Ariadna lo miró con recelo, y a la vez con resentimiento, parpadeó un par de veces antes de responder.
—Por supuesto —expresó dubitativa.
—Mucho gusto, a todos —contestó Nick.
La junta se terminó, la abuela anunció una cena en su casa, en honor a su nieto. La señora Grimaldi tomó del brazo a Nick, y lo llevó a conocer la empresa.
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En la oficina de Alonzo, una reunión muy importante tuvo lugar.
—Deben casarse de inmediato —ordenó Amanda, observando a su hijo, y su novia—. No vamos a permitir que la fortuna de nuestra familia, caiga en manos de unos oportunistas —gruñó.
Ariadna, no podía dar crédito a las palabras de la señora Grimaldi, para Amanda, tener un bebé era solo una transacción.
—Yo pienso que los niños se tienen por amor y no por un negocio —contestó Ariadna, muy molesta.
Su futura suegra la observó con malestar.
—Entiendo que a ti te hayan criado con esas creencias; pero en esta familia las cosas no son así— increpó Amanda a su futura nuera frunciendo el ceño. —Es más, si tú no estás dispuesta a casarte con Alonzo. —Observó a su hijo—. Deberías conseguirte otra novia. —Se dirigió con la mirada a él—. Y tú. —Señaló con el dedo a la joven—. Dile a tu padre que nos pague todo el dinero que le prestamos para no ir a la cárcel.
Ariadna clavó su profunda mirada en Amanda, pero no dijo nada más.
—Te recuerdo nuestro trato —habló Alonzo, tomando la mano de su novia—. Un hijo a cambio de la libertad de tu padre.
Ariadna se soltó del agarre de su pareja, abandonó la reunión molesta, llegó hasta su oficina llena de resentimiento.
—¡Maldita sea! —exclamó respirando agitada—. Piensan que soy una incubadora —espetó con molestia. —¡Los odio! —bramó con la garganta seca.
Minutos después Alonzo su novio irrumpió en su oficina.
—Ariadna yo cumplí mi palabra, y tú solo le estás dando largas a nuestro compromiso.
Ella se levantó enojada, se puso en frente de Alonzo y lo encaró
—No me amenaces, voy a conseguir el dinero que mi padre te debe —respondió ella desilusionada.
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En otra parte de la gran ciudad de New York, también se efectuaba una reunión importante entre Consuelo y Jessica, la madre y la novia de Nick.
—¿Estás consciente que el futuro económico de nuestra familia ahora depende de ti? —cuestionó la señora Miller, pensando en los millones de la fortuna Grimaldi.
—No te entiendo Consuelo —habló la joven. —¿Por qué depende de mí? —preguntó Jessica sin comprender nada.
— ¿En qué mundo vives niña? —bufó Consuelo—. Supe que el primero que tenga un hijo varón, manejará toda la fortuna Grimaldi.
Jessica al fin entendió a donde iba esa conversación, frunció los labios.
—Alonzo será el dueño de la empresa —aseveró—. Sabes muy bien que Nick se cuida, y que casi tengo que obligarlo a estar conmigo —afirmó con tristeza Jessica.
—Todo por culpa de esa mujerzuela que se le metió por los ojos —vociferó Consuelo—. Quisiera algún día tener en frente, a la muchachita esa —resopló con profundo odio.
—¿Conociste a aquella mujer? —interrogó Jessica a su futura suegra.
—La vi una sola vez, era una muchacha flaca e insignificante, es hija de la mujer que me quitó el amor de Paolo. —La mirada de Consuelo se tornó oscura, frunció los labios.
Jessica sin conocer a aquella joven, la odiaba, porque sabía que el recuerdo de ella se interponía en su relación con Nick.
—Esa mujer lo sedujo hasta volver loco a mi hijo —expresó con la mirada cargada de odio Consuelo—. Tienes que quedar embarazada Jessica —ordenó.
