— ¿Connor? — La voz de Beth se escuchó en el pasillo, haciendo girar al cardiólogo en redondo mientras ella hacía gala de todo su autocontrol y sus dotes de actuación.— ¿Beth?, estás aquí... — él dijo advirtiendo una punzada en su estómago, era la hermana de Rachel y de pronto su presencia, y el parecido físico con su difunta esposa le hicieron revolver las vísceras, asumiendo que su recién desliz con Audrey se le veía tatuado en la frente — ¿Y el niño? — Preguntó cuando no lo vio con ella.Beth recordó que había soltado a Oliver cuando interpretó lo que sucedía entre esos dos. ¡Entre la rubia y Connor!, se llevó su mano al pecho dramáticamente sin siquiera mirar a la chica que continuaba de pie junto al Doctor.— Lo mandé tras de ti cua
Connor divisó a Audrey apareciendo con el pequeño Oliver tomado de su mano, el niño estaba muy risueño con ella, pero la visión de ambos no le trajo la satisfacción que hubiera pensado, lejos de ello, lo molestó. La chica estaba siendo una verdadera distracción para él y sus responsabilidades con Oliver, y lo que acababa de ocurrir era la prueba de ello. Mejor sería poner freno a esa estupidez antes de que tomara vuelo y luego fuera más difícil. — ¡Papi! — El pequeño corrió a los brazos de su padre dando saltitos de alegría — ¡Audrey me encontró en los columpios! Connor lo levantó en vilo y le dio una vuelta en el aire. — ¡Campeón! No vuelvas a irte así, o tendré que decirle a tu tía Beth que no te traiga más para acá. Bethany se cruzó de hombros, no podía creer que le saliera el tiro por la culata, ¡No le iban a prohibir llevar al mocoso al hospital para deshacerse de él de vez en cuando y tener algo de tiempo para “sus toques técnicos” en la
— ¡Debes comerte todo, Oliver, no voy a permitirte nada berrinches! — Beth se había levantado de la mesa completamente fuera de sí, y levantaba la voz en la mesa, señalando al niño que permanecía sentado sin tocar su plato del desayuno — El rostro de Beth denotaba impaciencia y una rabia encapsulada y venenosa que estaba a punto de estallar.— ¡No quiero! — Refunfuño enfático cruzandose de brazos, nada en el mundo lo haría comerse eso.La mujer se dejó llevar por la rabia y el odio visceral que sentía por su pequeño sobrino y caminó hasta su lado resonando los zapatos altos en el mármol del suelo y lo tomó por la oreja tirando de ella con fuerza.— ¡Que te comas todo, te digo! — elevando la voz en una octaba y dejando caer su mano con fuerza sobre la mesa haciendo saltar al niño del susto — Hoy no está tu padre para defenderte, y seguramente no estará todo el tiempo, eso ya lo sabes, ¿Verdad? — Beth se regodeaba en cada palabra y la zasonaba hirientemente como era su especialidad — A
Connor había tenido que salir de la ciudad por cuestiones de trabajo, debía asistir a un congreso de cardiología en New York, mientras iba en el vuelo pensó que tal vez alejarse toda la semana sería algo muy bueno, que le ayudaría a cambiar de aires y centrar su cabeza en otra cosa que no fuera su infierno personal, incluso lo emocionaba poder asistir a un evento como ese al que no iba desde hacía mucho.Respiró profundo y entró en el lobby del lujoso hotel en el que se llevaría a cabo el evento, sonrió al notar que se reencontraría con muchas caras conocidas, sobre todo colegas que antes habían sido compañeros de la universidad, y profesores a quienes apreciaba y respetaba profundamente.— ¡Evans! — Alguien le palmeó la espalda con exceso de confianza — Pensé que no vendrías, ¡Te has perdido los dos últimos congresos,
— ¡Audrey! No has hecho tu ronda, ¿Ya viste que hora es? — Martha bufó y la chica se apresuró a entrar en la estación de enfermería para tomar el carrito de las medicinas con los tratamientos.— ¿Dónde te habías metido?— Estaba en pediatría.— ¡Pero esa área no te corresponde! — La jefa la miró por encima de sus gafas con interrogación.— Es que, el otro día, cuando estaba buscando al hijo del Doctor… Evans — Dijo su apellido con amargura en la boca — Vi algo que me llamó la atención, y quise ir a ver.— ¡Nadie te paga para que vayas a ver cosas que te llamen la atención, más te vale que te concentres en lo que tienes que hacer en tu área de servicio! — Escupió la amargada jefa de enfermeras con fastidio — Toma, estos son
— Audrey, no te metas en problemas, no eres médico, debe haber una buena razón para que se le está dando ese tratamiento al niño — Ben trató de persuadirla, pero la rubia negó categóricamente con la cabeza.— No puedo, Ben, siento que estoy haciendo algo mal, y que soy parte del problema.Ben dejó al paciente del vendaje y se apartó prudentemente hacia un lado, tomando del brazo a la chica y sacándola de ahí.— Audrey, no puedes acusar a nadie de mala praxis médica, sería el fin de tu carrera y perderías tu empleo, Alice me dijo lo que te está pasando en el banco, no quiero entrometerme ni nada, sabes que te aprecio — La última palabra salió a la fuerza de la boca de Ben, porque en realidad quería decir otra cosa — Pero si ahora no te está funcionando el pago de la hipoteca, si te echan del hospi
Los brazos de Madison rodeaban el cuello de Connor y su mirada hambrienta lo invitaba a probar sus carnosos labios que hacía muchos años ya había decidido no volver a probar, la electricidad entre ambos era evidente, sobre todo porque era imposible no evocar momentos candentes del pasado.Madison pasó deliberadamente un dedo por ángulo del mentón afilado de Connor y este detuvo su mano de inmediato antes de que pudiera tocar su boca.— Creo que se nos hace tarde — dijo con suavidad, apartándose a un lado con cuidado, tratando de no ser grosero al rechazarla de esa forma.Y no era que no estuviera comenzando a sentir ganas, ni que la belleza y disposición de Madison no resultara candente para cualquier hombre, pero Connor no sentía estar preparado todavía para intimar con nadie más después de lo sucedido con Audrey, aunque no pretendiera continuar dándole rienda
¡Pum!El sonido sordo de la cabeza de Audrey al caer hizo que todos corrieran a su lado. Ben fue el primero en llegar hasta ella, a pesar de que estaba más lejos. De tres zancadas saltó por encima de la mesita de centro y sin importarle lo que acababa de escuchar, se apresuró a arrodillarse junto a la rubia y revisar su pulso tomándolo por reloj.— Creo que se le ha bajado la presión arterial — Dijo dándolo un primer informe al médico que se acercaba a su lado — el pulso está bajando considerablemente.— ¿puede ser una baja de azúcar? — Edie miró a Loretta con interrogación.— Estaba comiendo helado antes de que ustedes llegaran, no debería ser algo así, ¿O sí?Edie negó con la cabeza.— ¡No me gusta esto! — Ben dijo revisando sus signos vitales, y jus cuando fue a