Capítulo 963
José se puso de pie de inmediato, su imponente figura casi la cubrió por completo, emanando en ese momento una presencia opresiva e intimidante.

Luna no pudo evitar dar un paso atrás, mientras José seguía avanzando hacia ella hasta acorralarla contra la pared, sin dejarle escapatoria alguna. Apoyando una mano en la pared, el hombre se le acercó lentamente.

En ese momento de desesperación, Luna dejó escapar una frase:

—José Rojas, ¿acaso no queda ni un poco de afecto por Nadia en tu corazón después de haberla engañado por tanto tiempo?

Ella se estaba jugando en realidad el todo por el todo, apostando a que José aún guardaba algo de afecto por Nadia.

Si te atreves a hacerme algo hoy, Nadia jamás te lo perdonará en la vida.

Al escuchar ese nombre, José se detuvo al instante, como si hubiera caído bajo un fuerte hechizo. En su mente aparecía el rostro inocente de Nadia, y podía oír con claridad su voz dulce e ingenua:

—José, tengo hambre…

José, tengo sed, quiero agua.

José, ¡no me pelliz
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