Capítulo 5

Samantha caminó tan rápido que terminó por chocar con el abdomen del hombre, ella quedó aturdida mientras tocaba sin ningún pudor el estómago de lavadero que el ruso poseía, sus ojos se quedaron absortos en esta parte de su cuerpo y sus manos también se encontraban en sincronía con sus bellos iris.

_ ¿Entonces qué? Me has detenido solamente para manosearme _ dijo Vlad _ porque si lo hiciste por eso puedo llevarte a una zona más privada en donde de paso vamos a estar mucho más cómodos. 

_ ¡Eres un idiota! _ ella apartó sus manos del abdomen de Vlad _ te juro que a duras penas te soporto y me aborrece verte.

_ Pues no lo pareciera _ él sonrió de lado _ entonces si has terminado de insultarme, procedo a retirarme princesita.

_ Por comenzar no me digas princesita, segundo quiero saber que hacías en el baño de mujeres _ ella arqueó una ceja _ ¿Acaso eres un pervertido que anda espiando a las chicas que entran ahí?

_ Yo no estaba en el baño de mujeres, tú has entrado al baño de hombres _ Vlad habló tranquilo _ si eso era todo lo que tenías que decir con permiso me tengo que ir, tengo una discoteca que dirigir.

_ ¡Claro que no entré al baño de hombres! _ Vlad dijo que si lo había hecho _ ¡Que no! _ qué sí respondió nuevamente el ruso _ ¡Ya dije que no y punto!

_ Y yo digo que sí, ¿Sabes qué? Es mejor llevarte para que tú misma lo confirmes ya que no me crees, ven aquí mujer terca.

Vlad llevó a Samantha al baño, ella se quedó helada al ver la figura masculina del sitio en el que había salido, no podía creer que se equivocó al momento de entrar ahí.

_ Por si no crees que es aquí donde entraste _ él abrió la puerta _ aún apesta, madre mía qué demonios tienes en lugar de intestinos, creo que deberías buscar ayuda de un sacerdote para que te haga un exorcismo intestinal.

Samantha se puso más roja de lo que estaba, ella miró cómo Vlad se alejó del sitio y por un impulso loco lo siguió, nuevamente le gritó que se detuviera solo que esta ocasión sí tuvo cuidado de no chocar con su abdomen de lavadero.

_ Madre mía, yo no sé que hice en mi vida pasada si es que tuve una, ¿Acaso habré sido el que le clavó los clavos a Jesucristo? Porque esta penitencia que me encuentro pagando contigo no es broma en absoluto.

_ Deja de decir estupideces _ ella se puso pálida _ ni que te estuviera molestando tanto, solo quiero pedirte que…

Ella no terminó la frase porque vomito a Vlad de pies a cabeza, el hombre al ver toda la cantidad de contenido estomacal que lanzó por poco la acompaña sin embargo lo único que pudo hacer fue sostener su cabello, Samantha se sostuvo del ruso y luego de lanzar hasta el alma se incorporó con ayuda del hombre que a duras penas soportaba a pesar de que en el fondo sabía perfectamente que no le había hecho nunca nada.

_ ¿Has terminado o vas a seguir vomitando como si estuvieras poseída? Porque si es así puedo buscar a un hombre disfrazado de sacerdote para que te venga a hacer un exorcismo, quizás funciona, en caso que no lo haga pues te llevaré con mucho gusto al Vaticano.

_ ¿Acaso no puedes cerrar tu m*****a boca un momento? Tú voz me es tan insoportable en este momento que estoy a punto incluso de cortarte la lengua.

_ ¿Es en serio? Pensé que me ibas a decir que estabas a punto de besarme para que me callara _ ella lo miró con enojo _ tranquila princesita, no me apetecen los besos con sabor a vómito.

_ Mejor di que soy una mujer horrorosa y por eso eres incapaz de besarme, sé cuales son las mujeres de tu tipo y definitivamente yo no entro en ese prototipo, es por exceso de tallas.

_ Claro que no lo hago por eso, dicen que el que come de todo nunca se muere de hambre, además no creas conocerme porque desde que llegué a tu vida solamente te has molestado en discutir conmigo y no en saber un poco de mí.

Vlad dijo esto tan serio que Samantha estuvo a punto de creerle pero nuevamente se puso su coraza y miró al hombre, definitivamente no era del tipo de sujeto que decía las cosas en realidad, solamente era una broma.

_ Te felicito por tu actuación, estuve a punto de creermela. Ya deja de decir esas cosas porque cualquier chica ingenua termina por creerte todas las palabras que salen de tus labios mentirosos.

