Audrey se sentía ahogada, como si le estuvieran presionando el pecho con fuerza. Comenzó a caminar en sentido contrario dándole la espalda a Connor y a los demás, directamente hacia los casilleros del personal.— Audrey, ¿A dónde vas? — Alice preguntó sin disimular su preocupación por la rubia.— ¡A tomar aire!— ¿A los casilleros?— ¡Necesito estar sola!Ella empujó la puerta esperando que no hubiera nadie, y suspiró al encontrar que efectivamente el lugar estaba vacío. Cerró la puerta tras de sí y caminó hasta pegar la espalda a la pared de enfrente mientras clavaba la mirada en las doce rosas rojas que parecía burlarse de ella y de sus sentimientos.Estaba muy confundida, no sabía exactamente que pensar, ¿Se estaría burlando de ella? ¿Era un juego para él? ¿Estaba probando algo? No era posible que alguien como Connor Evans fuera a fijarse en ella en serio.Él era un hombre con una carrera de renombre, un físico impresionante y una enorme billetera. Además, su carácter era voluble.
Audrey dejó caer el ramo al suelo, y sus manos viajaron de forma instintiva hasta el rostro de Connor. Había deseado tocar ese rostro desde hacía tanto tiempo, que en cuanto lo hizo le pareció mentira.La piel suave de sus mejillas acaloradas le quemó en la punta de los dedos, con los que recorrió con cuidado el borde de la boca entreabierta y anhelante. Ella pudo ver su manzana de Adán moverse al tragar saliva. La deseaba. La deseaba como ella o deseaba a él, no cabía duda.Continuó el recorrido por su hermoso y viril rostro, como si estudiara una obra de arte, con cuidado, con delicadeza, con admiración, como un David tallado en piedra, o un dios griego que se tornaba en carne y en hueso temblando bajo su delicado toque.Él se estremeció y apretó las manos, enterrándolas en las caderas de la chica, acercándose un poco más a ella, mientras Audrey recordaba respirar y se sentía mareada enredando los dedos en el cabello de Connor.— ¿Qué es esto que estamos haciendo? — él preguntó con l
— ¿Está Audrey Adkins en turno hoy? — Martha levantó la mirada para ver el rostro de la enorme mole que era el ex Core back del equipo de fútbol universitario.— ¿Quién quiere saber? — Respondió la enfermera con desdén.— Soy su novio — John dijo con ánimo resuelto y Ben, que atendía su trabajo a escasos metros de ahí, levantó la mirada y lo escaneó de arriba a abajo. Caminó hacia él y le plantó cara.— Al parecer, la mosca muerta no pierde el tiempo, ¿Tú eres el número dos, el tres?, porque no deja de recibir regalos ostentosos, ¡Está claro que es una cualquiera! — Ben la atravesó con la mirada, y John puso ambas manos sobre el mostrador del puestito de enfermeras y analizó la expresión de Martha buscando el significado de lo que hablaba. Él conocía bien a la rubia, y aunque le molestaba mucho admitirlo, sí, ella no era esa clase de chica, así qué ¿De qué diablos estaba hablando la vieja?— ¿Eres John?— Sí, ¿Y tú quién eres?— No eres su novio hace más de un año, ¿Por qué sigues ac
Beth empujó la puerta de la oficina de Connor y se sentó por un largo rato sosteniéndose la cabeza con las manos, sentía que se le iba a estallar. Tanto trabajo y tanto empeño en mantener la casa de Connor a flote, de ocupar a Oliver en mil actividades solo para llamar la atención de su padre y nada parecía funcionar, tal vez era hora de ir al siguiente nivel.— Esto no está dando frutos, y tal parece que la enfermera esa de quinta ha ganado más terreno, ¡Y yo sigo de niñera del mocoso! — Soltó con fastidio mientras se levantaba y buscaba una maldita píldora para el dolor revolviendo el contenido del cajón del escritorio de Connor.— Entonces, ¿Audrey está o no está hoy en el hospital? — John insistió a Martha sacándola de sus casillas y haciendo que el siempre apacible Ben lo tomara por el cuello de la camiseta y lo empujara contra la pared.— Vas a tener que irte, amigo, o llamaré a seguridad para que te saquen, ¡Y me aseguraré de que se presenten cargos por acoso!Ambos hombres se
