Los rayos del sol de a poco fueron entrando por mi ventana iluminando completamente mi habitación que hasta hace unos momentos se encontraba en total oscuridad. Cubrí mi rostro con mis sábanas para intentar dormir un poco más pero fue algo imposible debido a que mi alarma comenzó a sonar.
— Sólo un poco más, por favor. — suspiré y con pasitos flojos me levanté de mi cama caminando hacia mi armario.
El día de mañana empiezan las clases, tengo miedo de no poder hacer las cosas bien.
— Siento que no podré hacerlo sin ti. — dije mientras apoyaba mi cabeza en la puerta de mi armario. Mordí mi labio inferior y cuando me di cuenta mis lágrimas ya estaban cayendo.
— Señorita, el desayuno está listo. — dijo mi ama de llaves desde el otro lado de la puerta.
Su nombre es Ana, es una mujer de unos 54 años, unas cuantas canas empiezan a asomarse en su cabeza, es una mujer tan amable, ella fue la única de nuestros empleados que decidió venir a esta ciudad con nosotros junto con su hija Marian, ellas son cómo mi segunda familia, aunque hay veces que me pregunto si ellas nos considerarán así ya que parece que en ocasiones me evitan.
— Gracias, en un momento bajo. — respondí. — y por favor, sólo dime Judy.
— Disculpe señorita, sabe que yo no puedo hacer eso.
Iba a decir algo pero escuché sus pasos alejarse, suspiré, ya hablaría con ella más tarde.
Comencé a buscar en mi armario algo para ponerme, pero hubo algo que captó mi atención.
Entre mi ropa se encontraba un vestido de color lila con piedras de colores cómo cinturón, me sorprendió haberlo encontrado entre mi ropa, era un vestido que ya lo daba por perdido pues se me había quedado en el dormitorio de chicas en mi anterior colegio.
Aún así es un alivio tenerlo de vuelta conmigo. Seguramente lo habrían encontrado y una de mis amigas lo había enviado de regreso hacia mí. Lo abracé por qué era uno de mis vestidos favoritos, lo había comprado tres días antes del exámen del colegio femenino por qué creí que me daría suerte, también fue antes de que le dijera a Zack sobre el colegio.
— Huele a nuevo. — sonreí, no podía creer que aún siguiera conservando ese aroma.
Negué repetidamente, ahora no era el momento de ponerme a admirar mi ropa, justo después del desayuno tenía que estudiar, no quiero que un examen sorpresa me sorprenda en mi primer día de clases.
Al final opte por ponerme mi vestido lila con unos botines blancos, miré mi reflejo, mi cabello castaño ya me llegaba hasta la cintura, tal vez era tiempo de cortarlo, lo amarré en una coleta alta cómo siempre acostumbraba a hacerlo.
Bajé los escalones y me dirigí al comedor. Todo estaba completamente vacío, papá es dueño de una cadena de hoteles de esta ciudad y mamá es la directora general de un hospital de la ciudad dónde venimos, casi nunca están en casa y eso hace que a veces me pregunte sobre cómo se conocieron.
— Buenos días señorita Judy, en un momento le serviré su desayuno. — dijo Marian llegando al comedor.
— Sólo dime Judy, sabes que me puedes hablar normal.
Marian asintió pero no la ví muy convencida, desde pequeños siempre ah sido así, siempre que me intento acercar a ella es cómo si hubiera una pared en medio de las dos, aún así me sorprende que haya ido al funeral de Zack.
— Aquí está su desayuno señorita. — dijo poniendo un plato sobre la mesa.
Puré de papa, bisteces y un rico jugo de manzana, hace tanto tiempo que no comía en casa, incluso cuando regresé del colegio femenino solamente me la pasaba comiendo fuera de casa junto con... Zack.
— Que hermosa se ve hoy señorita ¿Su vestido es nuevo? — preguntó Marian, arqueé una ceja, creí que sólo estaba mintiendo para darme un cumplido pero por su expresión parecía que no.
Aunque bueno, tampoco era cómo si el vestido me lo hubiera puesto por mucho tiempo en casa.
— Hm no, lo compré antes de asistir al colegio Rose, me gustó tanto que decidí comprarlo cómo un amuleto de la buena suerte. — sonreí mientras daba una vuelta para enseñarle completamente el vestido. — es lindo ¿Verdad? Me encanta el diseño del cinturón.
— Claro que sí señorita, es muy lindo, además todo lo que usted se pone le queda bien pero... ¿De que escuela me está hablando? ¿Fue a unos cursos? — mostró confusión en su rostro.
En estos momentos no sabía quién estaba más confundida, si ella o yo.
