Capítulo 5
Punto de vista de Bill

Ahora entiendo por qué Calvin quiso salir de la casa de mamá. La tía Claire y Doris están aquí.

Calvin siempre ha sido introvertido, no soporta los chismes, y menos cuando se trata de conversaciones entre mujeres. Yo, en cambio, me las arreglo mejor que él en esas situaciones.

Al entrar, me encuentro con las mujeres disfrutando de un desayuno espléndido. La mesa es todo un festín para la vista: en un extremo descansa una tabla de fiambres exquisitamente dispuesta, con una variedad de quesos artesanales, embutidos curados y frutas de temporada, como pieza central se impone una torre de mariscos, rebosante de colas de langosta, camarones gigantes y ostras que destellan bajo la luz del sol.

Tan pronto como Doris me ve, su rostro se ilumina con una cálida sonrisa. Luce una chaqueta de mezclilla de diseñador que combina a la perfección con una playera blanca y una falda de jean. Ella tiene el don de transformar cualquier atuendo casual en algo elegante. Se desplaza con una gracia tal, que bien podría estar desfilando en una pasarela, sin importar lo que lleve puesto.

Tras saludar a mamá y a la tía Claire, me dirijo hacia ella.

"Estás muy guapa, como siempre, Doris", le digo, con una sonrisa cada vez más amplia, "Perdón por haberme ido temprano anoche, tenía que ver cómo estaba Serena".

Mamá pone los ojos en blanco al escuchar el nombre de mi esposa.

"Solo quería armar su show". Comenta con evidente fastidio.

Antes de que pueda responder, Doris interviene: "Es mi culpa, Elena. Debí haber tenido cuidado". Luego, agacha la cabeza de golpe, quizás para disimular sus pensamientos, sus dedos se entrelazan nerviosamente sobre su falda, delatando su incomodidad.

Mamá le da un apretón en el hombro, intentando reconfortarla: "No te culpes, cariño. ¡Todo es culpa de esa muchacha!"

"La verdad, Bill, es que no sé qué te atrajo de ella". Añade mamá con un tono despectivo después de un momento.

"Hay que admitir que sabe seducir", señala la tía Claire, "Me da curiosidad saber que trucos usa, quizás me funcione con mi esposo también".

Mi madre y mi tía Claire sueltan una risita cómplice, como si compartieran un chiste privado.

"Por favor, no sean así", intervengo con tono ligero, "Ustedes no la conocen bien".

"Es una atrevida, eso es lo que es", replica mamá, aún resentida, "¡Mira qué no dejarte contarle a tu propia madre sobre tu boda! ¿Te imaginas?" Sus palabras delatan que aún no supera el dolor de haber quedado fuera de nuestra ceremonia.

Doris y yo intercambiamos una mirada rápida. Con un gesto sutil, le indico que no mencione la boda en Las Vegas, a lo que ella responde con un leve asentimiento, sellando así nuestro acuerdo silencioso. Es un secreto solo entre Serena, Doris y yo. Si mamá se entera, solo odiaría más a mi esposa. No puedo ni imaginar su reacción al saber que su hijo multimillonario tuvo una boda rápida de mal gusto.

"Bueno, me disculpo por lo de Serena", digo, intentando apaciguar la situación, "No debió comportarse así, aunque supongo que anda muy estresada".

"¿Estresada?" Replica mamá con un tono incrédulo, "¿Por qué lo estaría? Si lo tiene todo fácil con todo tu dinero".

Mamá tiene razón en eso. Me pregunto qué es lo que realmente tiene a Serena tan alterada. ¿Qué es lo que me está ocultando? Empiezo a sospechar que su pedido de divorcio no es solo un simple berrinche.

"Bill", la voz de Doris interrumpe el hilo de mis pensamientos, por lo que regreso bruscamente al presente, "¿Estás bien?"

Me esfuerzo por esbozar una sonrisa, intentando mantener la compostura.

"Ah, sí", respondo, "Solo estoy distraído con la reunión que tengo más tarde con Johnson y Haines. Pensé que podrías acompañarme. ¿Qué te parece la idea?"

Una sonrisa ilumina el rostro de Doris de inmediato. No me sorprende, ya que después de tantos años trabajando juntos, sé que ya habrá analizado la propuesta hasta el último detalle. Con su agudeza para los negocios, será fundamental para conseguir la firma del contrato.

"Suena como una buena idea. Cuenta conmigo". Dice Doris con una sonrisa.

Justo cuando estamos en pleno almuerzo, el sonido de mi celular rompe el momento. Al ver la pantalla, me doy cuenta de que es Serena. ¿Y ahora qué querrá? Después de un segundo, apartando la silla, me incorporo rápidamente.

"Perdón, necesito contestar". Digo mientras me alejo de la mesa para contestar la llamada.

"Bill, necesitamos hablar", Serena va directo al grano, sin siquiera saludarme, "No estoy bromeando con lo del divorcio. Quiero hablar con un abogado para preparar los papeles lo antes posible".

Ay, no, otra vez sale con eso. "Estoy en casa de mi mamá. ¿Podemos hablar de esto después?" Pregunto, esforzándome por mantener la calma.

Me froto la sien al sentir un dolor de cabeza, mientras que por el rabillo del ojo, veo a mamá y a Doris observándome.

"No quiero esperar más. Ya me cansé de que para ti, todo sea más importante que yo". Insiste Serena con la voz quebrada.

Respiro hondo mientras siento que la sangre me hierve. "No puedes ponerme en esta situación así como así. ¿Y si estuviera en una reunión?" Replico, alzando la voz sin querer.

Cada vez me cuesta más contener el tono y como era de esperar, por el rabillo del ojo veo que mamá ya adivinó con quién estoy hablando.

"¿Te está molestando, Bill?" Interviene mamá, elevando la voz a propósito para que se escuche al otro lado de la línea.

"¡Esa mujer no puede ser más descarada! ¡Ni siquiera es decente!" Comenta en voz alta, asegurándose de que Serena oiga cada palabra.

Un silencio se extiende al otro lado de la línea, siento cómo las palabras de mamá han calado hondo en Serena, atravesándola cual daga filosa.

"¿Serena?" Susurro.

Un pitido seco corta la comunicación y no puedo creerlo, ¿de verdad acaba de colgarme?

Cierro los ojos y tomo una respiración profundo, es la primera vez que me cuelga la llamada. Me encamino hacia la mesa donde todas me observan en silencio, pendientes de mis palabras.

"Tengo que irme. Necesito prepararme para la reunión".

Doris parece preocupada. "¿Te acompaño?"

"No, mejor nos vemos en la oficina". Respondo.

No es que me moleste su compañía, pero necesito ese trayecto en soledad para poner en orden mis pensamientos. ¿Qué está tramando Serena? Sabe muy bien lo importante que es la reunión de hoy. Y me sale con esas pendejadas de los papeles de divorcio. ¿Qué mierda se supone eso?
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