Tenía que ser una broma.
Eso era lo único que se repetía en la cabeza de Benjamín mientras escuchaba al abogado de su abuelo leer el testamento, no podía creer la locura que el hombre había hecho, era como si se hubiese encargado de jugarle una broma pesada, incluso después de muerto.El anciano había sido su figura paterna más cercana luego de que sus padres murieran en un trágico accidente de auto donde él fue el único sobreviviente, un accidente que le quitó todo y lo cambió por completo…El grito que dejó salir su tío desde el otro lado de la sala, le hizo saber que no era el único sorprendido.—¡ESO TIENE QUE SER UN ERROR! —No lo es— contestó con seriedad el abogado— su padre, dejó muy en claro que todas las acciones y derechos de “Atracciones encantadas” pasarán a ser de Benjamín Reed, su nieto.Aunque Benjamin odiaba la simple idea de tener que hacerse cargo del parque, estaba disfrutando de ver la cara de sorpresa e indignación que su tío Derrik tenía, entonces esos ojos glaciares se posaron en él e intentaron intimidar como muchas otras veces.Pero ya no era un niño, ya no estaba asustado y como la mierd4 que no iba a dejarse intimidar.—¡¿No piensas decir nada?!El rubio se encogió de hombros con una indiferencia que no sentía en absoluto, porque lo cierto era que la simple idea de pisar el maldito parque estaba haciendo que sintiera ganas de treparse por las paredes o tirarse de una azotea, pero no pensaba demostrarlo.—¿Qué puedo decir? Así lo quiso el abuelo y conociéndolo me imagino que habrá dejado algún condicionante si no acepto, ¿No es así, abogado?El hombre en mención asintió con la cabeza y luego le dijo las palabras que terminaron de convertir la broma pesada en una maldit4 pesadilla para él.—Usted, Benjamín Reed, heredará todo el control de la franquicia de “Atracciones encantadas en todo el país, pero tiene 6 meses para mejorar las condiciones del parque ubicado en Iowa, o perderá todo su herencia y el control pasará a su tío Derrick Reed.M****a, definitivamente el viejo había decidido joderlo.
Benjamin llevaba al menos media hora mirando el enorme letrero, algo envejecido, que decía “Atracciones encantadas” y no se había atrevido a entrar y es que lo último que quería hacer era hacerse cargo del maldito parque de diversiones, había dedicado toda su vida a forjar su carrera lejos de ese mundo para que ahora, a los 34 años tuviera que involucrarse.Sus ojos seguían viendo el lugar al tiempo que sus manos se aferraban con fuerza al volante, tentado a irse a la primera oportunidad, pero había tenido la “brillante” idea de hacer una primera visita al parque sin avisarle a nadie quién era, algo así como una tarea de incógnito, pero claramente no estaba saliendo tan bien como pensaba.—Muy bien, ya es suficiente de estupideces— se dijo a sí mismo, al tiempo que abría la puerta del auto—vamos a terminar con esto de una vez.Ajustándose la chaqueta salió del lujoso auto deportivo y sin permitirse un segundo de duda finalmente entró al parque de diversiones.Lo primero que sintió al
La mañana siguiente, Aurora se levantó con los nervios de punta y llegó al trabajo con el corazón palpitando aceleradamente en su pecho. Los rumores sobre el nuevo CEO de Atracciones Encantadas se habían propagado como pólvora entre los empleados. Ella solía ser la persona más optimista del mundo, siempre era quien animaba a sus compañeros, pero no podía negar que la expectación y el temor se entrelazaban en su mente mientras se dirigía hacia la salita de empleados. No sabía qué esperar de ese hombre que ahora ostentaba el poder, pues el antiguo dueño, el anciano señor Reed, era un hombre que, aunque estricto, era amable y comprensivo al que todos estimaban, pero a su nieto nunca antes lo habían visto y era muy poco lo que se sabía de él, ni siquiera el nombre. —¿Será tan malo como dicen? —se preguntaba mientras intentaba calmar sus nervios. Sin embargo, debía aceptar que en esos momentos había mucho más en su cabeza que el nuevo dueño, pues su mente no dejaba de recordar la ima
Benjamín estaba furioso. Había barro por todas partes cubriendo su costoso y perfectamente arreglado traje que había decidido utilizar ese día y el cuerpo de la endemoniada niña seguía encima suyo empeorando toda la situación. La cereza del pastel era que lo había besado ¡otra vez! ¡¿Es que acaso esta chica no conocía el concepto de respeto o espacio personal?! —¡¿Qué demonios espera para quitarse?! — volvió a gritar y sintió cómo el cuerpo pequeño encima suyo dio un respingo. Notó como la pequeña endemoniada salió del trance en que estaba y se puso de pie con una velocidad alarmante, solo para comenzar a hablar con una rapidez inhumana que solo conseguía aturdirlo más. —¡No fue mi intención!—Aurora se quería morir mientras veía la nuevo CEO tirado en el suelo y lleno de barro.— Yo intentaba ayudarlo, se lo juro. Sus ojos brillaban con lágrimas contenidas, por el miedo que sentía de ser despedida, su optimismo habitual parecía haber desaparecido ese día. —Oh Dios, señor no sabe
