. Al menos puedo decir que usé un vestido tan hermoso, vamos a quitarlo señorita antes de que me obsesione con él.

_ Sam, yo pondré el resto del dinero _ dijo Liah al ver que su amiga se iba _ al menos usa el vestido correcto ese día, aunque no te cases con el hombre que mereces y el que creo que no es el indicado.

_ No sigas con lo mismo Liah, Abel me ama y la mayor prueba es que me pidió matrimonio _ ella miró a su amiga con dolor _ te agradezco tu oferta pero no es como si abundaras en dinero, la diferencia es demasiado grande y no pienso aprovecharme de ti.

Al final Samantha se fue a cambiar el vestido pero fue después de que Liah le tomará una foto, luego de eso dejó una parte del vestido pagado y se quedó en un hotel esa noche pero al día siguiente se fueron de regreso a Canadá para seguir con la vida que llevaban.

_ Entonces _ habló la madre de Samantha _ ¿Qué vestido has escogido? Espero que sea uno que esconda esas enormes llantas de camión que tienes.

_ Mamá por favor no sigas con tus cosas _ ella suspiró pesadamente _ no tenía idea que te encontrabas aquí, pensé que estarías en tu casa.

_ O sea que te molesta tener a tu madre aquí _ ella la miró ofendida _ bueno, ya que la vieja decrépita no sirve para nada pues mejor me voy, espero que el día de tu boda no luzcas tan espantosa como imagino.

_ Mamá, no digas esas cosas _ Samantha lanzó un suspiro cansado _ el viaje fue largo y cansado, no me molesta tenerte aquí. Ya te muestro el vestido que escogí.

Samantha sacó su celular y le mostró a su madre el vestido que la había cautivado por completo. Ella al verlo sintió rabiar, su hija se miraba hermosa pero no pensaba decirlo.

_ Pareces una albóndiga con patas _ ella se rió _ definitivamente tu mal gusto siempre sale a flote, a mala hora no te acompañé y lo más seguro es que Liah te dijo que te veías hermosa, esa mujer no te quiere en absoluto pero tú siempre la quieres andar como llavero; las únicas personas que te queremos en este mundo somos Abel y yo, tu madre.

_ Sinceramente ese vestido me parece horrible, se notan todas tus lonjas y te queda fatal. No puedes utilizar una prenda pegada al cuerpo ya que tienes demasiada grasa en todo ese cuerpo, ese estilo déjalo a mujeres delgadas y esbeltas; sinceramente me pregunto si todo el cebo que tienes acumulado ya te llegó al cerebro porque honestamente es la única explicación que encuentro para que escogieras esto.

_ ¿De qué hablas? Yo no escogí un vestido entallado al cuerpo _ ella tomó el celular y miró de lo que hablaban _ o, no, ese no es el elegido si no este _ Sam se los mostró _ es para lo que me alcanzaba.

_ Este en definitiva esta mejor, aunque se te notan esos brazos de marrano que tienes _ su madre la miró con asco _ pero en fin, es un vestido y no Dios para hacer milagros, que te tapen esos pechos, no es algo que los demás quieran ver, da demasiado asco.

_ Me encuentro de acuerdo con tu madre, entre un mal y otro mal pues se escoge el mal menor. Ahora ve a dejar tus cosas y hazme algo de comer que me muero de hambre, apresúrate de una vez, deja de verme así porque lo detesto, ¡¿Qué esperas?! Tengo hambre, toc-toc, tierra llamando a la gordis.

_ Pero Abel, me encuentro cansada, cocina tú o manda a pedir comida rápida. Sinceramente no estoy de humor para cocinar, además deja de ser tan idiota en llamarme así.

_ ¡Samantha! _ su madre se levantó _ ¡Deja de tratar a Abel de esa forma! Ve y deja tus cosas para que luego vengas a cocinar, recuerda que yo también me encuentro aquí y tengo hambre. Sinceramente ahora los patos le tiran a las escopetas, solo a ti se te ocurre contestarle de esa forma a tu futuro esposo, en definitiva voy a empezar a creer que toda la manteca que cargas en tu cuerpo te atrofió el cerebro y aparte de marrana quedaste retrasada mental.

Las manos de Samantha se volvieron puños, ella respiró profundamente para no contestarle a como se merecía y terminó por darse la vuelta e irse del sitio. En el cuarto empezó a llorar, tomó su celular y llamó a Liah de manera inconsolable.

_ ¿Qué te hicieron? Sabía que tenía que acompañarte a tu casa pero no quisiste que lo hiciera, aunque también fue mi culpa por no montarme en mi mula.

_ No sé porque mi mamá no me quiere _ ella habló casi ahogándose _ ¿Acaso soy una mala hija? Por mucho tiempo no me consideré ni buena ni tampoco mala, ahora empiezo a dudar de eso, por favor contesta con honestidad Liah.

_ Claro que no eres una mala hija, nunca lo has sido, tristemente no puedo decir lo mismo de esa vieja bruja, dime qué fue lo que ella te hizo.

Le contó todo lo sucedido, Liah al escuchar esto sintió como hervía de la rabia. La puerta de la habitación se abrió y entró la mencionada, al ver a su hija llorando de manera inconsolable se sintió muy molesta así que la tomó del brazo de una forma demasiado agresiva.

_ Deja de llorar que con eso no resuelves nada _ ella empujó a su hija con asco _ ve a preparar la comida que nos estamos muriendo de hambre.

Liah al escuchar la forma como trataban a Samantha empezó a hablar tan fuerte que se podía escuchar sin necesidad de que estuviera en altavoz, la madre de Sam le cortó la llamada a la amiga de su hija y luego la miró con indiferencia.

_ ¿Por qué me odias tanto? _ ella acarició su brazo adolorido _ yo no te he hecho nada hasta donde sé pero tú me tratas como si valiera menos que nada.

_ ¿Realmente lo preguntas? Por favor Samantha no abuses de tu estupidez, me enoja porque eres un espíritu de rebeldía, ahora ve a cocinar de una buena vez y deja de estar llorando como magdalena.

Samantha se encontraba cocinando cuando la puerta empezó a ser sacudida con violencia, se sorprendieron en el momento que escucharon a Liah llegar como si estuviera con una legión de demonios dentro de ella, en el momento que miró a la mujer que había traído al mundo a su única amiga fue con paso firme y le dejó ir una bofetada que resonó por todo el sitio.

_ Si vuelve a tratar mal a Samantha delante de mí o me llegó a dar cuenta que se atreve a maltratarla, desde ya le digo que nada en este mundo va a lograr salvarla de mí…

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