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La abuela dejó a Nick, instalado en una elegante y cómoda oficina, mientras trataba de organizarse no podía evitar pensar.
«¡No puedo creer que ella sea novia de mi primo!»
—Las vueltas que da el mundo, encontrarnos después de tanto tiempo —expresó en voz alta. Volver a ver a Ariadna le removió viejos recuerdos: su linda sonrisa, sus hermosos ojos, lo bella que estaba ahora. «Lo que me duele es que se olvidó de mí» dijo en su mente Nick, mientras sentía como le martillaban su corazón al verla en brazos de otro—. Me conformo con tenerte cerca —repitió en voz alta.
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Long Island- Nyc, Usa.
Ariadna Rinaldi, enfundó su espectacular figura en un elegante vestido negro, con un gran escote en la parte del busto. Su mirada se perdió a través del espejo, a sus años de adolescencia, cuando era tan solo una muchachita flaca, y sin ningún encanto, pero ahora gracias a las largas horas de entrenamiento, no era ni la sombra de aquella joven.
Recogió su hermosa melena en un moño alto, maquilló sus labios de rojo pasión, y luego tomó asiento en uno de los sillones de su habitación, amarrando las tiras de sus finas sandalias de tacón de aguja.
Justo cuando terminó esa tarea, el timbre de su apartamento sonó. Ary, tomó su cartera de mano, y salió.
Alonzo, apareció ante ella luciendo un elegante traje gris, camisa blanca y corbata vino, la azulada mirada de aquel hombre, se tornó oscura al recorrer la figura de Ary, con su vista.
—Te ves más hermosa que de costumbre —aseveró Alonzo, con voz ronca, de inmediato tomó a su novia de la cintura y la aproximó a su cuerpo, la besó con ansiedad.
Ariadna inhaló profundo, correspondió el mimo, sintiendo la respiración agitada de su novio, y como la estrechaba a su cuerpo, al cabo de unos segundos se separó de él.
—Se nos hace tarde —informó.
Alonzo gruñó cuando su novia interrumpió su beso.
—Después de la cena, firmarás el contrato —susurró al oído de ella en tono amenazante.
Ariadna se estremeció, necesitaba pensar en algo, si no estaba perdida, no dijo nada, y salió del brazo de él a casa de la abuela.
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En la mansión Grimaldi, un ambiente bastante tenso inundó el enorme, y elegante salón, con la presencia de Consuelo, y Jessica: la madre y novia de Nick, respectivamente.
La abuela trataba de amenizar la reunión, para que el silencio sepulcral de minutos antes no fuera incómodo a la familia de su nuevo nieto.
Mientras una de las empleadas de servicio, servía las copas con champagne, la abuela impaciente, miró el reloj de pared que colgaba en una de las paredes de su sala.
—¿Por qué demoran tanto Ariadna y Alonzo? —preguntó la señora Fiorella.
—Querida suegra, sabes bien cómo son esos muchachos y lo enamorados que se encuentran, de seguro se demoraron porque están encargando a tu futuro bisnieto —comentó con una sonrisa socarrona.
Nick, se atoró con su trago al escuchar el comentario de su tía, no soportaba la idea de imaginar a Ariadna, en brazos de otro.
—¿Estás bien? —cuestionó Jessica, pasándole una servilleta.
Nick, asintió limpiando las comisuras de sus labios.
—Amanda, por favor —regañó, su esposo.
La abuela también se ofendió, y miró con seriedad a su nuera. Consuelo, observó a Amanda, analizando cada una de sus insinuaciones, supo entonces que al igual que ella, también deseaba un heredero.
—Esos comentarios están de más —recriminó—. Ariadna es una buena muchacha y ellos no se han casado aún —aclaró.
Nick apretaba sus puños, lleno de celos, trataba de contenerse.
