—Delicia, no es para tanto. —Dijo Elena con lástima al salir de la cafetería.Le preocupaba que Delicia sufriera en la familia Jimenez, después de todo, aún no estaba divorciada. «Qué duro ser nuera de una familia rica.»Delicia negó con la mano: —Siempre me molestan. Voy a divorciarme, no tengo ningún miedo.Para Alvaro, no importó lo mal que la tratara su familia, ella se esforzó por complacerlos, sólo quiso que la aceptaran.Pero en el mundo, no había aceptación, sólo igualdad.Estaba vibrando el móvil en la bolsa, fue una llamada de Alvaro, lo mostró a Elena y dijo: —¡Mira!Sabía que la llamó por Antonia.Contestó: —Aló.—¿Qué dijiste a Antonia?—¿No te lo dijo ella? Por cierto, estaba con la señora Vicario. No sabía que eran amigas.Hizo especial hincapié en la palabra "amigas".Incluso sin ver su reacción, pudo sentir que la respiración del hombre se aceleraba.Delicia colgó, cerró los ojos y se ajustó.Elena la miró con preocupación: —No pensé que se llevaran tan ma
Por la tarde, Alvaro regresó.Hizo varias llamadas en su estudio y luego entró en la sala. Vio a Delicia, vestida el pijama, quien parecía tan dulce.Llevaba una cerdita como mascota en brazos, con un bonito vestidito. ¡Qué linda!Alvaro se acercó, y le arrancó la cerdita de los brazos y la tiró al sofá. ¡Delicia lo miró de ira!«¡Loco! Va a buscar a Yolanda, ¡por qué me molesta!», pensó,—¿Qué haces?—Tengo algo que preguntarte.—Dilo, pero no le des daño a Ana. —Se llamaba Ana la cerdita.Alvaro estaba muy enojado. «Pasó tanta cosa, ¿pero esta mujer gritó por una cerdita?»Ella siempre afectaba su humor.Se sentó, y tiró la cerdita.Delicia ignoró su ira y fue a cuidar a Ana, consoló,—Cariño Ana, no pasa nada.Hizo que el hombre ya enojado aún más enfadado por hacer eso.—Has encontrado con Yolanda, ¿qué dijeron? —Le preguntó de ira.Delicia lo miró, ¡recordó algo!Otra vez.Delicia lo miró, recordó cuando Yolanda fue secuestrada en su última vida, también regresó a tod
—IDecidí divorciarme de Alvaro! Por eso no tengo nada que ver con la familia Jimenez.Ante el recuento de su suegra, Delicia respondió mientras acariciaba a Ana.Después de sobrecogerse un poco al oirlo, dejando de culparla, Isabel siguió, en voz alta,—¿De qué está hablando?—Quiero divorciarme de él.En silencio.La suegra fuerte aún no se adaptó al cambio de Delicia, aunque no le hizo caso por la mañana.«¿Ahora se atreve a hablar conmigo de esa actitud?»Delicia se rompió la relación con la familia Jimenez, tanto con Alvaro como con su suegra.Estaba muy relajada.Durante tres años, toda la familia la ignoró, e incluso se quedó embarazada, mataron a su bebé que no se dio a luz...La familia Jimenez no quería a un nieto, o sea, no quería a un bebé suyo.Eran tan indiferentes que le daban asco.—¡Cómo te atreves! No piensas en....Su suegra empezó a insultarla, pero Delicia ya no tenía interés en escucharlo, colgó el teléfono.Ya no era tan dócil y obediente como antes.
