Elena salta de la cama ante la voz que escucha Y al recordar el hermoso sueño que ha tenido con su padre Dios, grita y patalea en la cama de alegría. Recuerda que este le expresó que le había dejado un tesoro que descubriré para esta Navidad y que sus sentidos deben estar alerta para poderlo encontrar.
No tiene idea de cómo será, pero lo que sí sabe es que lo hará ¡Y tanto! que hará todo lo posible por encontrar ese tesoro que la hará feliz esta Navidad. Corre escaleras abajo para contar las buenas nuevas de lo que ha vivido a su mamá y a la Nana Marie, pero se encuentra una escena desagradable: Dakota se encuentra de rodillas en el suelo con la mejilla derecha en el piso roncando completamente dormida, Elena observa el desorden identificando los platos del desayuno con los alimentos regados por el piso, junto con el finísimo mantel y los vasos de cristal… rotos. El miedo la atraviesa ante el panorama que tiene enfrente el cual no entiende para nada, siempre ha visto a su madre llorar a mares en estas fechas (desde que lo recuerda por supuesto), pero nunca llegar a este deplorable extremo sin embargo, no duda de ninguna manera en acercarse alarmada por su actitud (según lo que ve a su alrededor). — ¡Qué difícil debe ser un adulto en estos días! – expone con tristeza. Reprimiendo lo más que puede las lágrimas que pugnan por salir al captar el hedor a alcohol que desprende la mujer en el suelo. No resiste, llora en silencio tratando de entender lo difícil que debe ser para su madre no tener a nadie en quien apoyarse, su inteligencia de niña (que pese a todo es muy elevada) no le permite evaluar por completo la situación, solo sabe que su madre sufre y que es momento de actuar frente a la cruel realidad que viven. Aparta casi con terror al no escuchar su respiración que antes era muy pesada, los cristales rotos para de ese modo poder ayudarla ya que teme lo peor, al moverla un poco se escuchan quejidos y balbuceos propios de la ebriedad y se tranquiliza un poco, solo un poco. La tristeza invade su corazón de nuevo antes lleno de regocijo, ya que no acostumbra presenciar esta clase de espectáculos no obstante, al estar tan cerca de la fecha del siniestro las cosas con Dakota se ponen raras ya que pasa tres días (a veces mucho más) encerrada en el estudio y Elena cubre sus días mirando clandestinamente pasar las personas vestidas de fiesta y con abrigos de invierno por la ventana de su habitación. Se escuchan pasos sutiles en el pasillo y sus alarmas se activan enseguida ya que todo indicaba que se encontraban solo ellas dos en la enorme casa. Elena acaricia los hermosos y brillantes rizos de su madre idénticos a los de ella, cada rasgo, cada porción de su fisonomía es idéntica a la de su madre salvo el color de sus ojos ya que los de Dakota son de un verde oscuro y los de Elena pasan de verde claro a azul según su estado de ánimo. Considerando el azul; el color de la tristeza. — ¡Santo Dios! – se escucha una voz chillona que desconoce por completo y la asusta — ¡Marie! ¿qué ha sucedido aquí, que es este desorden? – Elena se oculta debajo del brazo de su madre y tiembla de miedo ante lo contundente de la voz aun siendo de mujer. — Doña Marcia lo siento tanto es que… - intenta excusarse la Nana. — ¡No digas nada y limpia este desastre, ya! – grita la mujer —. Ya sabía yo que era una mala idea que mi Marck se mudara a este mugroso pueblo y más aun que se casara con esa indigente – señala el bulto que es Dakota dormida en el piso. — ¡Mi madre no es eso señora! – decide ser valiente una Elena enfadada por las palabras de la Doña —. No recuerdo mucho de mí padre, solo que nos abrazaba y besaba diciendo que éramos sus más grandes tesoros y que nos amaba mucho – de repente su mente refleja imágenes de un hombre que reflejaba amor en sus ojos muy parecidos a los de ella. La mujer abre la boca, tanto que Elena cree se le dificultará cerrarla cuando sea el caso. Observa a la señora de muy elegante vestimenta y rostro familiar, sus ojos azules como el cielo al mediodía le traen recuerdos de tiempos atrás, pero la expresión de suficiencia que reconoce la hace recular ya que se percibe peligrosa. — ¡Ah, la niñita! – expresa casi con desprecio —. No puedo negar que eres hija de Marck, mira esos ojos y esa postura – señala con una ceja perfectamente marca — ¡lástima de tu color de piel, serías una Pierce preciosa! – la niñita se siente ofendida y ni siquiera sabe por qué. — ¿Qué