La jornada laboral finalmente había terminado, Aurora se sentía agotada tanto física como mentalmente, era como si todo ese entusiasmo y alegría que siempre se encargaba de aparentar para los demás hubiese llegado a su límite.En especial después del desastroso encuentro que había tenido con su jefe el ogro, aunque debía aceptar que ella había sido un poco intensa, pero en su defensa, ese hombre no sabía lo importante que el parque era para ella y estaba decidida a hacer todo lo posible con tal de salvarlo.Con la cabeza hecha un lío caminó las diez cuadras que habían entre el parque y su casa, un pequeño apartamento sacado de una casa en el que vivía con su madre. Anteriormente habían sido dueñas de la casa entera, pero luego de la muerte de su padre las deudas llegaron y los ingresos desaparecieron, por lo que tuvo que tomar medidas drásticas.Y también cometer muchos errores, algunos de estos le siguen pesando incluso en esos momentos.Luego de una hora de caminata llegó hasta su h
Benjamin se había quedado hasta muy tarde en el parque revisando las cuentas y las anotaciones que su difunto abuelo había dejado antes de dormir, fue solo cuando recibió un mensaje de su mejor amigo, Max, que se dio cuenta que todo el mundo se había ido y decidió hacer lo mismo.En esos momentos, mientras subía a la pequeña parlanchina a su auto, no sabía qué habría pasado si él no hubiese pasado por ahí, si no se hubiese quedado hasta tarde trabajando y sinceramente no quería pensar en aquello, pero si había algo que estaba dando vueltas en su su cabeza y cuando se sentó tras el volante lo dejó salir.—¿Qué hacias caminando sola tan tarde?Aurora que seguía temblando debido al miedo y la impresión, entonces llevó sus ojos hacia esas dos joyas azules que la estaban viendo con reproche y sólo ahí recordó el motivo que la llevó hasta ese lugar.Sus manos se movieron con rapidez hacia el bolsillo delantero de su pantalón y el alivió la invadió cuando al meter la mano sacó el rollo delga
Benjamin ya no estaba seguro de que hubiera sido una buena idea haber llevado a Max con él al maldito parque, pues lo único que había hecho desde que entraron fue lanzarle sonrisitas a todas las empleadas que prácticamente estaban comiéndoselos con los ojos. Parecía que ni siquiera les importara que él las asesinara con la mirada, pues lo último que quería era tener una empleada enamorada e intensa en el maldito lugar. Eso ya sería el último clavo de su cruz. Y hablando de empleadas intensas, se le hacía sumamente extraño no haber visto la cabellera castaña de cierta reina de la intensidad, aunque teniendo en cuenta los sucesos de la noche anterior, no se le haría raro si había pedido permiso al idiota del administrador. Ese era otro que no servía para nada más que ponerle los nervios de punta, no entendía cómo su abuelo había dejado que este lugar llegara al nivel en el que estaba. Y como si lo hubiera invocado, el administrador regordete se acercó apresuradamente, pero Benjamin
El parque de diversiones resplandecía con luces parpadeantes, mientras la risa y los gritos de los visitantes llenaban el aire. Sin embargo, todo había quedado opacado en el momento en que los ojos de Aurora quedaron fijos en el rostro del viejo señor Mcqueen. Durante muchos años el hombre, ya entrado en los años, había intentado que el abuelo Reed le vendiera el parque y no lo había conseguido, sin embargo, el anciano ya no estaba con ellos y ella no podía asegurar que el nuevo CEO no fuera a ceder ante las embaucaciones del viejo y desleal que tenían enfrente. Eso era algo que le había estado preocupando desde que supo que tendrían un nuevo CEO, pues era consciente que la situación del parque no era la mejor y temía que quien fuera a tomar el mando se decidiera por la solución más fácil que era venderlo. En el momento en que el tipo, regordete, con la cara enrojecida por el sol y el cabello castaño y escaso en la cabeza, llegó hasta ellos, Benjamin sintió como la chica a su lado
Esa había sido en definitiva una de las situaciones más incómodas que había tenido, para empezar tuvo que fingir que le interesaba saber quién era el tipo cuando lo único que quería era largarse de ahí. Y para completar viene el idiota y le dice todo lo que él ya sabe tocando un nervio sensible en su cuerpo, que es no poder cumplir con la última voluntad del viejo. Sin embargo, nada de eso se comparaba con la rabia que sentía en esos momentos hacia cierta entrometida que tenía a su lado, por eso cuando el señor Mcqueen se fue, no dudó ni un segundo en girarse y tomar del brazo a esa m*****a mujer que iba a terminar por matarlo de un disgusto. —S-Señor… Yo… Yo tengo que ir a trabajar ya es… —Tú no vas a ir a ningún maldito lugar y te recomiendo que cierres la boca si no quieres terminar de embarrarla. Aurora temblando de nervios se dejó llevar por el rubio que parecía que estaba a punto de asesinar a alguien y en el momento en que vio la salita de empleados algo de tranquilidad se