— Es muy bonita ¿verdad, mami? — dice una pequeña y dulce voz. — Es tan bonita como ver la luna llena.
El suave toque de aquella pequeña mano en su mejilla le hace salir de su somnolencia, abriendo sus ojos con suavidad, la fuerte luz en la habitación es lo primero que percibe, después de un momento, logra enfocar su vista y lo primero que capta es a una pequeña niña risueña.
— ¡Hola! — saluda emocionada. — ¡Mami ven rápido, ya despertó! — llama mientras mantiene la misma emoción. — soy Ellen, y mami dice que tú eres mi nueva tía.
— ¡Ellen! — escucha como llama una segunda voz. — ven aquí, déjala descansar tranquila.
Sentándose en la cama, Anne observa el espacio, y la pequeña esperanza de que todos sus recuerdos recientes fuesen solo un mal sueño mientras está al cuidado de un médico se derrumbó al momento en que reconoce aquel espacio como la cabaña en la cual despertó la última vez. En un rápido recorrido de su mirada por el espacio, nota que en esta oportunidad las únicas personas presentes en el lugar son aquella pequeña niña y una mujer.
— El tío Lían tuvo que ir a reunirse con los ancianos, pero él dijo que vendría pronto, — comenta en el mismo tono feliz la pequeña. — él nos pidió a Mami y a mí que cuidemos de ti mientras él y el tío Allan regresan.
— ¡Por la Luna! — exclama aquella mujer. — El tío también dijo que no fueras traviesa. — Con paso suaves, aquella persona se acerca a la niña y la toma en brazos para. — Mi hermano estará de regreso muy pronto, así que no debes preocuparte ¿de acuerdo?
¿Su hermano? Entonces, si ese hombre que la llevó hasta allí era su hermano, y esa mujer se mantiene tan tranquila al decirlo, no había ninguna esperanza de que esta aceptara ayudarla para salir de allí.
— Agua — pide en tono bajo. No esperó que su garganta se sintiera tan seca al querer hablar.
— Claro, que grosero de mi parte, — se apresura a responder la contraria. — de seguro también debes tener hambre. Ellen, por favor, trae un poco de fruta, te prepararé algo ligero, no es bueno comer pesado cuando se ha estado tantos días sin comer de forma correcta.
— ¿Días? — no puede ser que de nuevo usen esa medida de tiempo.
— Sí. — acercándose con el agua, aquella mujer toma asiento en la cama mientras se lo entrega. — Lían dijo que despertaste hace tres días, pero volviste a quedar inconsciente, al parecer tu cuerpo necesitaba mucho descanso. — Dejando una leve caricia en su mano, la chica se separa para comenzar a alejarse. —Pero ahora que estás despierta, todo estará bien
En el momento que la pequeña niña abrió la puerta de la casa trayendo una cesta consigo y su madre ingreso en un espacio que antes no había notado, el cual rápidamente dedujo que era la cocina, Anne vio su oportunidad de salir de ese lugar. No sabe en qué momento exacto quitó la colcha de su cuerpo o salió de aquella casa, pero cuando se dio cuenta de lo que pasaba, ya se encontraba corriendo hacia la espesura del bosque mientras escuchaba a sus espaldas la voz de la pequeña llamando a su madre.
¿A dónde vas? ¡regresa!
No, no de nuevo aquella voz en su cabeza. Aunque, en esta oportunidad es una voz distinta a la que escuchó antes. Aquella voz le pide que deje de correr, pero en su interior es totalmente consciente de que, si deja de hacerlo, no volverá a tener otra oportunidad como esta, razón por la cual, su buen juicio pelea contra el extraño instinto que le dice que regrese y dejé de alejarse.
El aullido de un lobo a la distancia le hace revivir el miedo que sintió noches atrás, y al igual que en esa noche, puede sentir como su pecho se contrae y sus pulmones duelen ante la entrada de oxígeno, sabe que su corazón está jugándole en contra, pero no puede detenerse, debe encontrar la forma de volver con su padre y su hermana.
— ¡Carajo! — cuando su vestido se atasca contra la saliente de un árbol, siente la adrenalina crecer aún más en su interior, imagina que así deben sentirse los conejos cuando les daba caza. En el momento que la tela del vestido se desgarró debido a la fuerza con la cual hala de la tela, unas fuertes manos la tomaron con firmeza de la cintura evitando que se diera de bruces contra las raíces salientes.
— Te tengo, pequeña. — dice la persona tras de ella.
Al levantar su vista, se encuentra con un hombre mayor, sus canas, las arrugas y las marcas en su rostro, dejan muestra de las dificultades que ha tenido a lo largo de su vida, pero, aun así, su mirada es suave y cálida, tanta, que Anne recuerda la mirada de su propio padre y puede jurar que sus miedos se disipan, aunque solo sea por un momento.
