George sonrió al ver salir a la sirvienta y luego centró la atención en su hijo. La sonrisa que tenía en el rostro era radiante, se notaba que era feliz y ansiaba casarse.— ¿Cómo dormiste?— preguntó llevándose el café a los labios, a pesar de su apariencia tranquila, estaba tan nervioso que no podía comer nada más. — estoy seguro de que muy bien, dormir junto a un bebé siempre da mucha tranquilidad ¿Verdad?Otra cosa por la que el patriarca Anderson tenía para estar más feliz. Era por la cercanía que sus hijos empezaban a tener, sobre todo por las sospechas de que ese bebé quizá no era tan ajeno como pensaba, pero eso era algo que ya tendría tiempo de investigar en su luna de miel. Tampoco le quitaba el sueño, aunque si llenaba ciertas lagunas que no había podido evitar encontrar en la procedencia de Ian, como por ejemplo ¿Quién era el padre? Sin embargo, no era el día de pensar en eso.Evan creyó que se molestaría ante las palabras de su padre, ante la mención de la interacción qu
Solo hicieron falta un par de minutos y un par de zarandeos de su amigo Jean-Paul para que Marjorie volviera en sí.Pero no estaba dispuesta a dar explicaciones, así que solo le sonrió y le dijo que no era nada, que solo eran los nervios de novia los que la tenían en ese estado.No obstante, era consciente de que su amigo no se tragaba su historia, sobre todo tras reaccionar de esa manera por recibir una llamada.—Marjorie ¿Hace cuánto qué nos conocemos?— le preguntó el estilista.La verdad es que se conocieron muchos años atrás, casi desde el momento en que ella pisó por primera vez suelo estadounidense, por lo que se le hizo un nudo en el estómago al ser consciente que, pese a ese largo tiempo de amistad, había una parte de ella que nadie conocía.—Está bien. Tienes razón, la llamada que he recibido es de algún fan de internet de la antigua pareja que formaban George y su exesposa— respondió por fin ella, esperando que eso hiciera que su amigo dejara de preguntar.Su respuesta parec
Rowan no podía sacarle la vista de encima al bebé que el heredero Anderson tenía en brazos, eran como dos gotas de agua, nadie dudaría que ese niño fuera realmente hijo de George, nadie, excepto el irlandés, quien sabía perfectamente que su esposa no podía tener más hijos que la inútil niña que le dio como heredera poco menos de 18 años atrás.— Siéntese en su lugar, por favor, la novia ya va a bajar— pidió amablemente la organizadora para luego alejarse e ir a pedir lo mismo a otros invitados, justo cuando estaba a punto de acercarse a hablar con el joven para intentar indagar un poco más en la situación y la posibilidad de que ese hijo, fuera en realidad su nieto, el heredero que tanto había deseado tener, tal vez esa hija suya si sirvió para algo y le dio lo que él merecía antes de morirse.Rowan caminó hasta una de las sillas del jardín, casi al final de todo, perfecta para el drama que estaba por crear cuando el juez de paz preguntara si alguien tuviera algo que decir y él salier
Ella asintió como una niña a la que han ofrecido dulces y tiene tanta prisa por responder que, aunque todavía no haya llegado a abrir la boca para pronunciar una sola palabra, ya ha respondido con su expresión corporal, como tres veces.— Sí, sí quiero, claro que quiero — aseguró ella con una sonrisa tan radiante y amplia que casi parecía que podía salirse de su rostro.Después le tocó el turno a él, cuando el ministro lo observó y volvió a pronunciar las mismas palabras.—¿George Anderson acepta a Marjorie como su legítima esposa en la salud y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, para amarla y respetarla todos los días de su vida hasta que la muerte los separe?—Por supuesto que acepto—respondió con voz firme y casi de inmediato, lo que dio como resultado que todos los presentes celebrarán, haciendo voltear a los dos novios y al juez, quién tras eso no tardo en decir las palabras que ningún novio quiere escuchar, en especial la novia no quería escuchar en esos momentos.— Si
