Franco:¿Perseguirla? No he llegado al punto que me impulse a hacerlo. Por lo que la dejo ir con sabrá Dios quien en un auto.No niego que una furia momentánea recorrió mis venas hasta llegar al Hospital, hasta sentí aquello que solo había sentido por Thor, mi exmascota que Dios la tenga en la gloria. Solía ponerme rígido cuando se escapaba tras alguna cachorra que llamara su atención. Así que sí, no experimento ese sentimiento con cualquier cosa...Cierro la puerta con cautela para cercionarme de que no esté durmiendo pero al voltearme la encuentro sentada con la espalda recostada al cabezal de la camilla. Su rostro se ve menos afectado ahora, la herida ha cicatrizado con las múltiples cremas aplicadas por el cirujano plástico y la quemadura en parte de su mejilla ha casi desaparecido.—Mi salvador ha llegado —dice animada y al llegar a ella beso su frente.—¿Cómo estás hoy? —Mejor que ayer y peor que hace un mes —suelta con sarcasmo y niego con la cabeza sosteniendo una sonrisa.—
Mariana:Me remuevo incómoda en el asiento y de vez en cuando persivo la mirada indiscreta de Ricardo. No pretendo hablar y espero que él no lo intente tampoco. —Estaré aquí por unas semanas —rompe el silencio echando mis planes al retrete.—¿Sí? —cuestiono y asiente—, ¿Qué te trae aquí?—Trabajo. Quisiera hacer negocios por acá —contesta. Sé de un pequeño proyecto que tiene de ventas de motores para... No recuerdo.—Que bueno —digo, deseando llegar a mi departamento—, dobla a la derecha—. Le indico mirando la ubicación que indica mi celular.—¿Cómo te va en el Club? «Todo iba de maravilla, me gusta mi jefe y hoy lo he pillado con su asistente». Pienso y frunzo los labios.—Muy bien.—Me alegro mucho. Mira, ¿Es ahí? —pregunta con la vista puesta en el edificio donde vivo.—Aquí es —digo y comienzo a recoger mi bolso para bajarme del auto—. Gracias por traerme.—No tienes que agradecerme, prima.—¿Hace cuánto estás aquí? —inquiero antes de abrir la puerta del auto.—Llevo tres días,
Mariana:Doy tres toques en la puerta del despacho de Franco y escucho su voz desde adentro indicándome pasar. Giro la manija un poco nerviosa y finalmente entro. Camino incómoda, Ronan no me ha permitido siquiera cambiarme por la urgencia del asunto, el cual deseo aclarar. Levanto la cabeza y me encuentro con la frívola mirada de mi jefe. Tiene sus labios fruncidos y el mentón contraído, como si quisiera matar a alguien, bueno, en este caso, matarme.—¿Me mandó a llamar? —le pregunto frente a su escritorio.Siento su fría mirada recorrerme y me ruborizo.—Siéntate —me ordena y asiento. Una vez sentada titubeo antes de volverlo a mirar. Sus ojos reflejan algo que me asusta descubrir, pero me mantengo erguida, pues creo saber de qué se trata.—¿Cuál ha sido su nueva ubicación en Vitale? —cuestiona y se deja caer contra el espaldar de su silla. Lleva sus dedos índice y pulgar al puente de su nariz y estira sus labios mientras espera por mi respuesta.—De... de asistente en el camerin
Franco:—¿Qué te parece este? —me extiende una pequeña cajita de terciopelo rojo con un anillo de diminutos diamantes adornando una joyita en forma de rubí. —Es precioso Félix, le va a encantar. Es sencillo, justo como Estrella —le contesto y él sonríe como nunca antes.Me agrada que halla tomado esta decisión pese a la opinión de nuestra madre. Félix ya es un hombre y finalmente se ha propuesto formar una familia y mudarse junto a Estrella a una casa en Italia que lleva meses codiciando. Luego de reunir lo suficiente con las ganancias de la empresa que le regaló papá consiguió una suma que le permitirá una boda magnífica y la compra de su futuro hogar.—Mamma vendrá el sábado —le digo y descompone el rostro.—¡¿Qué quiere ahora doña Giada?! —exclama entonando los ojos. —Ya sabes lo que quiere, solo no le des el gusto.Me pongo de pie y me paso una mano por mi cabello para peinarlo un poco. —Nos vemos luego, debo ir a resolver un asunto a Vitale —enuncio y se forma una sonrisa estú