— Ayúdeme, por favor — es lo primero que dice cuando logra ordenar sus pensamientos. — me raptaron.
— Calma, todo va a estar bien. — es la respuesta que recibe. — No deberías hacer que un lobo comience a cazarte, y menos aún si es un alfa tan terca como el que pronto tendrás tras tus pasos.
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Lían no se muestra muy contento de haber sido citado por el concejo de ancianos. Más allá de la animadversión que siente por ellos, su descontento real se debe a saber que el tema de aquella reunión es referente a la aparición de su Luna. Cuando el medico asistió a la cabaña para revisar el estado de salud de su Luna y le informó, no sólo sobre el delicado estado con el late el corazón de su pequeña pareja, sino también su origen. Sabía que no tomaría mucho tiempo antes de que todos supiesen que la Madre Luna le había dado como pareja a una humana.
— No entiendo porque no arrancaste la lengua de Brendan — son las palabras Allan, su hermano menor. — ese idiota nunca ha sabido mantener el hocico cerrado y nunca pierde la oportunidad para joder la paciencia de los demás.
— No es como si yo pensara ocultar el origen de mi Luna por mucho tiempo. — es su simple respuesta.
Al ingresar en la sala del consejo, tanto Lían como Allan se mantuvieron altivos ante la presencia de los ancianos, gesto que dejó ver una clara inconformidad en el rostro de la mayoría, muchos de los presentes odian la forma en la que los dos jóvenes lobos se muestran ante ellos.
— ¿Por qué razón soy citado ante el concejo? — al hablar, Lían deja que su tono hostil muestre su desagrado por tener que estar presente en aquel lugar.
— ¿Y aún es capaz de preguntarlo? — responde uno de los principales ancianos del consejo. — Acaso, no sabes que es obligatorio que cada Alfa presente a su Luna ante su manada y el consejo una vez que este la encuentra. Entonces ¿Cómo es posible que después de siete días, el Alfa de la Manada del Sur aún no haga público el hallazgo de su Luna?
— Dado que fue un tercero quien vino ante ustedes para informar de la aparición de mi Luna, me parece extraño que el amable informante no les dijera que en estos momentos mi Luna se encuentra indispuesta.
— ¿Lo suficiente indispuesta como para no poder asistir a una presentación formal? — pregunta de regreso el anciano.
— Eso deberían preguntarlo al amable médico ¿no cree? Después de todo, fue él quien les informó de la aparición de mi Luna.
— Eso es bastante extraño ¿No le parece Alfa Lían? — Ante la mención del médico, Olaf, el anciano representante de la Manada del Norte no dudo de intervenir. — No es normal que un lobo presente una condición de salud débil.
— ¡No tiene que fingir! — dice abruptamente la voz de Allan — Todos los que estamos aquí sabemos el verdadero motivo de esta reunión.
— Le sugiero que calme su carácter, centinela, — interviene de nuevo el anciano Olaf. — La única razón por la cual se permite su presencia en esta reunión, es por ser parte del círculo interno de su manada, pero no confunda su posición.
— Podría decir lo mismo. — rebate. La mirada de desprecio dada por Allan al anciano no tuvo ningún disimulo. — El Anciano Olaf debería mantener su posición como escriba del Consejo, y estoy seguro que, entre sus funciones, no se encuentra la de interpelar a un Alfa.
Tras las palabras del menor de los Alfas, el consejo se mantuvo en un breve silencio, mismo que fue roto por las palabras de Drake, el segundo mayor de los ancianos.
— Está escrito que las parejas de los líderes Alfas deben ser un complemento para este, incrementar su poder y ayudar en el desarrollo de la manada. — su suave tono de voz, no fue suficiente para ocultar el desagrado que le produjo el breve lapso donde se abandonó el tema central de la reunión. — No lo tomé persona Alfa Lían, pero en este caso, estamos hablando de que su compañera es una humana, y aún peor, una humana débil y enferma.
— ¡Es mi Luna! — Lían no estaba dispuesto a escuchar ni una sola palabra que pudiera vulnerar la honra de su pareja. — y nunca escuche de ningún lobo de mi manada o de una manada que se precie de tener honor, que se atreva a retar al destino o el designio de nuestra Madre Luna.
— Estamos hablando de una humana.
— Estamos hablando de la Luna destina no sólo a mi vida, sino a mi manada. — le corta totalmente convencido.
— No puede estar hablando en serio, — Olaf no pensaba entregarle la razón al Alfa. — ninguna manada aceptará a una humana como la Luna de su Líder.
— Se está equivocando de manada, anciano. — rebate con desprecio. — La mía lo hará — declara con firmeza.
— ¿Por qué está tan seguro de ello? — cuestiona el anciano con sorna.