sucede con mi color de piel? – inquiere confundida ante la despectiva emoción de la Señorona — es “preciosa y achocolatada” como decía mi padre – ella misma arruga las cejas confundida al recordar esa frase. — ¡Y parece que esta manchada y sucia también! – rebate la mujer ya ofuscada por lo que considera una falta de respeto a su presencia de parte de Elena — y si no te parecieras tanto a mi hijo dudaría de su paternidad ¡ahora lárgate a tu habitación! – Elena queda muda ante ese comentario. No lo entiende, pero de igual manera no permitirá que esa mujer desconocida y odiosa venga a invadir su casa y menos darle órdenes como si ella fuese la dueña y señora. — ¡Pues no me voy! – se planta firme observando la figura de la Nana Marie limpiar todo el desastre que ha hecho su madre —. Me quedo con mi madre si no le importa – replica con ojos llorosos mirando a Marie quien le hace un guiño. — ¡Qué insolente! – da un paso al frente amenazante y Dakota se incorpora en el piso sentada como los indios. — Si te atreves a dar un paso para lastimar a mi hija te la veras muy mal Marcia Elena, tú no tienes derecho de estar aquí en esta casa – se levanta con ayuda de Marie y se irgue cuan alta es — ¡lárgate de aquí! – su voz sale temblorosa por la debilidad que siente dada la cantidad de alcohol que todavía yace en su sistema. La mujer suelta una carcajada que hace temblar a Elena. — ¡No te exaltes querida, puede darte jaqueca por la resaca! – expresa la señorona con asco — siempre te consideré una vergüenza para la familia con tu asquerosa piel negra y tu debilidad por el trago – Dakota levanta la barbilla desafiante. — Mi piel es tan limpia como la tuya – se defiende pese a que la cabeza le estalla y su voz no sale tan firme —. Ya no soy una alcohólica, he dejado atrás eso – la mujer hace un mohín de repugnancia y niega con la cabeza. — Creo que no tanto considerando… — Mi mami solo se cayó ¿oyó señora? – Dakota abraza a su hija. — ¡Si… claro! – dice en un tono que no le gusta a Dakota —, pero bueno esto no es una visita familiar – se abanica — ¡Dios me libre de ello! – Elena se abraza a su madre con fuerza —. He tenido que venir porque mi amado esposo ha dejado testamento y necesita leerse lo cual aunque no me guste para nada… incluye a los melindrosos como ustedes – hace una seña despectiva con la mano — y ha dejado claro que debe ser en este lugarsucho para que se cumpla su voluntad – expone con fastidio. — ¡Puedes estar tranquila! – interviene Dakota —. No estamos interesadas en ninguna fortuna, tenemos suficiente con la empresa y yo trabajo desde casa, así que ya puedes irte – recalca la morena. — Pero es que no has entendido querida, la empresa no es tuya: es mía – aclara manteniendo una actitud arrogante y ofensiva —, te has pasado encerrada cuatro años ¿qué esperabas, que el dinero se reprodujera solo? – dice con burla Marcia —. Tal parece que eso pensaste ¿eh? ¡qué idiota eres… — Es que Adam… - niega con la cabeza entre sus manos. — ¡Por favor Adam es mi empleado! – Dakota niega al borde del llanto — ya te has quedado en la calle por estúpida – Elena no soporta tanto veneno y la encara. — ¡No llame así a mi mami señora grosera! – sale de su escondite y la señala —. Estúpido es una mala palabra y en esta casa no se dicen ¡váyase ya, no es bienvenida aquí! — Las que se deben largar de aquí son ustedes dos, mocosa insolente – la mujer levanta la mano para golpear a la pequeña que mantiene el mentón arriba mientras su madre llora desconsolada por lo único que le quedaba de su amado esposo y ahora lo ha perdido. — ¡No, seño por favor le suplico perdone a la niña es que siempre le hemos dicho eso de las palabrotas! – Marie interviene tomando en brazos a Elena que llora en silencio sin siquiera sollozar. Es una pequeña inocente, pero reconoce en las personas lo bueno y la mujer que tiene enfrente no tiene nada de buena, sabe que sucede algo grave con la empresa de su padre, pero no se piensa rendir hasta que todo se arregle. — ¡Ay madre, tú siempre tan impulsiva! – los ojos del hombre se clavan en los de la niña y esta tiembla de miedo —. Debiste dejar el tema de lado hasta que yo estuviese presente – es idéntico a su padre solo que con un aura oscura y tenebrosa. — Es que no sabía cuánto ibas a tardarte y necesitaba descargar la frustración – la mujer le sonríe con dulzura. El hombre con pinta de demonio niega chasqueando la lengua. — ¿Cuándo aprenderás que de la carrera solo