— ¿De que hablas? Me refiero a la preparatoria, asistí al colegio Rose por un año entero, es un internado femenino.
Ella se mostraba cada vez más confundida.
— Señorita, usted no ah ido a ningún colegio femenino, ni siquiera ah empezado la preparatoria ¿Se encuentra bien? — me tocó la frente para comprobar que no tuviera fiebre. — Al parecer se encuentra bien, de hecho hoy viene su madre para escuchar su decisión.
— ¿Que dices?
— Me refiero a que hoy viene la señora Juliette para escuchar la decisión que usted tomó, se supone que hoy elegirá la preparatoria a la que irá, tiene 2 opciones ¿No? Si no me equivoco uno de ellos era el mismo colegio al que asistirá Zack y el otro es un internado femenino... ¡Ah! Justo cómo el que me acaba de mencionar ahora.
Escupí el jugo de manzana tras escuchar eso y con un movimiento algo brusco me levanté de mi asiento, fue tal el movimiento que casi me caigo al levantarme.
— ¿Que clase de broma es esta? No es para nada divertido jugar con algo así... disculpa, ya no tengo apetito. — caminé rápidamente mientras salía del comedor, sentía la mirada de Marian clavada en mi espalda, seguramente estaba preocupada por mi actitud pero en estos momentos yo no me encontraba bien para esas clases de bromas.
Entré a mi habitación y me tumbé en mi cama, quisiera poder dormir un rato y olvidarme de todo, tal y cómo Marian.
«Señorita, usted no ah ido a ningún colegio femenino, ni siquiera ah empezado la preparatoria ¿Se encuentra bien?»
«Me refiero a que hoy viene la señora Juliette para escuchar la decisión que usted tomó, se supone que hoy elegirá la preparatoria a la que irá, tiene 2 opciones ¿No? Si no me equivoco uno de ellos era el mismo colegio al que asistirá Zack y el otro es un internado femenino... ¡Ah! Justo cómo el que me acaba de mencionar ahora»
Esos comentarios por parte de Marian me afectaron un poco aunque en cierto modo a mí también me resultaba extraño qué mi vestido apareciera aquí y oliendo a nuevo, era cómo si hubiera regresado el tiempo aunque...
Y si tal vez... Sólo tal vez...
No, no, eso es imposible... Es imposible... ¿Verdad?
**
— Señorita, ¿Va a alguna parte? — preguntó Marian al verme caminar con rapidez hacia la salida.
— Necesito comprobar algo con mis propios ojos, si no lo hago no podré estar tranquila. — dije una vez que abrí la puerta. — discúlpame por lo de hace un rato.
Finalmente salí de casa, tan pronto cómo lo hice cubrí mi rostro cuando los rayos del sol pegaron en mi cara, desde el incidente no había vuelto a salir de casa, a sido una semana triste.
Comencé a correr sin importarme nada, cada vez más mi casa se iba quedando atrás pero quería comprobarlo con mis propios ojos, tenía que hacerlo.
— ¡Por favor! ¡Por favor! — grité mientras corría, algunos de la privada me miraban extraño pero eso no me importaba ahora.
Paré de correr cuando estuve a unos metros de ahí, su casa estaba frente a mí.
«Estrella fugaz ¿Escuchaste mi deseo? Aquél deseo que viene desde lo más profundo de mi corazón»
Estaba a punto de tocar el timbre, sólo estaba a unos cuantos minutos de saber la verdad pero justo cuando estuve a punto de hacerlo me detuve.
Tenía miedo de hacerme una idea equivocada, tal vez la única que estaba mal aquí era yo.
— Ahora me siento tan tonta. — apreté mi puño.
La seguridad que hace unos minutos atrás había tenido se había ido por completo.
Las personas que ya no están no pueden regresar a la vida, eso es imposible.
Giré sobre mis pies, no sé en que estaba pensando al venir hasta aquí.
Empecé a caminar con mis ojos húmedos cuando escuché la puerta abrirse, ni siquiera era capaz de voltear a ver y preguntar por él.
— ¿Judy?
«¿Q-que... Es esto?»
Me congelé al escuchar que me hablaban, tenía miedo de voltear a ver pero sabía perfectamente de quién era esa voz, era cómo si él jamás se hubiera ido.
— ¡Judy! realmente eres tú, ¿Que haces aquí?... Espera ¿Por qué estás llorando?
— ¡Tonto! ¡Tonto! — grité con la voz entrecortada y sollozando. — ¡Eres realmente un tonto! ¡No me vuelvas a dejar! — dije para finalmente abrazarlo con todas mis fuerzas.