— Porque a diferencia de su manada, la mía entendió que los tiempos cambian. — Lían expresa aquello mientras da cortos pasos con dirección al Anciano Olaf, gesto que pone a los centinelas del consejo en alerta. — Nosotros no nos quedamos atrapados en viejas y absurdas tradiciones.
— ¿Estaría dispuesto a demostrar lo que dice? — desafía aquel anciano.
— ¡Lo estoy!
— Entonces que así sea. — es la sentencia de Paul. El Anciano líder del consejo se había mantenido en silencio porque deseaba ver que tan lejos estaba dispuesto a llegar el joven Alfa, pero sabe que, de no tenerlo, aquella reunión terminaría con más de un lobo en lamentables condiciones. — Si en los próximos tres plenilunios, no has logrado que tu manada acepte a la Luna que les fue destinada, la humana morirá y de acuerdo con la ley, tú serás desterrado, no solo de tu manada, sino de todo lazo con los lobos.
Allan estaba por decir algo, pero la mano de su hermano levantándose frente a él lo detiene y le demanda a guardar silencio. Sin mayor respuesta que su silencio y una sonrisa de superioridad por parte de Lían, ambos Alfas, salieron de aquel recinto.
Cuando Lían se encontró con la imagen de la pequeña Ellen llorando en el pórtico de la casa, lo primero que pensó fue que su hermana le había reprendido por su efusividad y eso provocó el llanto de la pequeña niña, pero al ver a Alice salir de la espesura junto a la casa en su piel de lobo, el ajetreo y la preocupación que emanan de ella le hacen entender que la situación es otra. — ¿Hace cuánto? — pregunta mientras se acerca a esta. — Dos horas. — es la respuesta que esta le da al cambiar a su apariencia humana. Pero solo aquello es lo que alcanza a decir. En un ágil movimiento, Lían entró al bosque al mismo tiempo que deja salir a su lobo, si se apresura puede dar con el rastro de su pareja. Su parte humana no puede evitar maldecir por lo bajo, ese no es el mejor momento, para jugar al cazador y a la presa con su Luna. En realidad, Lían esperaba llegar a casa y poder hablar con ella calmadamente, explicarle lo que está pasando, y los cambios que sufrirá su vida a partir de ese mo
Ante la presencia de su pequeña Luna, la parte humana de Lían tomó consciencia de su desnudes, es por ello que sin dudarlo ni por un instante, se movió hacia una de las esquinas de la estancia, misma donde la parte baja de su cuerpo fue cubierto con el mueble de tres plazas. Por su parte, Anne estaba tan aterrada con las palabras que había escuchado antes, que poco o nada le importaba la desnudez mostrada, por el contrario, simplemente, no podía verle como a un hombre, ante sus ojos, ella simplemente veía un monstruo; uno que estaba dispuesto a destruir todo a su paso con tal de obtener el trofeo que desea, y para su mala suerte, aquel monstruo la desea a ella. — Yo, iré contigo. — dice con tono vacilante. El temor que siente, se muestra con más claridad en el temblar de su cuerpo al dar cortos y vacilantes pasos hacia aquellos hombres. Cuando ambos lobos pensaron que la chica se caería ante la debilidad de sus pasos, esta se detuvo y fijó su mirada en Lían — Pero, debes prometer que
Anne no necesita ser una cazadora o exploradora para deducir que el lugar a donde vive aquel hombre llamado Lían es uno bastante profundo en el bosque y alejado de cualquier oportunidad segura de huir de allí y volver a su aldea con rapidez. Nunca había creído en ese principio de “cuando se está asustado, no se repara en nada al huir”, pero ahora lo entiende y le da razón, mientras corrió para alejarse de aquella cabaña, no reparó en la distancia o lo empedrado que se muestran algunas zonas del terreno. — Ya casi llegamos — Lían informa mientras se gira para ver a su acompañante. — ¿necesitas ayuda? — pregunta al verla batallar con el largo del vestido, al caminar entre las raíces salientes. — Estoy bien — es su rápida respuesta. Nunca aceptaría cualquier tipo de ayuda que él pudiera ofrecerle. Si alguna otra persona le diera esa respuesta ante su ofrecimiento, Lían jura que le dejaría atrás y no tendría ningún cargo de conciencia por hacerlo, pero al ser su Luna quien se la da, no
