Las festividades decembrinas traen un mundo de felicidad para las personas que aman esta época, pero para Elena y su madre es un tiempo de tristeza ya que su padre fue víctima de un hombre borracho que colisionó contra su auto y el resultado fue lamentable ya que no pudo sobrevivir.
Sin embargo hoy a pocos días del cuarto año de su deceso ya por lo menos han decidido salir a hacer algunos pendientes. — Tienes que abrigarte bien mi amor, debe estar haciendo un frío increíble – su voz es un lamento, pero reprende con dulzura. Dakota Pierce, viuda de Marck Pierce un hombre sumamente bueno y con mucha influencia dentro del pueblo permanece en una oscuridad de la cual se le ha hecho imposible salir ya que extraña a como ella bien lo dice: su motivo para vivir. Deciden establecerse en San Rico porque es un sitio sumamente tranquilo y apto para criar hijos considerando que todos sus habitantes son amables, agradables y considerados. — ¡Si mami! - responde la niña de apenas ocho años de edad, envuelta en un precioso abrigo color rosa con encajes y cuello redondo — ya estoy lista para salir – expone emocionada. La mujer trata de sonreír pero falla haciendo que su rostro se arrugue como una ciruela, Elena lo nota y su expresión sonriente muta a una muy diferente donde la tristeza nuevamente toma el protagonismo que ha mantenido los últimos años ya que su madre ha vivido en la oscuridad, tristeza y desolación causada por la pérdida. — ¡Te ves preciosa! - las lágrimas asoman en sus preciosos ojos verdes — eres tan parecida a él… - solloza dolorosamente — a… tu padre – cubre su rostro con ambas manos justo antes de caer de rodillas frente a ella. — ¡Mami, mamita! - Elena corre hacia ella espantada tratando infructuosamente de detener su caída —. Mami no llores por favor no te preocupes, si no salimos ¿Qué más da? - llora las palabras sintiendo un grueso nudo invadir su pequeña garganta — tenemos ya cuatro años sin hacerlo y no pasa nada – le habla a su madre como si fuese ella la adulta. El abrazo dura más de cinco minutos y los sollozos de ambas llenan el espacio donde se encuentran en el rellano de la gran casa dónde viven. La mujer aprieta a su hija contra su pecho deshaciéndose en llanto frente al sufrimiento de haber perdido al único hombre que ha amado, Elena por su parte trata de contener las lágrimas para poder consolar a su madre y que se sienta mejor para poder salir a comprar un árbol de navidad. [***] Mis Preciosuras Les regaló está preciosa historia para que la disfruten en año nuevo. Un abrazo para todos 🙏 Se que les debo terminar la historia que estaba publicando pero no me dejen de querer por favor porque Sí la voy a terminar a partir del 15 de enero estaré publicando un capítulo diario de "na propuesta millonaria" Besos y cariños para tod@sEl reloj marca las ocho treinta de la noche y Elena se encuentra asomada en la ventana viendo caer la nieve, hoy fue otro día perdido intentando salir y su madre no pudo hacerlo… una vez más. — Papi – mira hacia arriba como buscando consuelo en esa sola palabra —, cómo me gustaría que estuvieras a nuestro lado para que mi mamita no se sintiera tan sola y triste y dejara ya de llorar – mira una estrella fugaz y pide un deseo —. Cómo deseo que estés aquí conmigo papito, que aparecieras como por arte de magia y nos hicieras felices a mi mami y a mí… - una sombra aparece en su campo de visión y la pequeña agudiza la mirada para enfocar mejor. Se trata de la figura de alguien que se encuentra en el portón de la casa, no logra distinguir si se trata de un hombre o una mujer, pero sí sabe que hay alguien. — ¡Elena! – escucha la voz de su Nana y cierra ipsofacto la cortina de la ventana —. Debes lavarte las manos cariño, la cena está servida – la mujer mayor le sonríe con ternura y la pequ
Elena salta de la cama ante la voz que escucha Y al recordar el hermoso sueño que ha tenido con su padre Dios, grita y patalea en la cama de alegría. Recuerda que este le expresó que le había dejado un tesoro que descubriré para esta Navidad y que sus sentidos deben estar alerta para poderlo encontrar. No tiene idea de cómo será, pero lo que sí sabe es que lo hará ¡Y tanto! que hará todo lo posible por encontrar ese tesoro que la hará feliz esta Navidad. Corre escaleras abajo para contar las buenas nuevas de lo que ha vivido a su mamá y a la Nana Marie, pero se encuentra una escena desagradable: Dakota se encuentra de rodillas en el suelo con la mejilla derecha en el piso roncando completamente dormida, Elena observa el desorden identificando los platos del desayuno con los alimentos regados por el piso, junto con el finísimo mantel y los vasos de cristal… rotos. El miedo la atraviesa ante el panorama que tiene enfrente el cual no entiende para nada, siempre ha visto a su madr
— Marie por favor llévate a Elena arriba – la pequeña abre mucho los ojos porque no quiere dejar a su mami con las personas malas. — ¡No mami, mami! – logra zafarse de los brazos de la niñera y salta a los de su madre quien no está dispuesta a que Sócrates le vea el lado vulnerable — yo me quedo contigo por favor, por favor – toma su carita asustada entre sus manos. — Sube con la Nana Marie, yo voy en diez minutos ¿podrías contarlos? – asiente con las lágrimas ya corriendo por su acanelado y bello rostro — eso es mi niña fuerte – y la deja para que se la lleve su Nana hasta la parte superior de la gran casa. Al verla subir la escalera y pensar en que ella no merece todo el sufrimiento en la que ha sumido su vida, respira profundo y gira para encarar a su enemigo. — ¿Ya estás aquí conmigo? – ella lo mira directo a esos ojos que en algún momento la hicieron suspirar. — No me casaré contigo – él se muestra irascible — y me importa un bledo el testamento de mi suegro – señala arañando fue
