Capítulo 4

 

La mansión Bianchi estaba de fiesta, la ceremonia matrimonial ya se acercaba y a la hora exacta Gael Georgiou llegó vestido de novio al lado de su abuelo.

La felicidad se respiraba por doquier, sin embargo el prometido buscaba entre los invitados a Irina Williams.

__¿Pasa algo? - preguntó su abuelo- Gael, eres un caballero y la palabra tiene un valor muy alto, Anabella merece toda tu atención.

__No pasa nada abuelo, solo observó lo cambiado que está todo.

El viejo sabía que no era así, pero prefirió apostar a su tranquilidad, dentro de su pensamiento estaba seguro que era algo sin importancia, dado que Gael Georgiou era fiel admirador de la belleza y mujeriego por naturaleza, pero Anabella Bianchi era la elegida por el heredero.

De inmediato tuvo que tomar su lugar en espera de la novia que hizo acto de presencia de forma sobresaliente en un hermoso vestido blanco, representando la pureza y la castidad.

__ Qué exageración - pensó el novio- tanto aspaviento para una boda de civil, jamás voy a casarme por la iglesia con nadie...

__¿En qué piensas Gael? -preguntó el señor Augusto Georgiou esperando escuchar elogios por la belleza de la novia.

__ Es una exageración -respondió el novio con una sonrisa estática- tantas exigencia y exhuberancia para un matrimonio por civil.

__ Te has negado al matrimonio esclesiastico, no entiendo cómo los Bianchi lo aceptaron como condición.

__La iglesia, sus santos, Dios o el espíritu Santo no quiere escuchar mis mentiras - dijo manteniendo su postura al lado de su abuelo y terminó musitando - estoy muy seguro, estos cimientos caerían al piso con una promesa mía.

El viejo no dudó en verlo, pero Gael solo lo observó de reojo con una pícara sonrisa de medio lado.

__Lo entiendo, ojalá sea cierto la palabra de Dios y el amor todo lo soporte, pobre chica, no sabe el problema en que se mete, tanta creencia en el amor desde que era una niña, la ha metido en problemas, pero yo la defenderé de tí, ¿Okay?

__Sé bueno abuelo y mantente firme, paciencia ante todo porque la permanencia en el hogar me da uticaria, es posible que mientras considere el juguete nuevo, lo haga.

__Anabella te hará feliz, estoy seguro.

__Si es que existen los milagros abuelos. - pretendía reír en libertad pero vió a la novia acercarse al lado de su padre tras una marcha nupcial- lo dicho, exageración... 

El heredero se acercó al juez delante del abuelo quien parecía estar muy orgulloso de  la decisión de Gael, pero éste lo sorprendió aún más cuando dijo.

_Señor juez, agradezco que se salte las partes cursis matrimoniales que les otorgó los Bianchi, vaya directamente a las clausulas legales del matrimonio y todo lo que puede acarrear en causa de divorcio para que mi prometida tenga claro que sus bienes son intocables como los míos…

_Gael por Dios, -dijo en completa preocupación el anciano-no es el momento, cómo crees que se sentiría tu futura esposa de escucharte.

_Eso quiero abuelo, yo no soy un negocio para nadie, los Bianchi deben saberlo, ellos no pusieron sus estatutos, pero yo sí y los aclaré en esta carpeta, no hay boda si no se firman antes los acuerdos, no se te olvide que esto es un contrato matrimonial que puede terminar y sonso no soy, para mí esto es un negocio que durará lo que tenga que durar.

El juez sonrió meticuloso ante lo dicho por el novio y acercándose al abuelo le dirigió sus palabras.

_El amor no debe hacer ciego a las persona señor Georgiou y considero muy pertinente lo expuesto por el novio.

_Gael, hijo…solo te digo que será vergonzoso, primero está que no quisiste casarte como Dios manda y segundo ésto, ojalá la chica no desista de casarse.

 _Pues que no lo haga, te aseguro que no pasaré una depresión por ésto, este matrimonio para mí es un negocio y sabes perfectamente que es lo que quiero.

_Listo, la novia y su padre ya están aquí. Hijo recibirla con una sonrisa y no está demás que la hagas sentir segura. Será tu esposa -dijo aún sintiéndose molesto el anciano por lo grotesco de las decisiones del heredero.

