Capítulo 4

Las náuseas de Samantha fueron tan grandes que no pudo evitar vomitar ante el acto, Liah al entrar a la habitación se quedó sin palabras, ella tomó a su amiga entonces la sacó de donde estaba; en el momento que iban a la salida se detuvieron debido a los gritos que Abel lanzaba mientras se vestía rápidamente.

_ Samantha, ¿Qué haces aquí? Dijiste que ibas a venir hasta la próxima semana y yo te esperaba para esas fechas.

_ Disculpa por no dejar que cogieras en paz _ le dijo una Samantha dolida y enfadada _ no tenía idea de que te encontrabas follando con dos hombres, vaya, quién diría, el hombre más homofóbico que existe sobre la faz de la tierra viene a ponerme el cuerno con las personas que aborrece, quise darte una sorpresa pero al final la sorprendida fui yo.

_ Espera _ él le habló al ver que se marchaba _ ¿Adónde vas? Tratemos de hablar, recuerda que fueron muchos años de relación y no es justo que los mandes al caño por un simple desliz.

_ ¿Un simple desliz? ¡Me pusiste el cuerno con dos hombres! Por favor Abel, tantos años de relación y no pudiste ser sincero conmigo al decirme que te atraía el mismo sexo, con razón cuando teníamos intimidad todo era más fugaz que una estrella, nunca en todos este tiempo me diste un solo orgasmo. Sinceramente no sé qué es lo peor de todo esto, si me fuiste infiel, si estábamos por casarnos o si perdí más de un lustro en un noviazgo que al final era absurdo tener.

_ ¿Estábamos por casarnos? No, no digas eso, nos vamos a casar. Si tú me dejas las personas van a comenzar a preguntar por qué la boda se canceló, además recuerda que no tengo trabajo para poder mantenerme, no me dejes Sam, te necesito en mi vida.

_ Entonces lo único que te importa es que las personas van a hablar y quien te mantenga, definitivamente si permanezco a tu lado sería un error garrafal, ya suficientes cosas te deje pasar para de ajuste servirte de tapadera y mantenerte, es muy tu bronca lo que vas a decirle a los demás por nuestra boda cancelada.

Samantha se fue con su amiga de la casa, un taxi pasó en ese momento y ellas se fueron al apartamento de Liah. Una vez que estuvieron ahí Sam simplemente miró al vacío, permaneció así varios minutos como si analizará absolutamente todo, de repente se levantó de donde estaba sentada y sacó el vestido de novia que iba a utilizar el día de su supuesta boda.

_ Sam, cariño _ Liah la miró con preocupación _ ¿Qué estás haciendo? Vamos, guarda eso y hablemos de cómo te sientes.

_ Me siento perfectamente bien _ ella sonrió forzada _ necesito tijeras, por favor facilitame eso porque no sé dónde las tienes.

Liah se quedó helada pero al ver que Samantha se iba a alterar si no le daba eso simplemente accedió a hacerlo, miró como Sam empezó a quitar las mangas y le hizo un escote profundo a los lados a la prenda, se miraba bastante bien. Una vez que terminó de “modificar” las vestiduras que usaría el día que tanto anhelaba, se las puso. Ella se maquilló como si todo estuviera bien y se puso los tacones que compró para caminar hacía el altar mientras Abel la esperaba ahí, todas sus ilusiones quedaron rotas en unos escasos minutos, los planes que tenía de años simplemente se fueron al demonio y no existía nada en el mundo que pudiera arreglarlo.

_ Samantha, ¿Qué se supone que estás haciendo? Nena, vamos tenemos que hablar para que saques todo lo que tienes atravesado.

_ Iré a comer, estoy muriendo de hambre. Si quieres venir conmigo pues hazlo, si no simplemente quédate aquí en lo que lleno mi estómago de vaca.

Samantha salió por el umbral de la puerta, Liah simplemente tomó su bolso que tenía todo lo necesario y se fue detrás de su amiga, ellas llegaron al restaurante mexicano que habían visitado en una ocasión, se sorprendió al ver que Sam no tenía problemas con volver a comer la comida de ese sitio, ordenó los platillos más picantes y el mesero se fue.

_ Samantha se supone que no debes comer eso, sabes que tienes gastritis y la comida de este sitio es demasiado condimentada para ti.

_ No pedí algo para tomar _ Sam evadió a su amiga y llamó al mesero _ ¿Qué quieres beber? Hay bebidas alcohólicas y no alcohólicas.

_ Samantha, no puedes tomar y comer tan pesado. Por favor pide algo que no sea alcohol porque te vas a morir.

_ ¿Por qué el mesero demora tanto en venir? Por un demonio quiero ordenar, no estoy pidiendo caridad o algo por el estilo, ¿Acaso no se dan cuenta que tienen una mina de oro sentada aquí? Mis llantas de camionero no son de aire, puedo consumir mucha comida.

