— ¡Oliver, ven acá! — El padre del niño soltó con un toque de angustia en el tono de su voz mientras Audrey se esforzaba por disimular el nerviosismo que le produjo la declaración que el pequeño Oliver acababa de hacerle.— Oli, ve con tu padre, y ya lo sabes, ¡Eres muy inteligente, pórtate bien, cariño! — Le dijo ayudándolo a bajar de la bicicleta.El pequeñín extendió sus manitas cariñosamente hacia la rubia y ella se inclinó a su nivel para abrazarlo. Connor sintió cómo una gota helada recorrió su espina dorsal ante la escena.¿Sería posible? ¿Habría estado equivocado durante todo ese tiempo en el que pensó que odiaba a la chica? No pudo evitar sentir la boca seca y llevarse la mano a la frente dolorosamente, sacando cuentas de que hacía prácticamente un año desde el ingreso de Audrey como enfermera al hospital, y poco más de un año desde que él albergó en su corazón lo que siempre creyó que era un odio visceral.— ¡Papi! — El niño canturreó dando saltitos de alegría al correr a su
El despachador volvió a preguntarle si era Audrey Adkins y la rubia necesitó dos segundos para responder, sobre todo al notar la expresión de Ben y su cara larga.— Firme aquí — dijo el despachador de la floristería y Audrey sintió que vivía un deyabu, levantando la vista hacia Ben que parecía perdido en sus pensamientos con la mirada triste clavada en las doce rosas rojas que permanecían en la mano de la rubia envueltas en un fino papel de celofán muy bien decorado como un arreglo floral costoso.— Que termines de pasar un bonito día Audrey — Ben soltó de pronto y se dio la vuelta.— Ben, ¡Espera!El hombre se detuvo, pero no le dio la cara.— Esto no es mi culpa... te aseguro que… — Ella trató de explicar.Sabía que no era justo con Ben después de que durante meses se portara tan lindo con ella, pero no podía controlar lo que otra persona hiciera, y menos si ella no le había dado "alas"— No importa, Audrey, sé que solo somos amigos — Dijo lamentándose para sí mismo por ser un idiot
Audrey se sentía ahogada, como si le estuvieran presionando el pecho con fuerza. Comenzó a caminar en sentido contrario dándole la espalda a Connor y a los demás, directamente hacia los casilleros del personal.— Audrey, ¿A dónde vas? — Alice preguntó sin disimular su preocupación por la rubia.— ¡A tomar aire!— ¿A los casilleros?— ¡Necesito estar sola!Ella empujó la puerta esperando que no hubiera nadie, y suspiró al encontrar que efectivamente el lugar estaba vacío. Cerró la puerta tras de sí y caminó hasta pegar la espalda a la pared de enfrente mientras clavaba la mirada en las doce rosas rojas que parecía burlarse de ella y de sus sentimientos.Estaba muy confundida, no sabía exactamente que pensar, ¿Se estaría burlando de ella? ¿Era un juego para él? ¿Estaba probando algo? No era posible que alguien como Connor Evans fuera a fijarse en ella en serio.Él era un hombre con una carrera de renombre, un físico impresionante y una enorme billetera. Además, su carácter era voluble.
