—Maldito asesino, no solo mataste a tu esposa, sino también a tu propio hijo, eres un monstruo.
Pablo trató de calmarse, él nunca quiso tener hijos con su esposa, lo único bueno era que ella estaba muerta. —Yo no la maté, ella provocó su muerte. Si sabes lo que te conviene, será mejor que cierres tu m*****a boca —le advirtió. Gabriela lo miró como si quisiera matarlo, pero no era rival para Pablo; lo sabía a la perfección. —¿Es una amenaza? —preguntó con sin miedo. —Tómalo, como quieras —respondió el hombre. —Buscaré la verdad, no me importa cuánto tiempo me tomé —le advirtió la joven entre lágrimas. Mientras en el otro lado —Miró las noticias, jefe. Sofía Clark se suicidó, su cuerpo fue descubierto esta mañana por su esposo —habló John mirando al jefe. Darío levantó la vista, en ese momento tenía las respuestas que necesitaba. El cuerpo que estaba en la mansión no era de Sofía; algo realmente oscuro sucedía en ese lugar. —¿Estás seguro de lo que dices? —Su sobrino, dio una conferencia de prensa hace unos minutos, al parecer algo no está bien. Darío no podía creer hasta donde llegaba la ambición de su familia, eso era realmente espantoso, pero ya nada le sorprendía, después de todo, los conocía muy bien. Sofía Clark estaba luchando por su vida en la habitación de un hospital. Mientras su esposo decía que ella se había suicidado, ese imbécil era un patán. Un cobarde, que se atrevía a hacerle daño a una mujer embarazada. Sacó un cigarro y empezó a fumar tranquilamente; lo que pasara con esa mocosa, no era su problema de todos modos. Su teléfono empezó a timbrar, lo tomó, se trataba de su hermano. El hombre era dueño de una cadena hotelera y gracias a él, lo habían expulsado de su familia. —¿Qué quieres? —preguntó en tono seco. —Me di cuenta de que estás de regreso, llevas un mes en la ciudad y ni siquiera has venido a ver a nuestro padre. Él quiere verte, siempre fuiste su preferido a pesar de que manchaste la reputación de nuestra familia. La llamada se cortó, puso cara de disgusto al escuchar las palabras de su hermano. Volver, no era algo que le agradara, pero lo hacía por su padre, quien se encontraba muy enfermo. Salió del auto, su asistente lo miraba con curiosidad, negó con la cabeza una y otra vez, eso significaba que había problemas. —Su novia no ha parado de llamarlo, debería de responder, creo que está furiosa. Negó con la cabeza, en algunas ocasiones Linda era realmente insoportable, pero a pesar de todo tenía su lado bueno. —Tengo suficientes problemas con mi familia como para atender las llamadas de Linda. —Usted sabe cómo son las mujeres, señor. Caminó de manera elegante hasta la barra, se sirvió un buen trago, quería tomarse unas cuantas copas para relajarse. Ir a casa de su familia no era algo que le agradaba, había sido expulsado por una mentira. Su padre no tuvo más opción que ceder a la presión de la familia, principalmente de su propio hermano. Quien parecía odiarlo sin ningún motivo, soñaba con poder hacer justicia en algún momento y llegar a la verdad de lo que había sucedido esa noche. A la mañana siguiente, Darío se dirigió a la mansión de su padre. Todo se veía tal y como lo recordaba. Bajo del coche e ingresó al lugar, observó a su hermano sentado en el sofá, junto a su padre. Se acercó al hombre y se arrodilla frente a él. Le tenía mucho respeto a su padre. —Volví, papá, espero no haberte preocupado demasiado. —Estoy feliz de volver a verte, hijo. Gracias por regresar, temía morir antes de que volvieras. —Estas, fuerte papá, te ves tan joven como cuando me marché. Le dijo al hombre con una sonrisa. —Te marchaste y volviste sin nada, porque no me sorprende, Darío, nunca fuiste bueno, ni siquiera en los negocios —murmuró su hermano con arrogancia. Darío le dio una mirada de piedra a su hermano, a pesar de ser familia se odiaban. —Ese no es tu problema, Rubén. Cuando me marché de aquí, lo hice sin un solo centavo, tú te quedaste con todo, no hay punto de comparación y lo sabes. —Deberías de ser como ese hombre misterioso del que tanto hablan en la ciudad, amaso su enorme fortuna en cinco años, tú volviste después de cinco años y no trajiste nada para tu familia. Darío le mostró una sonrisa burlona. A veces Rubén era demasiado tonto, no pensaba aclarar nada. —Familia, pensé que no la tenía, solo un padre que me esperaba con ansias. Lo demás, no cuenta, espero lo tengas presente, Rubén. Le dijo en tono desdeñoso, para él, esas personas no eran su familia, solo un poco de traidores, lo único que lo tenía allí era su padre. —Bueno, después de todo el escándalo y el dinero que tuvimos que pagarle a la familia de tu antigua prometida, no