— ¿Connor? — La voz de Beth se escuchó en el pasillo, haciendo girar al cardiólogo en redondo mientras ella hacía gala de todo su autocontrol y sus dotes de actuación.— ¿Beth?, estás aquí... — él dijo advirtiendo una punzada en su estómago, era la hermana de Rachel y de pronto su presencia, y el parecido físico con su difunta esposa le hicieron revolver las vísceras, asumiendo que su recién desliz con Audrey se le veía tatuado en la frente — ¿Y el niño? — Preguntó cuando no lo vio con ella.Beth recordó que había soltado a Oliver cuando interpretó lo que sucedía entre esos dos. ¡Entre la rubia y Connor!, se llevó su mano al pecho dramáticamente sin siquiera mirar a la chica que continuaba de pie junto al Doctor.— Lo mandé tras de ti cua
Connor divisó a Audrey apareciendo con el pequeño Oliver tomado de su mano, el niño estaba muy risueño con ella, pero la visión de ambos no le trajo la satisfacción que hubiera pensado, lejos de ello, lo molestó. La chica estaba siendo una verdadera distracción para él y sus responsabilidades con Oliver, y lo que acababa de ocurrir era la prueba de ello. Mejor sería poner freno a esa estupidez antes de que tomara vuelo y luego fuera más difícil. — ¡Papi! — El pequeño corrió a los brazos de su padre dando saltitos de alegría — ¡Audrey me encontró en los columpios! Connor lo levantó en vilo y le dio una vuelta en el aire. — ¡Campeón! No vuelvas a irte así, o tendré que decirle a tu tía Beth que no te traiga más para acá. Bethany se cruzó de hombros, no podía creer que le saliera el tiro por la culata, ¡No le iban a prohibir llevar al mocoso al hospital para deshacerse de él de vez en cuando y tener algo de tiempo para “sus toques técnicos” en la
— ¡Debes comerte todo, Oliver, no voy a permitirte nada berrinches! — Beth se había levantado de la mesa completamente fuera de sí, y levantaba la voz en la mesa, señalando al niño que permanecía sentado sin tocar su plato del desayuno — El rostro de Beth denotaba impaciencia y una rabia encapsulada y venenosa que estaba a punto de estallar.— ¡No quiero! — Refunfuño enfático cruzandose de brazos, nada en el mundo lo haría comerse eso.La mujer se dejó llevar por la rabia y el odio visceral que sentía por su pequeño sobrino y caminó hasta su lado resonando los zapatos altos en el mármol del suelo y lo tomó por la oreja tirando de ella con fuerza.— ¡Que te comas todo, te digo! — elevando la voz en una octaba y dejando caer su mano con fuerza sobre la mesa haciendo saltar al niño del susto — Hoy no está tu padre para defenderte, y seguramente no estará todo el tiempo, eso ya lo sabes, ¿Verdad? — Beth se regodeaba en cada palabra y la zasonaba hirientemente como era su especialidad — A
Connor había tenido que salir de la ciudad por cuestiones de trabajo, debía asistir a un congreso de cardiología en New York, mientras iba en el vuelo pensó que tal vez alejarse toda la semana sería algo muy bueno, que le ayudaría a cambiar de aires y centrar su cabeza en otra cosa que no fuera su infierno personal, incluso lo emocionaba poder asistir a un evento como ese al que no iba desde hacía mucho.Respiró profundo y entró en el lobby del lujoso hotel en el que se llevaría a cabo el evento, sonrió al notar que se reencontraría con muchas caras conocidas, sobre todo colegas que antes habían sido compañeros de la universidad, y profesores a quienes apreciaba y respetaba profundamente.— ¡Evans! — Alguien le palmeó la espalda con exceso de confianza — Pensé que no vendrías, ¡Te has perdido los dos últimos congresos,