Anne no necesita ser una cazadora o exploradora para deducir que el lugar a donde vive aquel hombre llamado Lían es uno bastante profundo en el bosque y alejado de cualquier oportunidad segura de huir de allí y volver a su aldea con rapidez. Nunca había creído en ese principio de “cuando se está asustado, no se repara en nada al huir”, pero ahora lo entiende y le da razón, mientras corrió para alejarse de aquella cabaña, no reparó en la distancia o lo empedrado que se muestran algunas zonas del terreno. — Ya casi llegamos — Lían informa mientras se gira para ver a su acompañante. — ¿necesitas ayuda? — pregunta al verla batallar con el largo del vestido, al caminar entre las raíces salientes. — Estoy bien — es su rápida respuesta. Nunca aceptaría cualquier tipo de ayuda que él pudiera ofrecerle. Si alguna otra persona le diera esa respuesta ante su ofrecimiento, Lían jura que le dejaría atrás y no tendría ningún cargo de conciencia por hacerlo, pero al ser su Luna quien se la da, no
— ¿Quieres un poquito de manzana? —la pequeña Ellen hace aquella pregunta mientras tiene sus mejillas llenas de la fruta — está muy dulce — enfatiza comiendo un poco de la manzana picada en su tazón. — Estoy muy segura de que es así, pequeña — responde con dulzura, después de todo, la niña no tiene culpa de todo aquello — pero no puedo comer manzanas. — ¿No te gustan? — pregunta con inocencia mientras ladea su cabeza con suavidad. — Te prometo que saben bien. — Estoy segura de que debe saber muy bien, aunque en realidad, no estoy muy segura de cuál es el sabor que tienen las manzanas. — agrega mientras limpia las mejillas de Ellen, ver a la pequeña le recuerda al conejo que tuvo cuando era solo una niña. — soy alérgica, así que nunca me han dejado comerlas. — ¿Qué es ser alérgica? — Significa que, si come manzanas, entonces puede enfermarse con facilidad. La voz que da respuesta proviene de la puerta de la cabaña, lo cual les deja saber que ya no están solas. Lían entra en la est
Lían no es tonto, tanto él como su lobo saben que Anne le está mintiendo, pero la noche anterior se juró a sí mismo no hacer nada que pudiera llegar a alterarla o ponerla incomoda, por lo que simplemente asiente a sus palabras para luego dar unos pasos y acercarse a ella, pero sin llegar a invadir su espacio personal. — Son los lobos pertenecientes a mi circular personal y un par de miembros más de la manada. — el tono con el cual el lobo responde, sale calmado. — Ellos, se enteraron de que finalmente encontré a mi Luna, así que vinieron aquí para conocerte. “Luna”, esa palabra se sigue repitiendo en su cabeza, y aunque sigue sin entender que es lo que significa o el por qué la llaman así, tanto Lían como su familia la usan para referirse a ella. — ¿Anne? — escucha a Lían llamarla de nuevo. — ¿Me escuchaste? Saliendo de sus pensamientos, Annette se fija en el hombre frente a ella, cuando sus ojos se encuentran con los de él, por alguna razón no puede evitar sonrojarse, lo cual le h
El sol se encuentra en su punto más alto del cielo para el momento que todos los integrantes de la Manada del Sur se había enterado de que la Madre Luna le había dado a su Alfa una humana como compañera. Los lobos más jóvenes y parte de los mayores no tenían problemas en aceptar a una humana entre ellos, pero otros, principalmente aquellos lobos más ancianos tenían sentimientos encontrados. Y aunque cada lobo de la mana sabe que no deben juzgar las decisiones de su Madre, también saben que nunca se había escuchado Alfa alguno que hubiese sido unido con una humana, la repercusión de aquel detalle si es una idea que da vueltas en la cabeza de todos.— ¿Qué es una Luna? — es la pregunta de Anne al momento en se queda a solas con Lían. — Porque al parecer es algo de gran importancia. Digo, después de todo, es la palabra que más escucho ser usadas por ti y por todos.Lían le miro por un momento mientras piensa en cómo responder a aquella pregunta. La noche anterior había intentado explicarl
