Las chicas estaban desamparadas y angustiadas, e incluso había una que había sido empujada hasta la locura total y estaba desaforadamente riendo a carcajadas.—¿Ganar dinero? ¿Cómo vas a hacer que gane dinero? —Preguntó algo curiosa Luna.Al ver que mostraba cierta disposición a ceder, Elena ordenó que la soltaran. En su interior pensaba que ella misma sabía muy bien que, aunque la dejara libre, no tendría realmente a dónde ir.Luna se mostraba muy serena. Aunque nunca había presenciado una escena así anteriormente y, aunque no podía evitar sentir cierto miedo, ahora no tenía a nadie que la ayudara y tendría que encontrar una rápida solución por sí misma. Nunca habría imaginado siquiera que escapó del purgatorio para meterse en el infierno.Elena se agachó con coquetería y le dio una palmadita en la cara.—Ganar dinero es muy fácil, solo tienes que complacer a esos hombres... ¡y el dinero llegará solo!...Al ver que Luna no mostraba oposición para esto, pensó que había encontrado una
Los hombres de Andrés no dejaron ni una sola ruta sin cubrir. Investigaron hasta debajo de las piedras, absolutamente todo desde Astraluna hasta Vallebrisa, incluyendo las ciudades circundantes. Todas las comisarías recibieron la orden de busca y captura y la policía se puso manos a la obra ante el inminente aviso de desaparición.Junto con Andrés, las empresas de seguridad privada también estaban haciendo todo lo posible por encontrar el paradero de Luna. Fue una búsqueda exhaustiva que revolcó por completo toda la capital.Al día siguiente, Andrés pasó la noche sin dormir esperando con ansias noticias.Leonardo no pudo evitar decirle:—Sé que estás muy preocupado por ella, pero no descansar y no tomarte las medicinas no es la solución. Si sigues así, cuando la encuentres estarás medio muerto.Andrés permanecía imperturbable, con los ojos cerrados y apretando fuertemente el anillo en su mano. Leonardo nunca habría imaginado siquiera que Andrés amaría tanto a alguien como para perder p
La policía le dijo que esto no era tan grave.—Secuestraron a la esposa del director del Grupo Prosperidad mientras salía. Si tiene alguna información al respecto, repórtelo rápidamente.—Oh, de acuerdo.Cuando salió de la comisaría, la dueña del hotel corrió rápidamente con rapidez a casa e hizo la maleta muy apresuradamente para irse sin decir ni una sola palabra. No se esperaba que aquella mujer fuera tan importante. sSi la atrapaban, estaría totalmente acabada. No esperaba que después de tantos años haciendo lo mismo, las cosas se complicaran de esta terrible manera.Al cortar la policía el rastro en ese lugar, comenzaron de manera exhaustiva a rebuscar todos los vehículos que salieron por esa ruta.Comenzó a anochecer y, debajo del lujoso y glamuroso exterior, había un lugar podrido hasta la médula.—¡No me toques! Unos extraños tipos subieron a Luna a un auto.—¿A dónde me llevan?Dos hombres que había a su lado la ataron y la manoseaban con sus manos inquietas y lascivas.—Tuv
La expresión de Luna era muy tranquila, con cierto orgullo, e incluso no parecía tener ni una pizca de miedo.—Solo soy una simple pintora, nada especial. Si no tienes otras cosas que decirme, pues, por favor, déjame pasar —dijo Luna mientras afirmaba con la cabeza, luego se fue directamente de su lado.—Tú…La mujer aún quería regañarla por su falta de respeto, pero Elda la detuvo en ese momento, siguiéndola con la mirada.Luna se agachó frente a la chamaca y estaba consolándola.Después de una breve conversación, Luna se enteró de que, ella había sido vendida por sus padres al club.Ellas llevaban unos dispositivos de cobro por tarjeta, así que cuando un cliente las eligiera, se cobraría automáticamente por minuto, sin importar lo que el cliente les hiciera, pues si se negaban a ello, recibirían una golpiza brutal. Sus heridas eran la mejor prueba de todo eso.Y, pronto le tocaría a Luna.—¿No has intentado escapar? —le preguntó Luna.—Esto no sirve de nada, nadie puede salvarnos, to