Cuando Delicia salió de la comisaría.Vio a Alvaro y Elena, ambos se pararon frente al coche, se ignoraron mutuamente. Y luego Alvaro la descubrió, se acercó a ella, azorado.Delicia no le hizo caso y se acercó a Elena.La detuvo con la mano: —Volvemos a casa.—¿Qué?Delicia rio, decepcionada.—Ya no tengo familia. —Se quitó la mano del hombre, dijo tranquilamente.Después de todo, ¡ya no sentía nada por él!Nadie lo entendía.En su última vida, Alvaro siempre estaba en la posición dominante. Y ella había estado ansiosa por ser traída aquí. Había Llevado encerrada tres días.Y pudo salir por la ayuda de Elena.—¡Delicia! —El hombre estaba ansioso.Delicia lo miró.Mirando sus ojos brillantes, su nariz alta y su bonita cara, todo fue fascinante.Un hombre tan perfecto, no le extrañaba que otras mujeres siguieran intentando seducirlo aunque estaba casado.Al principio, ella también le tenía fascinada.Pero en ese momento, sólo quería romperle la cara.—Suéltame. —Nada má
Al llegar al Palacio Jazmines, su casa, Delicia sentía que algo iba mal. María la miró con preocupación,—Está la señora.¡Delicia frunció las cejas!Pensando en esa actitud hacia su suegra ayer, debería haber venido anoche.Arreglándose el pelo, entró y vio a su suegra sentada en el sofá en postura de reina.En su vida anterior, cada vez que había visto a Isabel, inmediatamente le había servido café o pastel, como una sirvienta.En aquel momento, sólo pensó en complacer a la familia de Alvaro, pero no supo que cuanto más humilde era, más la despreciaban.Se cambió los zapatos y tiró el bolso en el sofá.—María.—Sí, señora. —María se acercó rápido a Isabel al oirlo.En ese momento, los ojos de Isabel estaban llenos de desdén, y no podía ocultar su desagrado.Dijo: —Esteriliza inmediatamente. ¡Qué mala suerte hay una persona así en casa! Mi familia nunca ha sido llevada por la policía.Al oirlo, Delicia no dijo nada.¡Los ojos estaban llenos de empuje!María miró a Delicia
Al oirlo en el segundo piso, se detuvo Delicia, temblando de ira y fría.Era la primera vez que había aura tan imponente.—Hablamos...—IPum! —Ignoró a Alvaro, Delicia le sacudió la mano de repente, que chocó contra la pared.Tenía tanta prisa.Antes de que Alvaro reaccionaba, Delicia se dio la vuelta. Gritó fríamente: —IDelicia!Delicia no le hizo caso y bajó rápidamente.Isabel era más alta que ella.Así que cuando estaban juntas, siempre le hizo a Delicia sentir oprimida. Pero en ese momento, su pequeño cuerpo estaba lleno de realeza.El odio en los ojos era como un fuego abrasador que iba a quemar todo.Isabel se sorprendió y no sabía cómo reaccionar, tartamudeó: —¿Qué...qué quieres hacer?«¿Acaso quiere pegarme?»«¡Cómo se atreve!»Isabel se volvió enfadada.Y luego Delicia le arrojó el colgante al cuello. Isabel: —Tú, tú...Isabel estaba ciega de ira.Cuando Alvaro quería detenerla, Delicia dijo, fría: —¿Sabes qué es esto?Isabel: —¿Qué?Desde hacía dos años, D
Delicia escuchó su diálogo en la habitación, ¡pero sólo se sintió patética!Su familia la despreció, e incluso no le permitió dar a luz al hijo de Alvaro. No lo mencionó nada a Alvaro aunque lo supiera.En aquel momento pensó tontamente que no le gustaba a su familia porque no había hecho lo suficiente, y que cuando hiciera lo suficiente la aceptarían.Echaba de menos a su familia después de perderla, así que se hizo todo esfuerzo para mantener la familia de Alvaro.Pero se equivocó. No sirvió de nada lo que hizo.Cerró los ojos.Estaba muy triste en ese momento.Cuando entró Alvaro, vio que Delicia estaba acostada en el sofá. Se acercó y se agachó.Tomó su mano: —Delicia.Quería rechazarlo.Pero el hombre no la dejó,—¿Por qué no me dijiste nada?—¡Vaya! —Delicia rio, fría.«Este hombre es parcial a su familia, aunque se lo diga, ¿de qué sirve? ¿Acaso se rompa la relación con su familia?»«¡Imposible!»No quería que le fuera mal en la vida. Isabel era poca magnánima. Si A
David estaba un poco apurado. Los comentarios sobre Delicia hizo que la familia Jimenez estaba en caos.Por eso fueron más prudentes.Pero no esperaban que los internautas fueran tan frenéticos que enviarle algo así. Obviamente que sabían dónde vivía Delicia. —Señora joven, ¿qué haremos? —al ver que Delicia estaba en silencio, se preocupaba mucho.Delicia dejó el tenedor, limpió la boca con una servilleta, elegante.Era tan hermosa y atractiva que vieron en ella una mujer perfecta.No esperaban que estuviera tan tranquila en ese momento, y tan bien educada como antes.Pero su actitud era indiferente.—Llama a la policía.—¿En serio?—¿Y qué te parece?Tenía una mirada dura, y fría.David:—Tal vez son unos internautas. Si llamamos a la policía...David dejó de decirlo, pero Delicia supo que quería decir que no era fácil encontrar los internautas alborotadores.—En el Internet también deben obedecer la ley. —Delicia dijo tranquilamente.Supo que estos actores fueron pagad