teníamos más opciones, no puedes culparnos por tus actos, madura. —Después de tanto tiempo, no dejo de pensar que pudo haber sido una trampa. Esa noche no había bebido tanto, como para hacer una estupidez como esa, pero bueno, nunca conseguí pruebas para defenderme de esas acusaciones. Rubén percibió la ironía en las palabras de su hermano, pero, ¿y qué? ¿Qué podía hacer en su contra? ¡Nada! Su hijo ahora era el dueño de las empresas Clark y su hermano, bueno, solo era un don nadie, pensó el hombre para sí mismo. —Trampa, en aquel entonces no eras nadie, ahora tampoco lo eres, ¿quién querría hacerte daño? —No lo sé, algunas veces uno no conoce las verdaderas intenciones de las demás personas. —¡¡¡TÚ!!!El anciano tosió de repente, para llamar la atención de sus hijos, no quería ver a los hermanos pelear.Rubén le mostró una sonrisa burlona a su hermano, continuó leyendo el periódico, donde hablaban sobre el nuevo CEO de la ciudad, quien al parecer tenía una fortuna escandalosa.—Esta noche llegará un nuevo CEO a la ciudad, dicen que su fortuna es mucho mayor que la de la familia Clark. Habló Rubén con arrogancia.—Me gustaría conocer a tan distinguido hombre, obviamente mi hijo sería el segundo hombre más rico de la ciudad.—Riqueza que le pertenece a la familia Clark y no a tu hijo, si mal no recuerdo.El hombre le dio una mirada gélida a su hermano, ¿cómo podía hablar de esa manera?—Su esposa se suicidó, él simplemente obtuvo lo que le correspondía, no veo el problema.—Obviamente, tú lo apoyaste para que se casara con ella y pudiera escalar a la cima y de esa manera sacaría a esta familia del hueco donde estaba.—Eres parte de la familia Allen, lo recuerdas —le recordó su herma
En la mansión—¿Cómo pueden estar comiendo tan tranquilos, después de todo lo que ha pasado?—exclamó Gabriela molesta. Nadie parecía prestarle importancia. —Es tu sobrina, papá, deberías de estar preocupado. Ambos sabemos que ella no sería capaz de suicidarse, sé que ese imbécil le hizo daño.Erik se bebió un trago de café y levantó la mirada, su hija estaba sufriendo demasiado por la pérdida de su prima, no aceptaba su muerte.—Será mejor que controles tu boca, Pablo ahora tiene demasiado poder, además Sofía fue muy arrogante. Yo mismo le pedí que no se casara con ese imbécil después de lo que pasó con Patricia, pero ella nunca me escuchó, ahora es su problema.Gabriela golpeó la mesa con fuerza, como su padre podía decir algo como eso.—¿Acaso no te importa que la esté pasando, mal papá? Yo no pienso quedarme de brazos cruzados, no soy una cobarde.El hombre le dio una mirada de disgusto a su hija. Era mejor mantenerse alejados de esa situación, de lo contrario podían terminar en
Pablo estaba molesto con Patricia, no quería que ella estuviera cerca de su exnovio, sentía celos de Darío.Quien era un hombre realmente atractivo, pero él tenía dinero, lo que le resultaba algo realmente interesante a las mujeres.—No quiero que hables con él, no te le acerques —le advirtió a su novia.Patricia por su parte estaba nerviosa, Darío estaba de regreso por venganza, eso en realidad le aterraba.Sí, la verdad salía a la luz, su reputación estaría arruinada, eso no sería bueno para ella.No podía permitirlo.—¿Por qué no me dijiste que había regresado?—preguntó con disgusto.Pablo le dio una mirada fría a la joven, ella parecía estar muy interesada en Darío.Jamás iba a permitir que su tío le arrebatara el amor de su novia.—No creí que fuera importante para ti —habló con sarcasmo.—No lo es, pero sé que regresó para vengarse de mí y eso no es bueno, acaso no lo entiendes.Pablo se acercó y la abrazo para consolarla.—No te preocupes, mi amor, él no es nadie, tengo suficie
Tres semanas después. Sofía se removió incómoda, sentía que los párpados le pasaban. Abrió los ojos de golpe al recordar fracciones de lo sucedido, y se llevó las manos al pecho, angustiosa. ¿Dónde estaba? ¿Qué hacía allí? Se levantó aterrada. Él iba a matarla, la quería muerta, sentía que el oxígeno no llegaba a sus pulmones Intento caminar, pero le fue imposible; casi terminó en el suelo. Todo su cuerpo palpitaba de dolor, tenía moretones horribles en su piel. Su respiración se volvió más pesada, tenía un ataque de ansiedad. Avanzó con dificultad, pero cayó pesadamente al suelo. Un grito de dolor abandonó sus labios. La puerta se abrió, observó a una enfermera. La mujer se preocupó al verla a la joven en el suelo, se acercó y la ayudó a levantarse. —Señora, cálmese, todavía está muy débil, por favor cálmese. —¿Dónde estoy? ¡Mi bebé! —murmuró con el alma en un hilo. —Su bebé está bien, solo cálmese y regrese a la cama, respire profundamente.
