Capítulo 3
—Ah...

Delicia abrió los ojos y se incorporó de la cama asustada, cubierta de sudor frío.

¡Aún podía sentir el dolor del fuego!

Oliendo un aroma familiar, sintió que un brazo le rodeaba la cintura esbelta. Un hombre susurró pacientemente: —Cariño, duerme un poco más.

¡Delicia se estremeció e inconscientemente se retiró!

Se dio la vuelta, ¡le dio frío al ver la cara guapa de Alvaro!

Su cabeza era un desorden.

«¿Me recupero la vista? ¿Cómo posible!»

Cerró los ojos y volvió a abrirlos para comprobarlo.

Podía ver la luz de nuevo. ¡Qué brillante y cálido que estaba el sol en ese momento!

Luces, cortinas, sábanas... Todo es familiar. «¡Qué raro! ¿Acaso?»

Le empujó el brazo del hombre y se levantó, buscando su móvil, ¡la hora en la pantalla era meses antes de morir quemada!

«¿He revivido?»

Alvaro se despertó enojado por ella.

—¿Qué pasa?

Delicia agarró con fuerza su móvil, mirando la fecha, recordó que era el día anterior al secuestro de la mujer.

—¿Qué quieres? —Alvaro frunció el ceño al ver el extraño comportamiento de Delicia. Fue temprano por la mañana.

Delicia lo ignoró y fue al baño, mirándose en el espejo, que la cara aún era redonda.

Se tocó los ojos y los brazos, ¡parecía que aún podía sentir el dolor!

No podía creer que se revivió. Aún recordaba la desesperación y el dolor ardiente en el fuego...

Se sentó en el suelo, abrazándose a sí misma, y se consoló: —Delicia, anda con Dios...

Tomó una respiración profunda al ver al hombre en la cama.

—Alvaro, divorciémonos.

Se despertó en un instante, dudó: —¿Qué?

—Llamaré a Elena para que prepare el acuerdo de divorcio. Si no me crees, puedes hacer que los abogados de tu empresa lo redacten.

—¿De qué estás hablando? —Le sorprendió lo que dijo Delicia.

No le importaba si estaba enfadado.

Preguntó tranquilamente: —¿Cuándo están juntos?

Era muy hermoso, especialmente los ojos, incluso cuando estaba enfadado, seguía siendo encantador.

Llevaban diez años juntos, pero no envejecía con el paso de los años. ¡Qué suerte!

—¡Delicia! —Alvaro estaba tan enojado que casi no podía controlar la ira.

—No me importa. He decidido divorciarme de ti. Vete con la mujer. Oye, aunque llevamos siete años de relación y tres de casados, sólo quiero borrarlo todo.

—...

—Pero quiero mi parte de los bienes matrimoniales. Si no, dejaré que tú y la mujer pierdan la fama.

La mirada de Alvaro estaba llena de ira, las venas en la frente moradas, parecía que no podía esperar a destrozar a Delicia.

«¿Qué le ocurrió? Anoche aún estuvo enamorada de mí pero por la mañana quería divorciarse?»

Delicia no le hizo caso. Se vistió y se fue sin vacilación.

—¡Pum, bam! —Se oyó caer algos detrás de ella, seguido del grito del hombre.— ¿Aún recuerdas que llevamos siete años enamorados?

Delicia subió arriba sin contestar ni volver a mirarlo.

...

Y luego llamó a su amiga Elena Sánchez. Contestó: —Delicia.

—Ayúdame con el acuerdo de divorcio.

No hubo respuesta inmediata.

Después de un momento, dijo entusiasmada: —¿Por fin te has decidido? Déjamelo, te lo enviaré en media hora.

—Gracias.

Delicia cerró los ojos, recordando que había oído hablar de que Alvaro le era infiel en este año.

Incluso sus amigos que lo sabían, todos la persuadieron para que se divorciara, ¡pero ella...siempre creyó en él!

Mañana era el día en que esa mujer sería secuestrada, y el comienzo de la ruptura de su relación con Alvaro.

Esta vez, no permitiría que la amante de su marido hiciera ostentación de ocupar sus córneas y de que estaba embarazada.
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