Laia.Me estaba preparando porque partiríamos a lo más profundo del bosque. Esperaba que Caleb hubiera reflexionado y decidiera acompañarnos.—¡Estoy más que lista para partir culos! —exclamó Zoé, con un bolso en su espalda.—Zoé, no seas grosera —reproché, en una risa—. No sabemos a lo que nos vamos a enfrentar.—Sea lo que sea, tú y yo podremos derrotarlo juntas —dictaminó, con determinación.Rodé los ojos con diversión y terminé de guardar lo necesario. Llevaba un uniforme cuerpo completo que me habían dado los ShadowMoon para facilitar la transformación sin quedar semi desnuda.Zoé también tenía uno. Me comentaron que estaba hecho con magia, por lo que también era resistente.—Vamos a la entrada, deben estar esperándonos —sugerí.Salí de la habitación y la pelinegra me siguió con mucho entusiasmo en su andar. De camino, nos topamos con un hombre conocido que me regaló una sonrisa.—Laia, ¿estás lista para partir? —preguntó Leo.—Eh... Sí, ¿también irás? —Desvié la mirada, era un p
Caleb.Ver a Laia entusiasmada con Leo me provocaba un sentimiento de arrepentimiento. No sabía qué hacer para siquiera intentar recuperarla.Ella dejó en claro que no quería nada conmigo, tampoco podía obligarla a quererme, ¿no?Le compartí mi secreto más profundo y no pareció importarle. ¿Por qué me estaba haciendo tanto daño a mí mismo al pensar así?—Muy bien, es hora de continuar —informó Morgana, con una sonrisa.Seguimos nuestro camino y de vez en cuando notaba que Zoé quería molestarme, pero se dio cuenta de mi actitud repelente y dejó de hacerlo.Lo único que quería era una oportunidad de hablar con Laia, pero supuse que no sería posible hacerlo.—¿Por qué andas de mal humor? —Zoé se había acercado a mí.Caminó a mi lado.—No es tu problema.—Si sigues siendo igual de imbécil, jamás tendrás amigos —bufó, cruzada de brazos—. Es por Laia, ¿verdad?—Lo que haga Laia ya no me afecta —respondí.—Tu cara dice lo contrario, Caleb. No eres bueno para mentir —Me miró de reojo, buscand
Caleb.Cuando abrí mis ojos, estaba en la mansión ShadowMoon, pero me di cuenta que era el pasado. Habían caras conocidas caminando de un lado a otro con sonrisas.—Caleb, prometiste llevarme hoy al bosque —Esa voz me hizo girarme a toda velocidad.Ahí estaba ella. Tenía ambas manos en la cintura y una expresión enojada, pero con un lindo puchero en sus labios. Su largo cabello castaño caía por debajo de sus hombros.—K-Kate... —titubeé.En ese momento supe que lo que sucedía no era real. No podía creer que estuvieran jugando con mi pasado para dañarme emocionalmente. Haber vuelto a ver a Kate, así fuera una simple ilusión, me hizo tirarme al suelo.Mis rodillas golpearon la dura cerámica y me lamenté por no haberla salvado.—Hey, ¿qué sucede? —Se acercó a mí y apoyó una mano en mi hombro—. No te ves bien.—Perdóname, por favor... No pude protegerte —dije, entre dientes.—Me estás preocupando, tonto —respondió.Vi sus ojos. Esas azuladas iris tenían ese auténtico brillo que la caracte
Laia.Después de haberme separado de Caleb, aparecí en un entorno familiar que me hizo traer un montón de recuerdos.La manada Eclipse todavía vivía y hacía sus labores cotidianas del día a día. Tragué saliva. Todo ese ambiente lo sentía tan falso, producto de mi propia imaginación a lo que alguna vez fue mi hogar.—Laia, ¿por qué no vienes un momento? —cuestionó mi padre, llamándome con su mano.Corrí hacia él, y a pesar de que sabía que su imagen era una vil mentira, lo abracé como nunca antes. Volver a sentir su calidez paternal era lo que más necesitaba en ese momento.—Fuiste el mejor padre —hablé, cerca de su oído—. No me importa si esto es una visión o lo que sea... Aprovecharé este instante para abrazarte.No quería soltarlo porque sabía que si lo hacía, jamás volvería a tener una oportunidad como esa. La realidad era que él no estaba entre el mundo de los vivos...—¿Laia? —Una voz femenina me dejó aturdida.Solté a mi padre para comprobar de dónde venía. Me giré y no hizo fal