— ¡Espera! ¡Espera! ¡No tan fuerte que me arrugas mi ropa! ¡¿De que estás hablando?! ¡No me eh ido a ninguna parte!
En un momento desapareciste cómo una estrella fugaz pero ahora eres tan real, has vuelto a mí.
«Gracias estrella fugaz, prometo dar mi mejor esfuerzo en esta segunda oportunidad»
No dejaré que mueras otra vez, es una promesa y ten por seguro que esta vez la cumpliré.
— Llevas un rato viéndome ¿En verdad que ocurre? Has estado muy rara desde que llegaste. — dijo desviando su mirada.— Eres realmente adorable. — apreté sus mejillas, era tanta mi emoción que era difícil de ocultar. — ¿Te has hecho algo en el rostro? Te ves más lindo de lo normal.— No y ya déjame, sólo me estás molestando cómo siempre. — dijo mientras se bajaba de la cama y se sentó frente al escritorio.— Incluso amo tu cara malhumorada. — dije mientras sus mejillas se inflan.— ¿Y a qué has venido? ¿Ahora sí me vas a decir que ocurre?Quería decírtelo pero sabía que si lo hacía tal vez no me creerías, todo había pasado tan rápido que incluso para mí era algo que todavía se estaba procesando.— Ahora estoy bien, gracias por preocuparte por mí pero dime ¿Que quieres hacer hoy? Podemos jugar a las cartas, también podemos ir a comer algo, haremos lo que tú quieras. — dije con una gran sonrisa.— O mejor podríamos estudiar, los exámenes están cerca y no queremos reprobar.— Iré a un int
Los rayos del sol comenzaron a pegar levemente en mi rostro, me senté de forma perezosa en mi cama, miré mi reloj de pared y pego un brinco de la cama al ver la hora, ¡No puede ser! la alarma ni siquiera sonó, pero ahora que lo pienso un poco mejor... ¿Cómo se supone que llegué a la cama? Sólo recuerdo que me desmayé en el suelo. Varios pensamientos inundan mi mente, no era posible que alguien me hubiera puesto en la cama pues cada noche que me voy a dormir cierro mi habitación con el pestillo, aún siento algo de dolor en mi cabeza, ni siquiera sé lo que está pasando. *Toc, toc* Se escuchó un golpecito leve que provenía de mi armario, creí que sólo se trataba de mi imaginación, me senté por un rato más esperando a que mis sentidos volvieron en sí pero luego de un rato se volvieron a escuchar golpes dentro de mi armario. — ¿Que está pasando? — dije entré susurros. Admito tener mucho miedo. Me baje cuidadosamente de la cama tratando de no hacer mucho ruido y me acerqué a mi tocador
— Ehm... H-hoy es un bonito día ¿No lo crees? — él no respondía a nada de lo que yo decía, sólo estaba ahí sentado, sin hacer o decir nada, sólo fijando su mirada directamente en mí.Tragué saliva y comencé a ver a todos lados mientras que sentía que mi cuerpo en cualquier momento comenzaría a temblar, ese chico había quedado en el mismo aula que yo y por si fuera poco le había tocado sentarse a un lado de mí, era algo inquietante pues no me dejaba de ver con cara de pocos amigos.¿A quién se le ocurrió la ingeniosa idea de sentar a dos personas en una mesa? En el colegio femenino cada quién tenía su mesa banco y no había necesidad de compartir ¡y menos con personas que te odian y sientes que en cualquier momento son capaces de hacerte algo!— ¿S-se te ofrece algo? — dije tratando de suavizar el ambiente.— Eres un estorbo.¡Que directo!— Ehm... Jeje gracias... Supongo.— No fue un cumplido.— ¿P-puedo preguntarte algo? — mi intención era preguntarle por qué me odia si no le eh hecho
— Ya veo, ¿cómo es ese chico? ¿Había alguien más rondando a su alrededor? ¿Era un chico? ¿Era guapo? — preguntó Titi curiosa, yo también tenía mis dudas de ese chico así que decidí contarle todo lo que él me dijo para ver si ella sabía algo.Ambas nos encontrábamos en mi habitación, estábamos sentadas en el suelo, desde que ella llegó a mi vida siento que se me hizo costumbre tocar el frío del azulejo.— Su nombre es Max, su cabello es castaño y le llega hasta los ojos, trae corte de hongo, sus ojos son verdes, se ve que jamás en su vida a hecho ejercicio por qué se ve todo escuálido... ¡Ah!... Y es algo enano para ser un chico. — cuando terminé de describir al chico Titi comenzó a reír.— ¿Que clase de descripción es esa? ¿Escuálido? ¿Enano? Por cómo se oye parece que es un chico muy guapo ¿No? — dijo Titi con tono pícaro.— Nada que ver, no se compara con la belleza de mi precioso Zack, además es algo tímido, dice que no quiere que me meta en sus asuntos pero yo quiero intentar habl
