Capítulo 12
Al llegar al Palacio Jazmines, su casa, Delicia sentía que algo iba mal. María la miró con preocupación,—Está la señora.

¡Delicia frunció las cejas!

Pensando en esa actitud hacia su suegra ayer, debería haber venido anoche.

Arreglándose el pelo, entró y vio a su suegra sentada en el sofá en postura de reina.

En su vida anterior, cada vez que había visto a Isabel, inmediatamente le había servido café o pastel, como una sirvienta.

En aquel momento, sólo pensó en complacer a la familia de Alvaro, pero no supo que cuanto más humilde era, más la despreciaban.

Se cambió los zapatos y tiró el bolso en el sofá.

—María.

—Sí, señora. —María se acercó rápido a Isabel al oirlo.

En ese momento, los ojos de Isabel estaban llenos de desdén, y no podía ocultar su desagrado.

Dijo: —Esteriliza inmediatamente. ¡Qué mala suerte hay una persona así en casa! Mi familia nunca ha sido llevada por la policía.

Al oirlo, Delicia no dijo nada.

¡Los ojos estaban llenos de empuje!

María miró a Delicia
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