Capítulo 79: Obligado a confesarse.

La puerta de la casa apenas se cerró tras ellos cuando Alanis, con sus ojos centelleantes de emoción, corrió hacia su madre y comenzó su relato.

—¡Mamá, tengo un amigo! Él dijo que yo era su hemana ¡Tienes que ve a Ósca! Hoy me defendió de unos niños malos y luego... ¡pum! —exclamó, imitando un golpe con su pequeño puño cerrado—. Les dio duro a esos niños goselos que me molestan.

Claudia sonrió ante la inocente bravuconería de su hija, pero una sombra cruzó su expresión cuando Alanis reveló el resto.

—La maesta quelía castiga a Ósca, pelo mi papá lo defendió y su mamá invitó a come a papá —continuó Alanis, con esa despreocupada alegría infantil— Papá le dijo que puede ir cuando ella quiela.

Claudia sintió una punzada de celos y molestia, al escuchar a su hija, un eco de su antigua inseguridad, se abrió paso. Pero era imposible que no le molestara ese ofrecimiento libre y abierto. A pesar de ello, no permitió que sus sentimientos se reflejaran en su rostro.

—Vamos a darte un baño —di
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