— ¿Qué diablos hace él aquí? – gruñe señalando el niño como si tuviese una enfermedad contagiosa — ¡ensuciará los muebles!— ¡No le hables de ese modo, es mi invitado!– grita Elena renegando de que su padre celestial le ha puesto una tarea difícil porque ese hombre es odioso y exasperante.Sabe que debe obedecer a su padre de arriba, pero el caballero no ayuda para nada, contrario a eso es una mala persona pese a que recibe malos tratos de su mamá y hasta de ella misma.— Elena mi amor no grites por favor – exhorta con dulzura una Dakota tranquila y controlada — Sócrates – respira profundo componiendo una sonrisa, disimulando su mal humor — ¿podrías sentarte a la mesa y comer con nosotros? – el hombre achica la mirada hacia ella con sospecha — Otto es el invitado de Elena y es bienvenido las veces que desee estar con ella - el hombre no puede hacer otra cosa que sentarse, pero lo hace sin dejar de mirar a su esposa como si estuviese loca.El muchacho se siente tan incómodo que quiere
Uno de los empleados corre en su ayuda y al verlo abre la boca para decir algo, Sócrates lo señala con advertencia, entonces cierra la boca.— Buen… - se retracta enseguida el joven — dígame que necesita y lo traeré hasta acá – el muchacho sonríe sinceramente y el hombre en el piso extiende la mano pidiendo ayuda.— Lo primero es que laven ese puto baño, es un asco – responde con mal humor.— Es que el baño de empleados y transeúntes se encuentra dentro – el rostro pétreo del hombre le impide continuar con la diatriba respecto al baño —, pero venga conmigo para conseguirle ropa limpia y… unos zapatos – mira los de Sócrates asombrado de lo finos y delicados que se ven.— ¡Gracias! – expone incómodo por la amabilidad a la cual no se encuentra habituado — ¿qué clase de ropa venden en este lugar? – el empleado gira a verlo y aprieta los labios preocupado.— No tan elegante, pero si así lo desea luego de ofrecerle un café puedo pedir algo para usted en el pueblo – le sonríe amable y él asi
La conmoción hace presa de las chicas, pero Otto quien se encuentra debidamente vestido y calzado además de limpio y perfumado, se acerca al animalito y lo acaricia, Lola le retribuye la caricia con lametones babosos que lo divierten mucho, es un peque bueno y con mucho carisma, pero no pertenece a esta casa.— Espero hayan pasado un buen día – Dakota lo mira de pies a cabeza, extrañada — debo tener pelo encima de Lola – se sacude la camiseta, sonríe tan forzado que le duele cada músculo.— Hoy no trabajaste – niega — eso es raro ¿y ese atuendo? – Sócrates se mira y se pone mucho más nervioso por el escrutinio de Dakota.— Si bueno, hoy fue un día raro – se excusa aun cuando sabe que no hizo nada malo — anduve por el pueblo y no era cómodo el traje, así que decidí cambiarme por algo más… cómodo. – arruga la frente manteniendo la vista baja.La risa de Elena lo hace subirla, siente una brisa fresca es como si el peso que llevaba en los hombros desapareciera poco a poco con la risa de l
Los ojos de Elena se abren ante lo que lee y una amplia, sincera y feliz sonrisa se forma en su cara al punto de que puede llegarle a las orejas. La carta de su abuelo relata un cuento precioso de un leñador que cultivaba árboles para entregarlos en navidad a las personas más necesitadas, en relato expresa que el hombre es muy rico y tiene un corazón de oro lo cual no esconde, más si lo hace con su fortuna ya que viste de overol, camiseta y abrigo peludo.Ese hombre también tiene un hermoso refugio en las montañas donde cuida y alimenta a las personas y animales que lo necesitan siendo una hermosa fuente de vida para mucha gente, las lágrimas de Elena se confunden con los pequeños riachuelos y cascadas que menciona el abuelo en el cuento, la mente de la niña vuela hasta el sitio que describe teniendo una imagen clara de lo que narra ese hombre que no conoce, pero que ama por lo hermosas de sus palabras. Ella sueña con un lugar así, verde y frondoso, hermoso y con muchos árboles frutal
