- ¿Qué es eso? - preguntó Will, recibiendo el pendrive de Amy.- Son las pruebas contra Barth. - respondió ella. - Ahí están todas las fotos, sólo las de Will. - Se estremeció al mirarlo. - Hay otras chicas ahí. Y no es sólo Barth.Amelia respiró hondo.- Su padre, hay vídeos y fotos de él con chicas inconscientes. - Dijo ella. - Es que hay más.- ¿Más? - Will y Ben preguntaron al mismo tiempo, sus voces alteradas mientras Dylan miraba.- 'Hay algo de tela de las entregas de contenedores en el puerto, pero no dice exactamente qué cargas son. - Contestó ella.Will miró el pendrive lleno de esperanza y convicción.- Amy, ¿sabes lo que esto significa? - preguntó mientras la miraba.Amelia lo miró confundida. - Significa que tanto el alcalde como ese cabrón de Barth irán pronto a la cárcel. - Contestó mirando a Benjamin, que sonreía.- Dylan, quédate en casa con Amelia. Ben y yo iremos a la comisaría a revisar esos expedientes. - Pidió Will y Dylan asintió con un movimiento de cabeza.-
- Chicos, quiero presentaros a mi futuro marido. - Benjamin habló mientras sonreía. - Este es Ethan Alderidge. Ethan sonrió encantadoramente a todos los que pronto se pusieron en pie para saludarle. Al contrario de lo que esperaba, los hermanos de Benjamin y Amelia se mostraron muy receptivos con él, e incluso Will le ofreció una cerveza. - Y este es Alexander Alderidge, el hermano mayor de Ethan y. - Benjamin empezaba a hablar, pero Alex lo interrumpió.- El novio de Amelia. - replicó Alex, guiñándole un ojo.Se acercó al padre de Amelia y le tendió la mano para saludarlo.- Disculpe las circunstancias inapropiadas, señor Jones. - Empezó a explicarse. - Quería hacerlo de una forma más apropiada, pero como Amelia no me devolvía las llamadas y estaba preocupado por todo lo que estaba ocurriendo aquí, mi hermano y yo fletamos una avioneta para venir. Amelia aún parecía confusa, no esperaba que Alex estuviera allí tan pronto, ni con Ethan acompañándola.Se levantó y se acercó a Alexand
Cuando Alexander terminó de hablar por teléfono, Amelia seguía sentada en la cama esperando.- ¿Estás seguro de que va a funcionar? - preguntó preocupada.- John es un investigador con experiencia. Estuvo en el FBI y aún tiene contactos dentro. Contactos importantes y poderosos que harían cualquier cosa por meter entre rejas a alguien como el alcalde de esta ciudad.Amelia lo miró pensativa.- ¿Qué pasa, cariño? - preguntó preocupado.- ¿Es el detective que contrataste para investigarme? - preguntó ella.Alex asintió. - Sé que te dolió y no voy a poder disculparme lo suficiente...". - Alex empezó a hablar, sentándose a su lado.- Alex, ya se acabó. - Habló ella para silenciarlo mientras le ponía el dedo sobre los labios. - Sólo quiero que me digas una cosa.- ¿Qué cosa? - Preguntó él.- ¿Es bueno? - cuestionó ella, notando la sonrisa de Alexander.- Es excelente, Amelia. John es el mejor investigador que conozco. - Habló mientras la tranquilizaba. -Si alguien puede ayudar a que las c
Cuando se despertaron a la mañana siguiente, Amelia se dio cuenta de que Alex no estaba en la cama, pero se fijó en una flor de girasol que había a su lado y sonrió, imaginando que era obra suya.Cuando bajó las escaleras, oyó movimiento en la cocina y el sonido de risas, y encontró a Alex, Ethan, Benjamin y su padre sentados a la mesa tomando café.- ¿Qué tal? - habló cruzándose de brazos y apoyándose en la puerta de la cocina.- Buenos días, Honeybee. - respondió su padre sonriendo.Cuando se levantó, Amelia vio varios álbumes de fotos sobre la mesa, en los que aparecían ella y sus hermanos.- ¿Qué haces aquí? ¿Dónde están Bernard, Will y Dylan? - preguntó, pasando junto a Benjamin y Ethan y yendo a sentarse junto a Alex.- Se han ido a trabajar. - Contestó Benjamin, tomando un sorbo de café. Iba demasiado arreglado, con traje y corbata, igual que Ethan.- '¿Y tú a dónde vas? - Preguntó con curiosidad.- Al trabajo. - Contestaron al mismo tiempo, levantándose y despidiéndose de tod