queda el cansancio? – ingresa al comedor oscureciendo todo con su sola presencia —. Las cosas se hacen de manera coordinada, metódica y pausada – cada palabra es un paso que da hacia Elena y ella tiembla entre los brazos de Marie, pero no baja la vista, él se acuclilla para quedar a su nivel — ¡hola! Tú debes ser mi sobrina Elena ¿verdad? – estira la mano y ella niega. Sonríe con malicia — mi nombre es Sócrates Pierce y vine a tomar posesión de los bienes de tu padre y eso incluye a tu madre y a ti. — ¡¿Qué?! – chilla Dakota confundida —. No, nosotros… nos vamos Sócrates, no es necesario que cargues con todo esto – toma a su hija en brazos —, tengo ahorro y con eso sobreviviremos un tiempo después buscaré trabajo – el hombre niega ante el tono lastimero de su cuñada. — Lo lamento mi querida Dakota – expone con falsa preocupación — ¡verás! para que la orden tenga validez debemos casarnos en dos días…— Marie por favor llévate a Elena arriba – la pequeña abre mucho los ojos porque no quiere dejar a su mami con las personas malas. — ¡No mami, mami! – logra zafarse de los brazos de la niñera y salta a los de su madre quien no está dispuesta a que Sócrates le vea el lado vulnerable — yo me quedo contigo por favor, por favor – toma su carita asustada entre sus manos. — Sube con la Nana Marie, yo voy en diez minutos ¿podrías contarlos? – asiente con las lágrimas ya corriendo por su acanelado y bello rostro — eso es mi niña fuerte – y la deja para que se la lleve su Nana hasta la parte superior de la gran casa. Al verla subir la escalera y pensar en que ella no merece todo el sufrimiento en la que ha sumido su vida, respira profundo y gira para encarar a su enemigo. — ¿Ya estás aquí conmigo? – ella lo mira directo a esos ojos que en algún momento la hicieron suspirar. — No me casaré contigo – él se muestra irascible — y me importa un bledo el testamento de mi suegro – señala arañando fue
Elena mira hacia arriba encontrándose con el hombre al que le teme su mamá, pero ella por alguna razón no lo hace ¿por qué no le teme si claramente tiene un aura oscura y peligrosa?La mira directamente a los ojos y ella puede captar un destello de vida en ellos aun cuando se van apagados y sin expresión, sacude la cabeza e intenta levantarse sin éxito ya que el nerviosismo se lo impide.— En el tejado y yo no tengo mocos – le rebate con actitud —, además no creo que eso le importe a usted señor malo – los ojos de Sócrates se abren por la sorpresa.— ¡Vaya, vaya, pero si eres una fiera como tu padre! – se acuclilla hasta casi colocar el rostro a nivel del de ella —. Te recuerdo niñita que pronto seré el dueño de todo y eso te incluye – señala perverso y Elena se arrastra hacia atrás ahora sí, con el miedo de saber que el hombre está decidido a quitarles la casa y todo lo demás de lo que ella no tiene conocimiento.Y parece que habla muy en serio.— Mi papi era el dueño y ahora es mi m
Elena abre los ojos y de pronto es consciente del tubo que atraviesa su garganta para poder respirar. Tose incómoda, dolorida. La persona que se encuentra a su lado se levanta de un salto, grita procurando un médico para que la asista y que la niña deje de sufrir por el tubo en su garganta. Se hace el proceso al llegar el médico de guardia y todo es calma por un momento.Dakota corre hacia la habitación de su hija luego de haberla llamado por teléfono ya que ese día en contra de su propia voluntad había dado el permiso de desconectarla y darle descanso a su cuerpo, pero hoy una nueva esperanza habitaba en su corazón y ahí estaba la respuesta.Su pequeña Elena había despertado del coma inducido por los médicos para evitar el dolor con el que iba a despedirse de este mundo ya que el frío extremo al que fue expuesto su pequeño cuerpo comprometió fatalmente sus órganos importantes dando como resultado un fallo renal irreparable siendo esa la causa del inminente deceso, pero como el mismo
La confusión y el desorden emocional que ha sufrido Dakota la ha llevado a un shock del cual le es difícil regresar, su inconsciente solo reconoce el hecho de que dio el permiso de desconectarla y entonces hoy en medio de un agudo dolor la vio y le fue difícil asimilarlo.Sócrates observa detenidamente el rostro de su esposa y aunque mantiene el tipo no puede evitar sentir su dolor, él fue uno de los que mencionó aquello de que los milagros existen aun cuando es un no creyente de las cosas divinas, pero lamentablemente para su estado mental, los médicos afirman que lo es. Se entretiene dándole vueltas a su sortija de bodas, pensando en cómo lograr que Dakota salga de ese sitio oscuro en el que se encuentra y de donde él ha venido ya que su estabilidad emocional estuvo comprometida al ver en los periódicos que se casaba con su hermano, habiéndolo dejado por una simple confusión o tal vez no lo haya sido, pero él nunca la engañó y pese a que llegó dispuesto a vengarse de ella, no ha pod