El corazón de la pelirroja latía con fuerza sabiendo lo que eso significaba, George no solo le pedía que se casara con él por amor, él mismo lo hacía y la muestra de su amor por ella, era ese hermoso jardín con sus flores favoritas. Eliminando por completo la sombra o mejor dicho el fantasma de Leticia, la exmujer de George.—¡George!— exclamó ella aferrándose al cuello de su esposo, y así poder besarlo. Necesitaba hacerlo, para poder controlar los latidos de su corazón, los cuales amenazaban con hacerlo estallar de felicidad—. ¡No sabes lo feliz que me has hecho!Él la atrajo contra su cuerpo para besarla, era lo único que quería, no quería estar en el banquete de su boda ni guardar la compostura, quería a su esposa ya, en ese mismo lugar, en ese preciso instante.El besó se volvió mucho más intenso, George metió la lengua entre los labios de Marjorie reclamando su boca con necesidad, una necesidad que había sido muy difícil contener durante un mes entero.— Las puse todas rojas — mu
George no tardó nada en sacar los dedos del interior de su esposa, observando maravillado esa escena tan erótica en la que se introducía los dedos en la boca para chuparlos y luego masajeaba su miembro erecto.Tuvo que contenerse para no correrse en ese simple instante, aunque varias gotas de líquido pre seminal coronaron su glande.Dejó que ella lo guiara hasta el centro de su intimidad mientras él le acariciaba los muslos y se aferraba a ellos y luego, sin perderse ni un ápice de su expresión, la penetró de en solo embiste.Sintiendo como la acogía hasta la base misma de su polla, como su interior se aferraba al duro mástil con el que la penetraba.Marjorie llevó su cabeza hacia atrás justo en el momento que lo sintió entrar en su interior, presa de mil estímulos y sentimientos que no hacían más que hacerle perder la razón. Sus manos se aferraron de inmediato a las sábanas bajo de ella en puños que se abrían y cerraban dependiendo de la intensidad de lo que sentía.—¡George!— gritó
La música seguía sonando y la gente seguía bailando en los jardines de los Anderson, iluminados por luces de colores y antorchas, mientras las mesas se encontraban repletas de comida y bebida para que todos pudieran disfrutar. La celebración había sido cuidadosamente planeada y la pareja de recién casados se veía feliz y radiante mientras recibían felicitaciones y buenos deseos de todos sus invitados.Pero a medida que la noche avanzaba, los recién casados comenzaron a retirarse de la multitud para disfrutar de un poco de intimidad. No era un secreto que tenían planes de retirarse para pasar la noche juntos, pero nadie los juzgaría por ello, después de todo, era su noche especial.A pesar de que sabían que debían descansar para el viaje que les esperaba al día siguiente, la emoción del momento los mantenía despiertos y no podían resistirse a la tentación de estar juntos. A la mañana siguiente George y Marjorie ya estaban de pie en el recibidor, con sus maletas y las de Ian dispuestas
Con un suspiro, George cerró los ojos y trató de dejar de lado sus pensamientos para disfrutar del momento presente, rodeado de su nueva familia en el avión privado. Tal vez Leticia sí tuvo razones para dejarlo, pero eso ya era pasado. George se sentía feliz en su nueva relación y, aunque sonara cruel, nada que ver con cómo se había sentido con Leticia, con esa forma de no poder pensar en nada más que en su esposa.Lo que estaba claro era que esa era su luna de miel y pensaba disfrutarla al máximo. George se apresuró a dejar a la niñera y al pequeño Ian en el hotel para mostrarle la romántica noche de París a su esposa, sintiéndose emocionado al poder compartir ese momento con ella. Aunque había viajado a esa ciudad muchas veces por negocios, nunca había tenido la oportunidad de disfrutarla con la persona que amaba. Marjorie era la esposa más feliz en esos momentos, George era la representación de su hombre perfecto. Tanto que no podía más que verlo y sonreír, sintiéndose profundame