—Se trata de tu sobrina —le recordó para hacerlo entrar en razón. Su actitud le molestaba, todos parecían tan tranquilos con todo eso, incluso le resultaba enfermo.Sabía que el dinero hacía que las personas se volvieran, ciegas, sordas y mudas, eso no le sorprendía.—Sabes que algo no está bien, pero prefieres hacerte el ciego e ignorar lo que sucede. Su padre le dedicó una mirada de disgusto. —Piensas en Sofía, como si ella se hubiera preocupado por ti, que hizo ella por nosotros, le dio todo al inútil de su esposo y mira cómo terminó por tonta. Su padre estaba resentido con Sofía, lo entendía, pero ella se había enamorado y se volvió ciega ante lo que sucedía. Era mejor guardar silencio, quizás él tenía la razón. —Firmaré el contrato, no voy a perder más dinero, cada quien recibe aquello que siembra. Se quedó mirándolo con decepción. —Si no te gusta la decisión que tome, puedes renunciar.Observó a su padre perderse de su vista por completo. Pablo iba en el auto pensativo,
Patricia estaba en una tienda exclusiva mirando los vestidos de novia disponibles. Imaginaba celebrar una gran boda, ella se lo merecía, era hermosa y la futura esposa de un hombre multimillonario. Violeta se acercó a ella y le mostró un hermoso vestido, diseñado en Francia. Sus ojos se iluminaron en segundos. Iba a casarse en unos meses y quería que todo fuera espectacular, no aceptaba menos, ella merecía lo mejor de lo mejor. —El vestido vale una fortuna —exclamó su amiga —podría comprarme un departamento con este dinero, puedo buscar otro, no te preocupes. Patricia se acercó y miró el precio, era lo de menos, su futuro esposo estaba ahogado en dinero. Su amiga a veces era muy tonta y olvidaba que ahora sería una mujer con muchos dólares para gastar. —Me casaré con el hombre más rico de la ciudad, no veo el problema —respondió con una sonrisa —puedes mostrarme cualquier diseño.—Eres tan afortunada, te envidio, me gustaría tener tu suerte —exclamó su amiga. Continuó mirando
Sofía caminaba por la acera con cautela, miraba a su alrededor para asegurarse que nadie estuviese siguiéndola.Tomar un taxi no era una opción, no tenía dinero. Era la primera vez en su vida que no tenía ni un solo centavo en sus manos. Miró el anillo en su poder; esa roca debía de valer algunos millones. Empeñarlo, era la opción más sensata en ese momento. Continuó caminando, le dolían los pies, nunca había recorrido un trayecto tan largo, estaba acalorada y muy sedienta. En el pasado siempre iba en un auto de lujo y con varios empleados a su servicio. En ese momento estaba sola, no tenía ni un solo centavo, esa era la realidad. Estaba segura de que, en algún momento, cobraría venganza y haría a su querida prima y a su esposo pagar por lo que le habían hecho. Sofía estaba sumida en sus pensamientos. John conducía a toda velocidad, su jefe tenía cara de querer eliminar al mundo entero. Darío observó con atención la acera, debía de estar en cualquier lugar, Sofía era demasiad
Félix estaba sentado en el sofá de la mansión, que había adquirido para su jefe. Se estaba haciendo pasar por un millonario extrovertido, y su jefe estaba ocultando su verdadera identidad. Ni siquiera Linda sabía la verdad, su idea era sencilla: no alertar a sus enemigos y así sacar la verdad a la luz. Los haría pedazos; Darío era un hombre vengativo y de cuidado. Observó a su jefe ingresar por la puerta, parecía estar molesto. Segundos después miró a la joven entrar a la mansión. Se veía algo triste, sintió pena por ella, había pasado por tantas cosas en tan poco tiempo. —Podrías dejar de llorar, acéptalo. Te equivocaste de persona, Sofía, Pablo, nunca te amo, te utilizo para obtener poder y dinero. —Darío, cálmate —habló Félix. Se acercó a la joven y le ofreció un poco de agua; podía notar la mirada asesina de su jefe sobre él. —Te quedarás aquí, no saldrás, no llamarás a nadie, estás muerta, recuérdalo, no me des más problemas, ya tuve suficiente contigo. Sofía simplemen