Un grito ahogado y desgarrador abandonó los labios de la joven. El doctor y mejor amigo de Darío estaba en la puerta. Observo a la joven perder el conocimiento y terminar en el suelo. —¿Qué fue lo que le hiciste? —preguntó Carlo, molesto. Darío pensaba que su amigo era un hombre sentimental, él era todo lo contrario. —Le dije la verdad, acaso es un delito. Carlo se acercó a la joven y la levantó del suelo con delicadeza y la colocó en la cama. Tomo el periódico que estaba en el suelo y leyó la nota, frunció los labios y le dio una mirada de pocos amigos a Darío. Él parecía no entender lo difícil que debía de ser para Sofía lo que estaba pasando, traicionada por su esposo y familiares. —Esta embarazada, acaso no lo entiendes, siempre tienes que ser un imbécil con todos, te imaginas cómo debió sentirse. —¿Querías que le ocultara la verdad? Carlo soltó un suspiro pesado, su amigo y Sofía no se llevaban bien, eran enemigos, pero por algún motivo aquella no
—Querido tío, es bueno verte, ahora que estamos frente a frente, quiero presentarte a mi prometida.Darío trató de fingir que nada de eso le afectaba. Pero por dentro sentía como si alguien hubiera tomado su corazón y lo estuviera estrujando en su pecho. —Me sorprende, tu amada esposa ni siquiera se ha enfriado y tú ya estás comprometido nuevamente. Habló Darío con sarcasmo, e hizo una pausa dramática. —Cualquiera pensaría que te querías deshacer de Sofía, eso en realidad se escucha horrible.El rostro de Pablo se volvió gélido, como su tío podía hablarle de esa manera en público. —Y tú —señaló a Patricia —dado los hechos, cualquiera pensarías que habías traicionado la confianza de la única persona que confiaba en ti a ojos cerrados.—Cállate —exclamó Pablo —no sabes lo que dices, ame a mi esposa, pero no pienso guardarle luto toda una vida. Darío estaba disfrutando de provocar que su sobrino extraviara la calma, y se comportara como un imbécil; se veía furioso. —Solo ha pasado
La joven tenía un aspecto desalineado, en sus manos tenía sangre seca y las uñas rotas.La mujer apartó bruscamente la mano de Pablo, parecía estar asustada y fuera de sí. —¿Dónde está Sofía? La vi ingresar a esta habitación. —Se encuentra en el piso de psiquiatría, no me hago responsable si algo malo le sucede, señor, algunos de estos pacientes son peligrosos. Le advirtió la mujer tratando de distraerlo. Había notado el pánico de su paciente cuando había ingresado a la habitación aterrada; estaba segura de que algo no estaba bien. No podía permitir que el hombre encontrara a la joven que estaba oculta en el baño. —No me mienta, señorita, sé lo que vi, no intenté engañarme. Patricia ingresó a la habitación preocupada, su novio se estaba volviendo loco.Había actuado de manera irracional. Veía cosas que no eran, y de seguro el estrés le estaba jugando en contra. —Por favor, salga de la habitación, no altere a la paciente. —Pablo, vámonos, no podemos estar aquí. —Sé lo que vi,
Gabriela estaba molesta, la muerte de su prima era como una herida abierta en su pecho. No podía aceptar que estaba muerta, quizás solo se trataba de una horrible mentira. Ingresó a la mansión de su tía; debía de hablar con ella. Patricia estaba haciendo cosas que avergonzaban a la familia. No respetaba la memoria de su difunta prima, era una de desvergonzada. Observó a la mujer en la sala de estar leyendo un diario, al verla le mostró una sonrisa y la invitó a tomar asiento. —Tía, vine a hablar con usted algo realmente importante, que pienso, que ignora por completo. La mujer no dijo absolutamente nada y le permitió continuar hablando. —Patricia es la amante de Pablo, estoy casi segura de que él envió a asesinar a Sofía, todos sabemos que ella jamás sería capaz de suicidarse. La mujer dejó el diario de lado, guardó silencio por unos segundos, parecía estar sorprendida, luego se rio con diversión. —Mi hija volvió con su exnovio, ¿cuál es el problema? Además, Sofía se