Lizzie—¡No! ¡Espera, no puedes hacerme eso! —grito mientras el idiota de Stefan Marriott arranca el auto y me deja desconcertada.Esto no me puede estar pasando, ¿será que nada me va a salir bien en la vida? Gruño y aprieto los puños en un intento por calmarme.La calle está oscura, pero podría haber por ahí uno que otro chismoso que se asome a mirar las interesantes cosas que pasan afuera.Acelero el paso hasta meterme a mi casa, cuando por fin me siento segura, suelto un largo suspiro y pego mi espalda a la puerta. Fui una tonta por creer que él realmente me pagaría diez mil dólares por hacer algo así.Seguramente fui la apuesta de algún retorcido juego entre millonarios. No me sorprendería que ahora mismo estuviese carcajeándose de la risa a mi costa luego de haber conseguido su hazaña: burlarse de la chica de pocos recursos, desesperada por un poco de dinero y un trabajo digno.No creo que su padre estuviese metido en eso, parece un hombre agradable, aunque no se puede negar que
StefanDespierto a la mañana siguiente con un tremendo dolor de cabeza y deseando con fervor que todo lo de la noche anterior hubiese sido solo un terrible sueño.Lamentablemente mis deseos se quedan solo en eso cuando recibo la llamada de mi padre. Antes de irse de viaje en un par de días, quiere asegurarse de que todo marchase bien con los negocios de la empresa, así que eso implica tener que ir a resolver el problemita de la conexión que tenemos entre el seguro y el hospital en caso de accidentes.Se supone que todos mis clientes deben ser llevados al Saint Michael’s Medical Center en caso de un choque o cualquier otra emergencia, sin embargo, debido a un cambio en la administración del centro médico, parece que hay un problema con nuestro seguro.—Stefan, te espero en una hora en el hospital, esto tenemos que solucionarlo antes de partir.—Está bien, padre, ahí estaré.Veo la hora en mi reloj, apenas son las seis de la mañana.Suelo levantarme temprano, pero este día, la verdad es
Lizzie¿Cuántas veces más voy a tropezarme con este hombre?Que me lo haya encontrado en el hospital ya es una tremenda coincidencia, pero que esté aquí metido detrás de la cortina, espiando lo que hago con mi abuela, esto ya no es casualidad.Debí saber que me seguiría, aunque para ser sincera, no creí que le iba a interesar tanto mi vida.—¿Qué estás haciendo? —pregunto, pues él se ha quedado paralizado como si hubiese visto al mismísimo demonio.—Ah… yo…—Lizzie, ¿quién es este muchacho tan guapo? —indaga mi abuela sin tapujos.Casi se me van los ojos tratando de hacerle entender que no diga cosas como esas.—No es nadie abuela, seguramente está perdido, ¿no es así?—Ah… sí, cuánto lo siento, me equivoqué de habitación.Stefan sale disparado de ahí con las mejillas encendidas en rojo. Es obvio que está avergonzado y con justa razón. ¿Qué clase de loco psicópata sigue a alguien más, lo espía y luego se oculta detrás de una cortina?—Qué extraño, me pareció que lo conocías.—¿Qué? No
StefanSi hubiese tenido que apostar a que esta situación iba a repetirse con ella, seguramente habría perdido todo mi dinero; quizá por eso nunca apuesto.Ahora la tengo frente a mí, firmando una nueva extensión del contrato. Esta vez sí se toma el tiempo para leerlo.—¿Qué significa esta cláusula? “La novia, se compromete a no realizar actos indebidos en el lapso que dure la fiesta, ni después de terminar” —cita en voz alta.—Es obvio, ¿no? No quiero que vayas a decir tonterías como con mi padre.—Pues a tu padre le caí bien.—Sí, pero esto es diferente, va a estar toda mi familia, incluyendo mi abuela, mi tío y mi prima.—Esto es una locura, ¿estás seguro de que quieres continuar? Tal vez puedas inventar una excusa para mi ausencia.—¿Y tener que soportar a mi abuela y a mi padre fastidiándome con que moriré solo y nadie me querrá? No, gracias. Iremos, y ahí les dirás que te vas mañana mismo a Canadá y asunto arreglado.—Tu abuela dijo claramente que iba a quedarse a supervisar tod