— ¡Dense prisa, parecen tortugas! – grita Elena entre risas — a este ritmo llegaremos en año nuevo – esboza de nuevo con ambas manos hechas como una trompeta en su boca.El frío arrecia, ya no está nevando y la temperatura a esta altura está tan baja que casi no pueden seguir pese a los abrigos térmicos especiales que les recomendaron en la boutique del pueblo.— Eso lo dices porque tu abrigo es enorme para ti – protesta Marie en los brazos de su esposo —, no me sueltes cielo porque me congelaré – el hombre besa lo alto de su cabeza sobre l grueso gorro que lleva puesto.— Cariño ten cuidado por favor estás muy lejos – se escucha la voz de Dakota temblar un poco — ajusta esa chaqueta que me da miedo – dice mientras sube el resto de la montaña con la ayuda de Otto.— Serán llorones ustedes ¡muévanse que estamos cerca! – y tenía mucha razón.No solo el sitio existe, sino que es una pequeña ciudad en lo más profundo del “bosque de los pinos silvestres”, una zona inexplorada en lo Alto de
Las festividades decembrinas traen un mundo de felicidad para las personas que aman esta época, pero para Elena y su madre es un tiempo de tristeza ya que su padre fue víctima de un hombre borracho que colisionó contra su auto y el resultado fue lamentable ya que no pudo sobrevivir. Sin embargo hoy a pocos días del cuarto año de su deceso ya por lo menos han decidido salir a hacer algunos pendientes. — Tienes que abrigarte bien mi amor, debe estar haciendo un frío increíble – su voz es un lamento, pero reprende con dulzura. Dakota Pierce, viuda de Marck Pierce un hombre sumamente bueno y con mucha influencia dentro del pueblo permanece en una oscuridad de la cual se le ha hecho imposible salir ya que extraña a como ella bien lo dice: su motivo para vivir. Deciden establecerse en San Rico porque es un sitio sumamente tranquilo y apto para criar hijos considerando que todos sus habitantes son amables, agradables y considerados. — ¡Si mami! - responde la niña de apenas ocho años de
El reloj marca las ocho treinta de la noche y Elena se encuentra asomada en la ventana viendo caer la nieve, hoy fue otro día perdido intentando salir y su madre no pudo hacerlo… una vez más. — Papi – mira hacia arriba como buscando consuelo en esa sola palabra —, cómo me gustaría que estuvieras a nuestro lado para que mi mamita no se sintiera tan sola y triste y dejara ya de llorar – mira una estrella fugaz y pide un deseo —. Cómo deseo que estés aquí conmigo papito, que aparecieras como por arte de magia y nos hicieras felices a mi mami y a mí… - una sombra aparece en su campo de visión y la pequeña agudiza la mirada para enfocar mejor. Se trata de la figura de alguien que se encuentra en el portón de la casa, no logra distinguir si se trata de un hombre o una mujer, pero sí sabe que hay alguien. — ¡Elena! – escucha la voz de su Nana y cierra ipsofacto la cortina de la ventana —. Debes lavarte las manos cariño, la cena está servida – la mujer mayor le sonríe con ternura y la pequ
Elena salta de la cama ante la voz que escucha Y al recordar el hermoso sueño que ha tenido con su padre Dios, grita y patalea en la cama de alegría. Recuerda que este le expresó que le había dejado un tesoro que descubriré para esta Navidad y que sus sentidos deben estar alerta para poderlo encontrar. No tiene idea de cómo será, pero lo que sí sabe es que lo hará ¡Y tanto! que hará todo lo posible por encontrar ese tesoro que la hará feliz esta Navidad. Corre escaleras abajo para contar las buenas nuevas de lo que ha vivido a su mamá y a la Nana Marie, pero se encuentra una escena desagradable: Dakota se encuentra de rodillas en el suelo con la mejilla derecha en el piso roncando completamente dormida, Elena observa el desorden identificando los platos del desayuno con los alimentos regados por el piso, junto con el finísimo mantel y los vasos de cristal… rotos. El miedo la atraviesa ante el panorama que tiene enfrente el cual no entiende para nada, siempre ha visto a su madr