Mariana:Podría dramatizar y formar un escándalo, incluso podría acusarlo de estafa. Pero eso no es una opción que pueda o quiera tomar. Primero porque soy una pobretona irresponsable que no leyó los malditos acápites de un contrato, culpable hasta la madre de mi estúpido acto, y él es un millonario que no tiene nada que perder si lo demando porque la razón la tiene, no me obligó, yo solita metí la pata y bien. Y segundo, porque a quién quiero engañar, estoy encabronada por su trampa pero exitada por sus sensuales y posesivas palabras.«¿Será que soy masoquista verbal o algo así?».—Firmaste unos papeles que me dan el total privilegio de verte bailar —agrega sin dejar de sonreír el muy cabrón. Tiene una sonrisa demasiado hermosa para mis mortales ojos y se me hace imposible enfurecerme con tal creación divina.«¡¿Mariana a dónde ha ido tu pureza mental?!».—Qué hijo de... —pronuncio y un gesto de su parte es suficiente para hacerme callar.—Mucho cuidado con lo que harás o dirás a par
Mariana:¿Cuándo fue la última vez que me gustó alguien? Ya ni lo recuerdo. Sinceramente es un sentimieto que muy pocas veces se me permitió experimentar. Mi madre, la danza, y mi inmadurez, fueron los detonantes de mi pocas relaciones interpersonales. A diferencia del noventa y nueve por ciento de las mujeres que sí han tenido una vida normal —y no normal también, siendo clara—, nunca he escuchado a nadie decirme —a parte de mi madre, mi abuela y mis hermanas—, las dos palabras capaces de sacudir un universo entero: te amo.No sé cómo se siente, y la verdad, muchas veces la curiosidad de enamorarme ha tocado mi puerta. ¿Y yo que he hecho? Nada. Dejarlo para después...Un después que justo ahora creo me está haciendo frente.«¿Existe el amor a primera vista?». Me he preguntado varias veces. Muchos dicen que sí. Que de solo ver a una persona sienten que encontraron al amor de su vida. En cambio otros, dicen que es ficción, lo catalogan como algo absurdo porque: Si a penas se conocen ¿
Franco:Revuelta. Descripción verbal de mi vida en este instante. Riley sale de alta en tres días y no paro de pensar en la criatura que carga en su vientre. Suelo darle mucho cráneo a mis problemas, por muy pequeños o absurdos que sean. Y la futura presencia de mi madre aquí no me hará las cosas fáciles. Eso sin mencionar a la señora Emma y su obsesión con comprometerme con su hija...Esta tarde podría haber sido maravillosa, pero Emma irrumpió en mi oficina como perro por su casa, dejándome deseando más de la hermosa cubana. Definitivamente es algo imperdonable y ansío visitar a Riley para contarle de la actitud de su madre. Sé que estará de mi lado y que le espera buena reprimenda a la señora Rossi.Agarro mi teléfono de encima del escritorio y busco el contacto de Mariana. Dudo en llamarla. Aunque besó mi mejilla antes de irse, algo me dice que está molesta, y alterarla es lo último que deseo. Lo pienso durante varios minutos mientras recuerdo la calidez de sus labios sobre los mí
Mariana:Lo duda. Duda en responder y un temblor se apodera de mis piernas. Porque aunque el atrevimiento lo llevo en la sangre, esto de la inexperiencia amorosa me tiene al límite de los nervios.Lame sus labios y una ráfaga de su sabor inunda mi paladar, como si de solo mirarlo mi boca lo probase. Sacudo la cabeza internamente y paso un mechón de mi cabello tras mi oreja ante su tardía respuesta. No va a contestar, y si lo hace, de seguro miente, soy poco experta descifrando a los hombres...—Quiero estar más cerca —habla finalmente y con un gesto espero que entienda que necesito que se explique mejor—, más cerca de ti, conocerte, ayudarte ¿Me entiendes? —pronuncia con suaves y sensuales palabras.Alzo a la par mis cejas al comprender y solo uno de los motivos que mencionó me causa interés.—¿Ayudarme?—Sabes de qué te hablo, con tres o cuatro pagos bien puedes traer a tu familia completa a los Estados Unidos.Lo que dice me lleva a recordar la cifra del pago nuevamente y mi mente s