Lían sintió como la sangre comenzó a congelarse en sus venas ante la aparición de aquellos inmensos lobos. La única luz provenía de la luna llena, que se filtraba a través de las hojas de los árboles. Cuando niño había oído rumores sobre la existencia de aquellas criaturas, para muchos son monstruos, incluso por sobre los mismos malditos, para otros, son los guardianes supremos del bosque. Pero sea cual sea el título que le dieran, todos coincidían en una cosa, no son más que un mito para contarles a los cachorros durante las noches de preparación. Los lobos eran enormes, mucho más grandes que cualquier otro que hubiera visto antes. Sus ojos brillaban en la oscuridad, y sus pelajes eran de un blanco deslumbrante, casi plateado. Lían sabe que debe mantener la calma, aunque su corazón lata con fuerza y el por primera vez en un largo tiempo el miedo lo invade. Retrocedió lentamente, sin apartar la mirada de los lobos, recordando las historias que había oído sobre la ferocidad de aquellos
— Asegúrense de que nadie se quede atrás. — Son las palabras de Allan mientras ayuda a cargar comida en la carreta destinada para su traslado. Lían dio las últimas indicaciones mientras observa como todos los miembros de la manada que no pudieran lidiar con un ataque o enfrentarse en pelea comienzan a ser evacuados. — Deben cubrir su rastro, no pueden dejar nada al azar. — Dice mientras le entrega a Aidan un sello de mando temporal. — Estarán seguros, te lo juro. — Son las palabras del centinela tras tomar el sello. — Lo estaremos esperando, Alfa. La respuesta que obtuvieron aquellas palabras fue una leve sonrisa por parte del Lían, sabe que Aidan hará lo necesario para mantener esa promesa. — Está todo listo. Ambos lobos se giran al escuchar las palabras de Allan, quedándose un momento en silencio, los tres se observan fijamente. Desde que eran niños y junto a Alice, todos habían sido muy cercanos, y cuando Aidan y Alice se presentaron como soulmates, su unidad creció, tal vez po
Solo cuando la presencia de aquel lobo a sus espaldas se desvanece, es que Anne tiene la confianza de detener sus pasos. Apoyándose en el tallo de un roble de albar deja salir sus bajos jadeos, “esencia sin alma” esas palabras resuenan dentro de ella, y aunque no sabe de donde salieron, la fuerza con la cual se repiten dentro de ella, le hacen sentir un fuerte y profundo vacío. ¡Ya ríndete! — dice una vez la voz del lobo. — Tu destino nunca fue existir. Al escuchar estas palabras, su dolor y perturbación aumenta. Bajando la mirada a sus manos, Anne nota como estas se vuelven de cierto modo borrosas, casi como si estuviese comenzando a desaparecer, y aunque una parte de su interior le dice que aquello es lo correcto, que es así como deben ser las cosas, otra le dice que no se rinda, que debe salir de allí y volver con Lían. El susurro del viento a través de las hojas de los árboles y el crujido de las ramas bajo sus pies son los únicos sonidos que llenan el tormentoso silencio de la
**** — Anne, ¿quieres escuchar una historia? Cuando el mundo era joven y las manadas estaban aún en su estado más primitivo, un lobo solitario se dedicaba a cantar a la Diosa Luna de forma apasionada. El lobo, cuyo pelaje resplandecía bajo la luz plateada de la luna, cantaba con pasión y devoción que resonaban en los rincones más profundos de la noche. Sus aullidos eran una oda a la belleza y el misterio de la noche, una expresión de amor y admiración por la Diosa que iluminaba el firmamento nocturno. Noche tras noche, el solitario lobo alzaba su voz hacia el cielo estrellado, y su canto se volvía más conmovedor con cada luna llena que pasaba. La Diosa Luna, que observaba el mundo desde lo alto del firmamento, se sintió profundamente conmovida por la devoción de este lobo. Se preguntaba por qué aquel lobo, una solitaria criatura de la noche, le dedicaba tales elogios y admiración. Un día, la Diosa Luna decidió descender a la tierra para encontrarse con el lobo solitario. Descendió
