—El pedido de la mesa 6 Rachel —dejó todo encima de la bandeja. Camino en dirección al cliente y uno por uno voy acomodando en la mesa, pero estoy tan distraída que...
Se me riega el jugo encima de la mesa y maldigo para los adentros.
—Yo lo siento, lo siento de vedad.
Me disculpo, esto jamás ni empezando me había pasado, pero la situación de mi abuela, iban, el cuidado de mi hijo me tiene muy mal.
Comienzo a limpiar el reguero mientras los clientes se quejan. No tienen un poco de empatía conmigo g para acabar de completar, se ponen de pie para irse.
—Lo lamento, pero si quieren les pueden pasar a esta mesa.
—No, muchas gracias, no queremos que nos atiendan torpes como tu.
Vieja m*****a. Levanta su mentón mientras me mira como si fuera una cucaracha.
—¿Que pasa aquí? —llega el jefe del restaurante el cual es un desgraciado que odio y soporto nada mas porque aqui las propinas son muy buenas.
—Que su mesera es una inepta—desdeña—que no sirve para nada y por ello pienso irme de su restaurante y jamás volver, como tampoco recomendarlo.
Mi abuela me enseño que personas como ella es mejor ignorarlas, pero no soporto su actitud de m****a, oídos sordos no puedo hacer y por ello…
—Inepta el médico que le aplica el botox señora—le digo consiguiendo que abra la boca—a mí me respeta que soy humilde, pero también merezco que me trate con amabilidad, cometí un error, pero por ello no tiene que insultarme, vieja amargada.
—Niña insolente.
Este es un restaurante reconocido, no exclusivo, pero es la calidad lo hace uno de los mejores del sector.
—Rachel, a la oficina—dice el jefe—ya.
Hago caso con la cabeza explotarme, paso por el lado de mi amiga Samantha que toca mi brazo en señal de apoyo y sigo de largo con los ojos encharcados. me encuento con Sofia, es otra compañera de trabajo, pero no nos llevamos muy bien que digamos.
—De esta no te salvas—me dice—crees que por tu cara bonita te la va a perdonar, esta vez no sera asi.
—Muerte Sofia—se rie de mi con una bandeja en la mano—a mi Michael no me interesa, puedes tenerlo para ti toda la vida si te da la gana.
Vuelvo a dejarle claro las cosas para que me deje en paz. Me siento acorralada en una encrucijada y no sé qué más hacer con esta situación. Mi abuela, la noticia de su operación me ha derrumbado, no quiero perderla, pero no tengo el dinero suficiente.
Entro a la oficina de Michael y me siento ha esperarlo. Me muerdo la uña del dedo meñique nerviosa, ahora que estoy en calma solo a mí se me ocurre decirle esas cosas a esa señora.
Si pierdo este trabajo me lleva el demonio literalmente. Pienso en la propuesta de ese hombre me sigue pareciendo demasiado descabellada, sin embargo yo…
La puerta se abre rompiendo mis pensamientos y Michael se sienta detrás del escritorio bufando.
—Lo siento mucho Rachel espero estas despedida—sus palabras me dejan sin aire—fue una falta de respeto lo que hiciste.
—Por favor Michael—se me salen las lágrimas—sabes muy bien mi situación, siempre he sido una buena empleada y todo este tiempo es mi primera falta, considéralo por favor.
Niega y siento que el mundo me aplasta. Si pierdo este trabajo, no sé qué será de mí. Se gana normal, pero las propinas son muy buenas y aflojan la cuerda que tengo rodeada en el cuello.
—Por favor hago lo que quieras, pero permíteme quedarme, sabes que tengo a mi abuela muy grave en el hospital.
Lo veo achicar sus ojos.
—¿Lo que sea? —pregunta y asiento respondiendo un si con duda, pero no tengo más opción—¿segura?
Asiento y se pone de pie sentándose al borde de la mesa, muy cerca de mí, paso saliva porque esto ya lo he vivido con él y me tenso cuando aparta el cabello de mis hombros para tocar mi cuello.
—Por favor Michael —aparto la cara cuando quiere tocarme la mejilla, tengo miedo, antes se había insinuado, pero nunca había llegado a estas instancias—dijiste que harías lo que fuera.
Me recuerda tomándome de las mejillas, el azul de sus ojos no es igual a los del millonario, estos tienen matiz verdoso y no sé porque recuerdo a Maximiliano en este momento donde las lágrimas se me salen mientras lo miro buscando un poco de piedad.
