**** — Anne, ¿quieres escuchar una historia? Cuando el mundo era joven y las manadas estaban aún en su estado más primitivo, un lobo solitario se dedicaba a cantar a la Diosa Luna de forma apasionada. El lobo, cuyo pelaje resplandecía bajo la luz plateada de la luna, cantaba con pasión y devoción que resonaban en los rincones más profundos de la noche. Sus aullidos eran una oda a la belleza y el misterio de la noche, una expresión de amor y admiración por la Diosa que iluminaba el firmamento nocturno. Noche tras noche, el solitario lobo alzaba su voz hacia el cielo estrellado, y su canto se volvía más conmovedor con cada luna llena que pasaba. La Diosa Luna, que observaba el mundo desde lo alto del firmamento, se sintió profundamente conmovida por la devoción de este lobo. Se preguntaba por qué aquel lobo, una solitaria criatura de la noche, le dedicaba tales elogios y admiración. Un día, la Diosa Luna decidió descender a la tierra para encontrarse con el lobo solitario. Descendió
El sonido de la lluvia es fuerte y claro en sus oídos, pero, aun así, todo su cuerpo se siente tibio y cómodo; un fuerte contraste con el frío y la dureza de la noche anterior. Intentó abrir sus ojos, pero una fuerte punzada en su cabeza y pecho se hicieron presentes en el momento en que la luz tocó la leve abertura de sus ojos, por lo cual volvió a cerrarlos. — Descansa un poco más, — dice suavemente una gruesa voz — el médico dijo que estuviste cerca de la muerte. Esa voz no era la de su padre ni la de alguno de sus conocidos. ¿El médico dijo? Entonces, había logrado escapar de aquel lobo, la habían encontrado y ahora estaba en un hospital, ¿verdad? — No sabes lo asustado que estuve, mi luna. ¿"Luna"? Aquella era la palabra que había resonado en su cabeza durante la noche mientras el lobo la asechaba, y aquella voz era la misma voz que las había pronunciado. Su cuerpo le pedía poder dormir un poco más, pero su instinto, bueno, este estaba partido a la mitad. Una parte le decía qu
— Es muy bonita ¿verdad, mami? — dice una pequeña y dulce voz. — Es tan bonita como ver la luna llena. El suave toque de aquella pequeña mano en su mejilla le hace salir de su somnolencia, abriendo sus ojos con suavidad, la fuerte luz en la habitación es lo primero que percibe, después de un momento, logra enfocar su vista y lo primero que capta es a una pequeña niña risueña. — ¡Hola! — saluda emocionada. — ¡Mami ven rápido, ya despertó! — llama mientras mantiene la misma emoción. — soy Ellen, y mami dice que tú eres mi nueva tía. — ¡Ellen! — escucha como llama una segunda voz. — ven aquí, déjala descansar tranquila. Sentándose en la cama, Anne observa el espacio, y la pequeña esperanza de que todos sus recuerdos recientes fuesen solo un mal sueño mientras está al cuidado de un médico se derrumbó al momento en que reconoce aquel espacio como la cabaña en la cual despertó la última vez. En un rápido recorrido de su mirada por el espacio, nota que en esta oportunidad las únicas perso
Cuando Lían se encontró con la imagen de la pequeña Ellen llorando en el pórtico de la casa, lo primero que pensó fue que su hermana le había reprendido por su efusividad y eso provocó el llanto de la pequeña niña, pero al ver a Alice salir de la espesura junto a la casa en su piel de lobo, el ajetreo y la preocupación que emanan de ella le hacen entender que la situación es otra. — ¿Hace cuánto? — pregunta mientras se acerca a esta. — Dos horas. — es la respuesta que esta le da al cambiar a su apariencia humana. Pero solo aquello es lo que alcanza a decir. En un ágil movimiento, Lían entró al bosque al mismo tiempo que deja salir a su lobo, si se apresura puede dar con el rastro de su pareja. Su parte humana no puede evitar maldecir por lo bajo, ese no es el mejor momento, para jugar al cazador y a la presa con su Luna. En realidad, Lían esperaba llegar a casa y poder hablar con ella calmadamente, explicarle lo que está pasando, y los cambios que sufrirá su vida a partir de ese mo
