Y llegamos al final de esta historia!!! Mil gracias mis amores por acompañarme en el drama de Stefan y Lizzie :D espero que hayan disfrutado leerla tanto como yo de escribirla. P.D. para los que ya han leído mis otras novelas, encontrarán el easter egg del cameo al final jajajaja Gracias de nuevo, nos vemos pronto con una nueva novela.
LizzieUn plato volador se estrella contra la pared. Me agacho en un intento por esquivarlo, sin embargo, varios pedazos de la losa caen sobre mi cabeza.—¡Y no vuelvas! —grita el chef y dueño del restaurante.Tomo mis cosas apresuradamente y salgo corriendo del lugar. Agradezco que no haya nadie a esta hora, o esa habría sido la peor vergüenza de mi vida.Aunque, si me pongo a recapitular todos los trabajos por los que he pasado en estos últimos diez años, en realidad esa no ha sido mi peor vergüenza.Quizá podría enumerarlos, como cuando arruiné la pintura de la casa que se supone debía entregar en mi trabajo como carpintera, o aquella vez cuando por error imprimí los carteles de la tienda de ropa con un cien por ciento de descuento en lugar de un diez.Esta vez, había arruinado la oportunidad de recibir una crítica de cinco estrellas por el crítico más importante de Nueva Jersey en el restaurante donde trabajaba hasta hace tan solo unos minutos.Es definitivo, soy un total fracaso.
StefanApenas son las diez y media de la mañana y ya estoy comenzando a sentir un terrible dolor de cabeza. Primero tuve que soportar las quejas de mi padre acerca de cómo llevo la empresa y mi vida, y ahora, esta chiquilla desaliñada frente a mí me ruega que no le diga al dueño del Ferrari que lo ha arruinado por completo.Me doy cuenta de que Heather tiene ganas de echarse a reír, y no es para menos, la pobre no tiene idea de que está hablando directamente con el propio dueño del auto.—Ese auto me pertenece, tendrás que pagar los daños que causaste, no doy contemplaciones —respondo con un semblante serio.La chica palidece y podría jurar que su corazón se detiene por un instante, pues sus ojos quedan en blanco, como si estuviese yéndose de un desmayo.—¿U-usted? —tartamudea.—Sí, yo soy el dueño del auto.Y rodarán varias cabezas por lo que ha pasado. Dejé a Timmy a cargo de su cuidado, así que no me explico cómo es posible que terminase con el parabrisas hecho trizas.—Lo siento t
LizzieSalgo corriendo de esa oficina antes de seguir pasando más vergüenzas. No puedo creer que le haya dicho que sí a ese sujeto, en realidad me cuesta trabajo comprender todo lo que sucedió en estas últimas horas.Es la primera vez que pierdo un trabajo tan rápido, y al mismo tiempo, también estoy a punto de ganar una gran suma de dinero gracias a mi torpeza. A tientas de que sea un asesino serial, le envío mis datos personales para que haga el fulano contrato.De verdad creí que me estaba ofreciendo algo mucho más indecoroso, y aunque me parece de lo más extraña su propuesta, no pude decirle que no.La llamada que recibí hace unos minutos antes de entrar fue el motivo principal por el cual decidí aceptar su loca propuesta. Y es que me acaban de llamar del hospital, al parecer mi abuela ha tenido un accidente.Me tomo la libertad de pedir un taxi, esta es una situación de urgencia, además, si es verdad que me dará esa cantidad de dinero, bien podría darme ese pequeño lujo; solo po
Stefan El trayecto en el auto es extremadamente silencioso e incómodo. La chica parece estar en otro mundo, va mirando hacia la ventana, y algo me dice que sus pensamientos se encuentran muy lejos de aquí. Estaciono el auto frente a la boutique donde siempre compraba ropa mi exnovia. No es que conozca demasiado sobre moda femenina, pero al menos ella tenía buen gusto para vestir. —Toma, con esto podrás comprar lo que quieras, cárgalo a mi cuenta —digo entregándole la tarjeta de crédito platinium. —¿Siempre eres así? —pregunta de pronto. —¿Cómo? —Así —dice señalando el espacio vacío entre nosotros como si con eso pudiera entender algo. Enarco una ceja, confundido. —¿A qué te refieres? Te estoy contratando para un trabajo, no olvides que tienes una deuda conmigo, este es tu pago. —Lo sé —responde a secas. Se baja del auto sin decir nada más y cruza la calle. Su pregunta me deja descolocado, ¿acaso he hecho algo malo? Dudo mucho que consiga un empleo con más paga que este, y, ad