— ¿Qué diablos hace él aquí? – gruñe señalando el niño como si tuviese una enfermedad contagiosa — ¡ensuciará los muebles!— ¡No le hables de ese modo, es mi invitado!– grita Elena renegando de que su padre celestial le ha puesto una tarea difícil porque ese hombre es odioso y exasperante.Sabe que debe obedecer a su padre de arriba, pero el caballero no ayuda para nada, contrario a eso es una mala persona pese a que recibe malos tratos de su mamá y hasta de ella misma.— Elena mi amor no grites por favor – exhorta con dulzura una Dakota tranquila y controlada — Sócrates – respira profundo componiendo una sonrisa, disimulando su mal humor — ¿podrías sentarte a la mesa y comer con nosotros? – el hombre achica la mirada hacia ella con sospecha — Otto es el invitado de Elena y es bienvenido las veces que desee estar con ella - el hombre no puede hacer otra cosa que sentarse, pero lo hace sin dejar de mirar a su esposa como si estuviese loca.El muchacho se siente tan incómodo que quiere
Uno de los empleados corre en su ayuda y al verlo abre la boca para decir algo, Sócrates lo señala con advertencia, entonces cierra la boca.— Buen… - se retracta enseguida el joven — dígame que necesita y lo traeré hasta acá – el muchacho sonríe sinceramente y el hombre en el piso extiende la mano pidiendo ayuda.— Lo primero es que laven ese puto baño, es un asco – responde con mal humor.— Es que el baño de empleados y transeúntes se encuentra dentro – el rostro pétreo del hombre le impide continuar con la diatriba respecto al baño —, pero venga conmigo para conseguirle ropa limpia y… unos zapatos – mira los de Sócrates asombrado de lo finos y delicados que se ven.— ¡Gracias! – expone incómodo por la amabilidad a la cual no se encuentra habituado — ¿qué clase de ropa venden en este lugar? – el empleado gira a verlo y aprieta los labios preocupado.— No tan elegante, pero si así lo desea luego de ofrecerle un café puedo pedir algo para usted en el pueblo – le sonríe amable y él asi
La conmoción hace presa de las chicas, pero Otto quien se encuentra debidamente vestido y calzado además de limpio y perfumado, se acerca al animalito y lo acaricia, Lola le retribuye la caricia con lametones babosos que lo divierten mucho, es un peque bueno y con mucho carisma, pero no pertenece a esta casa.— Espero hayan pasado un buen día – Dakota lo mira de pies a cabeza, extrañada — debo tener pelo encima de Lola – se sacude la camiseta, sonríe tan forzado que le duele cada músculo.— Hoy no trabajaste – niega — eso es raro ¿y ese atuendo? – Sócrates se mira y se pone mucho más nervioso por el escrutinio de Dakota.— Si bueno, hoy fue un día raro – se excusa aun cuando sabe que no hizo nada malo — anduve por el pueblo y no era cómodo el traje, así que decidí cambiarme por algo más… cómodo. – arruga la frente manteniendo la vista baja.La risa de Elena lo hace subirla, siente una brisa fresca es como si el peso que llevaba en los hombros desapareciera poco a poco con la risa de l
Los ojos de Elena se abren ante lo que lee y una amplia, sincera y feliz sonrisa se forma en su cara al punto de que puede llegarle a las orejas. La carta de su abuelo relata un cuento precioso de un leñador que cultivaba árboles para entregarlos en navidad a las personas más necesitadas, en relato expresa que el hombre es muy rico y tiene un corazón de oro lo cual no esconde, más si lo hace con su fortuna ya que viste de overol, camiseta y abrigo peludo.Ese hombre también tiene un hermoso refugio en las montañas donde cuida y alimenta a las personas y animales que lo necesitan siendo una hermosa fuente de vida para mucha gente, las lágrimas de Elena se confunden con los pequeños riachuelos y cascadas que menciona el abuelo en el cuento, la mente de la niña vuela hasta el sitio que describe teniendo una imagen clara de lo que narra ese hombre que no conoce, pero que ama por lo hermosas de sus palabras. Ella sueña con un lugar así, verde y frondoso, hermoso y con muchos árboles frutal