—Pero si yo no dije nada malo —refutó Amanda—. Es verdad, Alonzo y Ariadna se adoran, es más en cualquier momento nos dan la noticia que vamos a ser abuelos, hacen tan linda pareja —mencionó con emoción—. Nuestro nieto será hermoso.
Nick se disculpó, levantándose para ir al baño, no soportaba un minuto más escuchando a Amanda, hacer esas insinuaciones. Luego de un momento volvió a la reunión, y tomó asiento junto a su pareja.
— ¿Y ustedes cuánto tiempo llevan de novios? —preguntó Amanda a Nick y Jessica.
Él ni siquiera prestó atención a la pregunta, estaba tan contrariado por todos esos comentarios, ansiaba la llegada de Ariadna, necesitaba encararla, preguntarle sobre lo sucedido hace cinco años atrás.
Jessica le tomó de la mano y le repitió el interrogante a lo que Nick contestó:
—Nosotros llevamos dos años juntos.
— ¿Y por qué no se han casado? —continuó de nuevo con el cuestionamiento Amanda.
Jessica intervino.
—Es que queremos disfrutar de nuestro noviazgo.
—Cosas de muchachos —respondió Consuelo—, pero en un par de meses se casarán, y también me harán abuela —murmuró sin dejar de ver a los ojos a Amanda.
Ella sonrió, «El heredero de la familia, será mi hijo Alonzo» dijo en su interior la tía política de Nick.
***
La ambición de dos familias por manejar una fortuna, y la presión que ejerce sobre Ariadna, su novio.
¿Qué sucederá más adelante?
Una de las empleadas, anunció la llegada de los últimos invitados que faltaban.Nicholas, entreabrió los labios al observar lo hermosa que lucía Ariadna esa noche: «Es bellísima» dijo en su mente él, sin dejar de verla.Alonzo notó como la mirada de su primo se clavó en su novia, irguió la barbilla, orgulloso de ser él quien la llevaba del brazo, entonces caminó con Ariadna, hacia él.—Hola primo —saludó Alonzo con un fuerte apretón de manos.—Buenas noches —respondió, correspondiendo al gesto de su familiar—. Un placer volver a verla —murmuró fijando sus ojos azules en los negros de Ary.—Hola Nicholas —pronunció Ariadna, evitando su mirada, entonces frunció el ce&nt
Al día siguiente. Ariadna recargó su espalda en el cómodo sillón reclinable. Suspiró profundo sabiendo que ya no podía seguir dándole largas al asunto del contrato; y aunque le aseguró a Alonzo, conseguir el dinero para devolverse, sabía que era imposible.Resignada a cumplir su condena, empezó a digitar algunos correos a varios proveedores, dedicada a su trabajo el sonido del teléfono la distrajo.—Licenciada Ariadna, el señor Alonzo, me pidió que le avisara que la está esperando en su oficina.La mirada de Ary, se cristalizó, un escalofrío recorrió su piel, se estremeció al tomar conciencia del motivo de ese llamado. Luego de unos segundos limpió el par de lágrimas que rodaron por sus mejillas, se puso de pie, sintiendo su est&oac
Ariadna se soltó de los brazos de su novio.—No aprendes a tocar la puerta antes de entrar —reclamó Alonzo—. Te estuve esperando en mi oficina y no llegaste, tengo que dejar la ciudad por un mes, viajo a Miami y te quedas a cargo de la empresa —ordenó.Nick elevó ambas cejas, se desconcertó al escucharlo, pero sabía que era una buena oportunidad para estar cerca de ella.—Alonzo yo no tengo experiencia en este tipo de negocio, considero que Ariadna está más capacitada que yo.—Nicholas no te puedas hacer para atrás, existen cláusulas en nuestra familia que veo tú las desconoces.Nick frunció el ceño. No comprendía a qué tipo de reglas se refería su primo Alonzo.—¿A qué te refieres?<