El sonido de la lluvia es fuerte y claro en sus oídos, pero, aun así, todo su cuerpo se siente tibio y cómodo; un fuerte contraste con el frío y la dureza de la noche anterior. Intentó abrir sus ojos, pero una fuerte punzada en su cabeza y pecho se hicieron presentes en el momento en que la luz tocó la leve abertura de sus ojos, por lo cual volvió a cerrarlos. — Descansa un poco más, — dice suavemente una gruesa voz — el médico dijo que estuviste cerca de la muerte. Esa voz no era la de su padre ni la de alguno de sus conocidos. ¿El médico dijo? Entonces, había logrado escapar de aquel lobo, la habían encontrado y ahora estaba en un hospital, ¿verdad? — No sabes lo asustado que estuve, mi luna. ¿"Luna"? Aquella era la palabra que había resonado en su cabeza durante la noche mientras el lobo la asechaba, y aquella voz era la misma voz que las había pronunciado. Su cuerpo le pedía poder dormir un poco más, pero su instinto, bueno, este estaba partido a la mitad. Una parte le decía qu
— Es muy bonita ¿verdad, mami? — dice una pequeña y dulce voz. — Es tan bonita como ver la luna llena. El suave toque de aquella pequeña mano en su mejilla le hace salir de su somnolencia, abriendo sus ojos con suavidad, la fuerte luz en la habitación es lo primero que percibe, después de un momento, logra enfocar su vista y lo primero que capta es a una pequeña niña risueña. — ¡Hola! — saluda emocionada. — ¡Mami ven rápido, ya despertó! — llama mientras mantiene la misma emoción. — soy Ellen, y mami dice que tú eres mi nueva tía. — ¡Ellen! — escucha como llama una segunda voz. — ven aquí, déjala descansar tranquila. Sentándose en la cama, Anne observa el espacio, y la pequeña esperanza de que todos sus recuerdos recientes fuesen solo un mal sueño mientras está al cuidado de un médico se derrumbó al momento en que reconoce aquel espacio como la cabaña en la cual despertó la última vez. En un rápido recorrido de su mirada por el espacio, nota que en esta oportunidad las únicas perso
Cuando Lían se encontró con la imagen de la pequeña Ellen llorando en el pórtico de la casa, lo primero que pensó fue que su hermana le había reprendido por su efusividad y eso provocó el llanto de la pequeña niña, pero al ver a Alice salir de la espesura junto a la casa en su piel de lobo, el ajetreo y la preocupación que emanan de ella le hacen entender que la situación es otra. — ¿Hace cuánto? — pregunta mientras se acerca a esta. — Dos horas. — es la respuesta que esta le da al cambiar a su apariencia humana. Pero solo aquello es lo que alcanza a decir. En un ágil movimiento, Lían entró al bosque al mismo tiempo que deja salir a su lobo, si se apresura puede dar con el rastro de su pareja. Su parte humana no puede evitar maldecir por lo bajo, ese no es el mejor momento, para jugar al cazador y a la presa con su Luna. En realidad, Lían esperaba llegar a casa y poder hablar con ella calmadamente, explicarle lo que está pasando, y los cambios que sufrirá su vida a partir de ese mo
Ante la presencia de su pequeña Luna, la parte humana de Lían tomó consciencia de su desnudes, es por ello que sin dudarlo ni por un instante, se movió hacia una de las esquinas de la estancia, misma donde la parte baja de su cuerpo fue cubierto con el mueble de tres plazas. Por su parte, Anne estaba tan aterrada con las palabras que había escuchado antes, que poco o nada le importaba la desnudez mostrada, por el contrario, simplemente, no podía verle como a un hombre, ante sus ojos, ella simplemente veía un monstruo; uno que estaba dispuesto a destruir todo a su paso con tal de obtener el trofeo que desea, y para su mala suerte, aquel monstruo la desea a ella. — Yo, iré contigo. — dice con tono vacilante. El temor que siente, se muestra con más claridad en el temblar de su cuerpo al dar cortos y vacilantes pasos hacia aquellos hombres. Cuando ambos lobos pensaron que la chica se caería ante la debilidad de sus pasos, esta se detuvo y fijó su mirada en Lían — Pero, debes prometer que