LizzieNo sé por cuánto tiempo contengo la respiración para tranquilizarme. Aferro con tanta fuerza la bolsa de compras con el vestido y los zapatos que me compró, que termino por romperla.Apego mi espalda a la puerta una vez que estoy dentro de mi casa. Este día ha sido una total locura, y apenas son las dos de la tarde. La cita que me puso Stefan es a las siete.—¿Lizzie? ¿Qué te pasa? ¿Qué es eso?Abro los ojos de golpe, la voz de mi hermano me saca de mis cavilaciones nerviosas.—Eithan, no pasa nada.Escondo la bolsa detrás de mí, como si con eso pudiera desviar su atención.—¿Dónde está la abuela?¡Por Dios! No sé donde tengo la mente hoy.—¿No lo sabes? La abuela tuvo un accidente, se ha caído por las escaleras.—¡¿Qué?! ¿Y qué haces ahí parada como tonta? Vamos ya a verla —exclama con agitación.—Tranquilo, ya me encargué de ir a verla. Todavía debe estar en cirugía.—¿Cirugía? ¿Qué tan grave fue?—Se fracturó la pierna —contesto con pesar. Si por mí fuera, no le hubiera dich
CAPÍTULO 6: COMETÍ UN ERRORStefanEstoy seguro de que la vena de la cabeza me va a explotar. Esta mujer no para de hablar, y lo peor es que no para de decir cosas que sé que me van a costar muy caro después.Aunque, mi padre parece encantado con ella. Incluso colgó otra llamada entrante solo para no interrumpir la conversación. Sin embargo, no puedo asegurar que se haya comprado la mentira; lo conozco demasiado bien como para saber lo quisquilloso que es, y también lo falso que puede llegar a ser.—Stefan —dice chasqueando los dedos frente a mí—, estás en otro planeta.—Lo siento, estoy algo distraído.—Deberías dejar de pensar tanto en trabajo, pastelito —dice ella tomando mi mano.Juro que si vuelve a llamarme así una vez más voy a…—Me encanta esta chica Stefan, al fin encuentras a alguien que parece dispuesta a sacarte de tu zona de confort.—La empresa está pasando por una desestabilización ahora mismo, lo sabes papá, no puedo simplemente dejar el trabajo de lado.Aparto la mano
Lizzie—¡No! ¡Espera, no puedes hacerme eso! —grito mientras el idiota de Stefan Marriott arranca el auto y me deja desconcertada.Esto no me puede estar pasando, ¿será que nada me va a salir bien en la vida? Gruño y aprieto los puños en un intento por calmarme.La calle está oscura, pero podría haber por ahí uno que otro chismoso que se asome a mirar las interesantes cosas que pasan afuera.Acelero el paso hasta meterme a mi casa, cuando por fin me siento segura, suelto un largo suspiro y pego mi espalda a la puerta. Fui una tonta por creer que él realmente me pagaría diez mil dólares por hacer algo así.Seguramente fui la apuesta de algún retorcido juego entre millonarios. No me sorprendería que ahora mismo estuviese carcajeándose de la risa a mi costa luego de haber conseguido su hazaña: burlarse de la chica de pocos recursos, desesperada por un poco de dinero y un trabajo digno.No creo que su padre estuviese metido en eso, parece un hombre agradable, aunque no se puede negar que
StefanDespierto a la mañana siguiente con un tremendo dolor de cabeza y deseando con fervor que todo lo de la noche anterior hubiese sido solo un terrible sueño.Lamentablemente mis deseos se quedan solo en eso cuando recibo la llamada de mi padre. Antes de irse de viaje en un par de días, quiere asegurarse de que todo marchase bien con los negocios de la empresa, así que eso implica tener que ir a resolver el problemita de la conexión que tenemos entre el seguro y el hospital en caso de accidentes.Se supone que todos mis clientes deben ser llevados al Saint Michael’s Medical Center en caso de un choque o cualquier otra emergencia, sin embargo, debido a un cambio en la administración del centro médico, parece que hay un problema con nuestro seguro.—Stefan, te espero en una hora en el hospital, esto tenemos que solucionarlo antes de partir.—Está bien, padre, ahí estaré.Veo la hora en mi reloj, apenas son las seis de la mañana.Suelo levantarme temprano, pero este día, la verdad es