Mañana sería nochebuena.Todavía iban en camino a Marbella cuando comenzó a nevar a cántaros.Dentro del auto, el aire acondicionado estaba bien encendido. Álvaro miraba con total preocupación por el espejo retrovisor y le dijo a Andrés:—Señor, vamos a traer de regreso a la señorita. No es necesario que usted venga en persona, aún no se ha recuperado del todo.Al despertar del coma, lo primero que inmediatamente Andrés hizo fue buscar a Luna.Por fortuna, lograron dar con la dirección donde estaba. La dueña del hotel les había mentido, pero bajo amenazas terminó confesando toda la verdad.La policía no podía recurrir a la fuerza, pero ellos sí lo podían hacer.Andrés nunca fue un buen tipo. Cuando se enteró de que la dueña del hotel había drogado a Luna y la había vendido al club, Andrés le cortó sin ningún miramiento un dedo y la envió a la cárcel. Sin embargo, según el estilo de Andrés en los viejos tiempos, esta ni siquiera habría llegado al día siguiente.Ahora, en la cárcel, tamp
José se puso de pie de inmediato, su imponente figura casi la cubrió por completo, emanando en ese momento una presencia opresiva e intimidante. Luna no pudo evitar dar un paso atrás, mientras José seguía avanzando hacia ella hasta acorralarla contra la pared, sin dejarle escapatoria alguna. Apoyando una mano en la pared, el hombre se le acercó lentamente.En ese momento de desesperación, Luna dejó escapar una frase:—José Rojas, ¿acaso no queda ni un poco de afecto por Nadia en tu corazón después de haberla engañado por tanto tiempo?Ella se estaba jugando en realidad el todo por el todo, apostando a que José aún guardaba algo de afecto por Nadia.Si te atreves a hacerme algo hoy, Nadia jamás te lo perdonará en la vida.Al escuchar ese nombre, José se detuvo al instante, como si hubiera caído bajo un fuerte hechizo. En su mente aparecía el rostro inocente de Nadia, y podía oír con claridad su voz dulce e ingenua:—José, tengo hambre…José, tengo sed, quiero agua.José, ¡no me pelliz
Mirando el techo blanco inmaculado, Luna percibió en ese momento el aroma embriagante del incienso. La lámpara de cristal se mecía con suavidad sobre su cabeza hasta que escuchó el sonido del agua cayendo en el baño, despertándola por completo.Sintió que le levantaban las piernas y Luna se sacudió ligeramente por instinto. Al levantar asombrada la mirada, vió a un hombre desnudo arrodillado entre sus muslos, ¡con los ojos lascivos clavados en ella!—Preciosa, deja de hacerte la inocente. Atiéndeme bien y te daré cinco mil dólares. ¡Aún podremos disfrutar de una buena cena de nochebuena!Aún bajo los efectos de la droga, Luna se incorporó débilmente. Exclamó con pánico:—¡No…! ¡No me toques!Justo cuando se levantaba, el hombre la volvió a tirar con rabia hacia abajo agarrándola de las piernas.—Puta asquerosa, ¿todavía finges ser muy digna? ¡Si ya eres un trapo usado!Otro hombre envuelto en una toalla salió del baño y se dirigió a su compañero:—¿Para qué hablas tantos disparates con
El gerente asustado encendió las luces del reservado.Álvaro recorrió de inmediato toda la habitación con la mirada y luego le informó a Andrés:—Jefe, la señorita no está aquí.El gerente se espantó muchísimo y le preguntó en ese instante al mesero que acababa de atender ese reservado, quien le respondió:—Esa señorita salió del reservado, pero no sé a dónde se fue.La aterradora presencia glacial de Andrés les dio escalofríos a todos. Solo les ordenó con una voz muy profunda y sombría:—¡Búsquenla! Revisen minuciosamente todos y cada uno de los reservados, incluyendo todas las habitaciones de los hoteles cercanos. Si no hay suficiente personal, ¡llamen a la policía para que cierren la ciudad por completo hasta que la encuentren! Revisen también todas las cámaras de seguridad, ¡no se puede dejar pasar ni un solo lugar sin revisar!El gerente recibió de nuevo una mirada amenazante de Andrés. Escuchó la terrible advertencia que vino de esa voz grave:—Si le pasa algo malo, todos ustedes