Ante la presencia de su pequeña Luna, la parte humana de Lían tomó consciencia de su desnudes, es por ello que sin dudarlo ni por un instante, se movió hacia una de las esquinas de la estancia, misma donde la parte baja de su cuerpo fue cubierto con el mueble de tres plazas. Por su parte, Anne estaba tan aterrada con las palabras que había escuchado antes, que poco o nada le importaba la desnudez mostrada, por el contrario, simplemente, no podía verle como a un hombre, ante sus ojos, ella simplemente veía un monstruo; uno que estaba dispuesto a destruir todo a su paso con tal de obtener el trofeo que desea, y para su mala suerte, aquel monstruo la desea a ella. — Yo, iré contigo. — dice con tono vacilante. El temor que siente, se muestra con más claridad en el temblar de su cuerpo al dar cortos y vacilantes pasos hacia aquellos hombres. Cuando ambos lobos pensaron que la chica se caería ante la debilidad de sus pasos, esta se detuvo y fijó su mirada en Lían — Pero, debes prometer que
Anne no necesita ser una cazadora o exploradora para deducir que el lugar a donde vive aquel hombre llamado Lían es uno bastante profundo en el bosque y alejado de cualquier oportunidad segura de huir de allí y volver a su aldea con rapidez. Nunca había creído en ese principio de “cuando se está asustado, no se repara en nada al huir”, pero ahora lo entiende y le da razón, mientras corrió para alejarse de aquella cabaña, no reparó en la distancia o lo empedrado que se muestran algunas zonas del terreno. — Ya casi llegamos — Lían informa mientras se gira para ver a su acompañante. — ¿necesitas ayuda? — pregunta al verla batallar con el largo del vestido, al caminar entre las raíces salientes. — Estoy bien — es su rápida respuesta. Nunca aceptaría cualquier tipo de ayuda que él pudiera ofrecerle. Si alguna otra persona le diera esa respuesta ante su ofrecimiento, Lían jura que le dejaría atrás y no tendría ningún cargo de conciencia por hacerlo, pero al ser su Luna quien se la da, no
— ¿Quieres un poquito de manzana? —la pequeña Ellen hace aquella pregunta mientras tiene sus mejillas llenas de la fruta — está muy dulce — enfatiza comiendo un poco de la manzana picada en su tazón. — Estoy muy segura de que es así, pequeña — responde con dulzura, después de todo, la niña no tiene culpa de todo aquello — pero no puedo comer manzanas. — ¿No te gustan? — pregunta con inocencia mientras ladea su cabeza con suavidad. — Te prometo que saben bien. — Estoy segura de que debe saber muy bien, aunque en realidad, no estoy muy segura de cuál es el sabor que tienen las manzanas. — agrega mientras limpia las mejillas de Ellen, ver a la pequeña le recuerda al conejo que tuvo cuando era solo una niña. — soy alérgica, así que nunca me han dejado comerlas. — ¿Qué es ser alérgica? — Significa que, si come manzanas, entonces puede enfermarse con facilidad. La voz que da respuesta proviene de la puerta de la cabaña, lo cual les deja saber que ya no están solas. Lían entra en la est
Lían no es tonto, tanto él como su lobo saben que Anne le está mintiendo, pero la noche anterior se juró a sí mismo no hacer nada que pudiera llegar a alterarla o ponerla incomoda, por lo que simplemente asiente a sus palabras para luego dar unos pasos y acercarse a ella, pero sin llegar a invadir su espacio personal. — Son los lobos pertenecientes a mi circular personal y un par de miembros más de la manada. — el tono con el cual el lobo responde, sale calmado. — Ellos, se enteraron de que finalmente encontré a mi Luna, así que vinieron aquí para conocerte. “Luna”, esa palabra se sigue repitiendo en su cabeza, y aunque sigue sin entender que es lo que significa o el por qué la llaman así, tanto Lían como su familia la usan para referirse a ella. — ¿Anne? — escucha a Lían llamarla de nuevo. — ¿Me escuchaste? Saliendo de sus pensamientos, Annette se fija en el hombre frente a ella, cuando sus ojos se encuentran con los de él, por alguna razón no puede evitar sonrojarse, lo cual le h