Vlad suspiró, después de tirar unos chicles de menta a su boca se fue a los labios de Samantha, ella quedó apresada contra la pared mientras la boca del hombre estaba encima de la suya, esta era la primera vez que alguien que no fuera Abel la besaba y también la primera ocasión en la que le provocaban una revolución de sentimientos que en definitiva nunca antes sintió con algo tan simple como lo era un beso.

_ ¿Satisfecha? _ Vlad pasó su dedo pulgar en su labio inferior _ para que veas que no me encontraba diciendo mentiras o algo por el estilo, si yo digo algo es porque lo siento y no porque quiero endulzar el oído a una mujer, eso no me hace falta para poder llevarlas a la cama.

Vlad en el momento que miró a Samantha con los ojos cristalizados se sorprendió, la realidad era que una de sus debilidades era ver a una mujer llorar, ya fuera de rabia o de dolor. Recordó en ese momento que ella se encontraba comprometida y a punto de casarse.

_ Lo siento, no debí haberte besado _ él llevó sus manos a su cabello _ simplemente olvida esto y hagamos como que nada ha pasado, te puedes casar con tu prometido en completa paz que de mi parte nadie sabrá ni media palabra de lo sucedido aquí.

Liah en ese momento llegó donde Samantha se encontraba, Sam al escuchar que su amiga la llamaba se refugió en el cuerpo de Vlad y él alzó la mano para detener a la primera mencionada.

_ No te preocupes por tu amiga que yo me haré cargo, le diré a uno de mis hombres que te lleve.

Liah accedió a hacerlo ya que miró que Samantha no se opuso a la idea de que se fuera, un hombre de Vlad fue a dejarla a su apartamento en el momento que la orden fue dada. Sam por su parte fue llevada a la oficina de Petrov y miró una copa con lo que supuso que era agua, la tomó de un solo trago y lo último que sus ojos vieron fue el despacho del ruso dando vueltas como si estuviera poseído.

_ Por favor quiero que te hagas cargo de cerrar, tengo un asunto que atender y necesito irme temprano de la discoteca, envía a la señora que nos apoya con el aseo al pasillo que lleva a los baños y también al baño de hombres porque necesitan limpieza con urgencia.

Vlad estaba entrando mientras hablaba con uno de sus hombres, en el momento que miró a la chica tendida en el suelo se quedó helado, se acercó a ella y ahí vió que estaba herida en una de sus manos por la copa que yacía a su lado hecha trizas.

_ Niña loca _ él reconoció su copa _ al parecer quieres morir hoy mismo, definitivamente vas a pagar caro todo esto mañana _ Vlad miró al hombre que lo acompañaba _ que preparen mi coche, tengo que irme cuanto antes.

El sujeto se fue de donde estaba y luego de que Vlad cargará a Samantha entre sus brazos se dirigió al estacionamiento privado en el que dejaba estacionado su coche, él simplemente la colocó en el asiento del pasajero y abrochó su cinturón con mucho cuidado y fue en ese momento que se percató de que Sam usaba un vestido de novia un poco desaliñado pero con un diseño muy sexi y atrevido.

_ ¡Deja de pensar en esas cosas Vlad Petrov! Recuerda que ella está inconsciente y dudo mucho que despierte dentro de poco.

Al final terminó por manejar hasta su apartamento, él llegó al lujoso edificio ubicado en el medio de Toronto en una zona bastante exclusiva. Al llegar las luces del pasillo se encendían conforme Vlad caminaba, la puerta fue abierta sin ningún problema y dejó a la vista un hermoso penthouse que ofrecía un paisaje igual de bello que el sitio.

Vlad la llevó a su habitación y la acostó en la cómoda cama que tenía, esta era muy amplia para que los dos alcanzarán sin necesidad de estar pegados el uno con el otro. Él miró el vestido y supo que en definitiva tenía que quitárselo, lo hizo aunque no fue una tarea fácil, Samantha quedó completamente desnuda ya que su ropa interior se encontraba mojada por algo que el ruso no quería saber en absoluto que era.

Petrov se acostó en la misma cama y no tardó en quedarse dormido debido a todos los contratiempos que Samantha le había acarreado con su primera visita al Luxury. Al día siguiente que Sam se despertó se encontró con unas aspirinas y un jugo en la mesa de noche que tenía al lado, una vez que logró despavilarse se asustó al desconocer por completo el lugar, iba a gritar cuando supo que no era buena idea ya que su cabeza estaba por estallar; tomó rápidamente la medicina y ni siquiera le importaba si se trataba de algún tipo de alucinógeno o somnífero con el que iban a dormirla para sacarle sus órganos, con la resaca que tenía lo cierto era que prefería presentarse ante San Pedro que seguir viva en ese mundo en el que solamente estaba de paso.

_ Ufff, Samantha a mala hora no te moriste _ se dijo a sí misma _ esta resaca me está torturando de la peor manera posible…

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