—¿Qué dices? —Exclamó Pablo molesto mientras caminaba de un lado al otro en la oficina.Había enviado a algunos de sus hombres a seguir a su tío. El hombre había ido al hospital, luego se le vio subiendo a una mujer a su coche. Nadie sabía quién era la mujer, las fotografías eran borrosas. —Les pago para vigilarlo y me entregan información a medias. —De lo que sí estamos seguros es de que no se trata de su prometida. Una sonrisa asomó en los labios de Pablo. De seguro su tío tenía una amante, de eso no había dudas. No podía perderle el rastro, podía cometer cualquier locura para dañarlo y no podía permitirlo. Corto la llamada y lanzo su teléfono contra el suelo. Darío había regresado en el peor momento, justo cuando sus planes estaban en marcha. El teléfono de la oficina empezó a timbrar, lo tomo, escucho la voz de su secretaria de fondo. Minutos después la puerta fue abierta, observo al señor Clark junto a su hija, Gabriela, la joven tenía una lengua muy afilada y un carácte
—En unos días lo olvidarás.—Intentaron asesinarme; si no fuera por Darío, estaría muerta. Un nudo se formó en la garganta de la joven; era la primera vez que hablaba de lo sucedido con alguien más. —No fue tu culpa, la ambición de algunas personas los lleva a sacar lo peor de ellas, pero en este momento solo debes de preocuparte por ti y el bebé. Sofía apretó los puños con fuerza, se sentía como una tonta. —Cuando nazca, qué haré, no tengo nada, ni siquiera puedo salir de este lugar. —Tranquila, tiempo al tiempo, Darío está muy ocupado, por ese motivo no ha venido. La joven se rio con sarcasmo. —Me odia, no intentes ocultarlo. —Es un buen hombre, pero al igual que tú, lo traicionaron, no lo olvides, además, el pasado no se puede eliminar. Sofía guardó silencio, el pasado se estaba volviendo una carga muy pesada, acaso su prima también le había tendido una trampa a Darío. —Darío regresó por un solo motivo, podría ser tu mayor aliado. Las palabras de Carlo llamaron la atenci
Después de platicar con su hijo y su nueva prometida, el anciano se dirigió al jardín. Su nieto daría un anuncio importante. Estaba preocupado por Darío, podía notar que no era feliz junto a Linda, pero su hijo era un adulto y sabía lo que hacía. Él solo podía darle consejos y alentarlo a buscar la felicidad. Al ingresar al jardín, observó a Patricia; eso realmente lo molestó. No entendía lo que hacía esa mujer en su mansión, en realidad no la toleraba, era una serpiente peligrosa. —¿Qué hace esa mujer aquí? —replicó furioso. —Es la prometida de tu nieto —habló Cherry, la menor de los Allen. La joven podía notar la mirada de confusión de su padre; obviamente él no sabía lo que estaba tramando Pablo. —Esto no puede ser verdad, esa mujer no es digna de pertenecer a esta familia, no apruebo esta relación o lo que sea. Pablo se molestó al escuchar las palabras de su abuelo, como era posible que se negara a aceptarla en la familia. —Amo a Patricia, ella es mi prometida, m
La mujer se levantó de su asiento molesta, su hijo a veces era realmente complicado.Le había conseguido una novia hermosa, con la cual podía casarse y formar una familia, pero parecía tener clavada a Patricia en el pecho. —No voy a permitir que mi hija siga desperdiciando su juventud —exclamó la madre de Linda. —No se preocupen, hablaré con mi hijo, él se casará con Linda. Linda estaba molesta, se sentía realmente ofendida, le había comprado un obsequio, pero no era un anillo. Darío seguía huyéndole al compromiso, acaso ella no era hermosa. —Debes de terminar con esta relación, hija, no creo que haya futuro en esto. La joven no iba a permitir que la apartaran de Darío, no sería justo para ella. —Yo lo amo y seguiré a su lado. La joven se levantó y fue tras su novio, lo miró bajando las escaleras. —¿Puedo saber por qué me haces esto? Me avergonzaste frente a mi familia. Darío se detuvo, se giró y observó a la joven; parecía estar furiosa. —Linda, esto no es justo para ningu