Audrey dejó caer el ramo al suelo, y sus manos viajaron de forma instintiva hasta el rostro de Connor. Había deseado tocar ese rostro desde hacía tanto tiempo, que en cuanto lo hizo le pareció mentira.La piel suave de sus mejillas acaloradas le quemó en la punta de los dedos, con los que recorrió con cuidado el borde de la boca entreabierta y anhelante. Ella pudo ver su manzana de Adán moverse al tragar saliva. La deseaba. La deseaba como ella o deseaba a él, no cabía duda.Continuó el recorrido por su hermoso y viril rostro, como si estudiara una obra de arte, con cuidado, con delicadeza, con admiración, como un David tallado en piedra, o un dios griego que se tornaba en carne y en hueso temblando bajo su delicado toque.Él se estremeció y apretó las manos, enterrándolas en las caderas de la chica, acercándose un poco más a ella, mientras Audrey recordaba respirar y se sentía mareada enredando los dedos en el cabello de Connor.— ¿Qué es esto que estamos haciendo? — él preguntó con l
— ¿Está Audrey Adkins en turno hoy? — Martha levantó la mirada para ver el rostro de la enorme mole que era el ex Core back del equipo de fútbol universitario.— ¿Quién quiere saber? — Respondió la enfermera con desdén.— Soy su novio — John dijo con ánimo resuelto y Ben, que atendía su trabajo a escasos metros de ahí, levantó la mirada y lo escaneó de arriba a abajo. Caminó hacia él y le plantó cara.— Al parecer, la mosca muerta no pierde el tiempo, ¿Tú eres el número dos, el tres?, porque no deja de recibir regalos ostentosos, ¡Está claro que es una cualquiera! — Ben la atravesó con la mirada, y John puso ambas manos sobre el mostrador del puestito de enfermeras y analizó la expresión de Martha buscando el significado de lo que hablaba. Él conocía bien a la rubia, y aunque le molestaba mucho admitirlo, sí, ella no era esa clase de chica, así qué ¿De qué diablos estaba hablando la vieja?— ¿Eres John?— Sí, ¿Y tú quién eres?— No eres su novio hace más de un año, ¿Por qué sigues ac
Beth empujó la puerta de la oficina de Connor y se sentó por un largo rato sosteniéndose la cabeza con las manos, sentía que se le iba a estallar. Tanto trabajo y tanto empeño en mantener la casa de Connor a flote, de ocupar a Oliver en mil actividades solo para llamar la atención de su padre y nada parecía funcionar, tal vez era hora de ir al siguiente nivel.— Esto no está dando frutos, y tal parece que la enfermera esa de quinta ha ganado más terreno, ¡Y yo sigo de niñera del mocoso! — Soltó con fastidio mientras se levantaba y buscaba una maldita píldora para el dolor revolviendo el contenido del cajón del escritorio de Connor.— Entonces, ¿Audrey está o no está hoy en el hospital? — John insistió a Martha sacándola de sus casillas y haciendo que el siempre apacible Ben lo tomara por el cuello de la camiseta y lo empujara contra la pared.— Vas a tener que irte, amigo, o llamaré a seguridad para que te saquen, ¡Y me aseguraré de que se presenten cargos por acoso!Ambos hombres se
— ¿Connor? — La voz de Beth se escuchó en el pasillo, haciendo girar al cardiólogo en redondo mientras ella hacía gala de todo su autocontrol y sus dotes de actuación.— ¿Beth?, estás aquí... — él dijo advirtiendo una punzada en su estómago, era la hermana de Rachel y de pronto su presencia, y el parecido físico con su difunta esposa le hicieron revolver las vísceras, asumiendo que su recién desliz con Audrey se le veía tatuado en la frente — ¿Y el niño? — Preguntó cuando no lo vio con ella.Beth recordó que había soltado a Oliver cuando interpretó lo que sucedía entre esos dos. ¡Entre la rubia y Connor!, se llevó su mano al pecho dramáticamente sin siquiera mirar a la chica que continuaba de pie junto al Doctor.— Lo mandé tras de ti cua
Connor divisó a Audrey apareciendo con el pequeño Oliver tomado de su mano, el niño estaba muy risueño con ella, pero la visión de ambos no le trajo la satisfacción que hubiera pensado, lejos de ello, lo molestó. La chica estaba siendo una verdadera distracción para él y sus responsabilidades con Oliver, y lo que acababa de ocurrir era la prueba de ello. Mejor sería poner freno a esa estupidez antes de que tomara vuelo y luego fuera más difícil. — ¡Papi! — El pequeño corrió a los brazos de su padre dando saltitos de alegría — ¡Audrey me encontró en los columpios! Connor lo levantó en vilo y le dio una vuelta en el aire. — ¡Campeón! No vuelvas a irte así, o tendré que decirle a tu tía Beth que no te traiga más para acá. Bethany se cruzó de hombros, no podía creer que le saliera el tiro por la culata, ¡No le iban a prohibir llevar al mocoso al hospital para deshacerse de él de vez en cuando y tener algo de tiempo para “sus toques técnicos” en la