— ¿Quieres un poquito de manzana? —la pequeña Ellen hace aquella pregunta mientras tiene sus mejillas llenas de la fruta — está muy dulce — enfatiza comiendo un poco de la manzana picada en su tazón. — Estoy muy segura de que es así, pequeña — responde con dulzura, después de todo, la niña no tiene culpa de todo aquello — pero no puedo comer manzanas. — ¿No te gustan? — pregunta con inocencia mientras ladea su cabeza con suavidad. — Te prometo que saben bien. — Estoy segura de que debe saber muy bien, aunque en realidad, no estoy muy segura de cuál es el sabor que tienen las manzanas. — agrega mientras limpia las mejillas de Ellen, ver a la pequeña le recuerda al conejo que tuvo cuando era solo una niña. — soy alérgica, así que nunca me han dejado comerlas. — ¿Qué es ser alérgica? — Significa que, si come manzanas, entonces puede enfermarse con facilidad. La voz que da respuesta proviene de la puerta de la cabaña, lo cual les deja saber que ya no están solas. Lían entra en la est
Lían no es tonto, tanto él como su lobo saben que Anne le está mintiendo, pero la noche anterior se juró a sí mismo no hacer nada que pudiera llegar a alterarla o ponerla incomoda, por lo que simplemente asiente a sus palabras para luego dar unos pasos y acercarse a ella, pero sin llegar a invadir su espacio personal. — Son los lobos pertenecientes a mi circular personal y un par de miembros más de la manada. — el tono con el cual el lobo responde, sale calmado. — Ellos, se enteraron de que finalmente encontré a mi Luna, así que vinieron aquí para conocerte. “Luna”, esa palabra se sigue repitiendo en su cabeza, y aunque sigue sin entender que es lo que significa o el por qué la llaman así, tanto Lían como su familia la usan para referirse a ella. — ¿Anne? — escucha a Lían llamarla de nuevo. — ¿Me escuchaste? Saliendo de sus pensamientos, Annette se fija en el hombre frente a ella, cuando sus ojos se encuentran con los de él, por alguna razón no puede evitar sonrojarse, lo cual le h
El sol se encuentra en su punto más alto del cielo para el momento que todos los integrantes de la Manada del Sur se había enterado de que la Madre Luna le había dado a su Alfa una humana como compañera. Los lobos más jóvenes y parte de los mayores no tenían problemas en aceptar a una humana entre ellos, pero otros, principalmente aquellos lobos más ancianos tenían sentimientos encontrados. Y aunque cada lobo de la mana sabe que no deben juzgar las decisiones de su Madre, también saben que nunca se había escuchado Alfa alguno que hubiese sido unido con una humana, la repercusión de aquel detalle si es una idea que da vueltas en la cabeza de todos.— ¿Qué es una Luna? — es la pregunta de Anne al momento en se queda a solas con Lían. — Porque al parecer es algo de gran importancia. Digo, después de todo, es la palabra que más escucho ser usadas por ti y por todos.Lían le miro por un momento mientras piensa en cómo responder a aquella pregunta. La noche anterior había intentado explicarl
— ¿Cuál es la historia de tu padre? Anne pregunta aquello mientras camina de regreso a la cabaña. Ellen corre por delante de ella y Alice camina a su lado. — ¿Qué te hace creer que hay una historia? — Bueno, si no la hay, entonces ¿Por qué vive solo y tan lejos, si ustedes viven en la manada? Ante aquella nueva pregunta, Alice guarda silencio por un momento, si rostro deja ver como su mente acomoda sus ideas. — Él está desterrado. — responde finalmente. — Los lobos desterrados no pueden vivir con la manada, es por eso que vive aquí, en el borde del territorio. ¿Desterrado? ¿Por qué razón se destierra a un lobo? — ¿No tiene forma del volver? — Anne no sabe bien cómo funciona la dinámica en una manada de lobos, pero si esta se parece, aunque sea un poco a las de su aldea, el líder de la manada tendría que ser el encargado de permitir su regreso, y eso solo deja una opción. — ¿Lían? — No hay nada que se pueda hacer. — es la apesadumbrada respuesta de Alice. — Nadie desterró a Papá
— ¿Y es malo que los ancianos vengan? — es la pregunta que surge de los labios de Anne tras escuchar las palabras de Zven. Al haber recibido la orden de cambio por parte de la Luna, Zven y Scott aprovecharon que estaban en el centro de control para poder hacerlo y obtener un poco de ropa antes de volver a dar la cara a su señora. — Créame Luna, nadie con la inteligencia suficiente quiere tener a los ancianos merodeando en su territorio. Anne asintió suavemente ante aquella respuesta. Si está entendiendo bien, ese grupo de ancianos tiene un gran control sobre muchos aspectos de las manadas de lobos, y al parecer ninguno de los lobos de esta manada en concreto está a gusto con saber que ellos se encuentran en su territorio. Pensándolo por un momento, y tomando en cuentas las cosas que le explicaron aquellos dos lobos, tal vez, aquel anciano podía representar una oportunidad de marcharse. — Quiero ver a Lían. — dice después de pensarlo en un momento. — Llévenme con él. Al escuchar aq