Lizzie Como un pez fuera del agua, así me siento en este lugar. El salón es tan elegante y todas las personas aquí son tan refinadas que estoy segura de que en cualquier momento se darán cuenta de que pretendo ser alguien que no soy. Stefan ha estado a mi lado todo el rato, y a pesar de eso, presiento que solo es cuestión de tiempo para que meta la pata diciendo algo indebido. Al menos mis bostezos se fueron, o habría sido demasiado vergonzoso tener que explicar que cuando me pongo nerviosa, mi cuerpo hace cosas extrañas. Nos sentamos en la mesa con su nombre después de que él me presenta a todos como su novia. Es extraño, la forma en la que me saludan todos con tanta familiaridad, si fuese real, sería muy bonito. «Pero no lo es, concéntrate», me digo a mí misma en la mente. —Querida, ¿te encuentras bien? Te ves algo pálida —me dice su abuela, quien se ha sentado a mi lado para conversar. Stefan se alejó en cuanto la vio, y ha estado todo el rato hablando con un hombre de cabe
StefanMi padre siempre dice que debo poner en la balanza los pros y los contras de cada situación que se me presenta en la vida. Es así como he llegado a donde estoy. Mi título de CEO no solo me lo gané por ser el hijo de un Marriott.Sin embargo, ahora mismo acabo de desechar esa idea por la terraza del edificio. ¿Qué más se supone que iba a hacer? ¿Decir que Lizzie en realidad no es mi novia, ni siquiera la conozco y es solo una desconocida que contraté para sacarme de encima a mi padre?Por supuesto que eso nunca.El anillo que le pongo en el dedo me lo dio Tyson antes de salir. “Por si acaso”, me dijo, y lo guardó en el bolsillo de mi pantalón.Hay una razón por la cual la presente como mi novia y no como mi prometida, y esa es, tan sencilla de entender, como el hecho de que se supone, no la voy a volver a ver después de esto.Lo había mantenido bastante bajo control, hasta que a la insoportable de mi prima se le ocurre la brillante idea de invitar a mi exnovia: Joanne.Según ell
LizzieLo primero que siento es un terrible dolor de cabeza que me oprime el cerebro cual nuez en un cascanueces. Hago el intento por abrir los ojos, pero la intensa luz que se cuela por la ventana me impide ver con claridad.Me remuevo en la cama, acaricio las sábanas que parecen de seda, tan suaves como la caricia de una pluma. Todo parece bien, hasta que me doy cuenta de lo que sucede en realidad.Me levanto de un brinco con el corazón latiéndome a toda velocidad. Esto no puede estar pasándome, no es posible.A mi lado, Stefan está plácidamente dormido. Por instinto lo primero que hago es ver mi cuerpo. No recuerdo qué carajos pasó anoche, luego de que volvimos a la fiesta, sé que estaba conversando con su abuela, me dio varias copas, y después…Llevo las manos a mi cabeza intentando recordarlo sin mucho éxito.Al menos todavía conservo mi vestido puesto, no pudo haber pasado nada si todavía estoy con ropa, ¿cierto?No quiero pensar en eso ahora, porque si algo así hubiese sucedido
Lizzie—¿Hola, Lizzie?—Ah, sí, disculpe es que… ¿podría recordarme el lugar? Estoy un poco perdida.Escucho la risa de la mujer en el altavoz, solo espero no haber metido la pata diciendo algo sobre el noviazgo falso que tenemos, de otro modo, esta reunión puede significar que va a matarme.—Por supuesto, querida. Te estoy esperando en Arlene’s Bridal Salón, en Bloomfield. Es cerca de la Washington Street, ¿te ubicas?—Ah, sí, sí, ahí estaré.Miro mi reloj, estoy al menos a media hora de esa tienda desde el hospital. Tendré que tomar otro taxi si quiero estar ahí lo más pronto posible.—No demores demasiado, la cita que agendé es a las diez.Me quedan poco menos de cuarenta minutos para estar ahí, y si ella ya me está esperando, eso quiere decir que voy tarde.Después de confirmar, le cuelgo y vuelvo con mi propia abuela.—Tengo que irme ahora.—¿Por qué? Creí que ibas a hacerme compañía un rato.—Sí, pero me surgió algo importante, puede ser una oferta de trabajo.—Oh, bueno, si es