Un par de días después.La secretaria de Ariadna ingresó a la oficina de la joven y le recordó de la invitación de un Congreso a realizarse en Los Ángeles – California. Ary se llevó la mano a la frente, lo había olvidado por completo, de inmediato, llamó a su novio.—Alonzo, buenos días para recordarte el congreso de Los Ángeles. — Al escuchar el tono de voz de él, se le hizo notorio que su novio recién despertaba.—Ariadna hazte cargo tú, estoy con muchas ocupaciones aquí.Ella arrugó su frente con molestia.—Al congreso deben asistir el presidente y el vicepresidente comercial, y somos nosotros. Alonzo suspiró por el teléfono.—Mi amor te re
Ariadna llegó a la suite alterada y sollozando, se lanzó a la cama y resopló al saber que tenía que compartir con Nick, llamó a la exportadora en New York esperando que le hubieran conseguido otro hotel, pero no fue posible.La chica daba vueltas en la habitación, los sentimientos de amor y odio rondaban por su mente y se apoderaban de su corazón. Intentaba razonar con claridad, ella siempre fue una mujer centrada, pero recordar el desplante de Nicholas dolía, desde ese día había jurado no volver a enamorarse.Pensó entonces que necesitaban charlar, pero él no apareció en toda la tarde así que ella aprovechó para descansar y sacar las cosas de él a la sala de la suite.Minutos después Nicholas llegó. Ary se había quedado dormida en la habitación, entonces se detuvo a contemplar a la
Instantes después Ariadna salió del baño. Nick se había quedado dormido y ella no pudo evitar contemplarlo. Era una verdadera tentación: sus hermosos labios en forma de corazón, el color de su piel, sus fuertes brazos, enseguida sacudió su cabeza, se empezó a arreglarse para la fiesta que organizaba Mike Sanders el anfitrión del Congreso.Ariadna escogió un vestido elegante en tono azul, que se ajustaba a la perfección a su figura, y que le llegaba más arriba de sus rodillas. Recogió su melena en un moño alto, se calzó unas sandalias de delicadas tiras en color plata, y su maquillaje como siempre sobrio y natural, luego tomó su bolso, las llaves de la suite y sin hacer ruido salió de ella. La fiesta era en el mismo hotel, en el salón vip.«Zombie by The Cranberries» se escuchaba en la habita
Un gran sentimiento de felicidad volvió a transitar por cada poro de la piel de Ariadna, se colgó del cuello de Nick, y lo abrazó con fuerza. Esa noche anduvieron por la bahía tomados de la mano, cobijados bajo el cielo estrellado y esa hermosa luna que brillaba en lo alto del firmamento.Nicholas se sacó su chaqueta, cubrió a Ariadna con ella para protegerla del frío. Entre besos, abrazos y risas llegaron a la suite del hotel. Apenas entraron se comieron los labios.Nicholas tenía a Ary pegada a la puerta de la habitación, su lengua le acariciaba el cuello.— ¡ Nick! —gemía Ariadna, en un hábil movimiento él deslizó la cremallera de su vestido, y enseguida la prenda cayó en la alfombra. Él se inclinó ante ella y le quitó las sandalias, entonces depositó un suave beso sobre
Ariadna llegó a su departamento y abrió la puerta enseguida arrastró su maleta hacia su alcoba, una vez ahí sonrió llena de dicha después de que el destino volviera a poner a Nick en su vida. Se lanzó a su cama y pensó que quizás ese era el milagro que estaba esperando para salvarse de ese absurdo contrato que debía firmar, entonces aquella felicidad se vio desvanecida por esa nube gris de incertidumbre. No sabía que le deparaba el destino, ni que pudiera hacer para librarse de esa condena.Se llevó las manos al pecho sintiendo una punzada en él. Un fuerte escalofrío recorrió su columna, a manera de un mal presentimiento, entonces se puso de pie y caminó por la reluciente baldosa de su elegante apartamento hacia la cocina. Tomó la jarra de la cafetera y la llenó de agua intentando no pensar en nada malo, enseguida colocó dos