Tú y yo nos conocimos cuando cumplí los 8 años, mi hermano mayor te llevó a mi casa el día de mi cumpleaños, tú y mi hermano tenían 10 años pero aún así encajamos perfecto ese día.— Hola mucho gusto, me llamo Adrián, espero que nos llevemos muy bien.— Ehhhh... — respondí con los nervios a flor de piel.— ¡Seamos amigos! — dijiste extendiendo tu mano hacia mí.La sonrisa que tenías en aquél entonces irradiaba bondad, tu cabello era rizado y tus ojos café oscuro, un chico moreno con un gran corazón. Cuando me preguntaban que eras para mí yo siempre decía que eras mi sol.— Yo soy Melissa, el placer es mío. — hice una pequeña reverencia, me sentía cómo una princesa con ese vestido tan esponjoso que cargaba.Mi cumpleaños fue lo mejor por que tú estuviste ahí, cuando finalizó la fiesta me propusiste ver las estrellas sentados en el patio de mi casa, a mi no me encantaba cuando llegaba la noche por que eso implicaba que llegaba la oscuridad pero a ti te fascinaba.— Me gusta más así, el
Te conocí cuando teníamos 5 años. Yo me acababa de mudar a esta ciudad y no conocía a nadie, admito que sentía miedo de dejar mi anterior hogar pero cuando te conocí creí que tal vez no era tan malo estar aquí. De hecho creo que ahora es mi lugar favorito. — Zack, saluda. — dijo una hermosa mujer, su cabello era corto con ondulaciones en las puntas, era castaño y sus ojos eran de color verde, traía puesto un uniforme de azafata y una maleta a un costado, por lo apurada que se veía se notaba que iría a trabajar, detrás de ella se encontraba escondido un niño. — buenos días y disculpen que no nos conozcamos, quería saber si les podía dejar encargado por unos días a mi hijo, es algo tímido y no se da con nadie y cómo ustedes tienen una hija de su edad creí que se llevarían muy bien. Yo miraba con curiosidad a esa pequeño niño, a pesar de que tu cabello amarillento se encontraba cubriendo tu rostro, aún así alcancé a ver tus brillantes ojos color ámbar. Te veías tan tímido pero a la ve
Los rayos del sol de a poco fueron entrando por mi ventana iluminando completamente mi habitación que hasta hace unos momentos se encontraba en total oscuridad. Cubrí mi rostro con mis sábanas para intentar dormir un poco más pero fue algo imposible debido a que mi alarma comenzó a sonar.— Sólo un poco más, por favor. — suspiré y con pasitos flojos me levanté de mi cama caminando hacia mi armario.El día de mañana empiezan las clases, tengo miedo de no poder hacer las cosas bien.— Siento que no podré hacerlo sin ti. — dije mientras apoyaba mi cabeza en la puerta de mi armario. Mordí mi labio inferior y cuando me di cuenta mis lágrimas ya estaban cayendo.— Señorita, el desayuno está listo. — dijo mi ama de llaves desde el otro lado de la puerta.Su nombre es Ana, es una mujer de unos 54 años, unas cuantas canas empiezan a asomarse en su cabeza, es una mujer tan amable, ella fue la única de nuestros empleados que decidió venir a esta ciudad con nosotros junto con su hija Marian, ella
— Llevas un rato viéndome ¿En verdad que ocurre? Has estado muy rara desde que llegaste. — dijo desviando su mirada.— Eres realmente adorable. — apreté sus mejillas, era tanta mi emoción que era difícil de ocultar. — ¿Te has hecho algo en el rostro? Te ves más lindo de lo normal.— No y ya déjame, sólo me estás molestando cómo siempre. — dijo mientras se bajaba de la cama y se sentó frente al escritorio.— Incluso amo tu cara malhumorada. — dije mientras sus mejillas se inflan.— ¿Y a qué has venido? ¿Ahora sí me vas a decir que ocurre?Quería decírtelo pero sabía que si lo hacía tal vez no me creerías, todo había pasado tan rápido que incluso para mí era algo que todavía se estaba procesando.— Ahora estoy bien, gracias por preocuparte por mí pero dime ¿Que quieres hacer hoy? Podemos jugar a las cartas, también podemos ir a comer algo, haremos lo que tú quieras. — dije con una gran sonrisa.— O mejor podríamos estudiar, los exámenes están cerca y no queremos reprobar.— Iré a un int