Se lame los labios observado mi rostro mientras a mi todo por dentro se me paraliza.
—Solo tienes que ser complaciente conmigo, eres una mujer hermosa Rachel, sabes que me gustas desde hace mucho y lo único que quiero es pasarla bien contigo.
Desliza la mano a mi cuello y va bajando lentamente acelerándome los latidos del corazón, mientras pienso si mate un cura para que esto me pase esto a mi.
Acerca su boca a la mía buscando el contacto de mis labios que le niego. —No Michael—paso saliva con los latidos acelerados—sabes perfectamente que no me gustas y nunca vas a gustarme. —Veo que no amas como dices hacerlo a tu abuela—no entiendo cómo puede decir algo así—si la quisieras, aceptarías salir conmigo cuando sabes que, si eres mi amante, la vida se te arreglaría. Michael tiene aproximadamente unos 37 años, es un hombre con buen aspecto físico, pero no me gusta, no me atrae y además de eso es un hombre casado, que tiene tres hijos y una esposa la cual no respeta para nada. —No me meto con hombres casados Michael—le dejo claro poniéndome de pie para irme, pero me toma del brazo llevándome contra su cuerpo—no. Lo empujo cuando intenta besarme a la fuerza y me resisto porque me da asco hasta su simple olor. Me toma de la cintura llevándome contra la mesa donde me besa el cuello y grito pidiendo ayuda, pero me cubre la boca. —Quédate quieta Rachel—siento su hombría dura ent
Observo el golpe en el espejo, es demasiado notorio, ayer no estaba así, pero ha tomado una coloración oscura, morada y cuando me toco, siseo porque me duele. Es un animal, no pensé que llegara tan lejos.El idiota me abofeteo demasiado duro. Me limpio las lágrimas recordando y nunca había vivido una situación como esa. Fue espantosa, pensé que de verdad sucedería, y agradezco sacar fuerzas no se de dónde, pero no me deje.Ya me duché y ahora solo intento cubrirme el golpe porque ya que no iré al restaurante, quiero visitar a mi abuelita. Si me ve así hará preguntas que no quiero responder, y menos quiero alterarla.—Mamá, hambre. Mi mundo pequeño me habla rascándose los ojos y dejo lo que estoy haciendo para ir por él. Lo cargo dándole besos, mientras salgo de la habitación directo a la cocina. Ya la niñera se ha ido y me encargo de mi hijo hasta la noche que tengo esa reunión con Maximiliano. —¿Qué quieres para desayunar mi amor?Le pregunto bajando las escaleras. —Wafless. —¿C
Quiero que me escupan en marte. No tengo cara para ver a este hombre y siento que tengo piedras en mi garganta.—Lamento mucho el mal entendido—dice mi amiga—no quería tratarlo así, pero me asusté mucho cuando Sali del baño y no vi al niño y cuando lo vi en sus manos, pensé que deseaba llevarse al niño.—De acuerdo ya dejemos este incomodo momento a un lado—dice Max—lamento hablarle de la manera que lo hice.—Yo entrare con el niño—se lo entrego a mi amiga—discúlpeme nuevamente.Me deja en el pasillo con el millonario. Me siento un poco nerviosa cada que estoy a su lado. Nos quedamos mirando sin decir nada, siento que tengo las mejillas incendiadas y el no deja de repararme el rostro.Debo elevar mi cabeza, el millonario es demasiado alto, tiene hombros anchos y su aspecto deja claro que debajo de la ropa, aguarda un cuerpo tonificado.—¿Qué haces aquí? —rompo el silencio.—Vine hablar con un amigo—responde—por temas de mi fundación.Es buena persona, además Maximiliano no se ve como
Estoy enfadado, preocupado y e irritado. La situación me tiene estresado lo que me provoca estar cada día más insoportable con los empleados. Me desquito con los que no debo, pero estoy últimamente más exigente con los empleados ya que estoy detrás de un negocio grande.—Gabriel se supone que debías de tener ya los permisos para presentarlos, no entiendo porque no están aún listos. Es uno de mis trabajadores, su aporte es importante, tanto que me retrasaría si no obtengo rápido lo que requiero. Miro a mi secretaria la cual siempre está a mi lado en estas reuniones para tomar apuntes importantes por lo que no debo preocuparme después.—Sí, señor estoy trabajando en eso, pero esta vez no quisieron darnos prioridad por más que pedí que lo hicieran. Resoplo enojado, como un toro embarbecido porque estas cosas no me gustan. Estoy detrás de un gran proyecto y no quiere que nada le salga mal. —Necesito mas compromiso de parte de ustedes—le digo—Debiste decirme, quiero para mañana mismo