Elena mira hacia arriba encontrándose con el hombre al que le teme su mamá, pero ella por alguna razón no lo hace ¿por qué no le teme si claramente tiene un aura oscura y peligrosa?La mira directamente a los ojos y ella puede captar un destello de vida en ellos aun cuando se van apagados y sin expresión, sacude la cabeza e intenta levantarse sin éxito ya que el nerviosismo se lo impide.— En el tejado y yo no tengo mocos – le rebate con actitud —, además no creo que eso le importe a usted señor malo – los ojos de Sócrates se abren por la sorpresa.— ¡Vaya, vaya, pero si eres una fiera como tu padre! – se acuclilla hasta casi colocar el rostro a nivel del de ella —. Te recuerdo niñita que pronto seré el dueño de todo y eso te incluye – señala perverso y Elena se arrastra hacia atrás ahora sí, con el miedo de saber que el hombre está decidido a quitarles la casa y todo lo demás de lo que ella no tiene conocimiento.Y parece que habla muy en serio.— Mi papi era el dueño y ahora es mi m
Elena abre los ojos y de pronto es consciente del tubo que atraviesa su garganta para poder respirar. Tose incómoda, dolorida. La persona que se encuentra a su lado se levanta de un salto, grita procurando un médico para que la asista y que la niña deje de sufrir por el tubo en su garganta. Se hace el proceso al llegar el médico de guardia y todo es calma por un momento.Dakota corre hacia la habitación de su hija luego de haberla llamado por teléfono ya que ese día en contra de su propia voluntad había dado el permiso de desconectarla y darle descanso a su cuerpo, pero hoy una nueva esperanza habitaba en su corazón y ahí estaba la respuesta.Su pequeña Elena había despertado del coma inducido por los médicos para evitar el dolor con el que iba a despedirse de este mundo ya que el frío extremo al que fue expuesto su pequeño cuerpo comprometió fatalmente sus órganos importantes dando como resultado un fallo renal irreparable siendo esa la causa del inminente deceso, pero como el mismo
La confusión y el desorden emocional que ha sufrido Dakota la ha llevado a un shock del cual le es difícil regresar, su inconsciente solo reconoce el hecho de que dio el permiso de desconectarla y entonces hoy en medio de un agudo dolor la vio y le fue difícil asimilarlo.Sócrates observa detenidamente el rostro de su esposa y aunque mantiene el tipo no puede evitar sentir su dolor, él fue uno de los que mencionó aquello de que los milagros existen aun cuando es un no creyente de las cosas divinas, pero lamentablemente para su estado mental, los médicos afirman que lo es. Se entretiene dándole vueltas a su sortija de bodas, pensando en cómo lograr que Dakota salga de ese sitio oscuro en el que se encuentra y de donde él ha venido ya que su estabilidad emocional estuvo comprometida al ver en los periódicos que se casaba con su hermano, habiéndolo dejado por una simple confusión o tal vez no lo haya sido, pero él nunca la engañó y pese a que llegó dispuesto a vengarse de ella, no ha pod
— ¿Qué diablos hace él aquí? – gruñe señalando el niño como si tuviese una enfermedad contagiosa — ¡ensuciará los muebles!— ¡No le hables de ese modo, es mi invitado!– grita Elena renegando de que su padre celestial le ha puesto una tarea difícil porque ese hombre es odioso y exasperante.Sabe que debe obedecer a su padre de arriba, pero el caballero no ayuda para nada, contrario a eso es una mala persona pese a que recibe malos tratos de su mamá y hasta de ella misma.— Elena mi amor no grites por favor – exhorta con dulzura una Dakota tranquila y controlada — Sócrates – respira profundo componiendo una sonrisa, disimulando su mal humor — ¿podrías sentarte a la mesa y comer con nosotros? – el hombre achica la mirada hacia ella con sospecha — Otto es el invitado de Elena y es bienvenido las veces que desee estar con ella - el hombre no puede hacer otra cosa que sentarse, pero lo hace sin dejar de mirar a su esposa como si estuviese loca.El muchacho se siente tan incómodo que quiere
Uno de los empleados corre en su ayuda y al verlo abre la boca para decir algo, Sócrates lo señala con advertencia, entonces cierra la boca.— Buen… - se retracta enseguida el joven — dígame que necesita y lo traeré hasta acá – el muchacho sonríe sinceramente y el hombre en el piso extiende la mano pidiendo ayuda.— Lo primero es que laven ese puto baño, es un asco – responde con mal humor.— Es que el baño de empleados y transeúntes se encuentra dentro – el rostro pétreo del hombre le impide continuar con la diatriba respecto al baño —, pero venga conmigo para conseguirle ropa limpia y… unos zapatos – mira los de Sócrates asombrado de lo finos y delicados que se ven.— ¡Gracias! – expone incómodo por la amabilidad a la cual no se encuentra habituado — ¿qué clase de ropa venden en este lugar? – el empleado gira a verlo y aprieta los labios preocupado.— No tan elegante, pero si así lo desea luego de ofrecerle un café puedo pedir algo para usted en el pueblo – le sonríe amable y él asi