Los rayos del sol comenzaron a pegar levemente en mi rostro, me senté de forma perezosa en mi cama, miré mi reloj de pared y pego un brinco de la cama al ver la hora, ¡No puede ser! la alarma ni siquiera sonó, pero ahora que lo pienso un poco mejor... ¿Cómo se supone que llegué a la cama? Sólo recuerdo que me desmayé en el suelo. Varios pensamientos inundan mi mente, no era posible que alguien me hubiera puesto en la cama pues cada noche que me voy a dormir cierro mi habitación con el pestillo, aún siento algo de dolor en mi cabeza, ni siquiera sé lo que está pasando. *Toc, toc* Se escuchó un golpecito leve que provenía de mi armario, creí que sólo se trataba de mi imaginación, me senté por un rato más esperando a que mis sentidos volvieron en sí pero luego de un rato se volvieron a escuchar golpes dentro de mi armario. — ¿Que está pasando? — dije entré susurros. Admito tener mucho miedo. Me baje cuidadosamente de la cama tratando de no hacer mucho ruido y me acerqué a mi tocador
— Ehm... H-hoy es un bonito día ¿No lo crees? — él no respondía a nada de lo que yo decía, sólo estaba ahí sentado, sin hacer o decir nada, sólo fijando su mirada directamente en mí.Tragué saliva y comencé a ver a todos lados mientras que sentía que mi cuerpo en cualquier momento comenzaría a temblar, ese chico había quedado en el mismo aula que yo y por si fuera poco le había tocado sentarse a un lado de mí, era algo inquietante pues no me dejaba de ver con cara de pocos amigos.¿A quién se le ocurrió la ingeniosa idea de sentar a dos personas en una mesa? En el colegio femenino cada quién tenía su mesa banco y no había necesidad de compartir ¡y menos con personas que te odian y sientes que en cualquier momento son capaces de hacerte algo!— ¿S-se te ofrece algo? — dije tratando de suavizar el ambiente.— Eres un estorbo.¡Que directo!— Ehm... Jeje gracias... Supongo.— No fue un cumplido.— ¿P-puedo preguntarte algo? — mi intención era preguntarle por qué me odia si no le eh hecho
— Ya veo, ¿cómo es ese chico? ¿Había alguien más rondando a su alrededor? ¿Era un chico? ¿Era guapo? — preguntó Titi curiosa, yo también tenía mis dudas de ese chico así que decidí contarle todo lo que él me dijo para ver si ella sabía algo.Ambas nos encontrábamos en mi habitación, estábamos sentadas en el suelo, desde que ella llegó a mi vida siento que se me hizo costumbre tocar el frío del azulejo.— Su nombre es Max, su cabello es castaño y le llega hasta los ojos, trae corte de hongo, sus ojos son verdes, se ve que jamás en su vida a hecho ejercicio por qué se ve todo escuálido... ¡Ah!... Y es algo enano para ser un chico. — cuando terminé de describir al chico Titi comenzó a reír.— ¿Que clase de descripción es esa? ¿Escuálido? ¿Enano? Por cómo se oye parece que es un chico muy guapo ¿No? — dijo Titi con tono pícaro.— Nada que ver, no se compara con la belleza de mi precioso Zack, además es algo tímido, dice que no quiere que me meta en sus asuntos pero yo quiero intentar habl
— Zack, ¿Vamos a la cafetería? — le hablé a mi amigo una vez que las primeras clases terminaron, no puedo permitir que se separe de mí en ningún momento.— ¿Puedo ir con ustedes? — dijo Max acercándose a nosotros, delante de Zack parecía ser otra persona, se controlaba un poco mejor aunque cuando Zack no veía ese chico me miraba de forma amenazadora.— Claro, me encantaría que nos lleváramos mejor. — habló mi querido amigo.Los tres nos dirigimos a la cafetería, Max estaba del lado derecho de Zack y yo en el lado izquierdo, incluso si quería entablar conversación con él, lo único que provocaba es que me diera su mirada asesina.— Yo iré a comprar algo de pan ¿Ustedes desean algo?— Tráeme un poco. — le dije sonriendo. — también quiero una botella de agua.Zack asintió y volteo a ver a Max esperando que él dijera algo.— Y-yo estoy bien... Gracias.Zack se fue dejándonos a ambos esperando por él.— Y bien ¿Cómo ah sido tu primer día de clases? — dije nerviosamente intentando hacer conv