_ ¡Basta Samantha! No te sigas maltratando y deja de evadir lo que te sucedió, tienes que afrontar las cosas de otra manera que no sea ocultar tu dolor o comer cosas que te van a mandar al hospital.

_ Hasta que finalmente vienes _ le dijo al mesero _ por favor trae una botella de tu mejor mezcal, también una cerveza y limón con sal.

El mesero accedió y se marchó de prisa, Liah se preocupó aún más al escuchar todo lo que Samantha iba a tomar. Ella tomó la mano de su amiga pero simplemente Sam la evadió; luego de unos minutos llegó todo lo que habían pedido, la mujer vestida de novia comenzó a comer como si no hubiera un mañana, una vez que terminó todo decidió que iba a ordenar más comida sin embargo fue detenida.

_ Samantha es suficiente _ Liah la detuvo _ no puedes hacerte tanto daño, ya es hora de irnos. Por favor calma esta angustia que tengo en el pecho.

Samantha accedió a irse para tranquilidad de Liah, ellas salieron del restaurante una vez que pagaron y tomaron un taxi. Sam se encontraba bastante tomada así que caminaba con un poco de dificultad, se encontraban enfrente del Luxury cuando la bella mujer talla plus se empezó a sentir mal.

_ ¡¿Qué haces Samantha?! _ gritó Liah al ver que Sam se bajaba del taxi en medio del tráfico _ ¡Mujer por Dios detente!

_ ¡Su amiga no puede hacer eso! _ dijo el taxista _ ¡Me va a meter en un serio problema!

Liah le pagó al taxista lo que le debía y después se bajó para seguir a su amiga, ella a pesar de que se encontraba sumamente tomada podía caminar bastante bien e incluso iba rápido. Llegaron al Luxury en donde los guardaespaldas que cuidaban la entrada, les impidieron la entrada.

_ Déjenme pasar _ dijo Sam tambaleándose _ conozco al arrogante propietario de este sitio, el gran narcisista Vlad Petrov, también soy amiga de las esposas de sus primos, Katherine y Elizabeth.

Uno de los guardaespaldas que se encontraba un poco más allá de la entrada pudo reconocerla ya que asistió a la boda de Elizabeth Harris con Liam Reed. Ellas entraron pero Sam no fue el centro de atención ya que en el luxury se celebraba halloween, Vlad había aprovechado que estaban en la semana final de octubre para hacer fiestas con esta temática.

_ Samantha _ Liah la detuvo _ por favor  vamos a mi apartamento, ahí podremos hablar tranquilamente sobre lo que sucedió.

Samantha simplemente evadió a Liah y entró a la discoteca en dónde muchas personas bailaban al ritmo de la música, ella llegó a la barra en donde tomó directo de una manguera la cerveza que se ofrecía al público. Sam en el momento que sintió que no iba a poder soportar más el malestar estomacal que tenía se fue de ahí y entró al baño que se le presentó de primero.

_ Madre mía _ ella lanzó un eructo _ Samantha, ¿Qué diablos hiciste? Por un demonio como me duele el estómago, en definitiva mañana voy a pagar por todo esto si no es que lo hago aquí.

Ella entró a uno de los inodoros que se encontraba en el sitio y ahí sacó todo lo que tenía atravesado, los gritos no se hicieron esperar ya que su trasero le ardía a más no poder, se decía que por suerte estaba sola porque en definitiva el aire del ambiente no era el mejor para alguien ajeno a su persona.

_ Hola Dios, soy yo de nuevo _ dijo mientras su estómago dolía _ si me escuchas, te suplico que ya me sienta mejor, no vuelvo a comer comida mexicana, en definitiva no, me lo advirtió Liah pero no hice caso.

Samantha finalizó y salió de ahí, de repente sintió como su intestino se encogió y luego se expandió, sabía muy bien lo que eso significaba e intento apretar sus nalgas para evitar que el cólico saliera sin embargo sus esfuerzos se vieron frustrados cuando el gas resonó por todo el baño. Pensaba que las cosas no podían ser peor, pero si empeoraron ya que la puerta de uno de los tantos inodoros que había ahí fue abierta y salió Vlad Petrov con una cara como si fuera a ponerse en la presencia de San Pedro. 

_ Pero que demonios _ Samantha se quedó pálida _ ¿Desde hace cuánto tiempo estás aquí? ¿Qué tanto escuchaste?

_ Estoy aquí desde antes que tú entrarás y escuché absolutamente todo, madre mía en definitiva una persona sana no emana esos gases que matarían a cualquiera.

Samantha se sintió demasiado avergonzada y no pudo decir nada, ella miró por el rabillo de su ojo como Vlad simplemente salió del baño sin pronunciar una palabra más. Después de la vergüenza que se apoderó de su cuerpo vino la rabia, sobre los mismos pasos que había salido el ruso, salió la fémina, lo pudo divisar de lejos y le gritó para que se detuviera mientras su dedo se movía con frenesí...

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