— Zack, ¿Vamos a la cafetería? — le hablé a mi amigo una vez que las primeras clases terminaron, no puedo permitir que se separe de mí en ningún momento.— ¿Puedo ir con ustedes? — dijo Max acercándose a nosotros, delante de Zack parecía ser otra persona, se controlaba un poco mejor aunque cuando Zack no veía ese chico me miraba de forma amenazadora.— Claro, me encantaría que nos lleváramos mejor. — habló mi querido amigo.Los tres nos dirigimos a la cafetería, Max estaba del lado derecho de Zack y yo en el lado izquierdo, incluso si quería entablar conversación con él, lo único que provocaba es que me diera su mirada asesina.— Yo iré a comprar algo de pan ¿Ustedes desean algo?— Tráeme un poco. — le dije sonriendo. — también quiero una botella de agua.Zack asintió y volteo a ver a Max esperando que él dijera algo.— Y-yo estoy bien... Gracias.Zack se fue dejándonos a ambos esperando por él.— Y bien ¿Cómo ah sido tu primer día de clases? — dije nerviosamente intentando hacer conv
Antes de que nos diéramos cuenta, el fin de semana llegó, un sábado en dónde dependiendo del resultado de hoy sería el desencadenante de lo que pasaría en el futuro.— Yo iré contigo, será interesante ver lo que sucederá hoy. — dijo Titi y con un chasquido su ropa cambió a ser un vestido más casual.— ¿Puedes hacer que los demás te vean?— Obvio no, pero al menos quiero imaginar que voy a un día de campo.No sé por qué algo así ya me lo imaginaba, otra cosa que tenía que hacer era disculparme con Max, desde lo ocurrido él no se había presentado a la escuela pero estaba segura que este día no se lo perdería por nada, si realmente quiere salvar a Zack entonces asistirá a la fiesta.Yo realmente no iba a divertirme así que al igual que Titi, sólo me puse un vestido casual, tenía estampados florales y era de tirantes, me llegaba 4 dedos arriba de las rodillas y mi traje de baño color blanco lo traía puesto debajo de este aunque realmente no estaba segura si me metería a la piscina, tambié
Justo cuando el carro iba hacia él, yo traté de correr lo más rápido que pude para intentar alcanzarlo, apenas y me dió tiempo para empujarlo pero ambos terminamos cayendo a un lado de la calle. — ¡Eso fue muy peligroso! ¡¿Te encuentras bien?! — pregunté algo alterada, al parecer Max seguía en shock por lo ocurrido. — ¿No vas a decir algo? Judy te acaba de salvar. — dijo Titi tomando al chico de la camisa. — Seguro sólo lo hizo para tratar de quedar bien, aún así sigo sin confiar en ella. — dijo tratando de quitarse a Titi de encima pero ella seguía tirando más fuerte de su camisa. — ¡Agh! ¡Tú también me estresas! ¡¿Crees que si sólo me interesara por Zack estaría aquí intentando hablar contigo?! ¡Ahora mismo podría estar con él tomando un helado o quizás podríamos estar en el cine pero no! ¡preferí venir aquí solo para hablar contigo! ¡No sólo por qué quiero que salvemos a Zack juntos si no por qué también quiero ser tu amiga! ¡Tonto! — grité con frustración, algunas personas que
~La última vez que tuve una familia feliz fue cuando tenía 5 años~Papá tenía un trabajo estable, él trabajaba en una fabrica mientras que mamá se hacía cargo de las cosas del hogar, todas las noches mamá solía leerme cuentos, historias fantásticas, era grato tener su compañía.— ¿Sabes por qué te puse de nombre Max?— ¿Por qué? — pregunté curioso.— ¡Por qué eres lo máximo! — concluyó dándome cosquillas, yo sentía que ella era la mejor mamá del mundo, mejor dicho, ella era todo mi mundo. — Duerme bien mi dulce niño, no olvides que te quiero mucho y siempre te voy a querer más que a mi vida. — dijo mamá depositando un beso en mi frente.— Yo tam-bién te quie-ro ma-má. — hablé entre sueños.Incluso cuando yo me enfermaba mamá siempre estaba ahí en la angustia. Las atenciones que tenía conmigo me hacían pensar "mi mamá me quiero mucho".— Mamá, te tengo una pregunta, ¿Cuánto me quieres?— Mucho, muchísimo. — dijo con una sonrisa radiante.— ¿Incluso si no tengo nada para ofrecerte en el