Amelia le miró sin comprender.- ¿Qué quieres decir? ¿Qué has hecho? - preguntó.- Le hice una oferta generosa a Bill y él la aceptó. - respondió Alex encogiéndose de hombros y besando la mejilla de Amelia. - Si quieres, podemos llevártelo al puerto deportivo de Nueva York o a los Hamptons. - sugirió.Amelia lo abrazó, besándole los labios cariñosamente.- Gracias. - susurró contra su boca, mirándole a los ojos-. - Te quiero.Alexander sonrió y le besó la frente.- Y yo a ti. - respondió él.Amelia cogió la llave de contacto del barco y la puso en marcha. El motor no tardó en rugir y el barco abandonó el muelle de Bill para adentrarse en la bahía de Charleston. Alex se acercó a Amelia, se detuvo detrás de ella y le rodeó la cintura con los brazos. Pronto empezó a darse cuenta de que ella sabía lo que hacía. A medida que el barco se alejaba, Alex observaba con asombro cómo pasaban junto a las islas que rodeaban el puerto deportivo y la bahía, y cómo los edificios se alejaban. - ¿Has
La gente del restaurante comentaba la noticia de la detención del alcalde Rhodes, las voces altas se convertían en terribles cotilleos que se extendían por la sala del restaurante. Amelia miró a Alex, al ver que su teléfono sonaba sobre la mesa y lo atendió de inmediato.- Hola. - Contestó él. - Estamos en el restaurante del puerto deportivo, hemos parado el barco aquí para comer. - Informó a la persona al otro lado de la línea.- Sí, está en todos los canales. - Respondió a la persona al otro lado de la llamada. - Está conmigo. - Dijo mientras miraba a Amelia. - Está bien, dentro de lo que cabe.Comentó a Amelia que se levantó inmediatamente y luego se sentó. - Vamos a terminar de comer y Bruce vendrá a recogernos. Nos vemos más tarde. - Alex colgó.- ¿Quién era? - Preguntó Amy con curiosidad.- Benjamin, estaba preocupado. - Habló Alex, intentando no seguir con el tema.- ¿Acerca de qué? - Cuestionó ella, sacudiéndose lo peor.- Amy, tienes que comer. - Advirtió, cogiéndole la man
Los ojos furiosos de Barth ardieron ante lo que había dicho Amelia. Su mano libre agarró con fuerza el cuello de Amelia, apretando allí los dedos mientras le robaba el aire.- Es mentira. - le gruñó.Amelia movió la cabeza negativamente.- El bebé es tuyo. Haz cuentas. - Susurró sin aliento, luchando por tomar aire. - Estoy de cuatro meses.Barth la miró confundido, como si en realidad estuviera calculando mentalmente mientras algunas personas pasaban rápidamente junto a ellos. Sin embargo, mantuvo la pistola contra el vientre de Amelia, ocultándola con la chaqueta.- Vámonos de aquí. - Soltó el cuello de Amelia y la agarró del brazo, empezando a caminar con ella fuera del restaurante.Caminaron hacia la parte trasera del local, pasaron por delante de la cocina y salieron por la puerta de atrás.Amelia intentó no llorar, pero todo su cuerpo temblaba de miedo. No tenía ni idea de adónde la llevaba Barth y, lo que era peor, de lo que le iba a hacer.Cuando llegaron al aparcamiento, Bar
Oyó el ruido del disparo y luego el de algo que golpeaba con fuerza el suelo.Cuando abrió los ojos, vio a Barth a pocos centímetros de ella, con los ojos abiertos y la boca sangrando. Amelia también vio el agujero del disparo en su frente, la sangre extendiéndose por el heno poco a poco.La misma sangre fluía hacia ella y trató de alejarse arrastrándose, no quería sentir su sangre en la piel, no quería que ese fuera el último recuerdo de aquel demonio en su piel. Mientras cerraba los ojos agotada, escuchó varios pasos que se apoderaban del cobertizo y voces que gritaban y la llamaban al mismo tiempo.Lo último que vio Amelia antes de desmayarse fue un par de ojos azules desesperados que la miraban fijamente. Unos ojos que reconocería en cualquier lugar, fuera donde fuera.Cuando volvió a abrir los ojos, sintió que la cabeza le dolía violentamente. Apartó el brazo, pero sintió que su mano se enganchaba en algo y le dolía. Se miró la mano y vio que estaba conectada a una manguera de m