MAXIMILIANO
Me siento un poco perdido, como metido en un sueño en que la protagonista es mi esposa la cual esta vestida para matar. Siento que me besa el cuello, me acaricia, me mima subiendo mi temperatura corporal.

—Voy a tener que castigarte—la punta de su látigo la deja debajo de mi mentón restándome el habla—niño malo.

La reparo sin poder creer lo que tengo al frente acelerándome el corazón. Es una diosa, una jodida Diosa terrenal.

—Rachel—apenas pronuncio —¿Qué es todo esto?

—Silencio niño—demanda—tienes prohibido hablar..

Carajo, pero que diablos le pasa a esta mujer, es mi Rachel, pero parece metida en otro papel.

—Y que si tengo permitido hacer—ya estoy duro con la mirada candente que me dedica—mi fiera.

—Ver—dice—podrás ver.

Me va a matar esta mujer.

—Desátame—le exijo provocando en ella una sonrisa ladina—Rachel

—Silencio bebe—su dedos acarician mi rostro con ternura mientras sus ojos me comen.

—Rachel

Da un paso atrás lanzando un latigazo que me pone arder el pecho y no sol
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