—Estas muy hermosa Rachel—se me incendia las mejillas con la pena repentina que me invade, sus ojos me escrutan de pies a cabeza y por el contrario a otros hombres no me desagrada que me mire así, con él se siente muy diferente y hasta me gusta—siéntate por favor. Me corre la silla amablemente y tomo asiento frente a el. Me siento muy nerviosa, pero trato de comportarme como una persona normal. Soy una mujer de 22 años, responsable y con un hijo, asi que las niñerías no tienen cabida.Sin embargo, es la primera vez que tengo una cita de esta índole. Espero no comportarme como una idiota en todo caso. Las palabras de mi tio no salen de mi cabeza, continua amenazandome con desaoljarme y es una presion mas que tengo.Estamos sentados en el balcón del restaurante, la noche es estrellada y el lugar perfectamente iluminado. Tiene orquesta en vivo y el piano interpreta una linda melodía, aunque soy más aficionada al Jazz. —Gracias Maximiliano—me apeno, quiero decirle que él también está m
Espero respuesta, el me observa mientras siento que la piel se me eriza y no por el frio. Que calor siento de un momento a otro. alguien encendio la hoguera a mi alrededor. Me confunde las sensaciones que se vuelven contradicctorias.—No te preocupes Rachel—aclara su voz—que no pienso tocarte.Se sintió feo que lo dijera de esa manera. No es que quisiera tener sexo con él, pero lo dijo como si yo no fuera una mujer atractiva. —Entiendo —estoy decepcionada y no sé por qué. Creo que la última vez que me sentí así, fue cuando el padre de mi hijo me dejo al enterarse que estaba esperándolo. Creo que me enamore de el, era mi profesor, un hombre con un conocimiento y experiencia que me llevo a la locura en ese tiempo que no medí las consecuencias, sin embargo, era una inexperta que se dejó envolver de sus palabras bonitas, hasta enterarme que no solo a mí, me hablaba así.Que traicioneros y malos son algunos hombres.Yo solo quiero un amor bien bonito y me encienda nuevamente la piel.—Y
—Cuando puedo hacer uso del dinero, me urge pagar la operación de corazón abierto a mi abuela. Soy intensa con el tema, pero es muy importante para mí.—No te preocupes por eso por ahora, ya sé después de casarnos es que puedes hacer uso del dinero—eso me decepciona—así que eso tomara un poco de tiempo, pero mañana hablaremos sobre el dinero y haz los trámites que por el momento yo me haré cargo—No yo... Me niego a deberle algo además, es demasiado. —Tranquila eso será como un préstamo si no quieres que yo pagué la operación, aunque me harias feliz ya que quiero ayudarte, Pero si es urgente no puedes esperar hasta recibir la herencia como te dije tomara tiempo. No veo otra opción. —Está bien, espero tu llamada. Me sonríe antes de subirme al auto que avanza de nuevo a mi casa. Llevo los documentos conmigo y creo que la noche no estuvo de un todo mal.Me siento feliz porque por ahora tengo el dinero para la operación de mi abuela qué es lo más existente en este momento. —No te
—Me puedes decir que hacemos en este restaurante, me intriga demasiado.Pregunta mi amigo Benjamín a quien le pedí que me acompañara. Tengo algo importante que resolver con el dueño y por ello nada más fue decir mi apellido, para que fueran por el sujeto. Tengo que controlarme, soy un hombre pacifico, odio la violencia, pero detesto a hombres como él.—Ya lo veras. El hombre sonriente se acerca organizando su traje el cual no sabe combinar. Cree que por tener un saco ya se cree elegante y en la cara se le nota lo malditamente cochino. Me controlo para no reventarle la cara como se lo merece.—Señor —me ofrece la mano que no tomo e incómodo mira a mi amigo que no entiende nada. No suelo ser así, pero no soporto el abuso hacia una mujer. Se sienta frente a mí y ya quiero reventarle la boca, pero prefiero ser más sutil. —¿Cuénteme en que lo puedo ayudar? —dice el maldito abusador, ella debió demandarlo— jamás me imagine que un hombre como usted, pidiera hablar conmigo y más aquí en