Laia.Llevábamos días caminando y no parecía existir un final. Todos estábamos con un olor terrible por no encontrar una forma de bañarnos, ya que Morgana nos alertó de que los lagos cercanos estaban contaminados.—Si no me doy un baño pronto, creo que me disecaré —se quejó Zoé, bebiendo agua de una botella.Caleb decidió juntar todos los suministros que teníamos para ahorrar en lo máximo posible. No sabíamos cuándo llegaríamos a nuestro destino.—Y eres la que más apesta —soltó el alfa, cubriendo su nariz.—Nadie pidió tu opinión —refutó la joven, asesinándolo con la mirada.Yo me quedé detrás de ellos para encontrar con mis ojos un buen lugar para descansar, pero se veían árboles y más árboles. Ninguno se atrevía a cruzarlos por la advertencia que nos dio el anciano.Leo me hacía compañía, no se separaba de mí y apreciaba ese gesto.Ambos caminábamos en silencio, dando pasos suaves sobre el musgo. La luna llena se filtraba entre las ramas, creando un mosaico de sombras y luz. Me pre
Laia.No sabía si Leo era un novato en los temas amorosos como yo, o antes había tenido pareja, pero cada vez me lanzaba ciertas miradas llenas de picardía.Todos habíamos logrado bañarnos al fin y continuamos con nuestra caminata esa misma noche ya que Morgana sintió un poder mágico increíble muy cerca.—Es ahí... —señaló, con el dedo tembloroso.Miré en esa dirección y no había absolutamente nada. Me quedé extrañada y le iba a protestar por eso, pero Caleb dio un paso al frente, canalizó una fuerza increíble en su puño para luego golpear una pared invisible.—¿Hay alguna forma de destruirla? —cuestionó el alfa, al notar que no se rompía.—¿Qué carajos es? —preguntó Zoé, ella tampoco podía verlo.—Es un campo protector —informó Morgana, con ambas cejas inclinadas—. Si logramos destruirlo, estoy segura de que la biblioteca está del otro lado.Caleb siguió utilizando su fuerza para ello y Leo no tardó en unirse a él para aumentar las probabilidades de éxito.—Muy bien, usemos la fuerza
Laia.¿Eris?¿Quién era Eris?—Haré que cada uno lea una parte, así entenderán mejor —comentó Rubí, chasqueando sus dedos.Mis labios empezaron a moverse sin yo pedirlo y me di cuenta que estaba siendo controlada. Era algo aterrador, menos mal que ella estaba de nuestro lado.—Hace mucho tiempo, en un mundo donde la magia y la naturaleza se entrelazaban, existían dos hermanas llamadas Luna y Eris —hablé, concentrada en las letras—. Ambas compartían una conexión profunda con los elementos y una responsabilidad única de mantener el equilibrio natural. Se les otorgó un poder inimaginable.—Luna, la hermana mayor, era gentil y compasiva. Cuando se les ofreció el poder de los dioses para preservar la armonía en el mundo, Luna lo aceptó con gratitud y estaba dispuesta a preservar la paz —continuó Caleb, se veía frustrado—. Su corazón estaba lleno de bondad, y su misión era proteger a los seres vivos y asegurar que la naturaleza floreciera.Era increíble cómo Rubí solo tuvo que chocar sus de
Laia.—La profecía la creé con el fin de que Eris fuera derrotada —comentó la diosa.El ambiente dejó de ser oscuro y la neblina se fue esparciendo poco a poco. Se le abrió paso a un bonito paisaje, en donde había una banca para sentarse y el bosque frente a nosotros nos sorprendió.Era increíble el poder mágico que tenían algunas personas. La noche seguía siendo perfecta con la luna llena. Después de todo, ambos estábamos dentro de mi mente.—¿Por qué su hermana decidió irse por el mal camino? —pregunté.—No todos serán buenos, Laia —bufó Caleb, cruzado de brazos.—Es cierto. Por desgracia, mi hermana siempre tuvo esa chispa de maldad que poco a poco se fue avivando —resopló ella, sentándose con cautela—. Estuve perfeccionando un poder capaz de derrotarla. Es obvio que ahorita se volvió más fuerte, pero sin dudas la loba suprema podrá ponerle fin.—¿Loba suprema? —cuestioné.Creí que se trataba de un lobo, pero recordé que en el Codex decía que la diosa le daría el poder a una joven