— ¿Cuál es la historia de tu padre? Anne pregunta aquello mientras camina de regreso a la cabaña. Ellen corre por delante de ella y Alice camina a su lado. — ¿Qué te hace creer que hay una historia? — Bueno, si no la hay, entonces ¿Por qué vive solo y tan lejos, si ustedes viven en la manada? Ante aquella nueva pregunta, Alice guarda silencio por un momento, si rostro deja ver como su mente acomoda sus ideas. — Él está desterrado. — responde finalmente. — Los lobos desterrados no pueden vivir con la manada, es por eso que vive aquí, en el borde del territorio. ¿Desterrado? ¿Por qué razón se destierra a un lobo? — ¿No tiene forma del volver? — Anne no sabe bien cómo funciona la dinámica en una manada de lobos, pero si esta se parece, aunque sea un poco a las de su aldea, el líder de la manada tendría que ser el encargado de permitir su regreso, y eso solo deja una opción. — ¿Lían? — No hay nada que se pueda hacer. — es la apesadumbrada respuesta de Alice. — Nadie desterró a Papá
— ¿Y es malo que los ancianos vengan? — es la pregunta que surge de los labios de Anne tras escuchar las palabras de Zven. Al haber recibido la orden de cambio por parte de la Luna, Zven y Scott aprovecharon que estaban en el centro de control para poder hacerlo y obtener un poco de ropa antes de volver a dar la cara a su señora. — Créame Luna, nadie con la inteligencia suficiente quiere tener a los ancianos merodeando en su territorio. Anne asintió suavemente ante aquella respuesta. Si está entendiendo bien, ese grupo de ancianos tiene un gran control sobre muchos aspectos de las manadas de lobos, y al parecer ninguno de los lobos de esta manada en concreto está a gusto con saber que ellos se encuentran en su territorio. Pensándolo por un momento, y tomando en cuentas las cosas que le explicaron aquellos dos lobos, tal vez, aquel anciano podía representar una oportunidad de marcharse. — Quiero ver a Lían. — dice después de pensarlo en un momento. — Llévenme con él. Al escuchar aq
Para el momento que Lían llegó a la plaza principal esperaba encontrar cualquier cosa, menos a sus centinelas gruñendo al Anciano Hansen y rodeando a su Luna. Su instinto le ordenó detener aquello, su lobo rasgando en su interior pidiendo salir y poder arrancar la cabeza de aquel que se atreve a amenazar y menospreciar a su compañera y manada. Grande fue su sorpresa al ver la serenidad con la cual Anne ordenó a los lobos junto a ella, seguido del placer ante la forma en la cual respondió a las groseras palabras del anciano. — Hermano… — comienza a decir Allan, pero guarda silencio ante un gesto del mayor. Cuando Helen alzó la voz hacia Anne, adelantó unos pasos al resto de sus hombres, pero toda intención de hacer algo murió en el momento que escucho a su pequeña compañera, proclamarse orgullosa como la Luna de la manada y reclamar su derecho de autoridad sobre esta y su territorio. Pero lo que hizo sentir a su lobo como un pequeño cachorro y aceleró el latido de su corazón, fue el m
La frontera norte del territorio había estado en tensión la última semana. Mark estaba siguiendo el rastro de presas muertas que comenzaron a aparecer a lo largo de la ribera del río perteneciente a la manada. Una gran parte de las presas se encontraba despedazadas de una forma tal, que dejaba en claro que había sido un lobo quien las había atacado. Pero aquello no fue una cacería de alguien que buscara abastecerse, por el contrario, al ser dejadas para que los cuervos las devorasen y el resto se pudrieran, indica que quien fuese el cazador, solo desea mermar las piezas de caza, y eso no es bueno, menos ahora que el invierno está tan cerca. — ¿Pudiste encontrar algo? — pregunta una suave voz a sus espaldas. — Creí haberte dicho que te quedaras en el puesto de control. — responde mientras intenta olfatear el rastro del lobo causante de aquella carnicería. — No cambias, siempre queriendo resolver todo tú solo. — Ignorando el tono osco en que le llegó la respuesta de su hermano, Melish