El joven millonario se quedó paralizado con tanta majestuosidad ante un simple contrato civil, solo sonrió y la tomó de la mano.

El juez tomó la carpetas con los acuerdos y después del breve preámbulo leyó los estatutos establecidos por el heredero.

El señor Bianchi sintió que su hija era tomada como un objeto ante tantas cláusulas y códigos establecidos, se acercó y miró a Gael e interrumpiendo la boda lo llamó aparte.

_¿Usted no está convencido de querer a mi princesa para toda la vida? ¿Qué le sucede? No entiendo…primero su negación por el matrimonio por la iglesia y ahora desvincula a mi hija como su heredera.

_¿Qué le sucede a usted? Desde siempre ha sabido que quiero un heredero, eso no está en el contrato matrimonial, jamás me adelanto a los hechos y menos dejo de proteger mis bienes, estos son solo acuerdos y prevención. Los bienes de Anabella están salvaguardados de mi, es justo, no pretendo más que mi heredero con una linda chica de mi clase social y que tiene una moral no comprometida que va a respetar nuestro matrimonio.

_Conveniente para usted, y mi hija qué espera de usted.

_Señor Bianchi, preguntémosle a ella si quiere casarse, no quiero perder mi tiempo en esto, estoy dispuesto a que ella me plante para que su dolor no sea mayor.

_Papi por favor – interrumpió la chica – voy a casarme con Gael, lo amo.

_No se diga más -dijo el heredero y tomando a su futura esposa con delicadeza del brazo volvieron adónde los esperaba el juez.

La ceremonia matrimonial se retomó ambos firmaron los acuerdos, Gael Georgiou apreció la decisión de Anabella, realmente creyó en su amor y en la dulzura de sus palabras.

Consideró hacerla sentir especial, después de todo empezó a creer que realmente él era el amor de una chica que lo amó desde siempre y ha esperado por él.

Se casaron, el juez expresó por fin la unión matrimonial y cerraron con los firmantes y el beso de unión.

Todo comenzó con buen pie cuando Gael se mostró atento con su esposa, realmente quería que fuera feliz, después de todo ella le mostró lo importante que él era en su vida, ya que no le importó la herencia de los Georgiou.

El señor Bianchi volvió a su normal trato al ver a su hija feliz, después de todo ella sería la madre del heredero de los Georgiou.

_¿Amor qué sucedió? -preguntó Amaranta a su esposo- nuestra hija está feliz, ¿No lo estás tú? 

_Al parecer Gael Georgiou puso a prueba a mi hija y la pasó, espero que pronto decida casarse como Dios manda, ella merece lo mejor. No tenía que preocuparme, ella será la madre del heredero de los Georgiou, ese hombre es muy precavido, pero contra eso no podrá hacer nada, mi niña será la mujer más afortunada y rica jamás soñada, nuestra fortuna jamás se compara con la de los Georgiou…

__Es cierto - sonrió la mujer- Es un asunto de intereses y amor.

En plena fiesta el heredero recibió una llamada telefónica del extranjero, siendo un asunto de negocio se disculpó y se alejó del jardín en busca de silencio.

Finalizaba ya su conversación de negocio cuando vió asomarse a la salida vestida totalmente de negro a la misma Irina Williams, quien tapó su cabellera con la capucha de su suéter y colocando un bolso negro en su espalda, bajó escondiéndose entre las plantas y dirigiéndose hacia el portón de los autos.

__¡Deténgase señorita  o llamo a la policía! – exclamó el heredero y la chica se paralizó totalmente- ¿A dónde cree que va a esta hora de la noche? –preguntó poniéndose en su frente, pero la chica avergonzada bajó su rostro- Hable de una vez o algún ratón ha comido su lengua.

__No, no llame a la policía…yoooo…no, no, no diga nada por favor...huyo de esta casa, nadie ...debe saberlo señor.

__Pues lo sabrán si no desiste de esa locura...¿Acaso alguien la espera? ¡Hable ya! 

__No, nooo...nadie señor, voy...a casa de  una amiga, ella quizás....

__Nada - la interrumpió repentinamente - o se devuelve o la acuso, ¿Acaso no sabes lo peligroso que es la calle para una chica... usted de aquí no sale, le pondré quien la vigile...

__¡Nooo por favor... entraré!

__Venga conmigo...me explicas esta locura, y prometo ayudarla....

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